Diario de Monseñor Óscar A. Romero

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DIARIO del 10 de mayo al 28 de mayo de 1979

JUEVES, 10 de mayo de 1979

En España amanece una hora más temprano, por el cambio oficial entre Italia y España. Sentí, pues, que era muy temprano y, sin embargo, eran ya las ocho de la mañana. Me arreglé rápidamente y fui a desayunar con las hermanas de la casa que las dominicas tienen en Vich. Es una comunidad numerosa, ya que atienden colegio, enfermería de las mismas religiosas ancianas y otro conjunto de apostolados muy fecundos en esta ciudad donde nació la congregación. Después del desayuno, me acompañó la madre Grau y otra religiosa, que organiza el archivo, y un conjunto de recuerdos del padre Coll, a visitar este archivo, este museo, donde hay también una información muy amplia de la actividad que hacen las religiosas en todo el mundo. He tomado nota para llevar esta vitalidad de la congregación como una repuesta de la generosa invitación que me hicieron a participar en la beatificación de su fundador.

Después fuimos a visitar la catedral de Vich, reconstruida dos veces, ya que últimamente fue víctima de la guerra civil española. Pero es hermosa y con un modernismo sano; en la parte de la cripta se descubre todavía la primitiva iglesia, después de la cual hubo dos, hasta la presente. Los cuadros, dibujados tres veces, según me explicaron, porque la primera vez se perdieron en el camino, se los robaron. La segunda vez los destruyeron los comunistas en la Guerra Civil y, por último, el artista que desde París estaba haciendo esta decoración, por su cuenta, realizó el diseño que actualmente adorna en una forma bellísima la Catedral. El claustro en estilo gótico original, muy interesante. Después tuve la dicha de ir a visitar la tumba del padre Antonio María Claret, fundador de los claretianos. Hay un relicario muy rico y el templo magnífico donde el centro es el cadáver adornado con una mascarilla de plata y adornos episcopales. Y, sobre todo, se ha reconstruido en su forma original los lugares que fueron testigos de la creación de este Instituto religioso cordimariano. Un retrato, en el fondo, da la medida, 1'50, pequeña de altura era la figura del padre Claret y de los otros compañeros de la fundación; nombres que yo conocí desde mis primeros años de seminario, ya que me comencé a formar para el sacerdocio con esta congregación que entonces fue llevada por monseñor Dueñas a San Miguel. Hice estos recuerdos con los padres, los cuales me agradecieron mucho la visita y yo les agradecí mucho su acogida, siempre cordial.

Después del almuerzo fuimos al pueblo donde nació el padre Francisco Coll. Está a unos 40 kilómetros de Vich, el camino muy pintoresco, en un atardecer brillante de primavera y el pueblito humilde, recostado en una montaña, evoca los orígenes de aquel santo cuya casa han recuperado para su comunidad las religiosas fundadas por él; donde tienen además una casa de ejercicios que tienen perspectivas sumamente tranquilas y bellas, adornadas con jardines, donde verdaderamente se siente un acercarse, a través de la naturaleza, con Nuestro Señor. Fui también a visitar la iglesia donde fue bautizado y, al regresar, celebré la misa en la capillita que abarca la casita primitiva del padre Coll, junto con cuatro religiosas, tuve una Eucaristía muy íntima evocando las grandes necesidades de mi país. Con las religiosas hemos pedido mucho para que nuestra vida de la Iglesia y del país encuentren una solución conforme al corazón de Dios.

VIERNES, 11 de mayo de 1979

Después de celebrar la misa en la capilla de las hermanas ancianitas y enfermas, donde les invité a unirse en oración con las necesidades de la Iglesia y que eran una fuerza muy grande para la Iglesia universal; salimos después del desayuno, también por la carretera de Manresa, que pasamos muy cerca de la cueva de Manresa donde San Ignacio hizo sus ejercicios espirituales y escribió el libro famoso de los ejercicios. Subimos luego por una hermosa carretera hasta el monasterio de Montserrat. Era la hora en que los monjes benedictinos se preparaban para cantar su misa de la abadía, en catalán, pero con una piedad y un ritmo gregoriano verdaderamente emocionantes. Había mucha gente. Después recé el rosario a la Virgen de Montserrat. Y descendimos a Barcelona nuevamente. La madre Grau ha estado muy fina durante este paso por Montserrat, por Vich, y por el pueblo del padre Coll y ha traído hasta el aeropuerto su generosidad, dejándome ya encaminado en el puente aéreo, nombre que recibe un servicio de cada hora, un avión entre Barcelona y Madrid. En Madrid me esperaba la hermana Raimunda, también de la misma congregación, la religiosa que expulsaron de Guatemala y que se alegró mucho al volverme a ver. Me llevó a su residencia donde, con otras religiosas, cuidan una hermosísima residencia de empleadas y estudiantes. Hacen mucho bien en esta casa. Me comuniqué con el padre Pedro, de los pasionistas, quien vino junto con María, la escritora que escribe en Vida Nueva, y que hizo un bonito reportaje, cuyo producto económico lo destinó a los pobres de la Arquidiócesis. Tuve mucho gusto de conocerla y de saludar al padre Pedro Ferradas y compartir con ellos muchos recuerdos e impresiones de nuestra vida en El Salvador. Concertamos una entrevista de prensa para la noche y salí con las hermanas, después del almuerzo y después de la siesta, a visitar su casa de ejercicios espirituales, que tienen en las hermosas serranías, a unos 50 kilómetros de Madrid. La casa se llama «El Roble» y allá acuden muchas personas a pasar días de retiro espiritual o de convivencias.

Después de cenar, en Madrid, estuvieron algunos periodistas, no sólo entrevistándome sino conversando ya en intimidad fraternal sobre la situación de la Iglesia, los temores para América Latina, sus impresiones sobre el Papa y un conjunto de preocupaciones que me dio mucho gusto que compartieran con nosotros los problemas de nuestra América Latina. Les dije que tenían ellos una gran misión de Iglesia en este sentido, ya que estaban sensibles a nuestra problemática en esa Europa, donde yo notaba bastante indiferencia o desconocimiento para los problemas de nuestra América.

Cené a la diez de la noche, de Madrid, y las hermanas Raimunda y otra, que maneja muy bien, me condujeron al aeropuerto, donde me despedí de ellas agradeciéndoles todas sus bondades en Europa y me dirigí a esperar el avión que saldrá a la dos y cincuenta y cinco de la madruga, para llegar a las ocho y media de la mañana, hora de El Salvador.

SÁBADO, 12 de mayo de 1979

Este sábado 12 de mayo, amanece en Costa Rica, después de una noche muy larga, ocho horas más larga que las ordinarias para el vuelo de Europa a América. Pasamos por San Juan, Puerto Rico; por San José, Costa Rica; y llegamos a El Salvador puntuales a las ocho y media. Fue un viaje sin dificultades. Lo dediqué a rezar, a ponerme muy en la presencia de Dios, pidiéndole que me iluminara y que nos ayudara a resolver la grave situación que voy a encontrar en el país.

En el aeropuerto llovía torrencialmente. Bajamos del avión bajo paraguas. Vi que había varios amigos, sacerdotes y seglares, esperándome, religiosas dominicas muy fieles también para concluir una obra de tanta generosidad como fue obsequiarme este viaje a la beatificación de su fundador y después de saludarnos en la puerta de Ilopango, tomé el carro de las religiosas y me dirigí a mi residencia, después de haber hablado también con monseñor Urioste, brevemente, sobre los problema y quedando de que por la noche nos reuniríamos con otros que me ayudaran a informarme de la situación de la Diócesis en esta semana tan trágica, donde me han contado tantas cosas que han acaecido, violentas, trágicas, pero que con la ayuda de Dios sabremos iluminar desde el Evangelio y desde la Iglesia.

En el aeropuerto había varios periodistas tomando fotografías, pero ninguno me hizo ninguna pregunta. Periodistas extranjeros sí se han anunciado este día para entrevistarme mañana, después de la misa que será el rosario ya que la Catedral continúa ocupada por el Bloque Popular Revolucionario.

Sin embargo, algunos periodistas vinieron sorpresivamente y los atendí, aunque les dije que todavía no estaba yo plenamente capacitado para dar opiniones sobre los últimos hechos porque acababa de llegar y esta noche tendría una reunión para analizar la situación. Efectivamente, por la noche, nos reunimos con monseñor Urioste, el padre Moreno, el padre Brito, la niña Doris Osegueda y el bachiller Cuéllar. Analizamos muchos puntos interesantes de la situación actual del país. Vimos la conveniencia de dedicar algún día, o más tiempo para reflexionar sobre ciertas cosas que impiden una comprensión mejor del ambiente y, en todo caso, para profundizar en nuestros análisis sobre la Iglesia y nuestra situación política y social. Después de esta conversación muy interesante sobre la situación general, preparamos el informe de la semana, que me sirve para la homilía del día siguiente.

Dos jóvenes del Bloque Popular Revolucionario vinieron a pedirme una misa en la Catedral, en sufragio de cuatro nuevos matados por las fuerzas del Estado mientras se dedicaban a actividades de su organización. Analicé con los padres que estábamos en reunión esta petición; les dije que para mí era difícil comprender cómo no podía yo celebrar la misa oficial de las ocho en la Catedral, porque ésta está ocupada por el Bloque Popular Revolucionario. ¿Cómo podría celebrarse una misa sólo porque la pide el Bloque, aunque sea por los difuntos, en una Catedral ocupada por ellos? Y que, por tanto, aparecería nuestra misa como subordinada a la estrategia y a los ideales del Bloque. Por lo cual, les propuse que, como cristianos, teníamos que celebrar el sufragio por estos difuntos, pero que lo haríamos en la Basílica. Y el párroco de la Basílica, padre Cortés, se encargará de organizar esta liturgia. Ellos aceptaron y creo que se ha resuelto uno de esos problemas inesperados, que son difíciles de solucionar por las complicaciones que puede tener.

DOMINGO, 13 de mayo de 1979

Por estar ocupada la Catedral, la misa de este domingo se tuvo en la iglesia del Rosario, la cual estaba completamente repleta y había aún gente afuera. Gente cariñosa que, al darse cuenta que yo entraba, me recibieron con un caluroso aplauso; me fui a revestir y junto con los padres dominicos y los seminaristas nos encaminamos al altar. Estaban en el lugar destacados de sus hermanas dominicas de la Anunciata y algunas alumnas de sus colegios, ya que esta misa quería ser un homenaje al nuevo beato, el beato Francisco Coll Gitard, y ellas, las hermanas dominicas se habían encargado de arreglar la liturgia de este día. La homilía fue un informe de mi viaje a Roma, con el objetivo principal de participar en la beatificación del padre Coll, por invitación y bajo el patrocinio de las hermanas dominicas. Mi peregrinación por España, mis impresiones desde allá acerca de lo sucedido en El Salvador y el punto central doctrinal de mi homilía era el Evangelio, la vid y los sarmientos me dieron el tema de «La gracia como don de la Pascua». Enfoqué con esta doctrina la realidad que hemos vivido en El Salvador esta semana, sobre todo, la masacre del 8 de mayo. El que quiera tener más datos sobre la iluminación de la realidad nacional en esta semana tan trágica, puede obtener la homilía que se transcribe domingo a domingo y donde está al pie de la letra lo que yo dije en esta ocasión.

Había en la misa muchos periodistas, trabajadores de la televisión que estuvieron tomando muchos detalles de nuestra misa y con ellos, al terminar la misa, tuvimos una entrevista de prensa, en el salón de escuela parroquial del Rosario. Fue muy interesante, ya que, el conjunto de preguntas sugería temas muy actuales y muy oportunos con la situación del país y con la situación del mundo.

Fui luego a almorzar con las hermanas dominicas en el colegio de Fátima, en Santa Tecla, donde estaban los padres dominicos, los maristas de Santa Tecla y las diversas comunidades de religiosas dominicas que trabajan en nuestra Arquidiócesis. Y esto fue lo más resaltante; además, olvidaba que esta noche, invitados por periodistas norteamericanos estuvimos en el hotel Camino Real para ver un documental acerca de lo sucedido en la Catedral y que fue captado por un reportero de televisión. Lamentablemente, la cinta está girando fuera del país, pero mañana mismo avisará el señor periodista acerca de la visión que nos dará de esta película. Esto fue lo más resaltante de nuestro primer domingo al regreso de Roma.

LUNES, 14 de mayo de 1979

La primera mañana después del regreso de Roma, trabajada en la Curia arquidiocesana ha sido una mañana muy densa. En el campo pastoral, entrevista con el padre Benito Tovar, vicario del departamento de La Libertad, quien presenta al joven Astul Guirola, que ya terminó sus estudios de Teología, pertenece a la diócesis de Santa Ana, y el cual posiblemente pueda ordenarse sacerdote para trabajar siquiera un tiempo en nuestra Arquidiócesis. Le di unas letras para respaldar la petición de permiso que él hará a su obispo, monseñor Barrera. También saludos a varios sacerdotes que han venido a la Curia y religiosas con quienes, gracias a Dios, compartir las preocupaciones pastorales y eclesiales.

Lo más sobresaliente fue en el campo de relaciones con la política y la diplomacia, ya que tuve la visita del embajador de Perú, que traía una solicitud del embajador de Venezuela capturado por el Bloque Popular Revolucionario en su propia Embajada y que pide a la Iglesia una intervención. De mi parte, le prometí toda buena voluntad, pero que necesitamos también que la petición viniera de parte del Bloque, ya que una mediación supone petición de las dos partes. Sin embargo, le prometí estudiar más a fondo la solicitud y que, desde luego, llevara al embajador de Venezuela el consuelo de la Iglesia y la seguridad de que estamos plenamente con el mejor deseo de ayudar a normalizar esta situación. También la visita de un enviado especial de Francia para normalizar la ocupación de su propia Embajada, donde está también el señor embajador y otras personas como rehenes. También a este señor le prometí toda nuestra ayuda y lo invité a la reunión que estábamos celebrando con el vicario general, monseñor Urioste, con los encargados de la Secretaría de Prensa y Comunicación, padre Rafael Moreno y el padre Pedraz y el padre Fabián Amaya y el secretario, padre Brito. Con todos ellos y el enviado de Francia estudiamos todas las posibilidades para que la Iglesia pudiera actuar con eficacia en este deseo, en el cual ella también está afectada, ya que está ocupada la Catedral por el mismo Bloque y se ha sabido esta mañana que han ocupado también las iglesias de Suchitoto y de Apopa.

Por la tarde, también supimos que habían ocupado la iglesia de Aguilares. Se llegó a la conclusión de que lo más urgente era un contacto con los dirigentes del Bloque y para esto se ofreció el enviado de Francia, quien a través de los ocupantes de su embajada, y teniendo ya conseguido el local de la Universidad Nacional, convocará a esa entrevista a los dirigentes del Bloque y a donde irá una representación de la Iglesia formada por el padre Fabián Amaya, el padre Brito y el encargado del Socorro Jurídico, doctor Infieri Roberto Cuéllar.

Por la tarde, se reunieron estos tres representantes junto con el Vicario General y la Secretaría de la Información para llevar conceptos claros a la reunión, pero lamentablemente sólo ellos se presentaron con los representantes del Bloque, los cuales no quisieron pasar adelante mientras no estuvieran las representaciones de las Embajadas afectadas, principalmente del representante de Francia que los había invitado. Y así no se pudo regresar a pesar de todo el esfuerzo que se ha hecho; seguimos orando y esperando porque la solución tiende a agravarse. Se está anunciando para mañana una gran manifestación del Bloque Popular Revolucionario conmemorativa de los asesinatos del 8 de mayo por parte de la Policía Nacional.

Por último, fui a cenar con las hermanas oblatas al Divino Amor para entregarles correspondencia de la Casa Generalicia y saludos personales de la superiora general, que fue tan amable conmigo en mi estadía en Roma.

Hubo por la tarde una nota de gran consuelo. El llamamiento que hice el domingo en la homilía a las enfermeras para que celebráramos una Eucaristía en la capilla del hospital de la Divina Providencia, fue atendido con todo entusiasmo y la capilla estaba repleta de enfermeras; concelebró conmigo monseñor José López Sandoval, asesor eclesiástico del movimiento de enfermeras nacional. Les dirigí un mensaje en que las invité a mirar en cada enfermo el doble rostro de Cristo, rostro sufriente, doloroso, moribundo y el rostro glorioso que le dio precisamente esa pasión. Aprendió en el sufrimiento la obediencia, pero por ello fue constituido principio y causa de esperanza de todo los que creen en él. Al final de la misa hubo un saludo muy cordial, además de las palabras del padre López Sandoval y una despedida que nos hizo sentir la comunión que la Iglesia despierta en los corazones. Muchas manifestaron su deseo de que pudiera realizarse esta reunión con más frecuencia.

MARTES, 15 de mayo de 1979

Por la mañana, con un pequeño grupo de consejeros hicimos un análisis de la situación actual y de la participación que la Iglesia puede tener. Preparamos como conclusión un pronunciamiento en que se hace ver la culpabilidad que puede haber en los diversos sectores para haber creado esta difícil situación.

Por la tarde, reunión de prensa en el salón de la Biblioteca del Arzobispado. Acudieron bastantes, quizá algunos 25 ó 30, entre periodistas extranjeros y nacionales y aparatos de televisión. Se les presentó el pronunciamiento que, a través de ellos, se está dando a conocer al público.

MIÉRCOLES, 16 de mayo de 1979

Desayuné con monseñor Urioste y con el doctor Chávez, que es vínculo de unión en el diálogo tenido con miembros de ANEP, con Democracia Cristiana y con el Gobierno, diálogo al cual ha participado la Iglesia. Él me informó de toda la actividad de acercamiento que tenía durante los últimos meses, abriendo bastantes cauces de esperanza para un mutuo entendimiento. Sobre todo, en busca de una solución en que haya más participación de todos los elementos vivos de la nación en la búsqueda del bien común. Escribí enseguida el artículo que mandaré a La Prensa y que se refiere a mi retorno de Roma y mi esperanza puesta en Dios, a pesar de las dificultades que parecen insuperables. Me tomé, enseguida unas horas de descanso en la finca de las hermanas oblatas al Divino Amor.

A las cuatro de la tarde, tuve en el Arzobispado una entrevista muy interesante con el rector de la Universidad de El Salvador y el rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas; a quienes acompañaban elementos de la alta dirigencia de ambas universidades. Conmigo tuvo monseñor Urioste y el padre Rafael Moreno. El diálogo fue abierto por el rector de la Universidad de El Salvador, a cuya iniciativa nos encontrábamos reunidos. Y se orientaba en el sentido de los pronunciamientos que las dos universidades y nuestra Arquidiócesis han hecho a propósito de la situación conflictiva entre el Gobierno y el Bloque Popular Revolucionario, buscando manera de colaborar a solucionar dicho conflicto. Dije ambos rectores que veían con muy buenos ojos el llamamiento que el Arzobispo había hecho para que todos los elementos vivos del país pusieran su contribución, a la medida de sus capacidades y competencias, para resolver no sólo el problema coyuntural, sino para ahondar en la solución de raíz de todos los problemas que provoca la injusticia social en el país. El diálogo se prolongó hasta muy entrada la tarde y se acordó promover la participación de todos los elementos a quienes el Arzobispado está llamando, principalmente, las universidades moverán los ambientes profesionales y culturales del país. Se tendrá a este propósito una mesa redonda en que se estudiará el pronunciamiento del Arzobispado y se darán iniciativas de busca de soluciones de nuestros problemas socio-político-económicos. Durante la entrevista con los sectores, llegaba la superiora de las religiosas guadalupanas a informar al Arzobispado que dos religiosas mexicanas que trabajan en Arcatao, departamento de Chalatenango, habían sido sacadas por un carro rojo de Migración y llevadas con rumbo desconocido. Hemos tratado de investigar de qué se trataba y hasta muy entrada la noche, la superiora había logrado una comunicación con el ministro del Interior, que le dijo que Migración había recibido muchas quejas contra las hermanas y que las había conducido a la frontera con Guatemala. La radio católica ha emitido la noticia, junto con la protesta del Arzobispado porque se trata de una nueva forma de persecución a la Iglesia y violación de los Derechos Humanos, ya que no existe ningún crimen comprobado para que las religiosas sean expatriadas en esa forma tan inesperada. Por su parte, las religiosas, tanto las guadalupanas como de otras congregaciones, se están dirigiendo a Guatemala, a sus compañeras religiosas para que se interesen por la suerte de estas hermanas que llegan de manera tan imprevista al país vecino.

VIERNES, 18 de mayo de 1979

Entre las visitas de esta mañana se destacan la entrevista con Televisión Española. Un breve diálogo para enterarse de la situación y de la posición de la Iglesia en las circunstancias de este conflicto entre el Estado y la Organización Popular, BPR.

También una visita de la CUTS, cuya confederación de sindicatos, la cual se muestra solidaria con el llamamiento que el Arzobispado ha hecho para un diálogo, y está dispuesta a preparar un foro que analice en forma de mesa redonda la situación. Una plática muy interesante, sobre todo, para comprender cómo nuestro obrero está bastante promovido y sensible en asuntos políticos y sociales.

Monseñor Rivera también me sorprendió gratamente y con él conversamos sobre el documento secreto de una denuncia de los cuatro obispos contra mí, en el cual, ante la Santa Sede, me denuncia hasta de asuntos de fe, de politización, de una pastoral con bases teológicas falsas y un conjunto de acusaciones que ponen completamente en entredicho mi ministerio episcopal. A pesar de lo grave, he sentido mucha paz. Reconozco ante Dios mis deficiencias, pero creo que he trabajado con buena voluntad y lejos de las cosas graves de las que se me acusa. Dios dirá la última palabra y espero tranquilo seguir trabajando con el mismo entusiasmo de siempre, ya que sirvo con amor a la Santa Iglesia.

Por la tarde, visita del embajador especial de Francia, el cual se muestra muy desanimado porque sus gestiones para liberar la Embajada de la ocupación del Bloque Popular Revolucionario ha sido infructuosa. El Bloque se empeña en exigir al Gobierno la liberación o la noticia de tres compañeros que fueron capturados y de los cuales el Gobierno asegura que no los tiene. La opinión pública, bajo secreto, comenta que ya no existen. En mi llamamiento he dicho al Bloque que ponga término a estas ocupaciones y que de los desaparecidos ya todo el mundo sospecha lo fatal y que es suficiente haber presionado al Gobierno. De otra manera, el Bloque también está contribuyendo grandemente a un malestar del país que no compensa el objetivo de sus peticiones. Al señor embajador le comuniqué estos mismos conceptos y le manifesté la buena voluntad de la Iglesia de hacer todo cuanto está a su alcance, pero que aquí lo único era acompañarlo a él en ese sentimiento de impotencia ante el capricho de los hombres. Me contó la triste situación en que se encuentran los rehenes de la Embajada de Francia, los cuales tienen hasta que dormir en el suelo. Los tenían retenidos en el mismo cuarto; algo logró mejorar la situación humana, pero siempre es de una emergencia muy dura y ya se prolonga por dos semanas esta situación. Todavía permanece también ocupada la Embajada de Venezuela, pero fue ocupada una semana después de la de Francia. La Catedral también, y esto se lo hice ver al embajador, está ocupada en igual fecha que la Embajada de Francia. La Catedral es un centro del Bloque. A mí no me molesta, pero es también un sentido de impotencia poderla rescatar y dedicarla al culto como se debe.

Tuve una reunión con los seminaristas del Seminario Mayor Arquidiocesano a la que asistió, también, el rector del Seminario, padre Gregorio Rosa y resultó sumamente cordial, franca. Tuve ocasión de aprovechar el diálogo, sus preguntas para expresar mis temores de una politización y llamarlos también a un trabajo de colaboración en la unidad de la Iglesia. Y a formarse desde su identidad sacerdotal, a la que los llama su vocación. Fue una junta que me dejó completamente satisfecho al ver las inquietudes de los muchachos y también la oportunidad de dar el pastor sus orientaciones, tal como quisiera, a sus sacerdotes. Prolongué mi diálogo con el Padre Rector, llevándolo a cenar y a pasear un rato en el que tuvo él también una expansión cordial muy grande, no sólo en su oficio de Rector, informes del Seminario, sino como amigo que lo ha sido desde tanto tiempo y muy de fondo.

Por la noche, en el hospital de la Divina Providencia del doctor Lara Velado, el doctor González de la Crónica y un grupo de estudiantes universitarios nos reunimos para preparar la...

VIERNES, 18 de mayo de 1979

Por la noche, nos reunimos con el doctor Lara Velado, González, director del periódico La Crónica y un grupo de universitarios, estudiantes de Derecho, para planear una mesa redonda, que este grupo de estudiantes de Derecho ha promovido para el próximo 22 de mayo en la Universidad Nacional, sobre Derechos Humanos. A mí me toca desarrollar el tema de los derechos, bajo la perspectiva de la moral y de la teología. Después de haber planeado esta mesa redonda conversamos grandemente, sobre todo, para comentar el llamamiento que ha hecho el presidente de la República a un diálogo nacional para aportar elementos a las soluciones del país. Casi todos expresan con pesimismo la poca credibilidad al ofrecimiento gubernamental de libertad y democratización; sin embargo, hay opiniones positivas de aprovechar lo que se pueda y contribuir con buena voluntad a aportar entre todos los elementos nacionales (organizaciones, profesionales, etc.) las luces y fuerzas que el país nos está pidiendo a todos.

SÁBADO, 19 de mayo de 1979

Toda la mañana, hasta como a las tres de la tarde, la dediqué a visitar un cantón de la parroquia de Colón, un pintoresco lugar en la falda del volcán de San Salvador, donde el padre Nicolás, párroco de Colón, junto con las hermanas del Sagrado Corazón habían preparado un grupo de jóvenes y niños para recibir la confirmación. El ambiente cuando llegué me pareció muy frío y no logré entrar en un contacto más cordial con aquella gente que se ve muy reprimida. Parece que la situación de tener que trabajar en una hacienda es para ellos esta ocasión de vivir como dependientes del administrador. El cual también me pareció un poco despótico. Le recomendé mucho al padre Nicolás frecuentar y dar ánimo a esta pobre gente y cuidarse mucho de la alianza con la gente de la hacienda. Bajé con esta tristeza y también con el propósito de no aceptar otra vez una celebración dentro de una hacienda o finca y, mucho menos, aceptar las atentaciones que la gente de las haciendas da, mientras se deja un tanto marginado al pobre pueblo.

A la hora de cena, tuvimos una reunión con el equipo de Información para preparar el informe que semanalmente doy en la homilía. Hubo un poco de controversia en el comentario que había que hacer al discurso del Presidente, pues había que mostrar la buena voluntad de la Iglesia, a pesar del escepticismo de unas promesas que deben esperar el aval de los hechos y no creerse, como el pueblo generalmente no lo cree, unas simples promesas del Presidente en un ambiente en que ha prevalecido la mentira, la distorsión, el engaño. Recogí las opiniones de uno y otro sector de la reunión y con la ayuda del Espíritu Santo preparé el informe que bajo mi responsabilidad se dará en la homilía del domingo.

Por la noche visita de periodistas, desde las siete hasta las nueve, y casi a las diez tuve que dar una entrevista a la televisión francesa, a la televisión de Guatemala y a un periodista o reportero de una revista alemana. Vino también la madre Juanita a informarse de un atentado de incendio al convento de Tamanique. No supo darme mayores detalles más que el hecho de haber rociado con gasolina las puertas y haber iniciado un incendio, que gracias a Dios, se controló a tiempo.

DOMINGO, 20 de mayo de 1979

Estando todavía ocupada la Catedral por el Bloque Popular Revolucionario, tuve que pedir de nuevo la hospitalidad de la iglesia del Rosario para celebrar la misa de ocho que, gracias a Dios, también estuvo muy concurrida. El canto del seminario menor de Chalatenango animó a la muchedumbre, que toda ella participaba. Fue una misa sumamente participada. La homilía fue sobre el tema de la pascua dándonos el don del Amor, ya que todas las lecturas nos hablan del Dios que es Amor y del mandamiento nuevo de Cristo, que nos amemos como él nos ha amado. Tuve oportunidad de definir nuevamente la Iglesia como constructora de comunidad en el amor y esto la distingue de cualquier otro grupo y movimiento de carácter político, social, terrenal. Definí, nuevamente, la posición autónoma de la Iglesia, la cual no se identifica con ningún sistema ni con ningún movimiento o grupo político. Después de la misa, los periodistas y operarios de la televisión que estuvieron muy activos durante la misa, me invitaron a tener una reunión de prensa la cual con gusto accedí. Entre otros, recuerdo a un reportero de Le Monde, de París, a dos canales de televisión venezolana, y después me fui con mi familia, en Apopa, a tomar unas horas de descanso que fueron muy cordiales.

Por la noche cené con las hermanas oblatas al Divino Amor en un ambiente también muy cordial y al regresar a mi residencia me informaron de la situación del embajador de Venezuela, que se escapó de la Embajada, ocupada por los del Bloque Popular Revolucionario, y se ha refugiado en la Nunciatura. Hablé al padre Brito, canciller de la Curia, para que fuera en mi nombre a ver qué necesidades tenía el Embajador y si hubiera alguna necesidad de ir personalmente que me avisara.

LUNES, 21 de mayo de 1979

Después de un breve paso por la Curia diocesana, donde atendí algunos sacerdotes, religiosas y fieles, principalmente, al grupo de Cáritas de Aguilares, que buscaba cómo llevar alimentos para repartir en aquella región, ya que la Catedral, donde está la bodega, se encuentra ocupada. Mi respuesta fue que esperáramos porque era un riesgo en este momento sacar cosas de la Catedral ocupada. Después de este breve paso por la Curia, fui a Chalatenango invitado por el vicario episcopal, padre Fabián Amaya, para tener una reunión con las religiosas que trabajan en la pastoral de aquel departamento, a fin de solidarizarse con las religiosas guadalupanas que han sufrido el destierro momentáneo de dos religiosas de Arcatao, llevadas a Guatemala. Regresarán este día o mañana y, mientras tanto, esta reunión evaluó el trabajo de las religiosas y se orientó en la realidad política tan complicada que está viviendo nuestro país. Esta tarde, cuando vino el avión de Guatemala, no vinieron las hermanas guadalupanas que se esperaban. Esperaremos mañana.

Esta noche estuvo conmigo el padre Gregorio Rosa y platicamos bastante profundamente sobre la denuncia de los señores obispos y de la realidad de nuestra Arquidiócesis; es un momento de la verdad, piensa el padre Goyo, y hay que aprovechar este momento para reafirmar la posición de la Iglesia y quitar todos aquellos obstáculos que impiden una pastoral más auténtica. Las denuncias que se hacen en dicho documento encuentran algo de verdad, que es necesario corregir, pero también hay mucho de exageración y casi calumnioso a lo cual vamos a responder, sino con los hechos de continuar trabando la Pastoral de nuestra Arquidiócesis.

MARTES, 22 de mayo de 1979

Vino a desayunar conmigo el padre Chus Delgado, quien me informó del procedimiento de las pláticas con ANEP, Democracia Cristiana y el Gobierno. Según el padre Chus parece que no hay mayor progreso porque falta sinceridad y hay mucho interés de grupo. De todos modos, yo le manifesté mi opinión de seguir estando presente, para que no demostremos mala voluntad de parte de la Iglesia.

No fui a la Curia porque me dediqué a preparar mi intervención en la Universidad esta tarde. A las cinco de la tarde una mesa redonda en la que tomé parte en la Universidad Nacional, junto con el doctor Lara Velado, el director de La Crónica del Pueblo, un obrero, un campesino. Tratamos de los Derechos Humanos. Mi aspecto era el teológico-moral. Hubo un lleno completo en el salón de jurisprudencia. De tal manera que, hasta los pasillos estaban repletos y hubo calurosa acogida a mi llegada. Le di gracias al Señor de poder llevar el mensaje de su nombre a esta Asamblea.

Al final, se informó al público que en esos momentos estaba sucediendo una nueva masacre en la Embajada de Venezuela, donde los rehenes, o sea, el Embajador y otros empleados de la Embajada habían salido ya y una manifestación del Bloque se dirigía para acuerpar a los ocupantes que habían quedado dentro. Y el cuerpo de seguridad abrió fuego; anunciaron por lo menos 6 muertos y muchos heridos. En la mesa redonda hubo varios periodistas y también la televisión. Un periodista mexicano me siguió al hospital de la Divina Providencia para tener una entrevista, se trata del periódico Uno más Uno de México.

Llegaron las hermanas del Sagrado Corazón a preguntar qué podían hacer con la masacre de la Embajada de Venezuela, que está muy cerca del colegio Sagrado Corazón. Pedimos informes a la Cruz Roja para ponernos a sus órdenes, pero dijeron de la Cruz Roja que ni ellos habían podido acercarse porque no los dejaban los cuerpos de seguridad.

Avisaron del Colegio Guadalupano que habían llegado ya las dos religiosas que habían sido sacadas a Guatemala. Por teléfono me hablaron la dos muy emocionadas y agradecidas de estar de nuevo en la patria. Les prometí ir a almorzar con ellas mañana.

MIÉRCOLES, 23 de mayo de 1979

Tuve desayuno de consulta con los sacerdotes y laicos de costumbre. Los temas principales fueron evaluar el diálogo que ha estado sosteniendo la ANEP, Democracia Cristiana y al cual fue invitada la Iglesia. Últimamente asistió también representación del Gobierno. Se pregunta si conviene seguir, si se saca algún provecho. Concluimos que siempre era conveniente participar y aprovechar para iluminar desde la Iglesia los caminos de nuestra situación; otra consulta fue sobre el Foro Nacional convocado por el señor Presidente. El parecer general fue que hay que esperar mayor credibilidad para no dejarse manejar por intereses políticos. Y un tercer punto, sobre la relación entre la Iglesia y el Bloque Popular Revolucionario que en el actual conflicto con el Gobierno ha mostrado poca atención al tomarse iglesias y expresarse contra el Arzobispo.

Se dijo que no había que romper relaciones, aunque hubiere un momento difícil en su defensa de los derechos del pueblo y que había que esperar para decidir estas relaciones, las cuales siempre se han expresado en una autonomía de las dos realidades, la Iglesia y el Bloque.

Llegó, a propósito del Foro Nacional convocado por el Presidente, el doctor Guillermo Ungo y otro miembro de la Democracia Cristiana a conversar con la Iglesia para ponerse de acuerdo en la asistencia o ausencia al Foro Nacional. Aunque agradecí y manifesté buena voluntad, quedó claro que no podíamos presentar corno una acción conjunta, como si la Iglesia se asociara a un partido político. Durante esta reunión, nos llegó la trágica noticia del asesinato del doctor Rebollo, ministro de Educación. Y me parecía como una venganza por el asesinato de los catorce manifestantes, muertos por la Policía y la Guardia en las cercanías de la Embajada de Venezuela ayer.

Tuve una entrevista con el periodista español, el cual me expresó sus criterios, y su pena por nuestra prensa, ya que él fue testigo de los acontecimientos ayer cerca de la Embajada de Venezuela y lee hoy en nuestra prensa una información impuesta por el capital y el Gobierno.

Fui a almorzar al Colegio Guadalupano para conversar con las dos religiosas que ya regresaron de Guatemala, a donde fueron enviadas por las autoridades de Migración. Gracias a Dios, han sabido superar esta hora de calumnia y atropello y están dispuestas a trabajar con el mismo cariño en aquel pueblo remoto, Chalatenango.

Por la tarde preparé con el padre Moreno un comunicado a propósito de la muerte de los manifestantes y del asesinato del doctor Rebollo, para expresar mi solidaridad con el sufrimiento de tantas familias, mi oración por los difuntos; y un llamamiento a que no se encaprichen en sus conflictos, el Gobierno y el Bloque. Y haciendo un llamamiento a quienes pueden interceder para que esto se arregle pronto, ya que está costando muchas vidas y mucho malestar a nuestro pueblo.

Durante todo este día ha habido en la Casa Presidencial una reunión de ministros ante la gravedad de la situación y una reunión también de la Asamblea Nacional, lo cual ha dado por resultado el decreto del estado de sitio para 30 días.

Con monseñor Urioste preparamos el diálogo que se transmite por radio y que, esta vez, lo dedicamos a comentar la situación del conflicto entre el Gobierno y el Bloque Popular Revolucionario, expresando las ideas de la Iglesia que ya son conocidas. Un llamamiento a las dos partes para volver pronto a la concordia. También me referí a la mesa redonda de la Universidad y al día del Seminario junto con confirmaciones de jóvenes que se celebrará el próximo día de Pentecostés, 3 de junio. Terminé leyendo el llamamiento a propósito de los acontecimientos trágicos de ayer y de hoy.

JUEVES, 24 de mayo de 1979

Este día transcurre en la nerviosidad de la situación violenta en el país, más la ley del estado de sitio. No obstante, deberán enterrarse hoy los 14 cadáveres de los que fueron acribillados por la policía y la Guardia en la Embajada de Venezuela y el ministro de Educación, doctor Carlos Herrera Rebollo. El entierro no fue de los 14 en la Catedral, ya que 7 de ellos fueron recogidos por sus familiares. En la Catedral se velaron 7 cadáveres y esta mañana fueron enterrados, acompañados por una muchedumbre que se calcula en unas 7 ó 10.000 personas. Aprovecharon esta aglomeración los ocupantes de la Catedral para salirse ellos también y dejar desalojada la Catedral después de tres semanas de ocupación. Gracias a Dios, no hubo incidentes que lamentar durante este movimiento del entierro de las víctimas de ayer.

El entierro del doctor Rebollo fue por la tarde. Su cadáver fue velado en una casa comunal. Era hombre sencillo. Amaba mucho al pueblo y por eso quiso ser acompañado por los pobres en sus últimos momentos.

En los periódicos salió mi llamamiento a hacer un esfuerzo por terminar este conflicto, diciendo que no es hora de mostrar quién es más fuerte, quién vence, sino quién es más humano y es capaz de ceder y perdonar para que no sigan lamentándose tragedias en los diversos ambientes del país.

Tuve una entrevista con cuatro seminaristas mayores que participaron en la manifestación del Primero de Mayo. Ellos han justificado su asistencia como una solidaridad con los trabajadores y campesinos, clase humana a la que ellos pertenecen. Yo francamente no he visto que haya algún error. Únicamente les hice ver que, dadas las circunstancias tanto del país como especialmente de la Iglesia y del Seminario y de nuestra Arquidiócesis, sería prudente contar siempre con un asesoramiento de quienes pueden dirigirlos bien. De manera especial, les invité a mantener siempre el diálogo con su obispo. Y comprenderles sus inquietudes sin quitarles lo noble que estas inquietudes tienen, pero llamándoles a que sepan expresarlas para que sean eficaces testimonios al servicio de las justas reivindicaciones del pueblo que, como sacerdote, o llamados al sacerdocio, no pueden hacerse más que con un carácter plenamente evangélico.

Esta noche hubo nuevas violencias en el sector de San José de la Montaña, donde el párroco, padre Víctor Guevara, ha quedado sitiado por un cerco de policías que custodia aquella región. Y el padre Pedraz, encargado de la radio, también fue obligado a descender del carro mientras iba para el hospital de la Divina Providencia y se le ordenó regresar. Parece que el objeto de esta vigilancia en esta zona han sido atentados del Bloque por ocupar la Embajada de México y que parece que, junto con la Embajada de Panamá, eran el proyecto próximo de sus ocupaciones, pero que los cuerpos de seguridad no dejaron efectuar.

En una oficina de contabilidad, cerca de la plaza Libertad, fue asesinado, al salir de su oficina, el contador Montoya. No recuerdo bien el nombre, pero es alguien que ha trabajado con nuestras cooperativas en la contabilidad de la construcción de la Catedral y en el Secretariado Interdiocesano Social. No sabemos los móviles, ni quién fue quien lo asesinó.

Por otra parte, se celebró con gran fervor la fiesta de María Auxiliadora, hoy 24 de mayo; principalmente, en la iglesia que lleva su nombre regida por los padres salesianos y en los colegios y demás dependencias de los hijos de Don Bosco.

VIERNES, 25 de mayo de 1979

Toda esta mañana la hemos dedicado a una reunión del Senado para evaluar la situación de la Diócesis en este marco tan complicado del país. En las relaciones con los grupos organizados, con el Gobierno, sobre todo, para conclusiones de cómo debe ser nuestra actitud sacerdotal y eclesial. En este sentido, también se preparó la próxima reunión del clero. La cual se desarrollará presentando primero los hechos que han conmovido al país en este mes de mayo; la actitud de la Iglesia y se pedirá que cada sacerdote exprese con toda confianza y libertad sus sentimientos, su pensamiento, su criterio acerca de la actitud de los sacerdotes y de la Iglesia en general. Se iluminará todo con la luz de los documentos de la Iglesia y se terminará con una síntesis de conclusiones prácticas preparadas, presentadas como fruto de toda la reflexión por el Arzobispo. Me dio mucho gusto la sinceridad y el interés que se mostró para actuar como verdadera Iglesia que evita confusiones y ambigüedades en un ambiente tan crítico como el que estamos viviendo.

Se revisó también el reglamento del Senado y se propusieron algunas enmiendas que se llevarán a la consulta del clero. Se conoció también de un documento que monseñor Álvarez leyó en la reunión del clero, en su diócesis de San Miguel, y que denuncia la actitud del Arzobispo y de la Arquidiócesis. Por mi parte, les dije que aprovecháramos esas críticas para revisar con sinceridad y humildad nuestra actuación.

Por la tarde, visita del rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, quien me expresó con un sincero sentido de amor a la patria, la preocupación ante la ausencia que las universidades deben tener al Foro reparado por el presidente de la República, ya que no hay un ambiente de confianza y de credibilidad. Por lo cual se cree que asistir es como legitimar actitudes que han causado tanto dolor a la patria. Y que sería como apañar esas injusticias y también las actitudes pretendidas democráticas, pero que, en realidad, niegan esa libertad que la verdadera democracia exige. Le dije que hay ausencias que son dolorosas, pero que son necesarias y que la ausencia a este Foro, en estas circunstancias, no era una negación a la buena voluntad de quienes quieren sinceramente trabajar, sino pedir ambiente apropiado para colaborar con buena voluntad.

Visita también de la encargada de negocios de Panamá para suplicarme una intervención ante la Comisión Negociadora del BPR, para ofrecer de parte de su Gobierno asilo a los que ocupan las Embajadas de Venezuela y de Francia; ofreciendo que también ya están hechos los trámites con la cancillería de El Salvador, para que puedan salir para aquel país- Como los ocupantes del Bloque se niegan a esta intervención de asilo, me piden que haga un trabajo de convencimiento, por su bien, ya que, de no salir asilados para Panamá tendrán que ser juzgados por los delitos de ocupación y de secuestro de rehenes de ambas embajadas ocupadas. He buscado hasta muy noche los medios de hacer llegar esta carta de la Embajada de Panamá a la Comisión Negociadora del Bloque, pero no ha sido posible encontrar este contacto, lo cual se dejará para mañana por la mañana, si Dios quiere.

SÁBADO, 26 de mayo de 1979

En el Instituto de las hermanas somascas tuve la reunión con los asesores de comunicación social, para informarme y preparar la parte informativa de la homilía con sus respectivos juicios. Resulta muy interesante este estudio que semanalmente hacemos, porque nos da el pulso de la realidad de nuestro país. Principalmente, analizamos esta vez la continuación de actos violentos en que ha habido muchos muertos y heridos, ocupación de las Embajadas de Venezuela y de Francia, la situación del estado de sitio decretado desde el 24 de mayo y el Foro Nacional al que el presidente de la República ha invitado y al cual han respondido muchos con escepticismo y no participando. De parte de la Iglesia, fue invitada la Conferencia Episcopal y los obispos eligieron como representantes a monseñor Revelo y a monseñor Freddy Delgado. Por mi parte, expresé que no me oponía al diálogo, pero que desearía una base de confianza con hechos, retornando el Gobierno al respeto de los preceptos de la Constitución que están tan violados y que, por tanto, no hay credibilidad en su sinceridad de buscar el diálogo. Sugerí a la Conferencia que no fueran obispos, sino otros la que la representaran.

A continuación tuve una entrevista con un reportero del periódico mexicano Uno Más Uno, el cual se muestra muy asustado de la situación en El Salvador. También tuve una entrevista con la religiosas guadalupanas, la superiora del colegio y las dos religiosas que fueron expulsadas a Guatemala y luego traídas, pero que el Ministro les ha llamado la atención por su labor que no es religiosa, según él, aunque las religiosas pidieron hechos concretos y pruebas y no se les dio. La escuchábamos con el padre Fabián Amaya y les animamos a continuar su labor, basada siempre en la verdad y en la verdadera evangelización, porque están haciendo mucho bien en aquel remoto pueblo de Arcatao. Pero que durante el estado de sitio mejor evitar toda manifestación que pueda provocar alguna reacción desagradable en el Gobierno.

El padre Brito con el bachiller Cuéllar se encargaron de llevar la nota de la Embajada de Panamá que ofrece asilo a los que ocupan las Embajadas de Venezuela y Francia. Ellos prometieron, según me dijo el padre Brito, reflexionar sobre el asunto.

DOMINGO, 27 de mayo de 1979

Gracias a Dios la Catedral ha sido desocupada y pudimos tener allí nuestra Eucaristía de las ocho de la mañana, pero lamentablemente la radio YSAX todavía no ha podido ser reparada y la misa no se pudo transmitir. Se nota que es muy escuchada, porque han sido muchas las preguntas al respecto. Es el domingo de la Ascensión del Señor y prediqué sobre la trascendencia, que nuestra misión y nuestra vocación como Iglesia y como cristianos, es siempre trabajar en este mundo, pero con una intención de trascendencia. En la misa hubo muchos periodistas y se tomaron también fotografías de televisión. No pude identificar a todos los periodistas, pero me parece que algunos eran de Europa, de México y de otras partes.

La encargada de negocios de Panamá llamó a una colaboración a la Iglesia, ya que ha venido una comisión especial de Panamá, para tratar el asunto del asilo de los ocupantes de las Embajadas de Venezuela y Francia. Encargué al padre Brito para este servicio.

Por la noche, una entrevista con un periodista de la UP. Asuntos de la Iglesia y del país.

LUNES, 28 de mayo de 1979

Hoy he acabado de perfeccionar la carta que enviaré al cardenal Baggio, con copia para el secretario de Estado, acerca de la sugerencia de monseñor Quarracino de nombrar un administrador apostólico, sede plena. He expresado que tal solución no sólo me parece ineficaz, sino muy dañina para la Arquidiócesis, porque acabaría de romper la unidad y expresaría una situación doble de nuestra comunidad arquidiocesana; que no se trata únicamente de resolver problemas personales sino de que sea expresión de todo el pueblo de Dios, la voz del obispo, lo cual se neutralizaría enormemente poniéndole un administrador apostólico, cualquiera comprendía que es una desconfianza acerca del propio obispo. He sugerido, como la solución más de fondo, la nominación de nuevos obispos, con criterios del Concilio Vaticano II, para inyectar nuevos criterios pastorales en la Conferencia Episcopal, evitando así una desunión que no tiene razón de ser, ya que va en contra de esos principios del Concilio.

Tuve la visita de tres representantes de organismos franceses en favor de los Derechos Humanos, que han venido a preocuparse de investigar la situación de los derechos humanos en nuestro país.

Almorcé con los padres Ellacuría y Sobrino para platicar acerca del proyecto de una próxima carta pastoral sobre la situación del país y la misión de la Iglesia, que espero se publicará para el próximo 6 de agosto. Nos reuniremos dentro de ocho días para concretar el esquema que ya se espera para entonces tener preparado.

Hice una visita a la oficina de los medios de comunicación social para investigar la situación de los trabajos de la radio que todavía está sin salir al aire, mientras hay mucha gente inquieta porque se resuelva esta situación. Parece que falta algo que han ido a traer a Estados Unidos y que se espera que llegue de un momento a otro. Pero supliqué al Padre encargado que apresurara y si fuera necesario alguien fuera personalmente a traer esos repuestos a los Estados Unidos. Me di cuenta también que capturaron y torturaron a un joven que trabaja en la Imprenta Criterio donde se edita nuestro semanario Orientación y que en el interrogatorio salieron muchas preguntas que denotan la mentalidad persecutoria que se tiene contra nuestra nuestros medios de comunicación social de parte del Gobierno.

Por la noche quise evitar la ultreya de Cursillos de Cristiandad, pero, había...

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DIARIO del 29 de mayo al 19 de junio de 1979

MARTES, 29 de mayo de 1979

En el desayuno tuve una interesante conversación con el padre César Jerez, provincial de los jesuitas, que acaba de regresar de un viaje por América del Sur. Me informó sobre el interés que allá hay por seguir la pastoral de nuestra Arquidiócesis y cómo se han hecho eco de varias expresiones de nuestro magisterio episcopal. Es interesante escuchar las impresiones de Iglesias y conferencias episcopales tan poderosos como el Brasil, en comparación de nuestra pequeñez; es para expandir el espíritu y ver como esta voz y línea de la Iglesia de identificarse con el pueblo y de enfrentarse, aun por necesidad, a gobiernos que no comprenden al pueblo, y la necesidad de optar, como aconseja Puebla, por los pobres, es un hecho admitido y que va en mucho progreso en una Iglesia que busca auténticamente ser la Iglesia de Jesucristo.

Toda la mañana fue dedicada a la reunión del Consejo naciente de Pastoral; fue muy consolador hacer una evaluación, reconocer las deficiencias de que todavía adolecemos, pero con entusiasmo proponer sugerencias para llevar este trabajo del Consejo a una verdadera fuerza pastoral de coordinación, de orientación de la pastoral de toda la Arquidiócesis. Durante la junta pude tener algunos paréntesis para atender a un seminarista de Chalatenango. Y, sobre todo, a un empleado de la imprenta que fue torturado y al que se le hicieron preguntas bastante maliciosas contra la Arquidiócesis. Y con el padre Martel de Apopa que me da malos informes acerca de un joven sobre el cual hemos estado observando para ver si de verdad se trata de una vocación. Según la conversación, lamentablemente, hay que descartar toda posibilidad, por ahora, de proseguir estudios en el Seminario.

Por la tarde, entrevista con un periodista de la UP y otro de varias revistas de América del Sur y de Norteamérica. Todos los periodistas se interesan en conocer el pensamiento de la Iglesia y sus relaciones con el Gobierno. A lo que trato de ser sumamente claro y sincero; denunciando también los manejos que a veces se advierten en la publicidad de nuestro ambiente.

He estado puliendo la carta para la Sagrada Congregación para los Obispos, que próximamente llevará mi opinión acerca de la sugerencia de un administrador apostólico, sede plena, y de los posibles caminos de solución de nuestro conflicto eclesial.

MIÉRCOLES, 30 de mayo de 1979

Nuevamente ha sido un día muy intenso. Amanecimos con la noticia del asesinato del encargado de negocios, con rango de embajador de Suiza, en la plaza Alegre, paseo Escalón. Fue atacado cuando venía para la Embajada y muerto con una ráfaga de ametralladora. El secretario de la Nunciatura quiso hablar conmigo. Le prometí ir a la Nunciatura por ser más tranquilo, pero no puede llegar dado que este sitio, cercano al asesinato, está bloqueado por retenes de los cuerpos de seguridad. El secretario de la Nunciatura vino al Arzobispado, para manifestarme confidencialmente, que Francia había pedido a la Santa Sede una intervención para resolver el problema de la Embajada en El Salvador, ocupada por el Bloque Popular Revolucionario, y donde están como rehenes el Embajador y otros colaboradores, cuya condición humana es sumamente precaria y ya se prolonga por más de 25 días. Me surgieron algunas ideas y me agradó la sugerencia porque aprovecharé, como pastor, para tocar el crimen que se acaba de cometer y otros atentados contra la libertad y dignidad de embajadores o ciudadanos de otros países.

Vino al Arzobispado también una comisión de dos abogados franceses, el padre Maurice Bart, que venían en nombre de varias organizaciones de Francia a manifestar su solidaridad de nuestra Iglesia y a tomar datos de nuestra situación. Conversamos ampliamente y me dieron mucha fortaleza con su aprecio que comprenden muy bien nuestra situación. Por mi parte, también, les agradecí y les pedí que no nos dejaran, dándonos siempre este apoyo moral que hoy ellos me traían.

Por la tarde, reunión con encargados de comunicación social y el padre Pedraz, encargado de la radio, para estudiar la situación de nuestra radio. En lo técnico, se espera que pronto sea superada la dificultad que la tiene hoy impedida de salir al aire. Más bien, estudiamos los aspectos ideológicos y se constituyó, para responsabilizar el contenido de nuestras emisiones, una comisión compuesta por el padre Pedraz, el padre Fabián Amaya, la señorita Doris Osegueda y el padre José Luis Burget y el padre Gregorio Rosa. Todos ellos estaban presentes. Aproveché para consultarles sobre el pronunciamiento sugerido por la Nunciatura y que de mi parte quiero también hacer como un pronunciamiento pastoral. Me dieron varias ideas y el padre Gregorio me acompañará para terminar la redacción de este documento. Por lo cual, después de la cena, llegó al hospital de la Divina Providencia donde trabajamos hasta muy entrada la noche. Por esta razón, tuve que renunciar a la invitación que me habían hecho los cursillistas de cristiandad para una cena, que hubiera aprovechado también para muchos asuntos de la pastoral laical, pero les pedí disculpas y les prometí reunirnos muy próximamente.

JUEVES, 31 de mayo de 1979

El padre Gregorio Rosa y yo amanecimos terminando nuestro trabajo, después del descanso nocturno, se siente más fresca la mente y pudimos terminarlo hacia las 10 de la mañana. Invité al secretario de la Nunciatura y a los encargados de la Embajada de Francia para darles a conocer la redacción. El secretario de la Nunciatura me hizo varias observaciones y casi me presagió que tal vez no gustaría tanto a los franceses por no dedicarlo casi exclusivamente a ellos. Yo le advertí que era un llamamiento pastoral y que no podía parcializarse sólo con los franceses, sino aprovechar esta circunstancia que había sido asesinado, también, el embajador de Suiza, para tocar todos los asuntos de los diplomáticos extranjeros y de los ciudadanos extranjeros, por los cuales la Iglesia también tenía un deber pastoral. Después de otras observaciones hechas privadamente con el secretario de la Nunciatura, llegaron los representantes franceses a quienes di a leer la redacción del pronunciamiento y ellos me manifestaron su completo agrado. Únicamente me pidieron que si podía acentuar que ya eran 28 días de cautiverio en la Embajada, del embajador y sus colaboradores, entre ellos una señora anciana de 70 años, en condiciones físicas e higiénicas muy inhumanas. Con gusto acepté esta enmienda y se dio a la publicidad el pronunciamiento, tal como lo habíamos preparado. Agregué una observación de la Secretaría de la Nunciatura referente a acentuar la petición al Gobierno de interceder en el asunto de la Embajada de Francia, pero siempre con respeto absoluto a las vidas humanas que estaban implicadas en esta ocupación.

Las primeras impresiones de esta tarde del pronunciamiento que han comenzado a difundirles han sido muy laudatorias.

Por la tarde, tuve un profundo respiro pastoral al aceptar la invitación del padre Cayo Ayala a celebrar en San José Villanueva, su pueblo natal, los sesenta años de matrimonio de sus padres, don Francisco Ayala y doña Herminia. Coincidía con la clausura del mes de mayo. Y a la iglesia del pueblo llegaban las flores de mayo de los diversos sectores de aquella parroquia que atienden las hermanas pasionistas. Un conjunto precioso para una tarde pastoral para hablar de la Virgen, de la santidad del matrimonio y de la fidelidad, del don de la vida, de la fecundidad santa. Temas en un ambiente de sencillez, donde había también muchos niños que habían llegado de la escuela, llevada en pleno. Un tema con lenguaje pastoral sencillo y un saludo, a la despedida, a todos dándoles la mano, deja en el alma una tranquilidad de estar enraizado y encariñado con un pueblo que sabe corresponder.

VIERNES, 1 de junio de 1979

En la Curia, compartí un cafecito con los sacerdotes George, Trinidad Nieto y Modesto Villarán, de Soyapango, con quien fue la plática principal, ya que ayer salía difamado en los periódicos como que si el pueblo de Soyapango pidiera su traslado a otra parte, por ser un sacerdote que ofende a la gente del mercado que rodea la iglesia; lo cual es completamente falso, conociendo al Padre y la simpatía que goza en el pueblo. Lo animé a salir adelante. Él también está muy animado porque estas calumnias, más que todo, logran animar más a los pastores. Le conté, por mi parte, como también a mí me habían llegado llamadas telefónicas amenazándome de muerte y una tarjeta con la cruz swástica UGB, Unión Guerrera Blanca, ordenándome que debo cambiar de modo de predicar, que debo condenar al comunismo, que debo elogiar a los muertos de los cuerpos de seguridad, etc., y que si no sigo esa línea, que me van a eliminar. Lo cual comprendo que son como amenazas psicológicas, para detener una voz que siente en conciencia que no se puede callar, para hacer luz en medio de tantas confusiones e intereses bastardos.

A la diez de la mañana tenía anunciada la visita del señor embajador de Estados Unidos, quien vino con el nuevo secretario de la Embajada, con el encargado de asuntos políticos y el representante de la ayuda internacional para América Latina. Manifestó con mucho respeto su admiración por nuestra Iglesia y tocamos varios tópicos en que estas relaciones de la Embajada de Estados Unidos, con el Arzobispo, pueden redundar en mucho bien para nuestro país.

Vino también una representación de los estudiantes de Medicina. Dos jóvenes muy entregados a su profesión, ya casi para titularse, me expresaron su asombro ante la podredumbre de la situación de la medicina en los centros asistenciales cuando se trata del origen de la vida. ¡Cuántas mutilaciones! ¡Cuántas esterilizaciones de hombres y mujeres, hechas con suma facilidad y masivamente! Me fue una expresión de estos jóvenes al decirme: «Se está castrando la fecundidad de nuestro pueblo y es necesario hacer algo». Y me propusieron celebrar una mesa redonda en la Universidad sobre este tema y que participara en ella. Con gusto acepté y los felicité y le pedí a Dios que les conserva siempre esa mente limpia, para ser verdaderos médicos defensores de la vida y no destructores de la humanidad. Quedamos que el 11 de junio, en la proximidad del Día del Estudiante de Medicina, se tendrá este Foro, junto con otros profesionales de la Medicina, de la Economía para estudiar esta violación del derecho original de la vida.

Tuve también la visita de dos obreros para invitarme o que enviara un representante, a una reunión de unificación de ideales obreros que tendrán mañana. Con gusto acepté por lo menos enviarles un representante, ya que mi tiempo está comprometido con una reunión de religiosas.

Hubo también una visita de un periodista japonés, tuve que usar intérprete, porque él no habla español y yo no hablo inglés. Y se trató también de esclarecer la posición de la Arquidiócesis en la situación actual política del país.

Por la tarde, una entrevista telefónica con un periodista de Colombia, acerca de la ocupación de la Catedral por el FAPU, que nuevamente la tiene desde anteayer pero que han prometido entregarla mañana, o sábado. Acerca de esto platiqué con el padre Moreno y con el ingeniero Ricardo Navarro, de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, que vino a visitarme en nombre del FAPU, para explicarme el motivo de la ocupación, es llamar la atención para protestar por la muerte violenta de una de sus compañeras. Y me valí de esto para que intercediera ante el FAPU, de que para el domingo nos dejaran ya libre la Catedral. Manifestó él que no había mala voluntad contra la Iglesia, sino que se valían únicamente de este medio, para hacerse oír y que me pedían disculpas.

Hoy tuvimos reunión como primero de mes, la Hora Santa que, gracias a Dios, recobra importancia, por la cantidad de gente y más que todo por la calidad de oración que hacemos, por las muchas necesidades de la Iglesia y de la patria. Mi hermano, Gaspar, que trabaja en un puesto importante de ANTEL, ha sido inesperadamente bajado de cargo. Sin duda, es una revancha del Gobierno por ser familiar mío y siento que mi familia sufra consecuencias de un deber profético que tengo que cumplir. He tratado de darle ánimos y de decirle que ante toda situación debemos estar siempre muy fuertes en la esperanza y estar firmes también en la lucha por la justicia de nuestro pueblo; aunque es difícil que gente sin mucha formación religiosa y cristiana comprenda el papel actual de la Iglesia, que es muy difícil, si quiere ser fiel al Evangelio.

SÁBADO, 2 de junio de 1979

Tuvimos un desayuno de asesoramiento para la homilía. Discutimos bastante el tema de la fe y la política. La necesidad de una pastoral especificada para que puedan cultivarse esas inquietudes de algunos cristianos más promovidos, principios y reflexiones que no se pueden hacer en una pastoral masiva. Mientras tanto, hay que hacer lo que se pueda para que los que se han organizado en las organizaciones políticas populares no pierdan la fe que tal vez fue la que inspiró su compromiso político. Lo que por falta de un seguimiento capacitado de la Iglesia puedan perder esa fe y orientarse por soluciones desviadas.

Desde las nueve tuvimos una reunión con las superioras religiosas para analizar el caso de las hermanas expulsadas de Arcatao; expulsión que fue corregida por el mismo Gobierno y que da capacidad para que las hermanas puedan volver, aunque se espera un permiso de la superiora general. El relato de una de las religiosas fue muy conmovedor, sobre todo, por su espíritu de entrega con que quiere continuar su trabajo en aquel ambiente donde ella se siente sumamente comprometida y cree que la ausencia sería dañina y haría retroceder lo que se ha progresado en esas reflexiones. Las religiosas de otras congregaciones manifestaron su solidaridad con estas hermanas ejemplares y las invité a que con frecuencia hiciéramos estas evaluaciones y estas reflexiones que nos vayan identificando más con la pastoral de la Arquidiócesis, que no trata de imponer, sino de dialogar para que todos convencidos caminemos por donde el Señor quiere que caminemos.

Fui a almorzar con la comunidad de las religiosas oblatas al Divino Amor, ya que con tristeza muy grande tienen que despedir a su actual superiora, la madre Carmen María Scaglietti, que ha decidido dejar la vida religiosa y regresar a Costa Rica, su patria. Vi muy consternadas a todas las hermanas y traté de animarlas con espíritu eclesial. Lo mismo que a la madre Carmen, para que, aunque ya no sea religiosa sea siempre fiel servidora de la Iglesia.

DOMINGO, 3 junio de 1979

La falta de radio YSAX ha hecho llegar más gente a la Catedral para la misa de las ocho. Además un buen grupo de jóvenes y niños que iban a recibir la confirmación en este día de Pentecostés, acompañados por familiares, padrinos y comunidades, hicieron esta misa sumamente solemne. Estaba para tomar impresiones de esta liturgia radiotelevisión de Inglaterra, la BBC de Londres, quienes estuvieron durante toda la misa y principalmente a la salida donde me formularon unas preguntas acerca de la opinión que tengo de cómo se puede encontrar una solución pacífica a la situación del país y cuál es mi pensamiento acerca de soluciones violentas. Las respuestas fueron sugeridas por lo que siempre he predicado, que la mejor solución pacífica es un retorno al amor y un sentido sincero de buscar un diálogo, pero que esté enmarcado en un ambiente de confianza que debe demostrarse con hechos, para que el pueblo en toda libertad pueda expresar sus opiniones y que todos sean admitidos al diálogo que busca esa solución. En cuanto a la violencia, expuse los principios que ya escribí en mi carta pastoral.

LUNES, 4 de junio de 1979

Después de misa, en el hospital de la Divina Providencia, me esperaban dos representantes del FAPU para proponerme una entrevista y que señalara la fecha. Les dije que consultaría, lo cual hice durante el día, y les ofrecí el próximo jueves a las seis de la tarde. También representantes de FENASTRAS vinieron a pedirme la misa para la señorita que murió acribillada balazos en La Reubicación, de Chalatenango, misa que ella proponía para el próximo miércoles a mediodía en la Catedral. Le dije que ya me habían pedido una misa por esa misma persona y que la celebraría en la capilla de la Divina Providencia. Ella no estaba conforme porque decía que era necesario hacerlo en público para denunciar el crimen que se cometió. Le dije que lo principal de la misa era la oración por el difunto y que ya las denuncias se habían hecho en forma muy clara por parte de la Iglesia. Por la mañana, asistí a la reunión de la vicaría que celebran los párrocos de vicaría de Asunción, Flor Blanca. Les expuse mi proyecto de preparar una pastoral de la zona metropolitana y les pedía su colaboración, ya que ellos están enclavados en la plena ciudad, en la parte más distinguida. Fue muy agradable oír un comentario muy positivo en busca de un mejor servicio esta capital. También les propuse el problema del párroco de San José de la Montaña, y como proyecta un retiro de la República. Aprovecharé más esa ocasión para encargar a la vicaría, la cual propone o al padre Carlos Mejía, actual párroco de La Asunción de Flor Blanca, o al padre Ernesto Abrego, párroco de San Benito, como una solución para que San José entre en el mismo espíritu de los demás párrocos de la vicaría.

Un objetivo principal de mi visita a esta reunión era animar porque he tenido noticias de que hay cierto decaimiento en el ánimo de algunos y les manifesté mi complacencia en el modo de cómo se han organizado, y el sentido de equipo que le han dado a todo su trabajo parroquial. Los felicité y les animé a ir adelante.

En la Curia tuve la visita del padre Jorge Benavides, párroco de Suchitoto, quien me expuso problemas muy interesantes de la división política y de otros aspectos de aquella interesante población. También estuvo el padre Cazares, de Tonacatepeque y el padre Julio Orellana, de Cuscatancingo.

Por la tarde, celebré otra misa en la misma capilla del Hospital en sufragio del profesor P. Ramos, asesinado el 24 de abril después de haber sido torturado. Estuvieron presentes su esposa, sus tres niños y su mamá, lo mismo que otros miembros de la familia y numerosos profesores de diversas escuelas. El sermón fue sobre la palabra de San Pablo: por un hombre entró la muerte en el mundo, diciendo que toda esta situación nuestra es como un triunfo del pecado, el pecado que se expresa sobre todo en la muerte de los otros, matar a los demás. Pero que Cristo era el principio de una justicia en el cual hemos de apoyar todas las justas reivindicaciones, sin necesidad de llegar a violencias y odios.

Me visitó un periodista de San Juan, Puerto Rico, con alguna dificultad para hablar el español, ya que él habla inglés. Nos hicimos entender en una plática muy interesante sobre la situación de nuestro país. Él, al despedirse, me expresó grandes elogios, diciendo que era una experiencia para él muy grandiosa haber conversado conmigo. Yo agradezco al Señor que me dé este aire de personalidad que no quiero aprovechar para mi vanidad, sino para el mejor servicio de esta Iglesia.

En el Arzobispado han preparado bastante material para la junta del clero que será mañana, si Dios quiere.

MARTES, 5 de junio de 1979

Esta mañana fue dedicada a la reunión mensual del clero. Asistieron numerosos sacerdotes de todas las vicarías y también las religiosas que trabajan en los pueblos en pastoral directa de la Arquidiócesis. Coordinó el padre Fabián Amaya y habían preparado la reunión los padres Benito Tovar y Trinidad Nieto. Se trataba de analizar los hechos del mes de mayo que han sido tan densos, tan sangrientos, tan complicados. Después de una narración de los hechos preparada por la Secretaría de Información y leída por el padre Nieto, el padre Jesús Delgado enfocó con principios teológicos de Puebla, de la exhortación Evangelii Nuntiandi y de la Segunda Carta Pastoral del arzobispo de San Salvador, los principios de los cuales podían derivarse criterios y luces para iluminar y reflexionar sobre esta realidad. Después se completó toda esta información y toda esta iluminación con algunas aportaciones en el plenario para luego, después del refrigerio, ir a grupos y retornar después a un plenario donde se recogieron interesantes observaciones y sugerencias para una pastoral que nos identifique cada vez más como Iglesia y nos haga discernir perfectamente entre las diversas líneas políticas y reivindicadoras que hay en el ambiente. Para que desde nuestra identidad como Iglesia, podamos ser lo que Cristo quiso al poner su Iglesia iluminada por su palabra al servicio del mundo. La última intervención me tocó a mí y traté de felicitar por la riqueza que había aportado y darle valor a toda esa reflexión, y resumir como consigna todo eso en estas palabras «Clarificación, identidad de la Iglesia, unidad sacerdotal (para presentar el misterio de nuestro presbiterio como el núcleo y el foco desde donde se ilumina la actividad de la Iglesia) y discernimiento (para que el Espíritu Santo nos dé capacidad de no confundir a la Iglesia con otras líneas, y de ser auténticamente Iglesia, saber comprender a todos los demás desde nuestra propia identidad)». Se notaba mucha cordialidad y mucho entusiasmo en la reunión. Me da la impresión de que nuestro clero va madurando y solidarizándose cada vez más en el ideal pastoral de la Arquidiócesis.

MIÉRCOLES, 6 de junio de 1979

Por la mañana, entrevista con periodistas. Un periódico que se encarga de denunciar los abusos y atropellos contra los derechos humanos, gira por El Salvador y ha recabado muchos datos y pidió la información y el criterio de la Iglesia, que ya todos conocen.

Reunión de religiosas que trabajan en la Pastoral. Fue muy animada. El padre Chus Delgado presentó un panorama de la situación real de El Salvador, aunque me pareció un poco parcializado y político, pero dio base para que luego enfocáramos pastoralmente la labor de construir una Iglesia auténtica, que sea capaz de dialogar y de salvar todo lo que Dios nos ha encomendado entre nosotros. Estuvieron presentes casi todas las religiosas y se interesaron bastante también en el caso de las religiosas de Arcatao, expulsadas y regresadas otra vez a su trabajo.

Por la tarde, celebré misa por Mercedes Recinos. Se trata de una obrera acribillada en su propio hogar por la represión de este momento, ya que ella era dirigente en un sindicato, y en su propia casa, en La Reubicación de Chalatenango fue asesinada. A la misa asistieron, además de su familia, muchos compañeros obreros, el FAPU, organismo político popular en el que están incluidos varios movimientos obreros. Aproveché la homilía para apoyar lo justo de sus reuniones y de su reivindicación laboral, pero orientándoles a la trascendencia, de la que nos habla ya la difunta Mercedes, que morir luchando por una causa en la tierra, sólo tiene un sentido completo cuando no se han perdido las perspectivas de la eternidad. Y que un cristiano debe llevar, para incorporar en la redención de Cristo todas las redenciones por las cuales trabajan estos grupos; aunque algunos después entendieron que yo me oponía a las agrupaciones y que sólo quería cristianos buenos. Les dije: «Aquí se ve cómo es difícil hacerse entender y por eso es fácil criticar a la Iglesia injustamente».

Por la noche, reunión con las señoras que forman el Consejo Arquidiocesano de Cáritas para que expusieran con toda libertad y franqueza las anomalías y deficiencias que notan en el personal de la oficina y en el asesoramiento del representante de la Iglesia, padre Rutilio Sánchez. Fueron muy francas y quedé de reunirme con el gerente y con el Padre junto con un representante de la Junta Arquidiocesana para tratar de orientar y de corregir las deficiencias y hacer que Cáritas sea lo que tiene que ser siempre, una escuela al servicio de la promoción de la caridad y el amor, valiéndose de los programas que ya existen, pero no concretándose sólo a eso sino dando un ejemplo del trabajo de la caridad de la Iglesia.

JUEVES, 7 de junio de 1979

Nuevamente, una periodista, Jennie Traf, interesada por conocer directamente el pensamiento del Arzobispo y el movimiento pastoral de la Arquidiócesis. Orienté también a una religiosa belga, que trabaja en Cojutepeque y que me ayudará a organizar la oficina de la Pastoral en la Curia y la hemeroteca.

Junto con la vicaría de Aguilares, el equipo coordinador, compuesto por sacerdotes y religiosas para estudiar el caso de Ciudad Arce, donde el padre Joaquín Brizuela y la religiosa representan como dos movimientos pastorales antagónicos, y ya se ha tratado bastante de organizar, de coordinarlos, pero parece que ya no hay remedio más que sacando a los dos para poner un elemento más unificador. De hecho, llegó la madre Josefina a la que le explicamos con toda franqueza y está dispuesta a retirarse. El padre Martel se encargará de avisar al padre Joaquín y de convencer la conveniencia, por el bien de la Iglesia, de cambiar de parroquia y que exponga sus preferencias para este traslado.

Estudiamos también otros casos de la vicaría, como el caso de Quezaltepeque, Guazapa y Opico. Me dio gusto ver la buena voluntad de resolver los problemas eclesialmente.

Por la tarde, un grupo de catequistas del Oratorio Ricaldone asistió a una cita que, lamentablemente por no haberse confirmado, no pude atender, pero supliqué al padre Brito para que él conversara sobre lo que yo quería decirles, o sea, de ver cómo se extiende a la Arquidiócesis el sistema de los oratorios salesianos, pero encarnados en la inquietud de nuestra pastoral.

Desde las cinco de la tarde, en el hospital de la Divina Providencia, con representantes del FAPU y, por nuestra parte, con Beto Cuéllar, el padre Moreno y la señorita Doris Osegueda, para dialogar sobre algunos puntos de divergencia entre la Iglesia y esta organización. Sobre todo, la toma de templos, las relaciones de su grupo con nuestras comunidades eclesiales de base, sus críticas a las líneas pastorales de la Iglesia. Y la conversación resultó interesante porque también se resolvió una atención de la Iglesia para ciertos movimientos políticos, aunque la Iglesia, no es especialista en política, pero sí puede asistir como invitado, respetando siempre la autonomía y la responsabilidad que los laicos y los partidos y organismos tienen en esta materia. Pero ella, como Iglesia, siempre tiene una palabra que decir para apoyar lo justo o para reprobar lo injusto.

VIERNES, 8 de junio de 1979

Tuve una entrevista con la directiva de la Federación de Colegios Católicos, en la que me informaron su preocupación por la elección de la nueva directiva que tienen que hacer, ya que llega el tiempo y tienen sus dificultades con el representante de la Conferencia Episcopal, monseñor Aparicio. Yo les sugerí que procedieran con santa libertad y que pusieran también elementos que favorecieran a la Federación, escogidos de otras diócesis, que ciertamente hay elementos, como algún hermano marista, el hermano Izquierdo (éste está en San Miguel) y alguna religiosa de La Asunción, en Santa Ana, y que no desmayaran en su esfuerzo por impulsar los colegios por una verdadera pastoral. También les supliqué interesarse para que las escuelas parroquiales ingresen activamente en la Federación. Hay obras en la Federación de concientización y de pastoral que vale la pena continuar trabajando como Federación de Colegios Católicos.

En el almuerzo con el padre provincial de los padres jesuitas y otros tres de la misma compañía, para pedirles un asesoramiento acerca de la situación del momento. Fueron muy explícitos y muy sinceros en darme opinión; también para elaborar una próxima carta pastoral de acuerdo con una encuesta que se ha hecho a todos los párrocos y a todas las comunidades que vengan a ser como el voto, como la opinión de la Iglesia en la Arquidiócesis en el Foro Nacional, que ha resultado muy parcial, pero que la Iglesia siente la conciencia de decir, desde su competencia, la opinión para el bien público en esta situación del país. Ya tenemos un esquema y esperamos las respuestas de las comunidades para incorporarlas en la redacción definitiva.

Esta tarde tuvimos una evaluación de los trabajos de organización de la Curia. Nos ayuda al padre Ibáñez con otros cooperadores de la institución de la Fundación de Vivienda Mínima. Y aunque sea un pequeño paso, pero nos dijeron que se notaba ya un caminar hacia la organización de la Curia, que vamos buscando para un mejor funcionamiento de la institución eclesial en nuestra Arquidiócesis. Una de las condiciones más útiles fue la de que, los principales responsables de la Curia y de la Diócesis, nos reuniremos semanalmente los martes a las ocho de la mañana, con la presencia de un seglar de la Vivienda Mínima, que nos dará su juicio visto desde afuera. A continuación con los mismos colaboradores de la Fundación y padre Pedraz, encargado de la radio, conversamos sobre la situación de nuestra emisora y la necesidad de instalar los nuevos aparatos, pero que suponen un gasto de cien mil colones para la instalación de la nueva antena. Supliqué al ingeniero Galván que redactara en mi nombre, un cable o télex para la institución MISEREOR que nos ha ayudado ya grandemente a la que le pediremos una nueva ayuda para esta instalación, ya que el aparato antiguo, que está ahora suspendido por carencia de un repuesto que no se encuentra, no se sabe si lo podremos reparar y urgen tener una radio que exprese el pensamiento de la Iglesia.

SÁBADO, 9 de junio de 1979

Como todos los sábados, tuvimos un desayuno de consulta para preparar las notas de la homilía. Y resulta una reunión muy interesante porque se evalúa el caminar de la Secretaría de Información Social. Criticamos la nueva forma de Orientación, pidiendo que se suspendieran algunas notas muy piadosas y que se diera lugar a informaciones o a criterios que sean más útiles en el momento en que nuestro periódico es la única voz, ya que la radio está sin poder salir al aire. Se acordó que la señorita Doris Osegueda, que dirige Orientación, se asesore de elementos que sean un poco agresivos, aunque se haya que frenar, pero siempre es bueno tener quienes impulsen también en este sentido.

Como de costumbre, dediqué el resto del sábado a preparar la homilía del domingo y otras atenciones espirituales y personales.

DOMINGO, 10 de junio de 1979

Gracias a Dios, la misa de la Catedral siempre muy concurrida, sobre todo, en este tiempo en que nos está fallando la emisora y mucha gente se acerca para escuchar lo que antes escuchaba por radio. Es el domingo de la Santísima Trinidad y aproveché para presentar en la homilía la idea del Dios de nuestros padres, tal como nos los presenta el Antiguo Testamento en la primera lectura, «Un Dios que acompaña al pueblo en su historia» y de allí apliqué a nuestra historia, aplicándolo concretamente a nuestra semana, invitando al pueblo a tener siempre aquella fe de Israel en el Dios que iba con ellos hasta en las máximas dificultades del pueblo. El segundo pensamiento fue «El Dios de Jesucristo», la revelación de la Santísima Trinidad, el amor del Padre, un Dios que se hace presente en el hombre que lo encarnó, Jesucristo: misericordia, amor, entrega por los hombres. Y finalmente, la segunda lectura de San Pablo, que nos habla del envío del Espíritu Santo para realizar en los hombres un proceso que lo una a la Trinidad Santísima, haciéndolos hijos de Dios, recibiendo un Espíritu de Amor, no de temor ni de esclavitud, sino de santa libertad y de gran esperanza, ya que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo.

Al mediodía, fui a celebrar con las religiosas oblatas al Sagrado Corazón 25 años de vida religiosa de sor Ana de Jesús Ovín. Resultó una misa muy sentida, es decir, cordialmente participada por todos y a la hora de la homilía participaron también unas niñas de alguna comunidad que tienen en Ciudad Arce; lo mismo que la participación de la festejada, la hermana Ana, fue sumamente emocionante. La provincial aprovechando un llamamiento que yo hice en mi homilía dijo que, con el consentimiento de la superiora general, me ofrecían toda su colaboración para el trabajo de difundir la devoción al Corazón de Jesús, no sólo en El Salvador, sino en América Central. Tal como me lo encomendaron en el reciente seminario del culto del Corazón de Jesús, celebrado en Santo Domingo, donde me hicieron presidente de un pequeño comité para difundir la devoción Corazón de Jesús en América Central. Quedamos de que muy próximamente nos reuniremos con las hermanas que se van a dedicar a este trabajo y lo creo todo, pues, un regalo del Corazón de Jesús y ojalá que, por nuestro humilde medio, su reino se extienda y profundice más en nuestros cristianos centroamericanos.

Por la noche, en la Colonia Atlacatl celebran también la fiesta patronal de la parroquia, ya que es la parroquia de la Divina Providencia y celebran precisamente el día de la Santísima Trinidad. Los padres redentoristas, que tienen a su cargo esta parroquia, concelebraron conmigo. La iglesia estaba completamente rebosante, hubo un saludo cariñoso de aplauso a mi llegada y les prediqué el sentido de la Providencia Divina, no exime la colaboración inteligente y generosa de los hombres y cómo la parroquia en los designios de la Providencia Divina es un instrumento que hay que aprovechar para santificarse, ya que la finalidad de la Providencia de Dios acerca de los hombres es hacerlos sus hijos, sus herederos, comunicarles su vida, lo cual es precisamente el trabajo parroquial al que hay que colaborar para que todos vivamos en la gracia de Dios.

LUNES, 11 de junio de 1979

Me visitó una representación de la cuarta promoción de bachilleres del Instituto Tecnológico de Usulután, los cuales venían a ofrecerme su promoción y pedirme el permiso de llamarla con mi nombre. Yo les agradecí profundamente y les dije que no tenía inconveniente, que al contrario, un gran honor y una satisfacción. Sólo les comuniqué que tenía que contar con el obispo de aquella diócesis, monseñor Rivera, para poder participar en la fiesta de promoción, que les supliqué me indicaran cuándo iba a ser.

El resto del día lo dediqué a preparar mi intervención en la mesa redonda de la Universidad Nacional, que fue esta tarde a las cinco, dedicada al tema del control de natalidad. Participaron en la mesa redonda un médico de la Sociedad Demográfica, un economista, un médico de medicina social. Conmigo iban el padre Guillermo Gibons, médico, encargado del Centro San Lucas de San Miguel, para orientar el método natural de la concepción, y también la licenciada de Reyes, encargada del Centro Población y Familia, que es otro esfuerzo de nuestra Arquidiócesis para ayudar en la orientación de nuestras familias. Expuse la doctrina de la Humanae Vitae de Pablo VI, recalcando los derechos humanos, la dignidad del hombre, el respeto a la vida, o sea, todo el aspecto positivo de la Encíclica que parece que impresionó bastante, para deducir de allí las leyes morales que rigen ese acto sagrado de la continuación de la vida humana. Después de las intervenciones hubo un interesante interrogatorio de parte del auditorio que se mostró muy preocupado de la difusión descarada de los medios anticonceptivos. Estudiantes de medicina fueron muy valientes en encarar la política de la Sociedad Demográfica y hasta reclamar en nombre de la ética profesional y de la libertad y dignidad de nuestro pueblo, que no se fuera tan servil a esta política que no es la solución de nuestro problema. Yo lo indicaba en mi intervención al decir que el problema demográfico debe englobarse en una promoción integral social, que sólo dedicarse a evitar nacimientos, y peor todavía, a fomentar abortos, era nada más poner un parche pecaminoso en un problema tan complicado como es nuestra situación social.

MARTES, 12 de junio de 1979

Tuvimos a las ocho de la mañana la primera reunión para ir evaluando semanalmente la organización de la Curia. Lo dedicamos hoy especialmente al problema de la YSAX, que preocupa ya mucho a todo el pueblo y hemos tomado algunos acuerdos para apurar que reaparezca otra vez esta emisora tan necesaria hoy para la Iglesia.

A las diez de la mañana, participé, en Santa Tecla, a una reunión que me invitaron los directivos de la Unión Comunal Salvadoreña. Fue sumamente interesante platicar con estos campesinos de diversos puntos de la República sobre las inquietudes sociales. Admiré su capacidad de autonomía y de respeto y de esperanza que tienen en la Iglesia. Les prometí toda la ayuda y seguir siendo fiel a las consignas de nuestra Iglesia latinoamericana, de la opción preferencial por los pobres, pensando principalmente en los campesinos y en sus esfuerzos de reivindicación.

Algunos sacerdotes vinieron también esta mañana, ya que los martes se les consagra especialmente a ellos. A las cuatro de la tarde tuve una reunión con el seminario mayor de la Arquidiócesis que me gustó mucho por su preocupación acerca de la liturgia en la Catedral y de esfuerzos de unión con los seminarios menores, para los que se preparaba una próxima convivencia con ellos, y otros aspectos que indican ya cierta madurez en esta juventud que se va preparando para renovar las fuerzas sacerdotales de la Diócesis.

Por la noche, interesante conversación con el doctor Castro Salazar, al que han capturado y torturado y está sumamente indignado de lo que es posible en nuestro ambiente actual. Ya dice, «había creído que guardaba los guantes, porque he sido siempre combativo, hasta he sufrido el destierro; sin embargo, creo que nuestra patria pide que vuelva a ponerme los guantes y vengo a ponerme a sus órdenes en lo poco que pueda servirle». Por mi parte, le admiré y agradecí porque este gesto de solidaridad en bien de la patria, es para mí una palabra de mucho impulso.

MIÉRCOLES, 13 de junio de 1979

Celebré la misa de San Antonio en la parroquia de Soyapango, que lo venera como patrono. Hubo gran concurrencia. Concelebramos con los tres padres de Soyapango: padre Villarán, el párroco; padre Pedro Cortez, coadjutor; y el padre Heliodoro Orellana, que está en la capellanía de la Colonia Guadalupe de Soyapango. En la homilía procuré actualizar el mensaje de San Antonio a las circunstancias de Soyapango, invitándolos desde la doctrina que enseñaba San Antonio, es la misma doctrina del Evangelio, a la comunión, a la santidad y al compromiso. Después de misa tuve una convivencia con el grupo de jóvenes de aquella parroquia y con toda confianza me hicieron preguntas que me han servido mucho para mi propia reflexión. Les animé a seguir siempre fieles y a tener criterios propios para no ser juguetes de lo que dicen, sino para saber juzgar las cosas con bastante personalidad. Les prometí que dedicaríamos una tarde, de acuerdo con las circunstancias de ellos y mías, para estudiar más a fondo los problemas, sobre todo, de fe y política que parece interesarles mucho a estos jóvenes.

Después dediqué el día a reposo, yéndome a la casa de las religiosas oblatas al Divino Amor en los Planes de Renderos, donde estuve hasta la noche para venir a cenar con las religiosas de La Asunción que me habían invitado. Allí me encontré con el padre Fabián y con el vicario general, padre Cortés, con quienes conversamos acerca de problemas de nuestro clero y de la Diócesis. Sobre todo, de las parroquias de Chalatenango, de San José de la Montaña y de otras circunstancias especiales.

JUEVES, 14 de junio de 1979

Me fui al Arzobispado más temprano que de costumbre para atender a varios seminaristas que quieren una entrevista personal. Es admirable la buena voluntad de estos jóvenes y las inquietudes de vivir según el momento presente. Fácilmente, se puede confundir esta sana inquietud con otros aspectos políticos o revolucionarios y que llegarían a ser peligrosos si no se les sabe orientar, pero de aprovecharse, son impulsos que me parecen muy sanos para un sacerdote actual. Por eso he insistido en su propia identificación como llamados al sacerdocio que sean, ante todo, mensajeros de la trascendencia de Dios en medio de un mundo tan preocupado de lo presente. Pero que sepan también, vivir esta inmanencia con su pueblo.

También conversé con el padre Pedraz acerca de la radio y con el arquitecto Morales que casualmente llegaba y nos ofreció muy buenas iniciativas para echar a andar pronto nuestra nueva emisora.

Varios sacerdotes también vinieron al Arzobispado con quienes conversamos; lo mismo que religiosas, destacándose la visita de sor Socorro, oblata al Divino Amor, inquieta por la situación de su congregación y bastante deprimida por la salida de la que fue madre Scaglietti y que ha dejado bastante vacío al renunciar a su congregación. Lo mismo la visita de la provincial de las franciscanas de la Inmaculada, que trabajan actualmente como profesoras en el Liceo Salvadoreño, pero que desean una pastoral más directa con el pueblo. Les orienté hacia Chalatenango, hacia Amatepec y últimamente también, hacia una pastoral de enfermos que nos es tan necesaria en la capital. Lo mismo que otra parroquia que necesita pronto una asistencia de religiosas, la de San Juan Opico, con su filial Tacachico.

Por la tarde, hice una visita y celebré la misa en el asilo Sara. Quinientos ancianos o inválidos viven en aquel lugar, no son muy bien atendidos, pero, gracias a Dios, las religiosas oblatas del Sagrado Corazón van a ser allí una pastoral muy útil y el fruto se vio en esta misa, bien participada y donde les dejé un mensaje de consuelo y de esperanza cristiana. Entre los inválidos de silla de ruedas, me encontré un catequista de La Reubicación de Chalatenango, que quedó inválido precisamente porque un guardia nacional le dio un balazo en la espalda y pensaba, como éste, cuántos casos de inválidos de familias desamparadas por causa de esta insensata violencia en que estamos viviendo.

Visité el noviciado de las oblatas del Sagrado Corazón donde cené y donde conversamos acerca de un apostolado que difunda más una devoción al corazón de Jesús, adaptada a nuestro tiempo. Quedaron muy entusiasmadas y tratamos de organizar un pequeño grupo para reflexionar la manera en que vamos a realizar este encargo que se me ha dado para toda Centroamérica en el seminario de la devoción al Corazón de Jesús, que se celebró el pasado mes de mayo en Santo Domingo, República Dominicana.

Fui a visitar a la Policlínica al padre Arce, párroco de Jucuapa. Parece que su situación, aunque el médico no se lo ha dicho, es definitivamente para esperar un desenlace que él mismo ya lo presiente. Traté de animarlo y lo veo con muy buen espíritu. Me encargó que si se trataba de su última enfermedad, que hiciera lo posible con monseñor Rivera, de que fuera enterrado en su iglesia parroquial de Jucuapa. Yo lo animé a no pensar en estas cosas, pero que contara conmigo en todo y que a él le correspondía ese honor, ya que él edificó esta iglesia y ha sido párroco muy querido por mucho tiempo en aquella población. También visité a un enfermo, profesor, que se recupera de una persecución de balas en esta temporada en que están muriendo ya más de 19 maestros.

Al regresar a mi residencia me encontré la visita del general Medrano, muy interesante conversación. Un hombre muy conocedor de la política actual y que tiene muy buenos principios para criticar las muchas imprudencias, desórdenes y errores que está cometiendo el actual Gobierno y la Fuerza Armada y los representantes del gran capital. Estuvimos muy de acuerdo en muchas cosas y me prometió su ayuda, así como yo también le ofrecí una colaboración siempre en bien del país.

VIERNES, 15 de junio de 1979

Hubo varias visitas este día, pero lo más importante me parece la entrevista con el director y el gerente de Cáritas Arquidiocesana, padre Tilo Sánchez y Rafael Medrano, y representando a la Junta Arquidiocesana de Cáritas, el tesorero, señor Merlos, Mauricio Merlos, con quienes intercambiamos impresiones acerca del funcionamiento de la oficina de Cáritas, reclamando sobre varias imperfecciones; pero al mismo tiempo, evaluando cosas muy positivas que está haciendo en la amplitud de toda la Arquidiócesis. Cáritas está tomando un perfil muy original. Promoviendo reuniones en todas las parroquias y cantones, hasta donde es posible; organizando sus respectivas juntas y promoviendo una caridad que sea verdaderamente una promoción y una escuela de amor en nuestra Diócesis. Yo los felicité, pero al mismo tiempo les exigí un esfuerzo para perfeccionar la oficina, de donde debe irradiar todo este trabajo.

La otra conversación muy importante fue con el rector del Seminario, padre Gregorio Rosa, con quien cenamos y salimos en carro hasta La Libertad, platicando de diversos aspectos, tanto de la Arquidiócesis, de los seminaristas, de las relaciones con los otros obispos. Y me parece un elemento muy eficaz para el bien de nuestra Iglesia y la unidad de nuestra jerarquía. Yo le agradecí todas sus sugerencias, al mismo tiempo que le expuse mis pensamientos para mejorar su trabajo como rector, sobre todo, frente a nuestro grupo de la Arquidiócesis y sus relaciones con el Seminario Menor.

Tuve la grata noticia que ya habían encontrado el repuesto para hacer funcionar la radio que ya lleva tres semanas suspendida por defectos técnicos.

SÁBADO, 16 de junio de 1979

Desayuno con los asesores para preparar los datos históricos de esta semana en mi homilía. Ha sido una semana sumamente densa de atropellos a los Derechos Humanos.

Se destacan asesinatos de profesores, ya suman 19. En fin, puede verse el boletín internacional que prepara la Secretaría de Medios de Comunicación Social.

Después de ver al oculista por un problema de la vista, fui a la Policlínica donde el padre Abdón Arce, párroco de Jucuapa, acababa de fallecer. Di mi pésame a algunos feligreses que estaban allí de Jucuapa, lo mismo que a su familia, principalmente, a su sobrina Elena, y he tratado de ayudarles para organizar su traslado a Jucuapa y su sepultura en la iglesia parroquial. Les he prometido también asistir mañana, al menos un rato, ya que tengo el Corpus por la tarde, hora en que será la misa de entierro.

Al llegar al Hospital me encontré una representación de Catholic Relief Services, que visitó nuestras Cáritas diocesanas y quería expresarme personalmente su buena voluntad de ayudar y su felicitación por una organización que va rompiendo moldes tradicionales para encarnar una verdadera Cáritas de la Diócesis, y que estaban dispuestos a presentarnos toda ayuda a nuevos programas que fueran surgiendo en esta inspiración nueva de Cáritas. He sentido gran satisfacción y agradecí esta valiosa cooperación. Por la tarde, fui a confirmar unos 20 jovencitos y jovencitas, preparados por las hermanas de La Asunción en uno de los barrios más complicados, es la Colonia Morazán. He convivido unos momentos muy felices con esta comunidad y al final de la misa los confirmados expresaron sentimientos de solidaridad y de valor pastoral muy valiosos.

DOMINGO, 17 de junio de 1979

Comencé a oír la YSAX que transmitía la misa de seis de la Catedral, pero muy pronto se volvió a interrumpir, por lo cual no pude transmitir la misa de ocho, que estuvo muy concurrida, y por ser celebración del Corpus me dio el tema de enmarcar en la fiesta del Cuerpo y de la Sangre del Señor la denuncia de tanto atropello a tanta vida humana, ya sea por efecto de la represión, del terror y también de los pecados contra la vida que nace, el aborto, la esterilización y todos los métodos anticonceptivos criminales. Me referí a este propósito en la Mesa Redonda de la Universidad e hice un llamamiento al pueblo para evitar tanto pecado que, sin duda, influye en el malestar social de nuestro pueblo. Había un periodista de Colombia, que sirve para varios medios de comunicación social en América y me felicitó por la homilía. Pidió unas palabras para la Radio Caracol de Colombia.

Después de la misa de la Catedral fui a Jucuapa donde había prometido celebrar una misa al mediodía en sufragio del padre Arce que estaba todavía de cuerpo presente, ya que lo enterrarán mañana. Tuve la oportunidad de saludar a muchos amigos y de enviar un mensaje de Corpus ante un sacerdote muerto, diciéndoles que el sacerdocio no acababa nunca y que la misión, mientras dura la peregrinación de la vida, es a través de signos sacramentales, pero que ya en la eternidad es aquella liturgia de que nos habla la epístola a los Hebreos de este día, donde Cristo Sumo Sacerdote nos hace ver y gozar los bienes definitivos.

Al regresar, eran las cuatro de la tarde, y se comenzó a celebrar la misa del Corpus en la Catedral. Era a la hora de la homilía cuando di la noticia de que la radio estaba nuevamente en el aire y que nuestra misa estaba siendo transmitida. La gente que llenaba la Catedral aplaudió con gran alegría, ya que ha sido una gran expectativa durante estas semanas el silencio de nuestra radio por razones técnicas. Aproveché este primer mensaje radial para invitar a las personas que estuvieran en sintonía a que se acercaran a la procesión, que dentro de una media hora iba a salir de la Catedral alrededor del parque en honor del Santísimo Sacramento. Y fue efectivo el aviso porque iban comenzando a llegar muchas personas, que en la procesión hicieron un cortejo muy hermoso a Jesús Sacramentado. Después de la bendición, en el atrio de la Catedral, recibí muchas enhorabuenas que yo también comuniqué a mis feligreses, ya que juntos gozábamos la alegría de tener la radio al servicio de nuestra comunidad.

LUNES, 18 de junio de 1979

El mismo periodista colombiano, a que aludía ayer, me hizo otra entrevista. También un periodista italiano, que más bien estudia problemas de América Latina, quiso entrevistarme para preguntarme sobre la situación y el papel de la Iglesia en nuestro país.

Tuvimos una reunión de secretarias con la señorita Godoy, especialista en archivos, y con quien estamos tratando de organizar mejor el sistema de archivo de nuestra Curia arquidiocesana.

Mucha satisfacción me dio la conversación del sacerdote Rafael, que trabaja como rector del seminario menor de Chalatenango. Me emocionó por su confesión sincera de sentirse muy contento en sus primeros meses de sacerdocio. Y que nuestra comunidad y el papel del Arzobispo le dan fortaleza o como él dijo textualmente: «Me confirman en mi fe y en mi sacerdocio». Tendrá unos días de vacaciones y volverá con nuevos designios siempre en la pastoral vocacional. Me parece un excelente joven que ha de dar mucho honor a nuestra Iglesia.

Igualmente, me consoló mucho el saber que este mismo día estaban reunidos los sacerdotes de la vicaría de Flor Blanca en San José de la Montaña para orientar más pastoralmente la vida de esa parroquia, que ha quedado actualmente sin párroco. Y que la vicaría, en sentido de equipo y de diócesis, va a orientar por las líneas de nuestra pastoral. Al mismo tiempo, había en el Seminario una reunión de religiosas que trabajan en la pastoral de la Arquidiócesis para analizar y evaluar trabajos de sus propios campos pastorales. Esta labor de las religiosas en la Arquidiócesis va haciéndose cada día más providencial.

Por la noche, participé en la ultreya de Cursillos de Cristiandad y aproveché para proponerles dos proyectos y pedirles su colaboración: el primero, en la planificación de una pastoral urbana; segundo, cooperación para escribir la carta pastoral. Acerca de la planificación, les mencioné que la zona metropolitana de San Salvador pide un estudio muy serio y ellos, como tienen en su Cursillo de Cristiandad como meta el conocimiento de los ambientes, me ayudarán a orientar esta planificación por ambientes. Y en cuanto a la pastoral, noté que ya en su mismo periódico habían escrito las preguntas que yo he dejado para consultar a las bases y que hay mucho entusiasmo en prestar esta colaboración, así como también en ayudarme en la planificación de pastoral. Se concertó una reunión próxima para estudiar más a fondo estas propuestas, pero noté, como les dije, que la «fruta está madura» y que, le doy gracias a Dios, de que estos cursillos podrán ser de verdad un instrumento de pastoral en la Arquidiócesis.

MARTES, 19 de junio de 1979

A las ocho tuvimos la reunión que hemos acordado celebrar los martes para evaluar el funcionamiento de la organización de la Curia arzobispal. Dedicamos esta junta especialmente a tratar de funcionamiento de la radio y de la Secretaría de Medios de Comunicación Social. El arquitecto Morales se ofreció para resolver el problema del campo en que se instalará la nueva antena. Se aclaró también varios aspectos de la responsabilidad y de las competencias de los diversos componentes que trabajan en la Secretaría de Medios de Comunicación Social. Se platicó también acerca de cambiar el formato de Orientación por razones económicas, pero se dejó para consultarlo al clero en su próxima reunión.

A continuación, yo tuve una junta con los sacerdotes, religiosas y laicos de la vicaría de Mejicanos. Resultó sumamente interesante. El padre Rafael Palacios motivó con una lectura bíblica y una reflexión para proceder a una evaluación del trabajo pastoral de esa vicaría, con verdadero sentido de humildad y de sinceridad. Y así se expusieron dificultades, problemas entre sacerdotes y laicos y todo lo concerniente a un mejor funcionamiento, unificando diversos aspectos de los criterios que deben regir la pastoral de aquella región. La reunión fue tan densa de iniciativas, de discusiones y sugerencias que se acordó continuarla la próxima semana.

Por la tarde, interesante entrevista con el hermano provincial de los maristas y algunos directores de colegios de El Salvador. Se quejaban de la distancia que se ha creado entre su comunidad y el Arzobispo. Expuse claramente mis motivos, mis preocupaciones y ellos también hablaron con toda franqueza de las dificultades; de por medio estuvo, de común acuerdo, la hermana Nelly Rodríguez, que pertenece a la directiva de la Federación de Centros de Educación Católica, para evaluar con ella las relaciones pastorales de los colegios maristas en el interesante campo de la educación, visto como una pastoral de la Arquidiócesis. Se acordó intensificar las relaciones y procurar entre todos una pastoral verdaderamente de acuerdo con el Arzobispado al servicio de este pueblo de características tan peculiares.

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DIARIO del 20 de junio al 8 de julio de 1979

MIÉRCOLES, 20 de junio de 1979

Mientras preparaba esta mañana la grabación para la entrevista que se transmite por radio este día, me comunicaron la trágica noticia de que habían asesinado al padre Rafael Palacios, en Santa Tecla, en esos momentos, cerca de las nueve de la mañana. Terminé mi grabación aludiendo a este suceso trágico y me dirigí a la Junta del Senado, que estaba reunido en la casa de las hermanas somascas, para consultar qué habíamos de hacer ante esta nueva trágica situación. Me urgía oír el parecer del Senado para resolver las cosas inmediatas de su arreglo funerario y de la participación del clero y del pueblo. Y luego, un estudio más a fondo sobre la situación que supone este acontecimiento. En cuanto a lo primero, acordamos recoger el cadáver del padre y después de arreglarlo, regresarlo a Santa Tecla, donde se le quiere mucho, para que sea velado en la iglesia de El Calvario. Allí se tendría una misa por la noche. Y luego, al día siguiente, trasladarlo a las exequias a la Catedral y después llevarlo a Suchitoto, por deseo de su familia que es de allá. Y después de otra misa en Suchitoto ser sepultado en el templo parroquial.

Mientras el Senado continuó sus deliberaciones, yo fui a Santa Tecla donde ya habían recogido el cadáver del Padre. Sólo anuncié que regresaría con él para velarlo en el Calvario y que hicieran invitaciones para la noche. De allí me dirigí a los juzgados donde se hacía el examen del forense en el cadáver del Padre, que estaba acribillado a balazos, que le afectaron la cara y otras partes del cuerpo. El grupo de comunidades de base, que tanto lo ha querido en Santa Tecla, estaba allí y lloraba inconsolable. Traté de darles ánimo y regresé a la reunión del Senado, ya habían terminado. Sin embargo, en el Arzobispado había gente que quería comentar este acontecimiento; entre ellos sus hermanas, y su hermano y junto con otros sacerdotes y seminaristas conversamos, un comentario muy edificante de lo que fue el padre desde su infancia, en el ejercicio de su sacerdocio hasta la hora de su muerte. Es maravilloso conocer de cerca una vida sobre la cual ha habido algunas dudas y algunos prejuicios. Y creo que enseñaba mucho esta reflexión de familia que hicimos en una sala del Arzobispado.

Por la tarde, tuve una entrevista de la televisión brasileña acerca de la situación de la Iglesia y del país.

También me han prestado colaboración para arreglar la sala de reuniones, religiosas y seglares del colegio de la Sagrada Familia, lo cual agradezco, porque lo hacen con mucho cariño y con mucha técnica también.

Por la noche, fui a celebrar la misa en la iglesia de El Calvario de Santa Tecla que estaba completamente llena, junto al cadáver del padre Palacios había muchos sacerdotes, no menos de 25 de toda la Arquidiócesis que concelebraron conmigo. Y deliberamos acerca de la manera de celebrar el día siguiente. Habiéndose acordado que nos reuniríamos en la basílica del Sagrado Corazón a las diez de la mañana y de ahí conduciríamos el féretro hacia la Catedral para sus exequias. En mi homilía comenté este pensamiento, que el padre Palacios había encontrado en Santa Tecla lo que todo sacerdote fiel encuentra donde trabaja, mucho amor y mucho odio. Y testimonio del odio era la trágica muerte por asesinato y que indicaba cómo la Iglesia que tiene que cumplir el deber de denunciar el pecado, tiene que estar dispuesta a sufrir las consecuencias de haber tocado ese monstruo que hace tanto mal en el mundo, el pecado.

JUEVES, 21 de junio de 1979

Las hermanas del Hospital han sido las primeras en recordarme que este día es el aniversario de mi ordenación episcopal y, francamente, hace nueve años fui ungido con la plenitud del sacerdocio. Aunque tenía que celebrar la misa de cuerpo presente del padre Palacios, las hermanas quisieron que celebrara una misa más privada en la capilla del Hospital, para darle gracias a Dios y para reflexionar sobre este noveno aniversario. Me ha parecido muy significativo celebrarlo con un sacerdote asesinado y con la solidaridad en pleno de todos los sacerdotes de la Arquidiócesis y muchos que han venido de otras diócesis, incluso el señor obispo de Santiago de María, monseñor Rivera. Por eso, aunque celebré esta misa privada con mucha intimidad ante el Señor y en representación del pueblo de Dios, un pequeño grupo de religiosas y enfermos, me pareció otra forma grandiosa de celebrar este aniversario, el funeral del padre Rafael Palacios. Fue traído desde Santa Tecla y en la basílica del Sagrado Corazón esperábamos todos los sacerdotes, religiosas y numerosos fieles que acompañamos en una procesión de impresionante silencio el cadáver hasta la Catedral, donde se ofició una misa también de carácter muy solemne. Creo que no menos de 60 sacerdotes llenaban el presbiterio y hacían valla al ataúd del padre Palacios. En mi homilía traté de interpretar la voz de la sangre de un sacerdote asesinado que nos revela esto tres puntos: primero, el misterio de la iniquidad, señalando la situación injusta de estructuras pecaminosas en nuestro país y el pecado también de la Iglesia, que muchas veces se hace cómplice señalando o dudando de sacerdotes por su esfuerzo de estar al día en la pastoral de la Iglesia. El segundo punto, el misterio de la fidelidad, cómo morir así no es por ser malo, sino por ser fiel, como Cristo al Padre, como la Iglesia a Cristo. Y en tercer lugar, recoger un mensaje de esperanza, ya que esta muerte nos da la dimensión del trabajo de la Iglesia, de formar hombres nuevos en el amor y de abrirlos a la perspectiva eterna que la muerte señala en forma tan evidente. Hacia las tres de la tarde fue trasladado el cadáver del padre Palacios a su pueblo de adopción, Suchitoto, donde será velado y mañana a las diez la misa de exequias para ser sepultado en la misma iglesia. Espero poder acompañarlo.

Esta tarde también fui a cumplir una promesa de celebrar la fiesta patronal de San Luis Mariona, cantón de la parroquia del padre Julio Orellana, Cuscatancingo, donde hubo una recepción y una celebración muy cordial, muy cariñosa. El Padre había preparado un grupo de jovencitos y señoritas para recibir la sagrada confirmación. Una buena catequesis, bien preparados; celebramos la misa del Espíritu Santo y aludimos al patrón del lugar, San Luis Gonzaga, como ejemplo de un cristiano que supo vivir su bautismo y su confirmación.

Por la noche, acudí a una invitación del licenciado Atilio Viéytez junto con el padre Estrada y el rector de la UCA, ingeniero Ramón Mayorga. Conversación sumamente interesante sobre los problemas políticos actuales del país y de la situación de nuestra Iglesia.

VIERNES, 22 de junio de 1979

Por la mañana, fui a Suchitoto a celebrar la misa de cuerpo presente del padre Rafael Palacios. La amplia iglesia estaba completamente llena de feligreses de Suchitoto y de otras comunidades que habían llegado. Muchos sacerdotes, muchas religiosas. En mi homilía uní la idea de la fiesta del Corazón de Jesús con la muerte del padre Rafael. El sacerdote hace presente el Misterio de Cristo que es Misterio de amor. Era la mejor fecha para que Rafael Palacios volviera muerto a su pueblo adoptivo y decir en el día del Corazón de Jesús: «¡Misión Cumplida!». Tomaron la palabra también el padre Rafael Barahona y el hermano del padre Palacios, Carlos. Giramos alrededor del parque llevando el cadáver con una gran concurrencia y después fue sepultado en la capilla del Corazón de Jesús. Entre cantos pascuales, las lágrimas parecían iluminadas por una gran esperanza cristiana.

Fui a almorzar en la comunidad de religiosas dominicas que tienen allá el colegio o escuela funcionando muy bien. Las felicité y las animé.

Por la tarde, misa del Corazón de Jesús en la Basílica. Había bastante concurrencia aunque el padre Cortez, párroco de la Basílica, me decía que había más gente el año pasado, posiblemente por una lluvia torrencial que cayó poco antes o por el temor general que la gente siente en este ambiente. En la predicación traté de presentar cómo la Iglesia ya estaba en el Corazón de Cristo histórico. Y el Corazón de Cristo sigue presente en la Iglesia para santificarla y para ponerla al servicio del mundo, con la misión que Él trajo del Padre. Finalmente, siempre en ambiente de parroquia, fuimos a cenar en la casa de doctor Mario Levy Van Severén, que es miembro del Consejo parroquial.

SÁBADO, 23 de junio de 1979

Como todos los sábados nos reunimos en el desayuno en casa de las hermanas somascas para revisar la semana y tomar datos para mi homilía. Yo quise exponer un sentimiento casi de frustración ante la frialdad con que se ha visto la muerte trágica del padre Rafael Palacios. Señalaba, por ejemplo, la partida de basket de dos colegios católicos, mientras el cadáver del Padre yacía en capilla ardiente, antes de su misa fúnebre en la Catedral y la poca sensibilidad en el ambiente y que era necesario analizar un poco, que pasaba ante estos acontecimientos que debían despertar mayor reacción de solidaridad en toda la Iglesia. Por esto y por otros puntos que urgen una profundización en la reflexión, acordamos tener una junta el próximo lunes con aquellas personas con quienes solemos consultar. Y vamos a dedicar toda la mañana para que sea un tiempo suficiente y sacar conclusiones, ya que se nos ha encargado también, de parte de la reunión del clero, la realización de las iniciativas que entonces se dieron. Desde luego, se está llevando a cabo el toque de campanas todas las noches a las ocho, pero se lamentó que la radio, como que sólo fue un cumplimiento, el haberse referido a la muerte trágica del Padre el día de sus funerales. Luego, no ha seguido haciendo alguna mención, algún reclamo a esta circunstancia.

También se anunció y se está anunciando la misa única, el sábado, dentro de ocho días, como novenario en sufragio del padre Rafael.

Fui con el padre Estrada a visitar al doctor Badía, rector de la Universidad Nacional, para tratar de animarlo a que no renuncie, ya que su presencia es gran esperanza para la Universidad. Sin embargo, parece que siente muy grande la dificultad ante el desorden de estos grupos de universitarios que son hasta incultos y que parecen manipulados, para fines que no se confiesan, pero que hacen mucho mal a la Universidad y cree que, el doctor Badía, no será él suficiente, máxime que muchos están también poniendo sus renuncias. Insistí en darle ánimo y ofreciéndole también mi apoyo moral.

DOMINGO, 24 de junio de 1979

Celebramos en la Catedral la misa de San Juan Bautista. Hubo como todos los domingos una asistencia que da mucho estímulo pastoral. A las once de la mañana celebré la misa patronal en Chalatenango en honor a San Juan Bautista. También fue un gran consuelo espiritual. El Seminario Menor cantó la misa, cumplía hoy dos años de existencia y está floreciente con la gracia de Dios y bajo la dirección de un vicario episcopal muy activo y un rector del Seminario, el padre Urrutia, que es muy comprensivo sacerdotalmente de los muchachos. Después de la misa compartimos un almuerzo y una fiestecita de familia en el local del Seminario. El ambiente de esta comunidad es verdaderamente cristiano, muy acogedor.

Por la tarde, interesante conversación con la familia donde el padre Rafael Palacios encontró una acogida muy cariñosa durante todo el tiempo en que vivió en nuestra Arquidiócesis. Me hicieron revelaciones muy importantes que esclarecen algunos aspectos del asesinato del Padre, de su modo de ser y de su línea pastoral. Me parece que estamos frente a un caso de un sacerdote que no ha sido comprendido y que ha dejado mucha trascendencia en su trabajo pastoral; sobre todo, en las comunidades eclesiales de base.

LUNES, 25 de junio de 1979

Desde el desayuno pasamos toda la mañana en la casa de las hermanas pasionistas, camino de Planes de Renderos, para estudiar a propósito del asesinato del padre Palacios la situación de la Iglesia en su vida interna y en su irradiación hacia el mundo que nos rodea. Llevé a la profesora, a quien me referí ayer, que conoció muy a fondo la vida del padre Palacios, para que nos contara sobre el mismo asesinato y los antecedentes que pudieron llevar a esta situación. Fueron revelaciones muy importantes, sobre todo, cuando se trataba de los detalles que hicieron tan dura la vida del Padre en su relación con la jerarquía y con los otros sacerdotes. Continuamos reflexión. El padre Moreno hizo un amplio análisis de cómo ve él la situación intra-eclesial y también de las relaciones de la Iglesia con el exterior. Hubo opiniones muy valiosas y se aclaró un panorama que al mismo tiempo, que nos preocupa, nos da una perspectiva muy optimista de la vida de nuestra Iglesia que, sin duda, va madurando, pero que tiene serias dificultades, sobre todo, en las divisiones internas y en su relación con el Gobierno y con el pueblo.

Por la tarde, me entrevisté con el padre Jesús Delgado y con el padre Rafael Moreno, para ir perfilando el esquema de la carta pastoral que pienso publicar el 6 de agosto. Esperamos abundantes opiniones de los sacerdotes y de las bases, ya que se ha levantado una encuesta acerca de las preguntas que van a tratar de ser respondidas en esta pastoral, como una respuesta al dialogar, que ha sido convocado para que opinemos sobre la situación y la salida posible de esa situación en nuestro país. Nuestra carta pastoral pretende ser una voz auténticamente eclesial, pastoral, para señalar las problemáticas y las posibles salidas, como pastoralmente podemos nosotros expresarnos. Esta consulta se continuará llevando en la próxima reunión del clero de donde se recogerá ese rico material para entregarlo a diversas comisiones que harán la primera redacción de la carta.

MARTES, 26 de junio de 1979

Toda la mañana la dedicamos a la reunión de la comisión de pastoral. Es una reunión que, según mi parecer, es la principal ya que la Diócesis vive para la pastoral y esta comisión ayudará a coordinar, a inspirar, a servir esa pastoral de la Arquidiócesis. Me ha dado mucho gusto que los vicarios, las representantes religiosas y representantes del laicado de cada vicaría van entrando en una compenetración del ideal pastoral de nuestra Arquidiócesis. Hoy estudiamos los objetivos de esta Comisión de Pastoral y también me dio mucho gusto que hayan recordado la semana de pastoral de 1975, que es la que ha definido la pauta que actualmente está siguiendo la Arquidiócesis, insistiendo en la formación de comunidades eclesiales de base, en la formación de dirigentes o agentes de pastoral. Y en esto se fue la reflexión en su parte principal. Hubo varios otros aspectos que indican la vitalidad de nuestra Diócesis. Le hemos dado gracias a Dios y hemos pedido que nos siga bendiciendo.

Por la tarde estaba concertada una entrevista con miembros del FAPU. Y de nuestra parte, estuvo el padre Moreno, la niña Doris Osegueda, el bachiller Roberto Cuéllar y yo; y dialogamos especialmente para deshacer ciertos prejuicios que el FAPU tiene contra la Iglesia. Creo que ha sido útil si hay sinceridad en aceptar las explicaciones.

MIÉRCOLES, 27 de junio de 1979

Antes de ir a la oficina, interesantes visitas del padre Ramiro, que es pasionista y necesitamos que siga prestando sus servicios en nuestra Arquidiócesis; del padre Urrutia, Rafael, que trae proyectos acerca del Seminario Menor y de la pastoral vocacional en la Arquidiócesis, y Carlos Francisco Palacios, hermano del padre Rafael Palacios, que me expuso también sus inquietudes de joven que quiere ingresar al Seminario, pero antes de irse, servir pastoralmente. Le señalé el puesto vacío de su hermano Rafael, en la parroquia de San Francisco y sintió mucho gusto de poder trabajar allí. En el Seminario, también, otras visitas antes de entrar a la junta de la vicaría de Mejicanos. El párroco de la Colonia Atlacatl, con problemas de amenazas de organizaciones clandestinas para una familia y quiere ayudarles como lo está haciendo, gracias a Dios, nuestra Iglesia. También la señora Raquel continúa escondida por amenazas de la Unión Guerrera Blanca.

La reunión de la vicaría de Mejicanos resultó también sumamente interesante ya que era como una continuación de la que la semana pasada animó el padre Rafael Palacios y no hay duda que su espíritu estuvo con nosotros, pues, hubo claridad, sinceridad en expresar deficiencias, contrariedades, dificultades; pero que se fueron clarificando en la discusión, de modo que, al mediodía, pude hacer una reflexión muy optimista, pensando en que nuestra reunión de esta mañana se parecía a las de los Hechos de los Apóstoles y que debíamos buscar aquel ideal de hacer la comunidad cristiana, que es la mejor manera de resolver todos los problemas, cuando todos nos propongamos a ser, verdaderamente, la Iglesia de Jesucristo. Vinieron también las religiosas pasionistas que trabajan en San José Villanueva para informarme cómo allá también las han perseguido, les quisieron quemar la iglesia y han tenido que sacar las imágenes a su residencia particular para evitar cualquier daño de mayores consecuencias.

Por la tarde, tuve una reunión con los trabajadores de la tipografía Criterio; era para celebrarles el día de su patrono San Juan y para compartir con ellos un diálogo en que me expresaran su situación laboral. Estuvieron conmigo el administrador general de la Curia, ingeniero Galván, y la señorita Doris Osegueda, secretaria de los Medios de Comunicación Social; así como también, María Isabel y Silvia, a quienes les he encomendado fomentar el sentido de comunidad entre estos trabajadores. Logramos un ambiente de confianza para que expresaran una serie de anomalías en las relaciones humanas de la tipografía. Se quejan principalmente de los dos jefes de taller que parece que los tratan bastante mal; aunque les hicimos ver el cumplimiento de su deber y la comprensión hacia los jefes de taller. Les prometí también que atendería sus peticiones una vez que supiéramos analizarlas en un diálogo franco con el sector de los jefes de personal. Fue, creo, muy útil poder decir, sobre todo, que debe unirnos un espíritu ya que formamos parte de la colaboración de la Iglesia en un sector tan importante como es la edición de un periódico, el sostenimiento de una tipografía que, gracias a Dios, posee nuestra Arquidiócesis.

Por la noche, vino a verme el padre Rafael Urrutia con el seminarista Joaquín, quienes me expresaron sus evaluaciones acerca del seminario menor de Chalatenango. Por mi parte, le pedí a Rafael Urrutia que junto con el actual encargado del seminario menor de San José de la Montaña, se encargaran de la parroquia del mismo nombre, para desarrollar desde ahí una pastoral vocacional.

JUEVES, 28 de junio de 1979

Inicié mis trabajos de oficina con una interesante entrevista con el padre Rafael Urrutia y el padre Sigfredo, ambos jóvenes, a quienes comuniqué mi proyecto de hacer de la parroquia de San José de la Montaña una parroquia central para la pastoral vocacional. El padre Urrutia lo ha tomado con mucho entusiasmo. El padre Sigfredo tiene sus reparos por prestar mayor atención al Seminario, pero creo que unidos pueden llevar esta hermosa labor de una parroquia que nació precisamente en función del Seminario y que se ha desviado únicamente a un culto que se ha concretado sólo casi a decir misas. El padre Salvador Colorado, miembro del equipo para el Seminario Mayor, pero perteneciente a nuestra Arquidiócesis, también mostró su buena voluntad de cooperar. Por lo que espero que muy pronto podamos hacer realidad este proyecto. Hubo varias visitas, entre ellas, la del encargado de negocios de Venezuela, el cual con mucha atención, ofreció sus servicios para nuestro Arzobispado. Incluso, si fuera necesaria, ayuda económica. Le agradecí y lo tendremos muy en cuenta.

Almorcé con la señora de Rodríguez, madre de la religiosa Nelly Rodríguez, con quien tuve mucha amistad en San Miguel, en mis tiempos de párroco en aquella ciudad.

Por la tarde, entrevista con un periodista inglés. También una reunión con los tipógrafos de nuestra Imprenta Criterio y tratando algunos problemas concretos laborales en que trataré de humanizarles más su difícil situación.

También la visita del señor Arturo Meza quien me habló de situaciones laborales difíciles en la empresa de La Constancia. Les ofrecí darles los principios cristianos que coordinan, según el pensamiento del Evangelio, la colaboración entre los patronos y los obreros, de lo cual hablaremos, si Dios quiere, la próxima semana.

VIERNES, 29 de junio de 1979

Este día de San Pedro lo celebré en el Colegio Santa Inés de Santa Tecla, donde las religiosas, profesoras y alumnas celebran el día del Papa. Les hablé de la significación de los dos santos del día, San Pedro como jefe de la Iglesia y San Pablo como representante del mundo gentil, o sea, de todos nosotros que formamos el pueblo no judío, pero que con los judíos cristianos formanos la sola Iglesia de Jesucristo. Después de la misa hubo un acto muy simpático en que se hacía ver el papel del Papa en medio del mundo actual. Después de compartir algunos momentos de alegría con esa juventud me fui a pasar el resto del día en la casa de las hermanas oblatas al Divino Amor, en Planes de Renderos.

SÁBADO, 30 de junio de 1979

El acontecimiento principal de este día fue la misa única, acordada en una reunión plenaria del clero, como un gesto de solidaridad de toda la Arquidiócesis a propósitos de la muerte del padre Rafael Palacios. Se han terminado los nueve días de oraciones en varias comunidades y este día, al mediodía, tuvimos una gran concentración de comunidades de toda la Arquidiócesis, sacerdotes en un número que se aproxima al centenar. Fue muy solemne, muy participada. Se sentían comunidades bien cultivadas que unidas en una Catedral daban una impresión magnífica de estar participando muy activamente en la Eucaristía. En mi homilía interpreté esta misa única como un gesto de solidaridad de la Diócesis para tres fines: primero, para revalidar el valor infinito y divino de la Eucaristía, a la cual se profana con muchos individualismos y celebraciones por fines que no siempre están de acuerdo con la mente divina del Señor. Segundo, también expresábamos nuestro aprecio al sacerdote, precisamente en memoria de un sacerdote difunto, asesinado tan vilmente y manifestando lo que es una iglesia vacía de Eucaristía y de sacerdocio como se habían quedado todas las iglesias de la Diócesis, este día de la misa única. Y en tercer lugar, manifestar también la voz del pueblo de Dios unido, pueblo que ora, pueblo que protesta por el atropello que se le ha hecho, pero no con venganza ni odio sino pueblo que clama conversión a los pecadores.

Esta mañana en el desayuno tuvimos, como de costumbre, los sábados, la revisión de la semana para preparar las noticias que debo enfocar en mi homilía. Y por la noche, una reunión con la comunidad de base que cultivó el padre Rafael Palacios, en Santa Tecla, para darle orientaciones pastorales.

DOMINGO, 1 de julio de 1979

La misa de la Catedral no decae, gracias a Dios, y el Evangelio y las otras lecturas nos dieron la oportunidad de presentar a Cristo como poder divino que da la vida, como amor y justicia, que es la clave para resolver los problemas sociales de nuestra patria.

Después de la misa de la Catedral fui a una misa en el mercado Tinetti, donde aquella gente se alegró mucho y les prediqué del Sagrado Corazón de Jesús, felicitándoles y orientándoles para que esta devoción no decaiga, sino que se cultive debidamente.

Por la tarde, a las cinco, prediqué la Hora Santa, en el hospital de la Divina Providencia, con una asistencia extraordinaria. La segunda lectura del domingo, San Pablo recomendando la colecta de Corinto para Jerusalén, me dio la oportunidad de hablar del espíritu de pobreza; verdadera solución a la injusticia social de nuestro ambiente. Y promoví la colecta que el Hospital está haciendo para adquirir un nuevo terreno y proseguir allí su obra benéfica en favor de los enfermos y, más que todo, de los niños huérfanos de las enfermitas que mueren en este hospital.

LUNES, 2 de julio de 1979

Hoy regresó a la oficina de la vicaría general monseñor Urioste, vicario general, que había estado ausente durante un mes, por viaje de vacaciones a Tierra Santa. En su lugar había fungido el padre Cristóbal Cortés. En la primera hora del lunes, desde hace tres semanas, la señorita Coralia Godoy da orientaciones a las secretarias de la Curia para unificar nuestro Archivo Arquidiocesano. Participamos también con el Vicario General y el Canciller para tener todos las mismas normas.

Ha regresado el señor Nuncio de Roma y ha querido conversar conmigo. Yo fui a la Nunciatura por estar más tranquilo allá y me expresó que el Santo Padre y la Sagrada Congregación para los Obispos están preocupados de la división del episcopado salvadoreño y que esperan mucho de mi colaboración para esta unidad. Yo expresé las razones que muchas veces he expuesto, de que hay algo personal en algunos de ellos y que para mí se me hace muy difícil esta tarea; sin embargo, haré todo lo que esté a mi alcance. De manera especial expresé mis dificultades con el obispo auxiliar, monseñor Revelo, y con monseñor Aparicio, que evidentemente muestran actitudes personales contra mí. Sin embargo, yo tengo la mejor voluntad y con la gracia de Dios haré lo que pueda por esta unificación, que yo soy el primero en sentir cuánto mal hace en nuestro ambiente. También me expuso el señor Nuncio la preocupación acerca del padre Rogelio Esquivel. No como una intervención, sino como una palabra de amigo, que procurara ayudarle. Yo le he prometido también, después de explicarle que es él el que se ha retirado, pero también creo que es una obra sacerdotal de caridad y le dije que hiciera lo posible porque me buscara y que yo trataría de arreglar lo mejor que pueda, salvando siempre nuestra pastoral y el sentir de todo el presbiterio. El señor Nuncio se mostró muy amigable y con muchos deseos de colaborar en mis difíciles tareas pastorales. Noté que algún aviso ha recibido en Roma y está sumamente amable conmigo; de mi parte, también mostré que no tenía ninguna aversión, sino que había notado en él una parcialización hacia el grupo de obispos que no está de acuerdo conmigo y que esto, sin duda, había influido mucho en la división. Que si él fuera más imparcial y de veras nos ayudara a buscar la unidad, habría esa unidad.

Por la noche, se llevó a cabo en la Catedral una vigilia de oración promovida por la confederación de religiosos y religiosas, pero asistieron varios sacerdotes y muchos fieles de diversas comunidades, entre ellas, comunidades de oración del Movimiento Renovador en el Espíritu. Fue muy bien motivada; les expliqué en la obra de la homilía mi esperanza en una Diócesis que pone su confianza en la oración.

MARTES, 3 de julio de 1979

Celebré a las siete de la mañana misa en el mercado Tinetti. Así clausuraron ellos y ellas, las señoras del mercado, las festividades en honor del Corazón de Jesús durante todo el mes de junio hasta el 3 de julio. Es una gente muy acogedora y me sentí muy a gusto entre ellos.

Después fui a la reunión del clero que también estuvo muy interesante ya que los dos temas principales fueron: primero, una revisión de las actitudes que tomamos frente a la muerte del padre Rafael Palacios. Con toda franqueza se señalaron éxitos y fracasos. Sobre todo, se reclamó con una mayor solidaridad y sensibilidad de parte de todos los sacerdotes para que no desvirtuáramos los acuerdos que se toman. Se nombró una Comisión de Vigilancia para que no nos sorprendieran en estas difíciles situaciones, sino que siempre hubiera quien tomara desde el principio toda la iniciativa que necesitamos. El otro punto era la consulta para la carta pastoral que estoy preparando y fueron varias las parroquias y comunidades que entregaron sus valiosos aportes.

Por la tarde, tuve reunión con los seminaristas mayores de la Arquidiócesis, en que los he visto también madurar mucho y dialogar con toda confianza sus problemas junto con su obispo. Yo los felicité y les dije que, tanto el contenido como la manera como lo habían hecho, me había satisfecho mucho y esperaba que se fueran formando bien para el sacerdocio, tal como los quiere Dios en este tiempo.

Recibí también visita de la encargada de negocios del Canadá, la cual quiere entrar en contacto con la Iglesia para conocer la situación de la Iglesia y del país ya que se siente un poco desconocedora de todo esto por tener la sede en Costa Rica para los países de Centroamérica. Le ofrecí los servicios de la Secretaría de Información y le manifesté la mejor voluntad de la Iglesia para con estas atenciones.

MIÉRCOLES, 4 de julio de 1979

Por la mañana, una solemne misa en la iglesia de María Auxiliadora. Misa patrocinada por las religiosas mercedarias eucarísticas con motivo de una profesión religiosa de dos hermanas.

En el Arzobispado, reunión de las religiosas dedicadas a la pastoral parroquial. También reunión de la Comisión de Administración.

Por la noche, visita del joven estudiante Armando Castro, quien va a Estados Unidos a un congreso ecuménico de universitarios y estudiantes. Muchacho generoso y bueno, se interesa mucho por mi postulación al Premio Nobel de la Paz. Yo le agradecí y le deseé muy buen éxito en su próximo viaje, que lo encomendaría mucho; él tiene mucho sentido evangélico, ya que es miembro del Movimiento Estudiantil Ecuménico.

Se transmitió mi programa de la entrevista de los miércoles.

JUEVES, 5 de julio de 1979

Tuve un desayuno de consulta para presentar la colaboración que ha llegado de los diversos párrocos y comunidades para mi próxima carta pastoral. Estuvieron presentes el padre Fabián Amaya, el padre Ellacuría, el padre Sebastián y el padre Moreno. No pudieron llegar otros sacerdotes y laicos que había invitado, pero que están dispuestos a colaborar. Les entregué el material y discutimos un proyecto para incorporar todas estas sugerencias. Inicialmente el esquema será ver y presentar la realidad del país; buscar tomando criterios, sobre todo, del documento de Puebla y actuar, dar pautas pastorales para presentar una Iglesia idéntica a sí misma, desde donde tiene que dar las perspectivas y orientaciones en esta hora de búsqueda de soluciones para la situación del país.

Después, en el Arzobispado, tuve una reunión muy interesante para estudiar la provisión de la parroquia de San José de la Montaña. Fue aceptado mi proyecto de trasladar el padre Cortés de la Basílica a San José de la Montaña; y llenar el puesto de la Basílica con el traslado del padre Efraín de Chalatenango; con el padre Cortés trabajarán como coadjutores monseñor Urioste, el padre Urrutia, encargado del Seminario Menor; el actual encargado padre Sigfredo irá a Chalatenango para ocupar el puesto del padre Urrutia en el seminario menor de aquella ciudad. Y también será coadjutor el padre Salvador Colorado, miembro arquidiocesano del equipo de formadores del Seminario Mayor. El objeto de San José de la Montaña no es simplemente una parroquia, sino un centro arquidiocesano de promoción vocacional.

Esta tarde llegó el padre Efraín que no pudo estar en la mañana y aceptó con gusto. Solamente habrá que esperar algunas circunstancias para realizar estos traslados.

Por la tarde, una interesante reunión íntima, pero de mucha trascendencia. Dirigentes de la fábrica La Constancia, que ya han venido varias veces al Arzobispado en búsqueda de luces de la Iglesia para el problema patrono-laboral de esta gran empresa acudieron a una cita que yo les hice para presentarles más a fondo la doctrina social de la Iglesia. Me asesoraron con mucha lucidez el señor Antonio Orellana, el padre Walter Guerra, el bachiller Roberto Cuéllar y una religiosa norteamericana que trabaja como trabajadora social en una de las haciendas de la diócesis de Santa Ana. La colaboración muy valiosa de todos estos elementos dio impresiones muy profundas a los señores Meza, quienes agradecieron profundamente y sugirieron que era conveniente tener otras reuniones, si no nos molestaban mucho. Tengo la impresión de que este acercamiento será de gran trascendencia, de gente capitalista a la Iglesia, en búsqueda de soluciones cristianas para la situación social del país.

No pude asistir a la misa del Liceo Salvadoreño donde la Federación de Colegios Católicos ofrecía una misa por el eterno descanso del hermano Blanco, matado en Nicaragua.

VIERNES, 6 de julio de 1979

En la Cáritas arquidiocesana se celebró hoy una junta de gerentes de toda la República.

En el Arzobispado recibí al padre Joaquín Brizuela para platicar sobre el problema pastoral de Ciudad Arce. Espero mucho de él. La situación problemática creo que podrá cambiar si seguimos dialogando. Los colaboradores seminaristas están bien dispuestos a seguir una línea de pastoral como toda la Arquidiócesis.

El retiro de la madre Josefina también será beneficioso para la unificación de pastoral de aquella parroquia.

A las cinco de la tarde recibí a un periodista de El Mercurio, de Chile.

SÁBADO, 7 de julio de 1979

Después del desayuno de consulta para preparar la homilía, fui al centro del Buen Pastor, donde ha fallecido, y hoy tendrá su misa de cuerpo presente, la hermana Luz del Perpetuo Socorro. Una ancianita del instituto de la Cruz, rama de esa congregación del Buen Pastor. Sentí el inmenso cariño de esa comunidad para su pastor y la fuerza de oración que desde allí sube al cielo, por las intenciones del obispo y de la Diócesis. Les di gracias y traté de corresponderles con mi servicio litúrgico en que las animé a la fidelidad como la hermana que nos dejaba.

En mi residencia me esperaban una madre afligida, junto con la esposa de su hijo, estudiante de quinto año de Medicina que ha desaparecido. Me hizo todas sus confidencias y comprendí lo inmenso de su dolor y le prometí hacer lo que estuviera a mi alcance; más que todo, animándola a no perder su confianza y a confiar mucho en su oración. Mañana en la misa mencionaré este caso como una nueva injusticia que se comete.

Por la tarde, atendí una invitación que me había hecho el mercado de Santa Tecla, junto con el párroco de Concepción, el padre Alvarenga. Fuimos; tuvimos una acogida muy cordial y cariñosa de parte de los niños y de las señoras y hombres que trabajan en el mercado. Les hablé del Sagrado Corazón de Jesús que continúa su amor en la Iglesia, y que todos nosotros somos Iglesia y tenemos que hacer presente el corazón de Cristo por nuestra santidad, por nuestra justicia, por todo aquello que haga más amable y fraternal la vida de nosotros. Después de la misa me acompañó una gran muchedumbre hasta el convento de Concepción, donde me despedí con el cariño de esa gente.

DOMINGO, 8 de julio de 1979

La misa de costumbre en la Catedral, a las ocho, muy concurrida y las lecturas bíblicas me dieron oportunidad de presentar el tema del profeta: el título de la homilía es «El profeta es presencia de Dios en la sociedad». Desarrollé el tema presentando cómo la iniciativa siempre procede de Dios y cómo el profeta no es más que instrumento de Dios y cómo la sociedad acepta o rechaza a Dios en la persona del profeta.

El día transcurrió sin mayor novedad. Sólo que en la tarde acompañé a las hermanas oblatas al Divino Amor a un paseo a su finca, donde descansé gracias a Dios.

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DIARIO del 9 de julio al 27 de julio de 1979

LUNES, 9 de julio de 1979

Comenzamos la semana con una reunión de secretarias que orienta la señorita Godoy, principalmente en materia de archivo, pero hoy hemos explayado las preocupaciones a diversos aspectos de la Secretaría del Arzobispado y de mi Secretaría especial.

Después de atender otros asuntos oficiales, me fui al pueblo de El Paraíso, en Chalatenango, donde las hermanas betlemitas me habían invitado para almorzar y obsequiarme una atolada. Ha sido una experiencia pastoral muy interesante, muy agradable, ya que aquella iglesia y convento que antes parecían muertos, hoy son el centro de un enjambre de fieles, principalmente jóvenes, que acuden a vivir su vida cristiana junto a las hermanas. La atolada se llevó a cabo junto al río, donde los muchachos habían armado una enramada y donde las diversas agrupaciones de mujeres, de jóvenes y de niños se manifestaron en discursos sencillos, en actos artísticos que expresaban más que todo la sinceridad y la sencillez de aquella gente. Terminamos con una misa en la parroquia donde les expresé mi agradecimiento y les estimulé a seguir creando la comunidad, que ya había bastante base y que sería una lástima echar a perder por falta de perseverancia.

MARTES, 10 julio de 1979

Como todos los martes tenemos la junta del Consejo Ejecutivo de la Curia. Lo formamos con el Vicario General, el Canciller, el Administrador y el ingeniero Silva, que de parte de Vivienda Mínima nos presta un asesoramiento muy útil. Nos hemos dedicado hoy, como las semanas anteriores, al estudio del funcionamiento de la radio, pero hemos agregado ya otros aspectos generales de la Secretaría, del archivo y diversos aspectos del funcionamiento del Gobierno arquidiocesano. Resultan reuniones muy útiles y creo que nos irán dando más eficiencia y orden en nuestro trabajo pastoral y administrativo.

Hubo visitas de varios sacerdotes, pero principalmente la del padre Manuel Reyes, con un pastor evangélico, para proponerme un proyecto de trabajo de beneficencia ecuménico y pedir un subsidio que, ya en parte, ha comenzado a funcionar. Les felicité y les animé a seguir adelante porque me parece una obra muy buena que beneficiará la parroquia del padre Reyes, 10 de septiembre; así como también a la comunidad evangélica del respectivo pastor. Les dije que el ecumenismo bien estudiado era un verdadero movimiento espiritual de conversión hacia un auténtico Evangelio.

Por la tarde, reunión con el padre Pedraz y la secretaria de Medios de Comunicación Social y el Vicario General para precisar el funcionamiento de la radio. Se acordó sustancialmente dar al señor Napoleón Navarro Oviedo el cargo de director-gerente.

MIÉRCOLES, 11 de julio de 1979

Toda la mañana la pasé en Domus Mariae, Mejicanos, con una interesante reunión de la vicaría de Mejicanos. El Comité Ejecutivo asesora al vicario, padre Samuel Orellana, y se ha mostrado muy activo. La junta de hoy organizó las diversas funciones de la parroquia, agrupando en tres comisiones, una de promoción social; otra de crecimiento en la fe y otra de Iglesia visible y estructuras. El esquema de Medellín, pero llenado con las comisiones que quieren las diversas necesidades de esta parroquia. Después del almuerzo se continúo la reunión para reflexionar sobre el sentido nuevo de la Iglesia.

JUEVES, 12 de julio de 1979

Hoy tuvimos reunión con los jefes de taller de la Tipografía Criterio porque han surgido dificultades con los obreros. Se dilucidó que hay culpa de los obreros, muchos de ellos aprendices, no dan rendimiento en su trabajo y exigen prestaciones que, por otra parte, se tratará de resolverles justamente. Se tendrá pues, con ellos y de acuerdo con las aclaraciones de los jefes de taller, al pliego de peticiones que ha presentado un grupo de obreros. He encarecido mucho que se ponga mucha diligencia en el caso para evitar cualquier escándalo laboral y que se cultive un sentido más humano en las relaciones con nuestros obreros de esa tipografía católica.

Después, toda la mañana ha sido de mucha actividad con visitas y entrevistas que han llegado a la Curia.

A las cuatro de la tarde fui a Soyapango para ver el terreno de la iglesia donde Cáritas quiere construir su bodega. Fue también el párroco y las señoras de la Comisión Arquidiocesana de Cáritas y Luis Alonso Machado, por parte de la Comisión de Administración de la Arquidiócesis y estuvimos de acuerdo en pedir una reconsideración a esta comisión que había aconsejado vender este terreno, que vale mucho, y comprar para bodega en otra parte. Pero a la comisión pareció más adecuada este lugar y se compromete a construir y sostener alguna obra de educación y obra social, en beneficio de la parroquia de Soyapango. A mí me parece muy útil esta petición y la apoyaré, ya que se trata de una presencia de la Iglesia en un sector donde no hay esta presencia hasta ahora. Me acompañó el padre Nicolás González que comentaba con mucho entusiasmo la situación de la pastoral de la Arquidiócesis.

Y después de la cena, me reuní con el equipo del seminario mayor central San José de la Montaña con quienes comentamos bastantes aspectos, tanto de los seminaristas de la Arquidiócesis como de la vida del Seminario y del manejo de la propiedad del Seminario, de acuerdo entre la Arquidiócesis, que es la propietaria, y el equipo del Seminario que lleva la Dirección del Seminario.

VIERNES, 13 de julio de 1979

Tres son las actividades pastorales que puedo destacar este día: la primera, la reunión en el desayuno con los asesores de la Cuarta Carta Pastoral. Presentaron sus estudios con mucha competencia y hemos resumido también la encuesta que se hizo a los sacerdotes y a las comunidades; entre todos resulta un material riquísimo para expresar la opinión de la Iglesia en esta hora en que se pide un diálogo nacional. Podremos hablar como Iglesia, y desde la base misma de la Iglesia, con una expresión oficial de una carta pastoral. Pido a Dios que lo que ahora ha de seguir, que es ensamblar mejor estas partes y hacer una redacción definitiva, sea bendecido por el Espíritu Santo que ilumine en este momento los caminos de nuestros cristianos.

La otra reunión fue en la casa de las religiosas pasionistas, camino de Planes de Renderos, muy interesante, se trata de reunir a las familias de los cinco sacerdotes que han sido asesinados; excepto la familia del padre Ernesto Barrera, estuvieron todos muy bien presentados y expresaron con toda la familiaridad de quien los conoce desde niño, esos sacerdotes llamados por Dios al supremo testimonio de dar su sangre por Jesucristo, por la justicia, por la verdad. Se acordó escribir todas estas memorias para ejemplo de los cristianos. Y también otras opciones de carácter jurídico y de carácter también pastoral, para que el ejemplo de estos mártires no se vaya a perder y para que se haga respetar también en ellos la justicia de Dios. Fue edificante el espíritu de perdón y de llamamiento a la conversión que prevaleció sobre todos los comentarios.

Finalmente, por la tarde, fui a las playas de Acajutla con los seminaristas que van a tener allá una convivencia, prolongándose hasta el día de mañana. Pero yo sólo pude estar esta tarde hasta ya bastante entrada la noche; cené con ellos y tuvimos una primera convivencia en que expresaron sus problemas acerca de la integración de los dos seminarios, Mayor y Menor, de la Arquidiócesis, que era la finalidad principal de esta convivencia. Se nota franqueza, valentía, sinceridad en expresar lo que no les gusta y también deseo muy sincero de buscar soluciones para que el futuro clero de la Arquidiócesis se prepare a su misión con más sentido de unidad y de equipo.

SÁBADO, 14 de julio de 1979

Fui a Comasagua donde el padre Chalo González había preparado un grupo de confirmación, pero cual fue mi sorpresa al llegar a la hora convenida, nueve de la mañana, y no ver nada de gente en la iglesia ni en sus alrededores. Le expresé mi sorpresa al Padre, tal vez con un poco de disgusto, y él me dijo que así era de fría aquella gente. Yo insistí en que tal vez había faltado mayor motivación de parte del párroco, sin embargo, cuando se comenzó a repicar llegaban algunas personas, pero confirmando solamente llegó un niño. En la misa de confirmación traté de revestirme de la mayor bondad y explicar la indiferencia frente a Dios y pedir a los presentes entusiasmar su comunidad ante las bondades de nuestro señor. Después de la misa invité a la gente a quedarse a dialogar para analizar esta situación y juntamente con el párroco varias personas reconocen que sí hay frialdad y, además, hay miedo ante la situación del país. Pero también con franqueza algunos laicos dijeron que faltaba de parte del Padre más motivación, que con el párroco anterior había habido muchos catequistas y mucha vida en el campo y en el pueblo, aunque menos en el pueblo. Conversé fraternalmente con el Padre animándolo, ya que es una labor ardua la que le toca en ese pueblo.

DOMINGO, 15 de julio de 1979

Esa víspera de la Virgen del Carmen impone bastante trabajo, índice del fervor de nuestro pueblo para esta advocación mariana. Yo dediqué la misa de la Catedral a honrar a la Santísima Virgen bajo este título del Carmelo y puse a la Virgen como modelo del cristiano que debe imitar, vivir el Evangelio, que en este caso nos invitaba a participar de la misión profética de Jesucristo. Y hablé de la Virgen como fiel a la Palabra del Señor, colaboradora de la difusión del mensaje de Dios.

Después de la misa de la Catedral fui al colegio Belén, donde las carmelitas de San José celebraron la profesión de siete nuevas religiosas. Siguiendo la inspiración de la segunda lectura de San Pablo, presenté la vida religiosa como un testimonio del amor eterno de Dios a los hombres y de la redención de Cristo y de la trascendencia escatológica de la cual la vida religiosa es testigo entre los hombres. Compartí con la comunidad, después de la misa, unos momentos muy agradables.

Por la tarde, en la parroquia del Carmen, de la Colonia Roma, los padres carmelitas prepararon un bonito grupo de primera comunión que yo tuve la dicha de celebrar.

Y por la noche, tuve la visita de la vicepresidenta del Movimiento de Reconciliación Internacional que tiene su sede en Viena. Y venían a ofrecernos su colaboración para impulsar una acción en El Salvador, acerca de la no-violencia o presentada más positivamente, acerca de la justicia y de la paz. Me gustó mucho su ideal, pero me sentía incapaz de resolver yo solo su aceptación y por eso le pedí una nueva reunión para mañana en la noche, junto con algunos asesores.

LUNES, 16 de julio de 1979

Día de la Virgen del Carmen. Mi primera misa la celebré en la iglesia de la Merced, exhortando a la cofradía del Carmen tan histórica, junto con la imagen coronada pontificalmente, mantener esta tradición, pero tratar de revestirla de espíritu nuevo, el nuevo espíritu de la Iglesia.

A las nueve de la mañana la solemne y tradicional misa en la iglesia del Carmen de Santa Tecla. La iglesia estaba completamente llena y el tema de mi predicación fue presentar a la Virgen como «modelo de la Iglesia»; motivo de la religiosidad nacional y ejemplo de nuestra unión con Dios y de nuestra unión con el prójimo; presentando que lo que estorba a la unión con Dios es el pecado y que todo cristiano tiene que luchar a muerte contra ese reino del demonio y contra las esclavitudes que de allí se producen. Y comprometerse con los hombres desde la perspectiva de Dios, pero hasta la capacidad de dar la vida por Dios y por el prójimo.

En la iglesia de Concepción de Santa Tecla, continuamos la tradición de confirmaciones este día del Carmen; pero a diferencia de los años anteriores, hemos logrado un grupo muy bonito de niños mayores de ocho años, ya conscientes, para que preparados debidamente por su párroco y sus catequistas, recibieran la Sagrada Unción dentro de una Santa Misa.

Después, por la noche, en el Carmen de Colonia Roma, la celebración también de la misa y a continuación una linda procesión con lámparas parecía la procesión de antorchas de Lourdes, cantando el Ave María de Fátima, aplicado a la Virgen del Carmen. Felicité a los padres carmelitas y a los fieles de aquella parroquia, recordándoles que un pueblo devoto a la Virgen no puede perecer. Y rezamos la salve, les di mi bendición y nos despedimos felices a nuestras casas.

MARTES, 17 de julio de 1979

Todo el día en reunión de CEDES, Conferencia Episcopal de El Salvador. Tocaba como agenda la elección de nuevos cargos, a partir del presidente y tratar el asunto del Seminario. Yo había escrito antes una carta refiriéndome a nuestra desunión y suplicando que se pospusiera la elección y que, en cambio, nos dedicáramos a reflexionar sobre esta situación que urge componer, la unidad episcopal. Hemos hablado con toda franqueza de las muchas deficiencias de nuestra jerarquía. Hemos reconocido culpas, pero me preocupa la radicalidad de algunos hermanos obispos contra mi actuación pastoral. La marcan con un deseo de que no siga adelante. Me da lástima pensar que no sean sensibles a la situación del país y que sienta más a gusto una pastoral, una predicación que no purifique, que no tienda a liberar a nuestro pueblo de esta terrible situación. No pudimos sacar ninguna conclusión, pero hemos platicado bastante a fondo y creo que «la tierra está removida» para continuar el próximo mes de agosto, cuando se señaló otra reunión.

Por la noche, tuve una reunión con los seminaristas mayores y menores que acaban de tener una convivencia para su integración. Me dio mucho gusto oír las conclusiones de su convivencia y sentir el espíritu de unidad que los anima para hacer del Seminario, tanto Mayor como Menor de la Arquidiócesis, una unidad compacta en el ideal hacia el sacerdocio.

También tuve en el hospitalito la visita del rector interino de la Universidad Nacional, con quien conversamos ampliamente sobre la problemática tan difícil de este centro máximo de la cultura.

MIÉRCOLES, 18 de julio de 1979

La primera visita de hoy llega, precisamente, a la hora de desayunar, es el padre Rogelio Esquivel, quien manifiesta su deseo de trabajar en esta Arquidiócesis, ya que él la considera la suya, y no hay razón para ir a otra parte. Yo le expuse con franqueza la línea pastoral que aquí tenemos que seguir y que no me gustaría apresurar una resolución. Sólo le dije que me alegraba de que volviera y que estábamos dispuestos a seguir conversando.

A las ocho nos reunimos con los vicarios de Mejicanos, Nejapa, Aguilares, que han promovido una jornada de oración y de reflexión en la Catedral con motivo del trigésimo día de la muerte del padre Rafael Palacios. Les exhorté a tener mucha prudencia en todo lo que se diga y que será mejor que lo lleven por escrito. Planificamos la celebración de la misa concelebrada a las doce el día 20 y desde el 20 por la mañana hasta el sábado 21 a mediodía se tendrán diversos actos y reflexiones; muchos de esos programas serán transmitidos por la radio. Estuvieron presentes también la secretaria de Medios de Comunicación Social, el encargado de la radio, padre Pedraz, el vicario general, padre Cortés, el encargado de Comunicación Social como Consejo Asesor, padre Rafael Moreno. Y todos estuvieron de acuerdo en una celebración digna para aprovechar y hacer conciencia de la misión que predica nuestra Iglesia.

Entre las visitas más destacadas de esta mañana, la del señor John McAward, de Justicia y Paz de Estados Unidos. Una interesante conversación en el deseo de querer servir, desde los miembros de la Embajada de Estados Unidos y los miembros de Justicia y Paz a la línea de derechos humanos en nuestra Arquidiócesis.

También la visita del señor Gabriel Delgado, antiguo hermano Julio, quien presenta sus impresiones acerca de la división de los obispos y de la ignorancia religiosa del pueblo. Le pedí su colaboración, sobre todo, entre maestros para promoverlos a ser promotores de esta formación cristiana. Quedé de darle una lista para que él los convocara y trabajara con ellos. En esta misma línea también la Federación de Colegios Católicos me presentó hoy su nueva directiva y conversamos expresando los deseos de que los colegios católicos sean verdaderos instrumentos de la pastoral de la Arquidiócesis. Vino también el doctor Napoleón González, director de la Crónica del Pueblo, que acaba de ser quemada el sábado recién pasado. Le di palabras de aliento y le prometí promover una colecta para ayudar a su periódico.

Por la tarde, reunión con encargados de liturgia, de sonido y otros aspectos que preparan la próxima fiesta del Divino Salvador. La junta fue en la Catedral y hay mucho entusiasmo para celebrar este año, como siempre, al Divino Salvador del Mundo.

Fui después a querer visitar el local quemado de la Crónica del Pueblo, pero estaba cerrado.

JUEVES, 19 de julio de 1979

Hoy tuvimos el desayuno donde recogimos la segunda redacción de la carta pastoral. Se trataba hoy de organizar las diversas colaboraciones en un solo esquema. Introduciendo también las aportaciones de la encuesta que son muy numerosas y muy buenas. Este trabajo lo hizo el padre Fabián Amaya y lo analizamos detenidamente presentando un juicio del conjunto, tal como se presenta ya la carta pastoral, y luego de algunos detalles nuevamente, el padre Fabián se encargará de recoger todas estas opiniones y hacer una segunda redacción más coordinada y enriquecida con las sugerencias que hoy se hicieron.

En la Catedral, desde las seis de la mañana, varias vicarías han promovido una larga jornada de oración, cuarenta horas que se prolongarán hasta mañana al mediodía en recuerdo del padre Rafael Palacios que hoy precisamente cumple 30 días de su trágica muerte en Santa Tecla. A las doce concelebré con casi todos los sacerdotes de la Arquidiócesis, pero al llegar, la Catedral estaba sitiada por cuerpos de seguridad...

VIERNES, 20 de julio de 1979

Al llegar a la Catedral para concelebrar con todos los sacerdotes nos encontramos la sorpresa de que estaba rodeada de policías y guardias nacionales, parece que se había regado una falsa alarma de que se trataba de una ocupación de la Catedral o de que llegaría alguna agrupación política a valerse de esta vigilia de oración. Pero, gracias a Dios, pudimos concelebrar. En mi homilía aludí a la oración y reflexión que se estaba haciendo, como recogiendo el mensaje de la Palabra de Dios y aprovechando la oración de sufragio por el padre Palacios; mencioné sus carismas también, y lo que significaba su muerte, preguntando: «¿Cómo es posible que se llegue hasta este crimen de asesinar los sacerdotes?». Y respondía analizando una situación de injusticia y de pecado que el sacerdote tiene que denunciar y lo cual significa ser ingrato, ser no grato, a la sociedad, la cual como Jerusalén, mata a los profetas y a los que les son enviados. La vigilia continúo toda esta tarde y toda la noche continuará con bastante fervor de parte de las comunidades que han venido de diversas partes de la Arquidiócesis.

Ha regresado al país el padre Luis, un joven belga, que trabajará en Zacamil junto con el padre Rogelio. Se alegró mucho de encontrarse en estas circunstancias de la Catedral. También saludé allí al padre Juan Macho Merino, que fue vicario de Pastoral en el tiempo que estuve en la diócesis de Santiago de María, pasionista que actualmente regresa de España y trae el cargo de erigir aquí una casa donde puedan tener a sus jóvenes vocaciones. Yo le señalé varias posibilidades y que con mucho gusto aceptaría lo que él escogiera. El convento de San Francisco, en Mejicanos; o Apulo, la casa «Santa Teresita», o la parroquia de Guazapa, que actualmente estas tres posibilidades están ya disponibles y que cabría aún la posibilidad de cambiar, si no llenara los requisitos cualquiera de estas casas propuestas.

SÁBADO, 21 de julio de 1979

Como lo había prometido, cumplí hoy mi visita al pueblo de San Miguel de Mercedes en Chalatenango; con el padre Fabián llegamos hasta Chalatenango y de allí supimos que había retenes a la entrada de San Miguel, de un lado y de otro, para evitar que llegara gente a la cita que teníamos en aquel pueblo. Efectivamente, llegando a Mercedes nos detuvo un grupo de militares, nos hizo bajar del carro, registro, quizá creyendo que había armas. Vimos que había mucha gente detenida allí a la que saludamos y con la que quisimos emprender el viaje de ingreso al pueblo ya cercano, a pie. Sin embargo, el jefe de aquel pelotón, me dijo que no podían ellos seguir, que me fuera yo en el carro, que era orden superior. Comenté yo que era una orden irracional puesto que era gente pacífica, mujeres la mayor parte, que venían a cumplir con un deseo de su fe. Pero la razón no entra con esta gente y lamenté mucho dejarlos, manifestarles mi solidaridad con ellos y pedirles que oráramos juntos ellos allí y yo en la iglesia, y continué. A pocos pasos me esperaba un buen grupo de gente del pueblo y de algunos que pudieron entrar al pueblo, a pesar de los retenes, montiando como ellos dicen; con los cuales me dirigí a la iglesia, la cual casi se llenó. Me dijeron allí que en la otra entrada había mayor número de gente, era la mayor parte de San Antonio Los Ranchos y les mandé a decir que regresaran, que al terminar mis compromisos en San Miguel, iría a San Antonio para agradecerles su visita y platicar con ellos. Celebramos la misa. Estuvo presente el señor Alcalde; el cual no es acuerdo con estas intervenciones que estropean la tranquilidad de la ciudad, del pueblo.

En la homilía describí la naturaleza y la misión de la Iglesia; el papel del Obispo, que debe visitar las comunidades; la función de las comunidades grandes bienhechoras del pueblo y lamentar, entonces, que esta misión de construcción de la verdadera comunidad se le estorbe tanto, hasta con el atropello a la fe y a la libertad de creer. Después de la misa tuve una entrevista con los agentes de pastoral; religiosas, sacerdotes y, sobre todo, muchos catequistas de diversos cantones y del pueblo de San Miguel, con quienes compartimos la preocupación pastoral con ánimo muy generoso de parte de ellos de proseguir su trabajo. Me encantó ver cómo las religiosas de La Asunción que trabajan aquel pueblo junto con el padre Fabián Amaya, desde Chalatenango, han hecho florecer el entusiasmo en la juventud. Y con ellos compartimos el almuerzo. Había alegría en el convento y al despedirme, sentí ese dejo de nostalgia que dan estas circunstancias, a pesar de la prueba que tuvimos que soportar todos, pero que la superamos con la alegría cristiana. Me dirigí, después, del almuerzo, a San Antonio Los Ranchos y, efectivamente, en la ermita de la Cruz estaba casi un centenar de personas que no habían podido entrar por el retén, pero que allí partimos, rezamos, cantamos, dialogamos, un interesante diálogo de preguntas, de respuestas, de iniciativas, de sugerencias, en fin, un ambiente de familia, de alegría, de fe, de esperanza. Les dejé como recuerdo una estampita del papa Juan Pablo II, diciéndoles que eran para ellos, las había reservado y no las había dado en San Miguel. Me comprometí con un día más específico para San Antonio Los Ranchos, que será en el mes de agosto.

Al regresar a mi residencia, me encontré dos casos tristes de la represión, cómo una madre, un padre y unos hermanos desde La Unión vienen a ponerme su lamentación de que han perdido un joven de la familia, el cual fue capturado por Pasaquina y del cual no se sabe nada, a pesar de que ya pasan varios días. El otro caso es el de un señor, propietario de una imprenta en San Salvador; al cual lo capturaron también sin saberse todavía nada de su paradero. Y por último, el párroco de El Calvario, padre Federico Sanggiano, me habló comunicándome que la iglesia está ocupada por el FAPU, precisamente para reclamar la captura de este último señor.

DOMINGO, 22 de julio de 1979

En la misa de ocho, empecé mi homilía con un saludo a Nicaragua que en esta semana realizó el principio de su liberación al botar al régimen del general Anastasio Somoza e instalarse la nueva Junta de Gobierno. Hemos orado por el país de Nicaragua y hemos reflexionado, sacando consecuencias de este acontecimiento. El tema de la homilía lo sugieren las lecturas bíblicas, los pastores, que Jeremías refiere, precisamente, a los gobernantes, pero también la Iglesia aplica a los obispos y todos los que son agentes de pastoral o participantes en los gobiernos; reflexionamos sobre la dificultad de los pueblos mal gobernados, la distinción entre buenos y falsos pastores y cómo Cristo es el verdadero Rey pastor, presentado en la Sagrada Escritura y en el cual ponemos la esperanza en las dificultades de todo los pueblos. Después de la misa, interesante diálogo con los jóvenes que componen el coro de Quezaltepeque, el cual participó en la misa de hoy. También una representación de la parroquia Santa Lucía de Ilopango, que quieren coordinar sus esfuerzos con la Curia para ver cómo se trae de nuevo al padre Astor Ruiz, que fue expulsado del país cuando intentaba entrar de Colombia y fue enviado a Guatemala anteayer. Les dije que ya había hablado con el Padre y que mañana, lunes, tendríamos una reunión para estudiar mejor el caso. Y que esta misma noche iría a Santa Lucía yo para celebrarles la misa de siete y conversar con la comunidad, lo cual les agradó mucho.

Hubo otras visitas después de misa, muy interesantes y es un encuentro muy bueno con el pueblo, principalmente, el que asiste a la misa de la Catedral.

Y por la noche, celebré la misa en Santa Lucía y después de misa me presentaron su actividad y realmente es una parroquia donde se está viviendo en forma muy viva la comunidad cristiana. Una catequista me explicó el trabajo que se hace con los niños; un joven explicó el trabajo que se hace con la juventud; y una señora el trabajo con los adultos. Y después tratamos el asunto del padre Astor. Sugirieron escribir una carta pública, abierta, pero les dije que mejor esperaran las resoluciones que se tomarían en el Consejo de Sacerdotes y que podían enviar un representante para tomar ahí las conclusiones.

LUNES, 23 de julio de 1979

Tuvimos hoy la reunión con el padre vicario general, padre Cortés; con el padre Brito, como canciller; y con el padre Villarán, como vicario de Ilopango a la que pertenece Santa Lucía, parroquia del padre Astor.

También asistió un representante laico de la parroquia y el padre Moreno. Nuestra opinión fue pedir primero una entrevista con el ministro del Interior y averiguar cuáles son las causas de la expulsión del Padre. Luego visitar al padre Astor a ver cuál es su estado de ánimo; ya que parece que hay otros peligros que él prevé y a lo mejor no quiere entrar todavía al país. Después de esto se hará lo conveniente a nivel público, tanto en el país como en el extranjero; ya que conviene decir alguna cosa a propósito de estos atropellos.

Fui a almorzar con los seminaristas menores de Chalatenango, con quienes sostuve un diálogo muy interesante. Son muchachos inquietos en conocer, cada vez más, su vocación y los problemas que suscita todo hombre que quiere abrazar el sacerdocio. Tuve muy buena impresión de aquella comunidad joven; sacerdotes recién ordenados como Rafael Urrutia, Ezequiel Gámez, un diácono ya por ordenarse, Jaime Paredes; un seminarista ya de Teología, Joaquín, y unas religiosas de La Asunción, también jóvenes, pero con un gran sentido de pastoral y de equipo. En este ambiente va creciendo esta juventud del Seminario, me parece que es toda una promesa.

El padre Brito me informó al regresar que el padre Cortés había hablado largamente con el ministro del Interior, el cual se mostró sorprendido, pues no sabía nada de lo que le había pasado al padre Astor y le prometió averiguar e informarle mañana. El viaje a Guatemala, pues, también se pospone.

MARTES, 24 de julio de 1979

La primera visita de este día es del padre Walter Guerra que me pide una intervención en el caso de la huelga de brassieres, donde los obreros tienen en rehenes a un grupo de dirigentes; pero el Gerente General no quiere llegar por no correr el riesgo de quedarse él también en rehenes. Pero están dispuestos a conceder gran parte de las peticiones de los obreros.

El padre Walter me prometió que llegarían los patronos a hablar conmigo y, desde allí, llamaría a los dirigentes de la huelga para intervenir ante ellos. Me ofrecí con mucho gusto a hacerlo, pero habiendo designado una hora y estando dispuesto a esta intervención, el mismo padre Walter me habló que ya no era necesario y que todo estaba ya en vías de solución, ¡gracias a Dios!

Tuve la reunión que tenemos los martes con el Consejo Ejecutivo de la Curia diocesana. Tratamos especialmente el problema de la imprenta que está también en vías de solución. Hay muchos aprendices y se necesita mano más calificada para dirigir una tipografía que ya va modernizándose; pero, al mismo tiempo, se tendrá en cuenta la justicia sobre la desocupación de estos aprendices. Tratamos también de la radio YSAX. Y se dará una solución de acuerdo con las sugerencias del actual director, padre Pedraz. Se ha nombrado una junta responsable de resolver este problema, compuesta por el director actual, padre Pedraz; el ingeniero Galván, administrador de la Curia y el padre Fabián Amaya. Se trataron otros aspectos de la administración de nuestra Arquidiócesis. Todo parece que va encaminándose hacia una coordinación que rendirá mayores frutos. Por su parte, también la señorita Coralia Godoy con las secretarias se organizan mejor en el servicio de secretarías; así como la administradora del colegio de la Sagrada Familia, doña Elizabeth Arias, me está ayudando a arreglar aspectos materiales de la oficina de la Curia. Le doy gracias al Señor, pues, que todas estas cosas van procurando un mayor funcionamiento de esta oficina principal de la Pastoral de la Diócesis.

Y de pastoral tratamos toda la mañana con la Comisión de Pastoral que tocaba reunirse hoy y en la cual se ve que va caminando muy bien esta coordinación pastoral, ya que está funcionando la oficina; aunque el padre Astor, expulsado actualmente del país no podrá estar al frente; pero el padre Octavio Cruz, que platicó con él y tiene mucho sentido pastoral, tendrá a su cargo esta oficina junto con Piquín, que también ha resultado un buen laico administrador de la parte laical de la oficina de la Pastoral. En esta reunión, que fue bastante larga, hicimos una evaluación de la vigilia de la Catedral, en que se anotaron con franqueza los puntos negativos y la prevalecencia de valores positivos; sobre todo, la conciencia más viva que las comunidades han tomado de la defensa de sus sacerdotes, ya que el motivo era el trigésimo día de la muerte del padre Palacios. Les hice recomendaciones muy encarecidas de aprovechar estas circunstancias para exponer con toda claridad el pensamiento de la Iglesia. Iglesia que nadie tiene que manipular para otras finalidades.

Por la tarde, fui a celebrar una misa de familia en Apopa, donde saludé a una bonita comunidad allí congregada y compartí con mi familia la cena.

MIÉRCOLES, 25 de julio de 1979

Día de Santiago Apóstol. Celebré la misa del patrón Santiago en la antigua parroquia de Aculhuaca. Expresé mi emoción de celebrar en una iglesia que enlaza la antigua civilización indígena con la civilización cristiana que nos trajeron los misioneros españoles. Hablé de la necesidad de tener el espíritu de Santiago en estas horas persecutorias de la Iglesia. Compartí después de misa momentos muy agradables con la comunidad y especialmente con los sacerdotes de aquella población, el padre Crespín, párroco de Santiago Aculhuaca; el padre Nicolás González, de Paleca y el padre Gutiérrez, de San Sebastián; todos tres de la Ciudad Delgado.

Me encontré al regresar la sorpresa de que los obreros de la tipografía Criterio estaban en un paro este día, exigiendo aumento de sueldo y otras prestaciones. Pero, gracias a Dios, el administrador de la Curia con el Vicario General y la secretaria de Medios de Comunicación Social y el padre Pedraz, administrador de la tipografía, han hecho unas primeras intervenciones y conversé con ellos antes de ir a la sesión prometida con los huelguistas. Y se propone un plan de renovación, ya que la mayoría de los trabajadores son aprendices, y se pondrá, pues, un grupo de operarios competentes y se despedirá con indemnización a los descontentos. Pero al proponer esta solución, los representantes del grupo pidieron tregua para mañana para proponer al pleno y traerán sus resoluciones. Ojalá no se nos vaya a complicar esto.

Por la noche, visita al doctor Semsch; muy animadora en la actuación del Arzobispo y de la Arquidiócesis. He recibido mucha correspondencia y esta noche, hasta muy entrada la noche, estoy resolviendo varios problemas.

JUEVES, 26 de julio de 1979

La preocupación principal de esta mañana es el paro en la tipografía Criterio. Mis dos secretarias de correspondencia vinieron al desayuno para comunicarme esa misma preocupación porque veían que se estaba tratando muy en forma de empresa y poco cristiana. Yo les hice ver que había un aspecto laboral, empresarial, que había que respetar y que también les suplicaba inspirar ese espíritu cristiano en los muchachos de la huelga para que ellos también procedieran cristianamente. Yo mismo estuve un rato con los tres representantes de los huelguistas para hacerles ver, desde mi aspecto pastoral, sin meterme en el campo laboral, que lo está tratando la parte administrativa, que procedieran con racionalidad y, sobre todo, con espíritu cristiano y que contaran con mi amistad en cualquier resolución que se tomara. Ellos me agradecieron, pero parece que su actitud principal es mantenerse en el campo legal y amenazan con ir al Ministerio y tomar otras medidas. Yo conté esto a los encargados de la administración para que lo tuvieran en cuenta, ya que esta misma tarde parece que volverán a reunirse para resolver este problema.

Entre las visitas de la mañana tuve mucho gusto de saludar a una antigua conocida en mi pueblo natal desde que era niño. La señora Susana Castro, la que me animó a seguir la línea que he emprendido, a pesar de que ella se da cuenta, con otras amistades antiguas más que se han perdido, la inconformidad con los reclamos evangélicos que hace nuestra Iglesia. Le agradecí su palabra de aliento y le pedí sus oraciones.

También vino el papá y la hermana del padre Trejo, que actualmente está en Venezuela, para pedir que se le diera prórroga. Yo le hice ver la necesidad de sacerdotes y que no era muy sacerdotal permanecer fuera del país donde se le necesita con tanta urgencia. Pero que de mi parte trataría el asunto con el Presbiterio, con el Senado Presbiteral. Que trajeran por escrito la solicitud que el mismo Padre hiciera para estudiarla debidamente.

También llegó un periodista con el que conversamos sobre la situación y misión de la Iglesia en esta situación del país.

Vinieron también miembros de la comunidad de San Francisco, en Mejicanos, a exponerme sus inquietudes pastorales que me parece muy de acuerdo con las iniciativas de nuestra Pastoral arquidiocesana.

Por la noche, junta con la Comisión Arquidiocesana de Cáritas, donde estudiamos, principalmente, la construcción de la bodega de Cáritas arquidiocesana; la situación financiera, y los nuevos programas que van surgiendo; la buena impresión que está causando esta nueva manera de llevar Cáritas y las animé para que no desmayaran y, a pesar de las dificultades, continuáramos nuestro trabajo de Cáritas como verdadera escuela de caridad.

VIERNES, 27 de julio de 1979

Por segunda vez me visitó el padre Rogelio Esquivel y me comunicó que tenía oportunidad de ir a servir a Guatemala en la parroquia de monseñor Ham, ya que éste irá a Estados Unidos por una temporada. Él quiere considerarse siempre sacerdote de esta Arquidiócesis. Yo le expuse las dificultades que él tiene con el clero y que procure aprovechar esta estadía en Guatemala para ir fomentando amistades...

La primera visita de hoy fue el padre Rogelio Esquivel; el cual quiere considerarse siempre incardinado en esta Diócesis y tiene actualmente la oportunidad de ir a Guatemala a hacer una temporada en la parroquia de monseñor Ham, que irá a Estados Unidos. Yo le di mi parecer afirmativo y rogándole que aprovechara esta estadía en Guatemala para fomentar la amistad con sacerdotes salvadoreños, ya que al terminar ese plazo, podía regresar a incorporarse plenamente a nuestro presbiterio.

La situación de la imprenta en huelga sigue lo mismo. Se complican hoy ciertas entrevistas de las empleadas de la Curia; las cuales parece que les prestan pleno apoyo a los jóvenes de la huelga de la Imprenta Criterio. Hubo reuniones del Consejo Administrativo de la Curia con empleadas del Arzobispado para explicarles la situación de la imprenta que parece muy justa; pero que ellas ven como poco cristiana la solución de despachar a los aprendices de la imprenta. Han quedado de seguir dialogando sobre estos puntos.

Por la noche, visita confidencial de un mayor del Ejército que confesó la situación de corrupción que existe en los altos jefes y cómo hay un grupo de militares sanos que quieren mantener el honor de su vocación castrense. Yo le animé para continuar su honradez en el Ejército, en vez de retirarse como él quiere, porque le parece que no puede realizarse bien como hombre en situaciones como las que vive un hombre de Ejército en este tiempo en medio de tantas injusticias, robos patrocinados por los mismos altos militares. De tal manera que muchos trabajan por una honradez en el Ejército, a pesar de no aprovecharse de las circunstancias como lo hacen otros. Le felicité y le animé para que continuara viviendo y siendo fermento de su propia masa.

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DIARIO del 28 de julio al 26 de agosto de 1979

SÁBADO, 28 de julio de 1979

En la reunión del sábado por la mañana dilucidamos un poco la situación de la tipografía Criterio, a fin de tomar algunas determinaciones que encaminaran a la solución del problema que allí ha surgido. El bachiller Roberto Cuéllar, que ya se informó de esta situación, nos dio algunas líneas de solución y se le encargó a él ponerlas en práctica. Pero lamentablemente, aunque todo parecía llegar a la solución, con una táctica de dilación, los huelguistas dijeron que mejor se dejara la última palabra para el lunes.

Por la tarde, en el colegio Don Bosco administré la confirmación, dentro de una liturgia eucarística muy bonita, a un grupo de jóvenes estudiantes del mismo colegio. La Iglesia estaba llena de lo mismos confirmandos, y de sus padres de familia y de sus padrinos. Resultó una verdadera catequesis de este gran sacramento que, gracias a Dios, va tomando la importancia que nuestra pastoral le quiere dar.

DOMINGO, 29 de julio de 1979

Mencioné en la homilía de esta mañana los cincuenta años de vida sacerdotal del padre Santiago Garrido. La homilía tuvo oportunidad de presentar a Cristo como solución de todos los problemas con tal que los hombres demos la colaboración. Y hubo también oportunidad de hacer muchas importantes denuncias de tantos atropellos que se están cometiendo en el país. Después de la misa, donde estuvo presente la televisión alemana filmando actos de nuestra Catedral, la misma televisión me había pedido una audiencia y otros periodistas italianos también; la que tuvo lugar en el convento de la Catedral, con interrogaciones sobre la situación y las perspectivas que la Iglesia mira en este país.

Por la tarde, en el instituto Ricaldone, encuentros conyugales celebraba una convivencia, la que fui a clausurar, hablándoles de los tres temas que ellos habían reflexionado en sus grupos: la responsabilidad de los padres; la comunicación con los hijos, y la vivencia cristiana en el hogar.

LUNES, 30 de julio de 1979

Por la mañana, un refugiado en el Arzobispado que ha sido perseguido de muerte, me dio las gracias porque ya iba a salir. Pero antes quiso dejar un testimonio de la cruel persecución y torturas de que ha sido objeto durante sus luchas políticas de extrema izquierda, pero lo que se ha hecho con él es una señal del tremendo irrespeto al hombre en nuestra patria.

Hubo otras entrevistas muy importantes, entre ellas, dos periodistas norteamericanos. Una periodista que está en conexión con la Universidad de Georgetown, la cual me mandó saludos, ya que me otorgó, en otra oportunidad, el título de Doctor Honoris Causa. El tema fue muy importante ya que se veían periodistas muy inteligentes.

Y por la noche, tuvimos, en la iglesia de El Calvario de Santa Tecla, la misa de cuarenta días de la muerte del padre Palacios, la cual tuvo un carácter de desagravio por el asesinato de este sacerdote.

Hemos revisado con el padre Rafael Moreno y el padre Fabián Amaya la redacción de la carta pastoral que está ya perfilándose bastante bien. Recibí carta del padre Astor Ruiz, muy cristiana, muy sacerdotal, en que expresa sus profundos sentimientos al sentirse inesperadamente expulsado de su propio país. Pero me alegra el gran espíritu sacerdotal con que está ofreciendo al Señor esta prueba.

MARTES, 31 de julio de 1979

Entre las visitas de la mañana se destaca la del doctor Morales Erlich, que había estado desterrado en Costa Rica y fue candidato a la vicepresidencia de la República en las últimas elecciones, cuando todo terminó en el exilio del candidato coronel Claramount y del vicepresidente, doctor Morales Erlich. Pertenecen al Partido Demócrata Cristiano. Vino a saludarme con otro del partido, David Trejo, y a ofrecerse a colaborar con la Iglesia, como cristiano que se siente. Le agradecí y le dije que la Iglesia tomaba muchas veces un papel de suplencia en defensa de los Derechos Humanos y del Evangelio; muchas cosas que son, precisamente, los partidos políticos quienes deben hacerlo y que ojalá su retorno a El Salvador significara asumir esa responsabilidad. Él se muestra muy optimista, a pesar de ver las grandes dificultades políticas en el país.

También una entrevista con una radioemisora de Costa Rica, Mi mensaje, principalmente a propósito del ejemplo de Nicaragua. Siempre me coloqué en la perspectiva pastoral y evangélica y evadí respuestas de carácter político.

Al mediodía, fui a concelebrar con los padres jesuitas, para homenaje del padre Santiago Garrido que cumplió cincuenta años de sacerdocio el domingo recién pasado.

MIÉRCOLES, 1 de agosto de 1979

Hoy tuve una reunión muy interesante con todo el personal de la Curia, para evaluar lo acontecido en la Imprenta Criterio, ya que hubo una carta firmada por los empleados de la Curia. Traté de explicarles el procedimiento de la administración y pedirles también la fidelidad jerárquica que necesita una Curia Diocesana para con su obispo; ya que formamos un equipo que es director de toda la Arquidiócesis y debe ser buen ejemplo de solidaridad. Hubo discusiones muy interesantes, muy sinceras, y creo que el saldo ha sido muy positivo en búsqueda de una solidaridad cada vez más estrecha y de un servicio fiel a la Iglesia jerárquica. Estuvo presente el padre Octavio Cruz que se encargará de la oficina de pastoral, con quien conversé particularmente y tiene criterios muy equilibrados para hacer de nuestra pastoral lo que he soñado siempre, una línea actual de la Iglesia sin extremismos y que sepa comprender el momento que vive nuestra patria. Creo que tenemos al frente de la Comisión de Pastoral un sacerdote que dará muchos frutos, Dios lo quiera.

Celebré la Hora Santa en el hospital de la Divina Providencia y aproveché el tema de la LIBERACIÓN, desde la perspectiva de liberación del pecado y de promoción del hombre hasta la altura de Dios. A continuación, dos periodistas, uno de Brasil, de El Globo y otro de Venezuela. Una entrevista, también, muy interesante, ya que son dos periodistas muy inteligentes, tratando de analizar el papel de la Iglesia en El Salvador.

JUEVES, 2 de agosto de 1979

Con el Canciller puse al día una serie de cartas y compromisos. El rector de la Catedral me comunicó desde ayer por la tarde que la Catedral está ocupada por las Ligas Populares 28 de Febrero. Una nueva organización que reclama en esa forma la libertad de algunos miembros capturados y desaparecidos.

Por la tarde, el padre Pedraz me informa que un representante de esa agrupación quiere hablar conmigo y le dije que estaba a sus órdenes, que me interesaba negociar el asunto de la Catedral porque no quisiera que el domingo, 5 de agosto, y, sobre todo, el lunes 6, estuviera en esa situación, impidiéndonos el lugar donde se celebra tradicionalmente la fiesta patronal del Divino Salvador. Quedó de venir mañana a las nueve de la mañana.

Otra entrevista interesante fue la de Silvia, la secretaria particular, que se muestra muy dolorida por la solución que se dio a la huelga de la tipografía Criterio. Ella y su compañera María Isabel creen que se ha procedido injustamente, que se ha tenido más en cuenta el dinero, la maquinaria, que los hombres. Traté de hacerla ver la imparcialidad con que hay que juzgar estas cosas y tener en cuenta también los intereses de la imprenta, que no descuidan el humanismo pero que cumplen uno de los deberes más graves del obispo, cuidar los bienes de la Iglesia, y que con los empleados despedidos he prometido dialogar separadamente para ayudarles a resolver sus problemas; que no esperaron a resolverse como se había proyectado, sino que lo anticiparon con una huelga, en la cual también hubo términos ofensivos para la jerarquía. Me dijo también que el sentimiento de ellas lo participaban todos y todas las empleadas del Arzobispado, lo cual me pareció muy exagerado y mantengo mi propósito que, si alguien no se siente a gusto trabajando en el Arzobispado, lo mejor es dejar el lugar y buscar un cargo donde trabaje más a gusto. De todos modos, esto y otra conversación muy íntima que sostuve con el padre Pedraz, me ha hecho reflexionar que debemos revisar el personal con quienes trabajamos y tratar de meter una mística según el pensamiento de la Iglesia actual, que es toda mi ilusión y, en ninguna manera, traicionar los principios que predico. Porque también me insinuó Silvia que había una contradicción entre lo que se predica y lo que se hace. Ante Dios he orado para pedirle sus luces y pedirle también mantenerme siempre fiel a lo que yo trato de seguir el Evangelio.

Por la noche, visita de un periodista norteamericano, que representa tres periódicos, junto con la traductora de la Embajada de Estados Unidos. Mantuvimos un diálogo muy interesante sobre lo que la Iglesia piensa acerca de la violencia y de la esperanza que trata de sembrar en esta situación del país.

VIERNES, 3 de agosto de 1979

Este día lo he pasado sólo dedicado al estudio de la Carta Pastoral.

SÁBADO, 4 de agosto de 1979

Igualmente pude dedicarme a estudiar la Carta Pastoral como ayer. Sin embargo, hubo por la noche una entrevista bastante larga con el padre Moreno y el bachiller Cuéllar que me trajeron las noticias de la semana e hicimos algunos comentarios sobre las últimas situaciones del país. Este día, en San Esteban Catarina, acribillaron a balazos al padre Napoleón Alirio Macías, párroco de aquella población. Por la tarde, fui y tuve noticias directas de este acontecimiento tan trágico, que se venía planeando desde hace mucho tiempo. El Padre mencionó judiciales, un grupo de hombres que acechaba frente a la iglesia y que aprovechó un momento de soledad del Padre para entrar a matarlo, entre la puerta de la sacristía y el altar mayor.

DOMINGO, 5 de agosto de 1979

Dediqué pensamientos especiales al padre Macías en la misa de la Catedral. Vino a cantar el coro que han preparado las hermanas de la Caridad, en Tepecoyo, unas sesenta voces, verdaderamente una algarabía de fiesta en la Catedral. Y a la hora de la ofrenda también ofrecieron frutos del campo de aquella comunidad junto con el pan y el vino. La gente aplaudió este gesto de simpatía y solidaridad.

Por la tarde, fue muy imponente la tradicional «Bajada», en un carro que representaba la tempestad en el mar y la inscripción: «Señor, ¡sálvanos que perecemos!». Dirigí un saludo a la muchedumbre, ya que toda la ceremonia fue dirigida por la radio YSAX y hubo oportunidad de llevar bastante mensaje durante las dos horas que duró la procesión.

LUNES, 6 de agosto de 1979

La misa concelebrada con casi todos los sacerdotes de la Diócesis y con una gran representación de las comunidades que animaban el canto popular y llenaban la calle frente a la Catedral, y gran parte del parque fue una misa verdaderamente patronal y del pueblo. Se sintió la presencia del Señor en nuestra liturgia y se notaba una alegría que era a base de fe y de esperanza cristiana. En vez de la homilía, presenté el esquema de la Cuarta Carta Pastoral. Fue muchas veces interrumpida por aplausos, donde el pueblo manifestaba su solidaridad con el pensamiento, que es el tema de la Carta: «La misión de la Iglesia en la crisis actual del país». «Ojalá», les dije al terminar la misa, «que al salir de aquí cada uno vaya a ser un constructor de esa nueva civilización del amor que tanto necesita nuestra patria». Saludé a mucha gente al terminar la misa, gente venida de muchos rincones del país, y que se notaba la verdadera cordialidad con su pastor.

Por la tarde, ¡otra apoteosis grandiosa! Quizá la más grande que ha visto el pueblo de San Esteban Catarina, cuyo párroco, el padre Alirio Napoleón Macías, fue asesinado hace dos días y esta tarde a las cuatro se iba a sepultar en aquel templo parroquial. Precedió monseñor Rivera, obispo de Santiago de María, en su calidad de feligrés de aquella parroquia, ya que San Esteban Catarina es el pueblo natal de monseñor Rivera y por no estar presente el obispo de la Diócesis, monseñor Aparicio, que está en México. Una inmensa corona de sacerdotes y el parque y las calles adyacentes llenas completamente de fieles. Monseñor Rivera tuvo una homilía muy inspirada diciendo, que tanto dolor era necesario para tanta redención, y que ya la muerte de tantos sacerdotes hacían presagiar que la hora de la liberación estaba cerca. El pueblo aplaudió varios de sus pensamientos. Al final de la misa se hizo un recorrido alrededor del parque, sin que se moviera la multitud, que era demasiada, y solamente abrieron un campo por la calle para que pasara el desfile de sacerdotes; quizá un centenar de sacerdotes asistió a este funeral y el cadáver entró luego a la iglesia, donde fue sepultado. Hubo un momento de horror en la misa, ya que se regó una falsa alarma y cundió el pánico; varias personas cayeron encima de otras, pero, gracias a Dios, pronto se puso calma y el rito prosiguió normal. Los comentarios, tanto acerca del asesinato del Padre, de sus autores, como, sobre todo, de los efectos tan positivos en esta manifestación de fe, son de mucha esperanza para la Iglesia.

MARTES, 7 de agosto de 1979

Reunión del Consejo Ejecutivo de la Curia y varias visitas, aunque importantes, pero no sobresalientes.

MIÉRCOLES, 8 de agosto de 1979

Hice una gira por oriente a dar unos pésames a familias de San Miguel, familia Giralt y familia Argüello; visité a la señorita Aurora Asturias, a la niña Angélica de Mena y, principalmente, a un matrimonio humilde pero muy cariñoso, don Luis Aparicio y doña Avelina, muy ancianos, han santificado su dolor, su enfermedad; ella amputada de las piernas en una hamaca, ofrece todo al Señor; él, también muy cristiano, ofrece los achaques de su vejez por la Santa Iglesia. A la hora del mediodía, almorcé en Jucuapa con el doctor Jiménez Barrios, quien me contó con todos los detalles, muchos acontecimientos de su interesante vida.

Por la noche, junta con los seminaristas para evaluar los criterios acerca de la muerte del padre Macías y también las celebraciones patronales del 6 de agosto. Reflexiones sumamente adecuadas que me dan la grata impresión de unas vocaciones que están madurando muy bien para el sacerdocio. Los invité a que llevaran estas mismas reflexiones a la reunión de sacerdotes, que reflexionará sobre el mismo tema, y a la Junta de Pastoral, donde se podrán incorporar muchas de sus iniciativas con motivo de las fiestas patronales.

JUEVES, 9 de agosto de 1979

Casi toda la mañana con un grupo de sacerdotes de diversas diócesis que preparan una junta general del clero nacional para el sábado próximo. Cosa muy grata fue la noticia de que monseñor Barrera, obispo de Santa Ana, publicará una manifestación de solidaridad, y a ella nos agregamos los de la Arquidiócesis, y telefónicamente también se obtuvo la solidaridad de monseñor Álvarez y de monseñor Rivera. De esta manera, creo que el difunto padre Alirio Macías está realizando el gran sueño de mis súplicas: la unión de los obispos y del clero. Pedimos mucho al Señor que este gesto de solidaridad en la muerte del padre Macías se dé al principio de una unidad de todo el episcopado y clero, que será tan útil al pueblo de Dios en nuestra patria.

VIERNES, 10 de agosto de 1979

En el colegio Belén tuvimos el desayuno para reunirnos con los otros colaboradores de los medios de comunicación social; como elemento nuevo estuvo el señor Munés, especialista en publicidad. Durante el día hubo varias visitas de sacerdotes y algunas agrupaciones y, por la noche, entrevista con un periodista.

SÁBADO, 11 de agosto de 1979

En el salón Guadalupe del seminario San José de la Montaña, se reunieron representaciones del clero de todo el país. Al mismo tiempo, el señor Nuncio invitó a los obispos a la Nunciatura. Ambas juntas para reflexionar sobre la muerte del padre Alirio Macías. Mientras la junta de los sacerdotes resultó muy cordial, muy entusiasta, en defensa del clero y en solidaridad con la diócesis de San Vicente; la de los obispos lastimosamente fue una...

La reunión de los obispos en la Nunciatura confirmó la división que existe entre nosotros. Únicamente se acordó denunciar oficialmente el asesinato del padre Macías. El señor Nuncio se ofreció también a apoyar esa denuncia en su próxima visita al presidente de la República. Pero cuando se trató de ver las causas, se dejó llevar la junta por los prejuicios de una infiltración marxista dentro de la Iglesia y no fue posible sacar de allí todos los prejuicios, a pesar de que traté de explicar que, la situación de persecución de muchos sacerdotes, es por querer ser fieles al espíritu del Vaticano Segundo, traducido a América Latina por Medellín y por Puebla. Muy poco se comprende esto y más bien se echa la culpa a una instrumentalización del marxismo al que está sirviendo la Iglesia, según ellos. Ofrecí a Dios esta prueba de paciencia, ya que a mí se me culpó, en gran parte, del mal que pasa en el país y en nuestra Iglesia.

Yo terminé antes la reunión porque tuve que salir a San Antonio Los Ranchos, donde había prometido estar y, aunque pospuse la reunión con aquella buena gente para la tarde, había una asistencia muy numerosa. Celebramos la misa y compartimos una convivencia cristiana muy bonita que vino a compensar mis desilusiones de la mañana.

DOMINGO, 12 de agosto de 1979

La misa no pudo celebrarse en la Catedral por estar ocupada por obreros en huelga y tuvimos que hacerla en la iglesia del Rosario. La homilía comentando siempre el capítulo sexto de San Juan, me dio la oportunidad de presentar la carne que Cristo ofrece como santificación de la carne humana y lo que es la carne del hombre cuando no se alimenta de Cristo. Al mediodía, almorcé con mis hermanos, quienes tuvieron la bondad de anticipar así la celebración de mi cumpleaños.

LUNES, 13 de agosto de 1979

Nada especial ya que la oficina tuvo muchas visitas, pero de carácter ordinario.

MARTES, 14 de agosto de 1979

En Santa Tecla, en la casa de las carmelitas tuvimos la reunión del Senado Presbiteral, en que tratamos principalmente el problema de la desunión de los obispos, por una comisión de sacerdotes que convocará a representaciones de cleros de las otras diócesis para enfrentar este problema directamente con los obispos. También tratamos de aclarar la acusación que monseñor Aparicio hace a nuestra Arquidiócesis de haber ofendido a su vicario, con motivo de los funerales del padre Macías. Se invocó el testimonio de todos los asistentes, que podrán decir que todo esto es falso y que no es más que el producto de un resentimiento de monseñor Fredy Delgado.

La Comisión Coordinadora de los acuerdos tomados en la reunión del clero y religiosas, me comunicó que habían pospuesto el compromiso de hacer un ayuno un grupo de sacerdotes y religiosas por no contar con la solidaridad de todas las diócesis y por creerlo prematuro. Se pospondrá y se trabajará una mayor solidaridad de los sacerdotes para llevar a cabo una acción que logre los objetivos que esto se proponía.

Luego, el personal de la Curia me ofreció su homenaje de cumpleaños que resultó muy simpático en el salón de reuniones.

Por la noche, otros periodistas me entrevistaron en el hospital de la Divina Providencia.

MIÉRCOLES, 15 de agosto de 1979

Los alumnos del Seminario me sorprendieron con una bonita serenata, luego fuimos a celebrar la misa y al desayuno, y visitamos las salas de los enfermos. Fueron unas horas muy alegres, muy cristianas, muy llenas de caridad; pero a las nueve tuve que ir a celebrar la misa patronal a Mejicanos donde La Asunción es patrona. El padre Orellana había preparado un grupo de confirmaciones que en la misa patronal lució muy bien. Y almorcé en compañía de los párrocos de aquella vicaría de Mejicanos con quienes platicamos cosas muy interesantes de nuestra pastoral, especialmente de las comunidades eclesiales de base.

A las siete de la noche, en la iglesia de San José de la Montaña, los seminaristas habían preparado una misa con la participación de muchos sacerdotes, muchas religiosas y fieles. Verdaderamente un homenaje que me llenó el corazón. El padre Cortés, antes de mi homilía, hizo la presentación de aquel homenaje como el mejor regalo que podían hacerme en mi cumpleaños los sacerdotes y el pueblo de Dios. Después de la misa un joven del Movimiento Estudiantil Cristiano Ecuménico, presentó una carta en solidaridad con la nominación de mi nombre al Premio Nobel de la Paz para pedir a todos la firma de este esfuerzo a esa petición, y con un aplauso manifestaron su voluntad de firmar que luego la llevaron a cabo en la salida de la iglesia.

Después de la misa también una convivencia con los seminaristas y otras comunidades que resultó también muy alegre y muy simpática.

JUEVES, 16 de agosto de 1979

A las ocho de la mañana me ofrecieron un homenaje muy cariñoso las religiosas del Sagrado Corazón, el cuerpo de profesores y el alumnado de la escuela Marie Paul.

A las once celebré en Chalatenango con las comunidades de aquella cabecera de la vicaría y con los seminaristas y todos los sacerdotes y religiosas. Pero antes de llegar a la misa, un retén del Ejército me hizo bajar del carro, examinarme como cualquier sospechoso, y se nota que hay un afán de lucir su prepotencia frente a la Iglesia. También durante la misa hubo mucha vigilancia de parte de los militares, ¡que Dios los perdone!

A las siete de la noche, la misa patronal de San Jacinto, en el barrio del mismo nombre que cuidan los padres paulinos. Fue también una ceremonia muy cordial.

VIERNES, 17 de agosto de 1979

Para este día estaba convocada la reunión de obispos; yo asistí a la hora, pero monseñor Aparicio había convencido a los otros obispos de que se suspendiera esta reunión por temor de que los sacerdotes que estaban reuniéndose también fueran como a forzar un diálogo con los obispos. Aunque monseñor Rivera y yo nos opusimos a suspender la junta y a seguirla normalmente, prevaleció la opinión de retirarse, aunque los sacerdotes no tenían nada de esta intención.

A las doce del día una religiosa de Estados Unidos vino a presentarme el saludo de su congregación trayendo también saludos de algunos obispos, sobre todo aquellos que trabajan con latinos, y a expresarme su sentimiento de solidaridad de todas aquellas queridas Iglesias de Norteamérica.

A las seis de la tarde con los seminaristas de tercer año tuve una cena y trataré de inculcar más esta intimidad, ya que muy pronto serán nuestros sacerdotes.

SÁBADO, 18 de agosto de 1979

Este día un grupo de sacerdotes, religiosas y comunidades cristianas iniciaron tres días de oración y ayuno en la iglesia del Rosario. Me han explicado sus objetivos y he respetado su iniciativa, recomendándoles la máxima prudencia para no comprometer a la Arquidiócesis. El Comité Coordinador e Informativo me ha estado informando y creo que se trata de una iniciativa sacerdotal eclesial; prevalecerá el valor espiritual de la oración y del ayuno y redundará en una denuncia profética, como ellos aseguran, para detener esta ola de crímenes, de atropellos en que los mismos sacerdotes han sido víctimas.

Yo tuve que ir a Usulután a presidir la promoción del Instituto Tecnológico de Usulután, ya que esta promoción fue nominada con mi nombre y en sentimiento de gratitud fui a estar con ellos. Presidí el Te Deum en la iglesia y el acto cultural donde recibieron su graduación, en el Teatro Alameda. Les expresé mi agradecimiento y les di algunas palabras de orientación y aliento para una juventud que con su título de bachiller es una esperanza más para nuestra patria. Visité a las hermanas franciscanas que estuvieron muy cordiales conmigo. Yo las llevé a aquella ciudad y me alegra cómo han florecido en su escuela-colegio San Agustín y en otras obras de pastoral en la ciudad y en pueblos vecinos.

Fui a almorzar a Santa Elena donde el párroco, padre Rodas, es mi compañero de seminario y donde estaba monseñor Rivera, ya que se trataba de la fiesta patronal del pueblo. Había varios sacerdotes con quienes compartí cordialmente los momentos del almuerzo.

Regresé para celebrar la misa de las hermanas del Buen Pastor, en el novenario de sor María Mercedes, fallecida hace nueve días.

DOMINGO, 19 agosto de 1979

Como la Catedral sigue ocupada por los obreros en huelga de hambre, celebré por segunda vez en la iglesia del Rosario. Los sacerdotes que han iniciado sus tres días de oración y ayuno desde ayer, me pidieron les permitiera concelebrar conmigo y con mucho gusto lo hice; incluso a la hora de la homilía expliqué a la gente la presencia de tanto sacerdote y pedí a uno de los sacerdotes que explicara el objetivo de aquella oración y de aquel ayuno. Yo distinguí, para que el pueblo no se confunda, que no se trata de una ocupación del templo ni de una huelga de hambre, sino de un acto eclesial que me parece que no tengo por qué prohibir. Se trata de una acción que con las fuerzas del cristianismo, la oración y el ayuno y los objetivos me parecen también sanos, ya que es la búsqueda de mayor unidad de la Iglesia, principalmente de su jerarquía. Y, al mismo tiempo, clamar en nombre del pueblo que tiene hambre ante tanta injusticia con que se le está atropellando. El padre Moreno explicó, después de mi homilía, el objetivo y me parece que la idea quedó muy clara. Incluso, después de misa muchos de los asistentes a misa se solidarizaron todo el día con aquel grupo.

Después de misa, fui al cantón Los Sitios, del Dulce Nombre de María, donde celebraban la fiesta del maíz. Un retén militar a la entrada del pueblo hizo el ya consabido cateo, en que no respetan la presencia del Arzobispo que va a visitar al pueblo que le toca visitar por razones de su ministerio y sospechan hasta el punto de examinar todas las cosas que se llevan en el carro. ¡Dios los perdone y los ilumine!

El acto fue sumamente simpático, aunque bajo un sol canicular celebramos la Santa Misa. Les prediqué del pan de la vida al que debe elevarse el pan de la tierra. La tortilla de nuestro maíz; y que le diéramos gracias a Dios, pero que eleváramos hasta Dios todos estos dones que él nos da. Hice un llamamiento a la civilización del amor. La Guardia Nacional, que llegaba mientras se celebraba la misa, estuvo atendiendo a la homilía y cuidando aquel grupo, aunque no había necesidad de dar esta apariencia militar.

Por la noche, cené con el ingeniero Carlos García Prieto y su señora Antonieta. Una conversación muy interesante, aunque me parece muy inclinada al capitalismo, incluso con críticas a la acción actual de la Iglesia, pero en forma siempre respetuosa.

LUNES, 20 de agosto de 1979

Celebré la misa en la iglesia de San Antonio Abad, donde coronan con esta misa las fiestas patronales de la Asunción de la Virgen, prolongada hasta hoy. En el oficio ordinario de la Curia, varias visitas.

MARTES, 21 de agosto de 1979

Comisión de Pastoral. Interesante reunión que presidió el padre Octavio Cruz, nuevo secretario de esta Comisión. Yo sólo pude llegar al final y me informaron de los buenos resultados.

Hay acta especial.

Esta mañana fui a celebrar la misa en el colegio de Betania, de Santa Tecla, por la hermana Rosa, una ancianita, de las fundadoras, que murió ayer. Prediqué sobre la religión, la religiosa, testimonio de un bautismo que se ha llevado hasta sus consecuencias, implorando que el bautismo que recibe nuestra gente sea tomado más en serio, para no tener un pueblo de paganos bautizados. En esa misa tuve el desagrado de encontrarme con una señora que dijo que yo no era el mismo de antes y que les había defraudado. No quise comentar absolutamente nada. Y comprendo que esta calumnia es generalizada en todos aquellos que no quisieran que la Iglesia tocara sus mezquinos intereses.

Por la tarde, la visita de la hermana Paula, una cristiana belga, que nos ayuda con mucho cariño desde aquella patria y nos ayudará, espero yo, en la proposición que le hice para construir la casa episcopal. También tuve la visita del señor Carlos Borgonovo y del rector de la Universidad para platicarme sobre la situación actual del país, y buscar mutuamente qué caminos podemos señalar a nuestra querida patria tan ensangrentada y tan afligida. Les dije que este simple hecho de preocuparnos y reunirnos era ya un signo de esperanza y que siguiéramos buscando; que de mi parte no podía dar ninguna luz de carácter técnico pero sí, como pastor, animaba a la esperanza y excitaba a que los entendidos colaboren con sus conocimientos y sus experiencias. Posiblemente se lleven a cabo en la Universidad algunas reuniones de este tipo consultivo.

MIÉRCOLES, 22 de agosto de 1979

Una mañana de mucho trajín en el Arzobispado, con muchas visitas. Pero yo tuve que atender principalmente a la reunión que les había prometido con el Consejo de Administración, donde evaluamos la gran labor que este Consejo ha hecho en asesorar al Arzobispo en el asunto de la administración de los bienes. Acepté algunas deficiencias de mi parte y prometí corregirlas y animar a ellos a seguir trabajando, ya que su Consejo es sumamente útil para la administración de la Curia.

Visita de jóvenes de México que se fueron bien impresionados del trabajo que se está desarrollando en nuestra Arquidiócesis. También visita de un personero del Partido Demócrata Cristiano de América Latina, con quien conversamos también sobre la situación del país y él manifestó el buen papel que la Iglesia está desempeñando.

En El Rosario tuvo lugar la misa de clausura de las jornadas de oración y ayuno.

Pedí el consejo al Senado Presbiteral, quienes me sugirieron la conveniencia de no asistir, ya que se trata de un acto discutido, y mi participación podía parcializar, en vez de unir al clero de la Arquidiócesis.

JUEVES, 23 de agosto de 1979

Una interesante evaluación con los sacerdotes que están asistiendo al diálogo con el Partido Demócrata Cristiano y empresarios de San Salvador. El padre Estrada, monseñor Urioste, el padre Jesús Delgado y el padre Cortés. En resumen, las varias reuniones que se han tenido se han caracterizado por un progreso en la mutua comprensión y que la Iglesia ha tenido oportunidad de aclarar varios malos entendidos y que se va caminando positivamente hacía mejores conocimientos y más amplios horizontes en favor de la solución de la crisis de nuestro país.

Reunión con los nuevos gerentes de la YSAX y de la tipografía Criterio, junto con el Administrador, el Vicario General y otros interesados en los medios de comunicación social. Resulta muy interesante el cariño y el entusiasmo con que se está trabajando por la difusión del pensamiento del Arzobispado. Se señalaron varias deficiencias. Se indicaron algunas mejoras que llevarán ventaja a la difusión de nuestros pensamientos.

Por la tarde, visitas de periodistas y de televisión en el hospital de la Divina Providencia. Y a las siete de la noche, reunión con los seminaristas de la Arquidiócesis, donde dilucidamos un poco el conflicto que existe con el equipo del Seminario a propósito de que varios alumnos del Mayor fueron a participar en las jornadas de ayuno y oración, sin haber contado con dicho equipo. Naturalmente, se les exhortó a pedir perdón y a reconciliar y a dialogar, en lo sucesivo no tomar actitudes por propia iniciativa.

VIERNES, 24 de agosto de 1979

Hoy fui a celebrar la fiesta patronal de Arcatao, en honor de San Bartolomé Apóstol; viaje muy pintoresco, pero camino bastante malo por el temporal que ha estado cayendo aún esta misma mañana. En el río Sumpul nos recibe un retén compuesto por la tropa de Chalatenango y agentes de la Policía Nacional. Nos hicieron descender, íbamos los sacerdotes de Chalatenango, algunas religiosas y yo. Nos detuvieron bastante, tuvimos paciencia y después de nuestro registro, seguimos adelante. Al llegar al pueblo de Arcatao, un fuerte contingente de Guardia Nacional nos hizo nueva detención. Por primera vez, me hacen poner las manos sobre el carro y me registran. Registran a todos. Iba conmigo un periodista norteamericano de Boston, el cual se dio cuenta y quedó alarmado, sobre todo, sintió lo indefenso de nuestro pueblo frente a la Fuerza Armada de nuestro país. Después del registro y cateo, que lo presenciaron las hermanas de Arcatao que estaban muy cerca, seguimos donde ya nos esperaba el pueblo y aclamó con entusiasmo nuestra llegada y seguimos acompañados de gran cantidad de fieles hacia la iglesia. Me dijo uno de los jefes militares que tenían orden de cuidarme y que me dejara, y que en la iglesia iban a estar para vigilar. Yo les dije que no era necesario, que más bien pedía que cuidaran ellos al pueblo y que no hacía mucho honor la presencia militar en la iglesia, dada la situación del país. Pero continuamos nuestra marcha y parece que al principio estuvieron en la iglesia, aunque después los convenció una religiosa que mejor no estuvieran. Y fueron a hacer capturas en otras partes que sembraron ya un poco la nerviosidad en el ambiente. Pero la iglesia estaba completamente repleta de fieles y al hablarles de San Bartolomé les dije que había sido despellejado, precisamente, por su fidelidad al Evangelio y que Dios nos pedía a veces sacrificios, que tuviéramos serenidad y valor y siguiéramos enseñando la doctrina de Jesucristo. Fue una fiesta simpática; después pasamos al convento donde me hicieron un acto de cantos con mensajes muy bonitos y donde conversamos familiarmente con parte del pueblo, y a la hora del almuerzo, con los catequistas de los diversos cantones, que entablaron un diálogo muy interesante con su pastor. Regresamos ya bastante tarde y los compromisos que tenía para la noche, me los desempeñó el padre Moreno y las religiosas del hospital de la Divina Providencia.

SÁBADO, 25 de agosto de 1979

Celebré la misa en San Juan Opico con motivo de un bonito grupo de jovencitos que se prepararon para su confirmación. Llegaron muchos niños, jóvenes de la parroquia vecina de Tacachico. Fue una misa muy animada. Se llenó la iglesia y dimos al sentido litúrgico toda la importancia con motivo de una confirmación. Después de la misa, a la que asistieron varios sacerdotes de la vicaría, platiqué con un grupo de catequistas, muy significativo, verdaderos apoyos del párroco. Un grupo de confirmación, que tuvo retrasos por deficiencias de transporte, se confirmó en este salón parroquial, resultando una nueva ceremonia de mucha animación para los catequistas.

Por la tarde, celebré en el Liceo Salvadoreño una fiesta de familia. Una jovencita que cumplía quince años y la familia pertenece a mi antigua diócesis de Santiago de María.

DOMINGO, 26 de agosto de 1979

La misa dominical que fue muy concurrida, como de costumbre, tuve que celebrarla en la iglesia del Rosario, ya que la Catedral está ocupada por grupos políticos. Hubo en la misa varios periodistas y representantes de televisiones extranjeras.

Por la tarde, fui a celebrar el segundo aniversario de la muerte de...

Esta tarde fui al cantón El Salitre, de la parroquia de Tejutla, en el departamento de Chalatenango. Ahí se celebraba el segundo aniversario del catequista Felipe de Jesús Chacón, que fue asesinado cruelmente despellejándole la cara hace dos años. Un hombre admirable que dejó un testimonio maravilloso, recogido con cariño por Cursillos de Cristiandad, sobre todo, ya que a partir de un Cursillo de Cristiandad, él se dedicó a trabajar por el Reino de Dios en forma muy edificante. La misa fue muy concurrida y no pudimos celebrarla dentro de la iglesia, tuvimos que sacar afuera el altar. No tuve tiempo de departir con aquellas comunidades que habían llegado porque tenía otro compromiso en la comunidad de La Palma, donde se celebraba el segundo aniversario de las cooperativas «La Semilla de Dios». Es una obra social muy importante y curiosa, porque ha logrado levantar un nivel de aquella región tan pobre y desamparada. Es pintoresco. Es una cumbre fresca. Celebramos la misa al aire libre y hubo mucha asistencia. Traté de dar el mensaje de que el trabajo y la oración son la fuerza del hombre.

 

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