Queridos hermanos, estimados radio-oyentes:
Hoy estamos celebrando una de las fiestas más importantes del Año Litúrgico, se llama la Epifanía. Propiamente es el 6 de enero pero a fin de que los que no pueden asistir a misa en día de semana no se queden sin celebrar y recibir este precioso mensaje de la Epifanía, se traslada al domingo siguiente que es hoy, 7 de enero. El sentido de la Epifanía en el Año Litúrgico es como la culminación del Tiempo de Adviento y Navidad. Desde hace cinco domingos, cuando comenzaba el Adviento, la Iglesia nos anunciaba: ¡El Señor viene! Y fue una temporada de preparación espiritual. La Navidad es la llegada de Dios. Esa inserción de la vida divina en la historia es tan importante que la Iglesia prolonga ese grito de Navidad, y como tomando un nuevo impulso lo hace más fuerte este día de la Epifanía.
"Epifanía" palabra griega-religiosa. Significa "Manifestación". Hoy se manifiesta ese Niño que vino, que nació en Belén. Se manifiesta como la salvación de Dios que viene en Él; y el hombre, que durante el Adviento vivió suspirando; ¡Ven Señor!, hoy lo encuentra en la figura de los Magos de Oriente: la humanidad encuentra a Dios en ese Niño que lo adoran y le ofrecen dones. Epifanía, palabra griega de tipo religioso, porque con eso expresaban los paganos una aparición inesperada, bienhechora, de una virilidad que aportaba salud, salvación.
Epifanía, es simultáneamente aquella otra palabra que ya hemos explicado: "parusía". La visita oficial de un personaje, generalmente de una autoridad suprema que llega a una ciudad, pero en este caso, esa autoridad es divina, es Dios que visita, que viene a este mundo con intenciones salvíficas.
En sentido cristiano... De ahí toma la Sagrada Escritura en el Nuevo Testamento -sobre todo San Pablo- el sentido de la Epifanía: "... en Cristo Dios ha aparecido a los hombres como su verdadero salvador". Significa también la segunda venida de Cristo, se le llama Epifanía cuando aparecerá en una nueva venida para juzgar a la historia.
En Oriente... Navidad-Epifanía el 6 de Enero: Matrimonio de Cristo con la Iglesia. Es tan grande el sentido de esta fiesta en esta palabra tan plena: Epifanía, que en Oriente -donde quizá son más profundos en su intuición teológica- celebran, precisamente hoy, conjuntamente la Navidad y la manifestación de Dios. En Oriente el 6 de enero es la Navidad y al mismo tiempo la manifestación de Dios en ese Niño que nace.
Recogiendo una larga historia de esta fiesta de la Epifanía, hay en nuestro breviario de sacerdotes una antífona, una pequeña estrofa, en la cual se conjugan tres hechos evangélicos: la adoración de los magos, el bautismo de Jesús en el Jordán, y el primer milagro de Cristo: la transformación del agua en vino. Y uniendo esos tres milagros como tres epifanías en una sola, nos presenta la fiesta de hoy como un matrimonio, un desposorio místico entre Dios y su Iglesia; entre Dios que compadecido de la humanidad pecadora viene a salvarla, a purificarla y a hacerla su esposa para toda la eternidad. Y la estrofa dice así: "Hoy se ha juntado la Iglesia a su celestial esposo, porque en el Jordán Cristo purificó sus pecados. Los magos corren con dones a estas nupcias regias; y con el agua hecha vino, se alegran los convidados".
Es una síntesis preciosa de estas tres epifanías. Porque tanto la adoración de los magos, como el bautismo de Cristo en el Jordán cuando los cielos se abrieron para manifestarle al mundo: "Este es el Hijo de mis complacencias"; como aquel prodigio en Caná de Galilea, donde San Juan nos narra a la Virgen intercediendo para que aquellos esposos que les falta ya el vino, no vayan a sufrir una vergüenza en su fiesta y -terminando el relato, el Evangelio de San Juan-, dice: "...esta fue la primera señal que hizo Cristo para manifestar -epifanía- su gloria, su poder en el mundo". Mirémoslo así, queridos hermanos, este día tan hermoso de los desposorios de Dios con esta humanidad pecadora, necesitada de purificación, de salvación, pero que con ese consorcio cercano de Cristo siente que Él palpita en sus esperanzas más profundas.
1º) La Epifanía revela una salvación transcendental. Es decir, una salvación que viene no de las entrañas de la humanidad sino que viene de afuera; transciende nuestra capacidad, viene.
2º) La Epifanía ofrece una salvación universal. Nadie está excluido de la salvación, a todos se manifiesta, se ofrece este don que viene de Cristo. El amor salvador de Dios se ofrece a todos: aquí en la Catedral llena ahora y, a través de la radio, a los miles que me escuchan, gracias a Dios. Todos ustedes y yo somos convidados a este festín, a estas bodas regias. De participar en esta alegría, en esta salvación, en esta esperanza, ¡nadie está excluido!
3º) Por la fe haremos nuestra la salvación que se revela y se ofrece en la Epifanía. La fe es la condición del ofrecimiento de la Epifanía: de la salvación universal.
a) En el retorno del destierro, el Profeta alienta al pueblo con la esperanza en Dios que reconstruye y glorifica a Jerusalén. Yo me fijo en la primera lectura de Isaías: "¡Levántate, brilla Jerusalén que llega tu luz: la gloria del Señor amanece sobre ti! Sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti". Es profeta y al mismo tiempo poeta el que animaba a los israelitas que retornaban del destierro de Babilonia y se encontraban una Jerusalén destruida y ellos casi pesimistas. Pero es necesario levantarles el espíritu. Esta Jerusalén así como la han dejado sus enemigos es una esperanza para nuestro pueblo. ¡Sobre esta Jerusalén brillará la gloria de Dios! Todas las promesas del Viejo Testamento están apuntando para que de aquí surja una gloria que no puede ser suya. Sí, aquí no hay más que ruinas, aquí no hay más que pesimismo, un sentido tremendo de frustración; de sus propias entrañas no puede sacar nada bueno.
- La salvación como un amanecer cuya luz es Dios mismo... en la ciudad. La necesidad, entonces de algo transcendental, de algo que venga de afuera se hace sentir. Y esta Jerusalén destrozada brillará con la aurora que será el mismo Dios. Dios se encarnará en las entrañas de Jerusalén.
Como nos va a llenar de esperanza también, hermanos, cuando miramos que nuestras fuerzas humanas ya no pueden; cuando miramos a la patria como en un callejón sin salida; cuando decimos aquí: la política, la diplomacia no pueden: aquí todo es un destrozo, un desastre y negarlo es ser loco. ¡Es necesario una salvación transcendente! Sobre estas ruinas brillará la gloria del Señor. De ahí que los cristianos tienen una gran misión en esta hora de la patria: Mantener esa esperanza, no estar esperando una utopía como algo ilusorio, como que nos adormezcamos para no ver la realidad; sino al contrario, mirando esta realidad que de si no puede dar nada mirar que sí puede dar mucho, pero sí apelamos a esa redención transcendente.
b) La estrella... evoca la profecía de Balaam ante Balac. También me gustaría mirar, a la luz de este pensamiento, la estrella que guió a los magos. Evoca una profecía. Era en los remotos tiempos de Balaam cuando Balac le pidió que profetizara a favor de sus ejércitos; y Balaam inspirado por el espíritu de Dios mira hacia el desierto y mira la gloria de Israel. Entre sus bellos pensamientos dice esto: "Lo diviso, pero no de cerca. De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel".
Sin duda que el Evangelio de San Mateo, que va recogiendo todas esas profecías del Viejo Testamento para ver cómo se cumplen en Cristo, cuando habla de esta estrella misteriosa está pensando en la profecía de Balaam: "De Jacob surge una estrella que se acerca, todavía está lejana, pasarán siglos: pero vendrá como una estrella que viene de lejos". La estrella de los magos es la presencia de una transcendencia que viene a salvarnos. El cetro que se profetiza en Balaam es sin duda el cetro de David cuyo reino no tendrá fin. No como hombre, sino porque de su descendencia real nacerá un vástago que será hijo de David según la carne, pero que al mismo tiempo será Hijo de Dios en la eternidad. Su reino no tendrá fin. Esta es la estrella en un sentido místico.
En este día de la Epifanía es el signo de una salvación transcendente, de algo que viene del mundo de las estrellas, de Dios, de su inmensidad, de su poder que no nos ha creado para ser desgraciados sino que nos marcará, en medio de estas tinieblas en que estamos hoy, la salida luminosa hacia una salvación: "La veo lejana", tal vez podemos decir con Balaam. No sabemos cuándo será esta redención pero vendrá, la veo acercarse esa estrella y surgirá del poder del Señor ese cetro que nos va a salvar.
c) Revelación de un misterio... También, en la segunda lectura de hoy, San Pablo nos habla de la revelación de un misterio escondido en los siglos, de que la salvación es para todos. Es hermoso pensar que nosotros somos los herederos de esa revelación y que nosotros esperamos ese misterio escondido en las entrañas de Dios, pero que nos ama y se nos dará para salvación. La salvación viene de Dios, queridos hermanos, no lo dudemos. De ahí yo voy a repetir ahora, en esta homilía, conceptos que son transcendentes.
- La salvación viene de Dios... Primacía de esta relación. En la Carta Pastoral sobre la Iglesia y las Organizaciones Populares yo advierto -y quisiera que no se olvidara esto- que el gran servicio que la Iglesia está prestando hoy, aquí en El Salvador, es aquel que me decía, con palabras ya débiles de anciano Pablo VI cuando tuve la dicha de tener estrechadas sus manos: "Acompañe a ese pueblo en sus justas reivindicaciones; jamás el odio, jamás la violencia, pero sí lo justo". Inspirado por esas palabras escribíamos, tomando también de su mensaje Evangelii Nuntiandi, la Exhortación para la Evangelización del Mundo Actual cómo tiene que ser esta revelación, esta Epifanía de la Iglesia de 1979 aquí en El Salvador.
El servicio que la Iglesia presta a este esfuerzo reivindicador de la patria quiere ser: insertarlo en el designio global de la liberación que la Iglesia proclama. Y escribo en mi Pastoral: "El designio global de liberación que la Iglesia proclama:
1º) Abarca al hombre entero, en todas sus dimensiones, incluida su apertura al absoluto que es Dios. Va, por tanto, unido a una cierta concepción del hombre: concepción que no puede sacrificarse a las exigencias de una estrategia cualquiera, de una praxis o de un éxito a corto plazo". Quiere decir que la liberación que la Iglesia propicia no puede limitarse a prácticas temporales.
2º) El designio global de la liberación..."está centrado en el reino de Dios; no circunscribe su misión al solo terreno religioso, pero "reafirma la primacía de la vocación de lo espiritual del hombre" y anuncia la salvación en Jesucristo"... La primacía de lo espiritual, no lo olvidemos para aquellos que dicen que la Iglesia está predicando una revolución, un odio de clases ¡Mentira! Lo he dicho claramente: la Iglesia reafirma la primacía de la vocación del hombre en lo religioso, en lo espiritual y anuncia la salvación en Jesucristo.
3º) Esta liberación de la Iglesia: "procede de una visión evangélica del hombre, se apoya en motivaciones profundas de la justicia en la caridad, entraña una dimensión verdaderamente espiritual y su objetivo final es la salvación y la felicidad en Dios". Esto lo decimos a todos, a los que se organizan también en organizaciones políticas populares, que la salvación que el hombre tiene que buscar no es solamente de tener mejor salario, de tener un mejor gobierno, de tener mejor situación en la tierra sino que debe buscarle el objetivo final de la salvación. La salvación y la felicidad en Dios, que ya la posee el hombre que vive esta primacía de lo espiritual aun en la pobreza de la tierra.
4º) Y por esto esta liberación de la Iglesia: "exige una conversión de corazón y de mente y no se satisface con sólo cambiar estructuras". ¿De qué serviría cambiar estructuras, cambiar modos de gobernar, cambiar modos de organización política, si los hombres que van a manejar esas estructuras siempre llevan la podredumbre en su corazón? ¿De qué servirá un cambio de situación social si los que vamos a vivir en esas estructuras no nos renovamos por dentro a ser más justos, más hermanos, más nuevos?
5º) Y por último esta liberación -fíjense bien en esto- "excluye la violencia, la considera no cristiana ni evangélica, ineficaz y no conforme con la dignidad del pueblo". La violencia no es digna.
Aquí son palabras ya del Papa. (Evangelii Nuntiandi) cuando dice que si la Iglesia por apoyar los esfuerzos liberadores de la tierra perdiera esta perspectiva global de la salvación cristiana, entonces la Iglesia: "perdería su significación más profunda. Su mensaje de liberación no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser acaparado y manipulado..." No tendría autoridad para anunciar de parte de Dios: la liberación.
En otras palabras, la Epifanía nos está orientando con la estrella de los magos, con la perspectiva de una claridad que viene de Dios para salvar a los pueblos que no podemos circunscribir únicamente a límites terrenales, temporales, la liberación que buscamos. Que la verdadera libertad que la Iglesia proclama y con la cual acompaña los esfuerzos liberadores de los hombres es para englobar todos esos esfuerzos y orientarlos a esta salvación.
Queridos hermanos, a la Iglesia lo que le interesa es orientar todos estos esfuerzos y por eso no se extrañen que la Iglesia apoye lo justo, lo bueno, aunque se encuentre en organizaciones que se llaman clandestinas, porque si lo que buscan es justo, es Reino de Dios. Y les dice: no bastan esas intenciones temporales, es necesario que eso justo que ustedes buscan lo engloben en la salvación universal, en la felicidad en Dios, en la redención transcendental. Este es el gran mérito de la Iglesia y por eso se le quiere perder y se le quiere difamar en la predicación de su fuerza liberadora, porque es una liberación irreductible.
Cuando la Iglesia predica la defensa de los derechos humanos no se sitúa en una perspectiva política. Las conveniencias políticas que hoy defienden los derechos humanos mañana pueden cambiar porque la política cambia, pero la Iglesia desde su estrella, desde su perspectiva transcendental: no cambiará nunca. Y aunque la dejen sola Ella sabe que está con Dios, y que la transcendencia de Dios la ilumina como iluminaba la claridad (de Dios) a Jerusalén para anunciar a todos: "Se acerca la gran liberación. ¡Levántate!. ¡Brilla Jerusalén!, porque llega tu luz".
a) Los Magos (sacerdotes de Persia-Irán), astrólogos... evocan en sus ofrendas la profecía de Isaías. Encontramos en las lecturas de la Epifanía un gran pensamiento misionero: la salvación que hoy nos ofrece la Epifanía es una salvación universal. Yo me imagino esta mañana que nosotros que hemos venido a misa aquí a la Catedral o los que allá en torno de un aparato receptor de radio están reunidos reflexionando esta palabra, somos una procesión que comenzó hace veinte siglos. Los primeros que llegaron, fueron los magos del Oriente y después de ellos, otros y otros. Se fue cumpliendo lo que ahora nos dice el profeta Isaías: "Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá trayendo incienso y oro, proclamando las alabanzas del Señor". ¡Qué poético resulta nuestro venir a misa! ¡No dejemos nuestra misa de los domingos! Es una procesión de magos que va a adorar a Jesús. Es la procesión de los pueblos que han encontrado la salvación universal que Dios ofrece a todos los hombres.
El Evangelio, al hablarnos de los magos, evoca esos nombres: Madián, Efá, Sabá... Es Persia -la que hoy es Irán- que va por los periódicos de todo el mundo ahora con sus grandes conflictos. Aquel Oriente fue la primicia que Dios llamó, de allá también llamó a Abraham de la Mesopotamia, el primer creyente. Sin duda, que San Mateo al hablar de unos Magos de Oriente, un Oriente misterioso, se remontaba a los orígenes de la fe. Por la fe, Abraham es padre de todos los creyentes. De aquella tierra vienen también hoy las primicias de los gentiles, los que no son pueblo judío. No importa no ser hijos de Abraham, lo que importa es traer la fe que los Magos de Oriente vienen trayendo.
b) La gran revelación de que Pablo es ministro: Aquí nos fijamos sobre todo en la segunda lectura donde San Pablo nos dice: "Se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, partícipes de la Promesa de Jesucristo". Sintámonos aludidos queridos hermanos. Hace cuatro siglos estas tierras donde ahora se levanta esta Catedral, eran selvas de indígenas. Cuando vino la cruz y la comenzaron a adorar nuestros aborígenes se estaba cumpliendo también en América Latina esta vocación a todos los pueblos. Hermosamente hoy, los obispos de México han publicado una Pastoral conjunta sintiéndose anfitriones de la gran reunión del Episcopado Latinoamericano en Puebla a comenzar el 27 de enero. Y dicen que: "lo que va a suceder en México este año ya se inició cuando la Virgen de Guadalupe aparecía en el Tepeyac como catequista, orientando a los pueblos indígenas hacia esa cruz, hacia ese cristianismo".
María no podía faltar a esta evangelización del Continente actual y del futuro; porque ese Evangelio, que entonces se anunció a nuestros pueblos en América, era en cumplimiento de este mandato que dice San Pablo: Era el misterio escondido en los siglos eternos y que ahora se me ha revelado de que los gentiles, los pueblos no judíos, los indígenas de América, todos los países de esas montañas vírgenes, todos los que no conocen a Cristo, están llamados a participar de su promesa, de su salvación. ¡Nadie está excluido!
c) Epifanía proclama una salvación integral: es todo el hombre el que hay que salvar. En este ambiente de salvación universal, qué hermoso es recordar, hermanos, que la línea pastoral y evangélica del Concilio Vaticano II, que hace diez años se hizo línea también de la pastoral de América Latina, proclamó una salvación integral y que ahora sigue cuestionándonos cuando ya está amaneciendo un nuevo Medellín en Puebla. Esta línea proclama que la liberación que Cristo ha traído es del hombre integral. Es todo el hombre el que urge salvar: alma y cuerpo, individuo y sociedad. Es el Reino de Dios que hay que establecer ya en esta tierra. Es ese Reino de Dios que se siente estorbado, maniatado por tantos abusos de la idolatría del dinero y del poder; y que es necesario derrocar esos falsos ídolos como cuando los primeros evangelizadores de América derrocaron falsos dioses que adoraban nuestros indígenas. Hoy son otros ídolos: se llaman dinero, se llaman intereses políticos, se llaman Seguridad Nacional. Idolatrías que están queriéndole quitar el altar a Dios. La Iglesia proclama que solamente podrá ser feliz el hombre cuando adore, como los Magos, al único Dios verdadero: cuando liberándose de todas sus falsas ideologías del Oriente venga con la fe limpia del cristianismo a adorar a este Cristo que hemos de adorar cada vez con más integridad.
d) Desde la encarnación nada humano le es extraño a Cristo y a su Iglesia. Quiero recordarles aquí también como Pablo VI cuando recogió el eco de modernos magos, los obispos que venían de todo el mundo, en el Sínodo de 1974; y que a través de esos obispos se sentía a millones de hombres, escribió esta página trágica pero elocuente: "Es bien sabido -comentaba Pablo VI- en qué términos hablaron numerosos obispos de todos los continentes..., con un acento pastoral en el que vibraban las voces de millones de hijos de la Iglesia que forman tales pueblos. Pueblos, ya lo sabemos, empeñados con todas sus energías en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que los condena a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades crónicas, analfabetismo, depauperación, injusticia en las relaciones internacionales y, especialmente en los intercambios comerciales, situaciones de neo-colonialismo económico y cultural, a veces tan cruel como el político, etc. La Iglesia, repitieron los obispos, tiene él deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; él deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización".
Son palabras del Papa. No tienen nada de comunismo. Es el reclamo del Evangelio. Es el anuncio de Isaías: "brillará la luz de justicia sobre las tinieblas de tantas injusticias en el mundo". Es el grito de Pablo, que esta liberación de Cristo la participarán todos los hombres, todos los gentiles. Es la primicia de los magos que ahora se ha tornado en el río imponente de la humanidad. Las catedrales llenas como ésta, adorando al Señor, buscando esa esperanza, su fe en el Cristo que nos trajo como una Epifanía, el amor salvífico del Señor.
Antes de pasar al tercer punto: veamos cómo la fe es necesaria para apropiarnos nosotros ese amor que Dios nos ofrece. Antes de ese punto que ya nos va a acercar al altar para adorarlo en la Eucaristía, yo me detengo aquí porque esos magos, trayendo en el símbolo del incienso del oro y de la mirra, los dones; y junto con los dones el dolor, las angustias, las preocupaciones concretas de sus pueblos para pedir la salvación al único que puede dar, se refleja también en nuestra historia. Si cada domingo cuando yo relato los hechos concretos de la semana, no soy más que un pobre orador del Señor diciéndole: Señor, te traigo lo que el pueblo produce, lo que estas relaciónes de los hombres salvadoreños, ricos y pobres, gobernantes y gobernados es lo que está dando. Y esto es lo que le traemos al Señor. Por eso, no me tomen a mal ni tampoco tomen como exclusivo de mi homilía, este momento histórico de la semana. Para mí lo principal de mis pobres homilías es la doctrina que les quiero dar. Por ejemplo, ahora lo principal que hemos de sacar es que Jesucristo es la Epifanía, la manifestación del amor de Dios a los hombres, esto es lo que me interesa que nos llevemos hoy. Pero para vivirlo en la realidad concreta, no tenemos que olvidar lo que está sucediendo entre nosotros, dentro de la Iglesia y fuera de la Iglesia.
Esta Iglesia, que en lo particular se define con estos rasgos cuando mira hacia el horizonte universal, encuentra notas muy consoladoras y que nos dan fortaleza. Por ejemplo, cuando leemos en los periódicos de esta semana cómo el Papa en una semana ha condenado tres veces el crimen del aborto y también ha sancionado el divorcio; y cómo, por defender la moral cristiana en materia tan delicada el Papa está siendo atacado ya por la prensa y la televisión italiana. Para que vean que el ser condenado por el mundo es ley general cuando el apóstol quiere cumplir con su deber. Y hasta se decía en los periódicos que los aplausos que se le daban al Papa ya iban a ir disminuyendo porque está tocando cosas viejas que ya se habían superado. ¡Esto es mentira! La moral de la vida que comienza en las entrañas de una mujer, la fidelidad del matrimonio, son antiguos y son nuevos. Y la Iglesia tiene que defenderlos aun cuando por eso tenga que perder los aplausos y tenga que sufrir los ataques del público.
Y para que vean cómo la Iglesia se preocupa también de las cosas políticas: ¿quién no ha leído en los periódicos, cómo un Cardenal ha sido enviado por el Papa a mediar entre Chile y Argentina, acerca de un conflicto que ha surgido en aquellas naciones?
Otra noticia de carácter continental para pedirles a ustedes sus plegarias, es cómo se avecina ya la celebración de la reunión Episcopal de Puebla. El Secretario General Mons. López Trujillo dijo esta frase: "Puebla debe ser un esfuerzo de unidad en la caridad y en la verdad". Esto nos debe de consolar, que a Puebla no se van a buscar ventajas, ni favorecer corrientes, se va a buscar la verdad: ¿Qué quiere Dios para la Iglesia en América Latina? Ésta es la preocupación que debe animar las oraciones de todos los fieles y el trabajo de los obispos que vamos a tener el honor de participar en aquella reunión de Puebla. El Papa vendrá como todos saben. Y, cosa muy hermosa, cómo ha despertado el interés por ir a verlo aunque sea de lejos. Como se supo que iba a hacer escala en la República Dominicana ya se anuncian grandes peregrinaciones de todas las islas del Caribe, para ir ahí a verlo pasar, que sin duda se detendrá para saludar a sus hijos. Y en México, Guadalajara y las otras ciudades que visitará, están siendo preparadas, como hemos dicho al principio de esta homilía, como quien espera una verdadera Epifanía: una visita de un soberano, el Pastor Supremo de la Iglesia. ¡Bendito sea Dios que el Papa, figura de esta Iglesia, es siempre de actualidad, siempre es noticia!
Estamos lamentando la situación de Nicaragua. Y tememos que el 11 de enero, aniversario de la muerte del Dr. Chamorro, puedan empeorarse las cosas. Pidamos mucho al Señor para que vuelva la paz a nuestro hermano país.
También una oración, para que la reunión que están celebrando los jefes de: Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Alemania Occidental, redunde en conclusiones que puedan ser de beneficio para el mundo, ya que se trata de países sumamente influyentes en la historia de nuestro mundo.
Desde mañana, toda la semana, los sacerdotes de la Arquidiócesis vamos a tener una semana de "Identidad Sacerdotal". En Orientación encontrarán un bonito comentario: cómo en las horas de crisis los hombres tenemos que preguntarnos: ¿qué somos? ¿cuál es nuestro papel en el mundo? Y si hay un hombre que tiene problemas en las horas de crisis, es el sacerdote. Por eso en esta hora en que al sacerdote se le calumnia, se le vilipendia o se le elogia para ganárselo, es necesario que el sacerdote sepa qué es él. Y que no sea otra cosa. En estos días se leyeron nombres de sacerdotes en panfletos pegados en las paredes, como si fueran los guerrilleros. Era ridículo encontrar allí hasta hombres inofensivos. Pero se olvidan, y ojalá los pusieran también en público, que hay muchos nombres de sacerdotes que sí son políticos pero de una política oficialista y que hasta tienen tésera de ORDEN muchas veces. De eso no dicen nada... Pues para que no nos inclinemos a ningún sector político partidista, sino para que seamos lo que tenemos que ser: sacerdotes en medio de un pueblo, sin miedo a las realidades del pueblo, metiéndonos con valentía como Cristo se metió en las realidades de su pueblo: hasta comer con los pecadores, hasta acompañar a los delincuentes, pero siempre como sacerdotes, para eso vamos a reunirnos. Les suplico sus oraciones para la Semana de Identidad Sacerdotal que comienza mañana en el Seminario San José de la Montaña.
Una nota dolorosa de sacerdotes también esta semana: la muerte del querido P. Nilo Cuchiaro, franciscano que tuvo a su cargo mucho tiempo el Seminario de los Planes de Renderos. Él había sido trasladado a Zacatecoluca. Pereció, como ustedes vieron en los diarios, ahogado en el mar. Era italiano, nos había dado su vida, había renunciado por nosotros a su propia patria y a su familia. Es justo que nosotros, la comunidad que recibe su cadáver, oremos; y agradecidos a los PP. franciscanos, los acompañemos en su pesar.
De otro sacerdote, el P. Antonio Pocasangre, recibo este doloroso telegrama: "Profundamente consternado. Continúan robos sacrílegos. Han robado cáliz". En Panchimalco se robaron un cáliz y el Padre está haciendo lo posible por recuperarlo. Les suplico nos ayuden porque es una joya de aquella iglesia colonial que es una lástima que se pierda.
Otra nota sacerdotal, mañana a las 7'30 de la noche vamos a celebrar en la Iglesia de Miramonte, una misa con varios sacerdotes por el eterno descanso de la mamá del P. Rogelio, párroco de Zacamil. Le renovamos nuestra condolencia.
Otra nota de sacerdotes también: el cambio de párroco en la parroquia de Asunción, Mejicanos, hoy a las 5 de la tarde. El P. Manuel Barrera que ha regido con mucho acierto aquella parroquia quiere tomar una temporada de descanso e irá en su lugar el P. Samuel Orellana y el P. Octavio Ortíz. Quiero aprovechar aquí la nota pública para agradecer al P. Barrera sus servicios siempre generosos y nobles, y para augurar al nuevo párroco también muchos éxitos en la parroquia.
Jueves 4 (enero): Estuve en la parroquia de Concepción, Quezaltepeque Chalatenango, en el Cantón la Junta, donde hubo un robo sacrílego del Santísimo Sacramento e hicimos un acto de desagravio que resultó muy impresionante. Yo quiero felicitar al P. Eduardo Alas y a la comunidad de religiosas Carmelitas Misioneras españolas que le están ayudando y a los catequistas que de veras hacen sentir allá una comunidad muy viva y fervorosa. Esta noche eucarística sin duda que colaborará a un mayor fervor en aquella parroquia. Entre las cartitas que me entregaban los campesinos, encontré una, en la cual dice al terminar: "Un cariñoso saludo a nuestro querido Santo Papa, usted que va a ir a Puebla". ¡Cómo siento el palpitar de nuestro pueblo en su amor al Papa en la nota de estos catequistas!. Creo que es una de las características de nuestras comunidades: su amor entrañable por el Papa.
Viernes 5 (enero): Estuve en San José Villanueva, donde las religiosas Pasionistas y el P. Benito Tovar cultivan un bonito grupo de seglares como agentes de pastoral, llevando una pastoral muy de acuerdo con la línea de la Arquidiócesis.
Sábado 6 (enero): Fui ayer a Apopa, celebramos confirmación de jóvenes y una reunión de pastoral muy animada dirigida por el P. Oscar Martell. Quiero hacer constar que estas confirmaciones de jóvenes, están despertando el verdadero sentido de este sacramento que queremos poner en su verdadero valor.
La comunidad de la parroquia de la Sagrada Familia en la Colonia Centro América, celebra hoy a las 6 de la tarde su fiesta parroquial.
En la comunidad de San Martín, se recibió el regalo de un copón para reponer el que les robaron. Esta comunidad agradece con una bonita carta a la Colonia Luz y a la Colonia Montserrat que fueron quienes obsequiaron ese copón como un signo de fraternidad.
De la comunidad de Apulo, recibí una bonita ofrenda de Navidad en que los campesinos se privan de muchas cositas para hacerlas llegar a sus hermanos, principalmente: los prisioneros; yo les agradezco y sepan que su ofrenda va camino de su destino.
Entre las notas de Navidad, que las hay muy simpáticas en el mundo de los pobres, una señora de Los Planes de Olocuilta me dio un donativo y dice: "Para los niños huérfanos en esta Navidad". También he recibido cartas muy expresivas de lo que significan estas fiestas, que para muchos son alegrías y despilfarros pero para otros son angustias y dolor. Por ejemplo la de un jardinero: "¿quién se fija en lo que trabaja un jardinero desde que amanece hasta que anochece y muchas veces continúa siendo el servidor de una fiesta hasta las tres de la mañana?" O aquella otra cartita de unos vigilantes nocturnos que así pasan su Navidad: "cuidando bajo el peligro". Para toda esta gente que de veras nos parecen olvidados y que son grandes bienhechores, yo pido que los tengamos muy en cuenta, porque son nuestros hermanos.
Nos unimos al fervor de las novenas del Señor de Esquipulas que ya se están celebrando principalmente en San Bartolomé Perulapía, en Colón, en Aguilares. Por el periódico hemos sabido también que en el Mercado Central se está honrando al santo Cristo Negro de Esquipulas. Solamente quisiera advertirles que está bien que lo honremos porque Cristo se merece nuestro amor, pero estaría muy mal que buscáramos un sentido de rivalidades y mucho menos buscar un sentido económico, de ver cómo se recoge más dinero, cuando se ponen comparaciones de no ir a gastar el dinero en viajes a Esquipulas, etc.; porque eso es libre, cada uno busca su devoción como la quiere hacer. Y sería muy malo, pues, que una devoción tan generosa como es Cristo crucificado, la viéramos bajo el aspecto económico.
Quiero avisarles, queridos hermanos, que el viernes de esta semana, viernes 12 de enero, la Comisión Nacional de Justicia y Paz va a celebrar aquí, en la Catedral, a las 7 de la noche una misa a la que han sido invitados el Sr. Nuncio y los señores Obispos de toda la República; y en la cual, Monseñor Rivera que es el Presidente de la Comisión Episcopal-Social, tendrá la conferencia que va a presentar el mensaje de la paz para 1979 tal como lo ha ofrecido el Papa al mundo entero.
Les quiero pedir oraciones por los preparativos espirituales que se están haciendo para la próxima Semana Santa de la Unidad Cristiana del 18 al 25 de enero. Se celebra en todo el mundo la semana ecuménica, en que católicos y protestantes pedimos a Dios que ese don precioso de la unidad, que presenta ante el mundo un cristianismo no dividido sino lo que decía Cristo: "Un sólo rebaño bajo un sólo Pastor".
Quiero avisarles que para procurar una mejor difusión de nuestras publicaciones, se va a abrir aquí, en el costado poniente de la Catedral, una oficina de distribución de: Cartas Pastorales, documentos de la Iglesia, Orientación, etc., donde ya se está vendiendo hoy los Anexos de la Carta Pastoral, que muchos buscan y que hoy los pueden encontrar allí a la salida de la Catedral.
También me alegra decirles, que por esfuerzo de unos buenos católicos se van a ir editando, publicando las homilías que aquí se dicen en la Catedral. La primera que se ha preparado y que saldrá esta próxima semana es la de la semana Primera de Adviento.
El sábado se inauguró el Año del Niño. Recordemos que junto al niño, sobre todo, debe de tomar conciencia la paternidad y la maternidad responsable. El niño es tan inválido que si no es por sus padres y por los adultos no es nada. Por eso la celebración del Año del Niño, como lo dice Orientación, tiene que ser sobre todo un llamamiento a la conciencia de los adultos. Ojalá que en el Año del Niño la paternidad de los hombres se responsabilice, porque si lamentamos entre nosotros una explosión demográfica es porque hay mucha inmoralidad, mucho desenfreno, mucha irresponsabilidad en ese poder de paternidad que el hombre y la mujer llevan. No es justo traer niños a la vida cuando no se les asegura el pan que se debe dar a los invitados a la vida.
Hemos de informar, queridos hermanos, en esta historia de nuestra semana, cómo ya fue liberado uno de los secuestrados: el Sr. Schuitema, de Holanda; cuyas relaciones habrán leído o escuchado por radio. Es interesante cómo en sus informes narra de que comió gallina y hasta le dieron whisky. Ojalá que todos los desaparecidos, pobres prisioneros que están muriendo de hambre, pudieran decir también que se les trata no tan inhumanamente.
No obstante, quedan presos, quedan en el secuestro los dos ingleses y el Sr. Susuki. La F.A.R.N. insiste en pedir como condición para los ingleses la liberación de cinco reos políticos. La F.A.R.N. pidió que la Comisión Mediadora de Derechos Humanos me incorporara. Yo, pues, estoy ahora agregado a esa comisión con la mejor voluntad de colaborar. Desde mi posición de Pastor quiero recalcar esto: mi posición de Pastor me obliga a ser solidario con todo el que sufre y a acuerpar todo esfuerzo por la libertad y la dignidad de los hombres, y en esta condición de Pastor he participado con gusto en la Comisión de Derechos Humanos para este trámite de la liberación de los secuestrados. Y en tal calidad, como Pastor, quiero hacer un llamamiento nuevamente por el dolor de esas familias: que los que puedan poner la solución de este conflicto que puede desenlazarse trágicamente, hagan lo posible de resolverlo, cuando están de por medio las vidas humanas que deben estar por encima de toda legalidad, cuando esa legalidad es humana también.
Sentimos que el Dr. Manuel Antonio Bonilla siga en el secuestro, sin saber quiénes son los culpables de su detención.
Amnistía Internacional ha pedido a la F.A.R.N. también la liberación de los secuestrados.
La Comisión de los Derechos Humanos pidió una amnistía general y la derogación de la Ley de Garantía y de Orden Público. Ya antes lo había hecho la C.U.T.S., ANDES, el Comité Pro-libertad de Presos Políticos, los partidos políticos P.D.C. y M.N.R. ¡Es un clamor popular y también internacional! Llegan muchas notas de Amnistía Internacional apoyando esta súplica. Es admirable el secreto que se guarda, el silencio ante este clamor. Una respuesta afirmativa ¡cómo abriría cauces de confianza para el mejoramiento de la situación de nuestro pueblo!
Las mamás de los desaparecidos que están siendo pedidos para el rescate, escribieron una carta a la esposa del Señor Presidente donde le piden que intervenga. Tal vez el corazón de la mujer, que por naturaleza es más comprensivo, pueda impulsar hacia una solución benévola esta situación dura.
También queremos denunciar las amenazas a muerte que recibieron el Dr. Lara Velado y el Dr. Manuel Ungo como condiciones si suceden cosas trágicas a los secuestrados, ¡evitemos más derramamiento de sangre inocente! Ojalá no pasen de ser amenazas y rumores, como rumores los creo también los que me avisaron esta semano que yo también anduviera con cuidado, que se estaba tramando algo contra mi vida. Yo confío en el Señor y sé que los caminos de la Providencia amparan a quien trata de servirle.
Acerca de conflictos laborales de obreros y campesinos, lamentamos que sigan llegando tantas quejas de injusticias. Pero no voy a detenerme en esto, sino que lo remito a los medios de publicidad donde estamos dando cabida a denuncias que se comprueban. Que no son simples quejas sin fundamento sino que tienen sus comprobaciones y sus testigos.
Por último, queridos hermanos, todo esto -y quien puede seguir narrando aquí lo que significa la historia de cada familia aquí presente: los dolores, las angustias de cada persona- es lo que ahora recoge la Iglesia en la ceremonia de la ofrenda para presentarlo al altar de Dios y hacerlo una sola cosa con el sacrificio de Cristo.
El último pensamiento de mi homilía es que toda esta vida humana, toda esta historia concreta del pueblo, de la familia, del hombre, del salvadoreño o de cualquier país, está llamada a la redención pero necesita una condición: la fe.
- La obediencia de la fe. Dice el Concilio Vaticano II -y con este pensamiento vamos a cerrar nuestra serie de reflexiones de esta mañana-: "Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe, por la que el hombre se confía todo él libremente a Dios prestando "a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad", y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por Él". Quiere decir que la fe no solamente es creer unas verdades con el pensamiento, es también una entrega de los sentimientos y de la obediencia. Se llama la obediencia de la fe cuando Dios habla como cuando le dijo a Abraham: "Sal de tu parentela y vete a la tierra que te mostraré". El acto de fe fue salir de su parentela y caminar sin rumbo a donde Dios le señaló.
Este lanzarse al vacío, pero sabiendo, que hay unas manos de Dios que me detienen, este meterse al peligro pero sabiendo que hay una mano poderosa que me defiende: esto es fe. La fe, pues, no solamente consiste en creer con la cabeza sino en entregarse con el corazón y con la vida.
Los magos siguiendo la estrella... preguntando en Jerusalén... y adorando y ofreciendo dones en Belén... imagen bella de la fe. Entonces, ¿qué hicieron los magos cuando vieron la invitación de Dios en el lenguaje de la estrella?, siguieron..., obedecieron al llamamiento. Y es cosa hermosa mirar a los magos de rodillas ante el Niño Jesús ofreciéndole oro, incienso y mirra. ¡Es la expresión bellísima del hombre que tiene fe!
Nos encontramos frente a un misterio y creer no es como cuando uno dice: dos más dos son cuatro. Así es, si no, no puede ser de otro modo. Esto es evidencia, eso no se necesita creer. Pero creer es cuando les dicen a los magos: Ese niño pobrecito en Belén es Hijo de Dios. ¡Eso sí es misterio! ¡Eso no es tan evidente!.. Esto necesita que haya quien pueda dudar. Son los conflictos de la fe. No se asusten, queridos hermanos, de sentir conflictos en su fe. Por ejemplo, cuando miran la Iglesia con sus manchas y pecados, ¿cómo puede ser ésta la esposa de Cristo? Esa es la duda, la prueba de la fe. Pero es entonces cuando el hombre de fe se entrega porque así lo ha dicho Dios. ¡Así lo creo!
- No estamos solos en este acto de fe, en este lanzarse a las manos de Dios, por dentro de nosotros hay la gracia y la inspiración del Espíritu Santo. Por eso el Concilio continúa diciendo una cosa que no hay que perder de vista. Dice: "para profesar esta fe son necesarios la gracia de Dios que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad". Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones. La fe es un don. Agradezcámoselo al Señor. El venir a misa a adorar a Dios es un obsequio voluntario de la fe. No es evidente como dos más dos son cuatro que hay que venir a misa, tiene que haber dudas, dificultades. Pero ahí, en esas dificultades, tienes la gracia de Dios que te ayuda a superar lo dudoso, lo que no parece evidente. La fe es un obsequio del entendimiento y del corazón a un Dios que se revela; y a un Dios que me ama y se revela no le puedo negar nada.
Queridos hermanos, ahora pasamos al altar y vivamos la belleza de ese pensamiento de la Epifanía. En Cristo hay una Epifanía, Dios manifiesta a los hombres su amor y su fuerza salvadora..... Así sea.
ÍNDICE GENERAL | CICLO B | ANTERIOR | SIGUIENTE |