Queridos hermanos:
- La Iglesia, escuela de forjadores de historia
La palabra de Dios está siendo retada por la historia; así es siempre y si nosotros los cristianos logramos encarnarla y hacerla nuestra vida, ese reto de la historia tendrá la respuesta de la palabra de Dios en nuestra propia vida. Por eso les invito a que nuestra reflexión la hagamos con sincero deseo de que esa palabra de Dios se encarne profundamente en nuestra vida no sólo individual sino comunitaria, de tal manera que El Salvador pueda tener en esta hora de crisis, de esperanzas, de aflicciones, un pueblo de Dios que es toda una esperanza y luz para nuestra propia historia.
En Puebla, se dijo esta hermosa definición de Iglesia: "La Iglesia, escuela de forjadores de historia". ¡Qué hermoso fuera que todos nosotros fuéramos forjadores de nuestra propia historia! La Iglesia, que para muchos que sólo tienen criterios políticos y coyunturales como que se opaca, como que no es oportuna en ciertas ocasiones, flota sobre todas las vicisitudes y sobre todas las coyunturas porque es una escuela que forja hombres para la historia, y tiene una palabra para cada momento, y una actitud de comunidad como pueblo de Dios de acuerdo con el momento y la geografía donde vive y pasa ese pueblo de Dios.
- La historia reta a los cristianos
Para mí, queridos hermanos, no hay satisfacción más profunda que esta convicción que yo trato de comunicarles a ustedes y hacerla más honda en mi: que en la medida en que seamos Iglesia, es decir, cristianos verdaderos, encarnadores del evangelio, en esa medida seremos el ciudadano oportuno, el salvadoreño que se necesita en esta hora. Si nos alejamos de esta inspiración de la palabra de Dios podemos ser hombres de coyunturas, oportunistas políticos, pero no seremos el cristiano que siempre es un forjador de la historia.
- Dos actitudes extremas: "pasivistas" y "activistas"
En estos momentos -dice Puebla- cuando hay crisis en los pueblos hay dos actitudes extremas: la de los "pasivistas" y la de los "activistas". Los pasivistas que lo esperan todo como que viene de Dios; rezan mucho pero callan y no actúan. Los activistas, al revés, piensan que Dios está muy lejos y que la historia la hacen sólo los hombres, y así toman posturas de momento, de oportunidad, y se creen capaces de juzgar a todos los demás cuando no piensan como ellos. Ellos, los activistas, son los artífices de la historia. Ni unos ni otros tienen razón. La actitud verdadera la enseñó Dios a su pueblo, Israel es el pueblo que Dios prepara para ser ejemplo de todas las historias de los pueblos.
- Israel: encuentra a Dios en su historia
¿Qué hace Israel en las coyunturas de su historia? Primero, encuentra a Dios en su historia; y, segundo, siente que hay una alianza entre el Dios de la historia y él, el hombre, el israelita artífice de su historia. Y entre los dos, Dios y el hombre, porque han hecho una alianza de liberación, liberan al pueblo siempre. Nunca sólo el hombre, nunca sólo Dios. Dios y el hombre van haciendo la historia. La mejor flor de esa pedagogía es Cristo.
- Jesús: total confianza en el Padre
Por eso, cuando el Divino Maestro, que es el patriota modelo también, nos enseña en su evangelio la palabra que nos hace hombres actuales en todo momento, los cristianos, nos ha dejado una mística que yo quisiera que fuera la mística de cada uno de nosotros. Cristo tiene una confianza total en el Padre y la aconseja: "¿No ven los lirios del campo, no ven los pajaritos del cielo como los cuida mi Padre? No cae una hoja del árbol, no cae un pelo de la cabeza sin el permiso de mi Padre". ¡Que confianza absoluta del Señor!
- Corresponsabilidad, compromiso
Pero no es un pasivista, es el hombre que siente con su Padre la corresponsabilidad de la historia, y se compromete con la historia, y se encarna con los pobres de su pueblo, y vive su historia, y trata de sintonizar el querer de su Padre en esta historia, no cuando Él, el Hijo la quiere, sino cuando el Padre la quiere.
- Esperar su hora
Por eso, cuando lo quieren apresurar dice: "No ha llegado la hora". Va en sintonía maravillosa buscando el querer, la oportunidad, el momento del Padre. ¡Espera su hora!
- Liberar el dolor por el dolor
Otra cosa que hemos olvidado mucho en estas horas de liberación, Cristo la enseña a su pueblo: Es en el dolor como se debe redimir el dolor del pueblo. No es gritando únicamente los derechos humanos, sino sabiendo sentir también el compromiso del dolor y del sufrimiento. Se dice muchas veces: los hombres pecan porque sufren, pero es al revés, sufren porque pecan. El dolor, la esclavitud, la pobreza, el analfabetismo, el hambre, la marginación, la injusticia social, todo eso que es el trasfondo de todas estas crisis de nuestra patria, es producto del pecado, y el pecado sólo se redime con reparación. No hay redención sino es la muerte dolorosa de Cristo en la cruz. Y por eso enseña el Señor que no es gritando demagógicamente, no es actuando con violencias y reclamando nada más, sino asumiendo el dolor del pueblo y dándole al dolor del pueblo el sentido de redención, no en forma pasivista pero sí en forma activa. El dolor es la fuerza más grande y la estamos perdiendo.
- San Marcos: la cruz, fuente de vida pascual
Por eso me gusta abrir hoy las páginas de la Sagrada Escritura donde San Marcos, ya casi terminando su misión de guía durante todo este año, nos coloca frente a la pasión de Cristo en aquellas disputas con sus enemigos, con sus adversarios, donde va aclarando su pensamiento, su vida, lo que ha de ser su redención.
Para iluminar esa fase de la vida de Cristo, la liturgia toma un pasaje del Antiguo Testamento que lo complementa y un pasaje de las cartas de los apóstoles que vivieron profundamente la enseñanza del Señor y nos trasmiten -en eso que se llama la tradición, la Biblia- el pensamiento del Señor.
Que no digan, pues, que no leemos la Biblia. No sólo la leemos sino que la analizamos, la celebramos, la encarnamos, la queremos hacer nuestra vida. Ese es el sentido de la homilía: encarnar en el pueblo la palabra de Dios. No es político cuando en la homilía se señalan los pecados políticos, sociales, económicos, sino que es palabra de Dios encarnándose en nuestra realidad que muchas veces no refleja el reino de Dios, sino el pecado; para decirle a los hombres cuáles son los caminos de la redención.
Yo encuentro en las tres lecturas de hoy esto que podía ser el titulo de la homilía.
Aquí están, en la palabra de hoy, las tres fuerzas que Cristo nos ofrece para liberar, para sacar de la crisis a este país. Ojalá todos, gobernantes y gobernados, pobres y ricos, organizados y no organizados, todos sintamos que debemos de ser partícipes de nuestra historia. No hay ningún pasivo. No debe haber tampoco ningún activista, porque si el Señor no construye la civilización, en vano trabajan todas las organizaciones y todas las fuerzas que los hombres quieran crear como definitivas y decisivas. ¿Cuáles son esas tres fuerzas?:
1º.- El espíritu de pobreza
2º.- El sentido de Dios
3º.- La esperanza en el misterio de Cristo
a) El óbolo de la viuda
En el Evangelio se destaca hoy la figura simpática de una pobrecita viuda, que mientras los ricos echaban lo que les sobraba ella echaba toda su vida: los dos realitos que tenía para su sustento. Y Cristo la admira: ''Ésta ha echado mucho más que todos, porque los otros echan lo que les sobra; ésta, en cambio, ha echado todo lo que tenía para vivir".
- Contraposición de actitudes: fariseos y escribas
Y lo contrapone Jesucristo, en la vida de Cristo, advirtamos, queridos hermanos, una molestia que llevó durante todo su ministerio: sus enemigos, sobre todo, los hipócritas. Y trataba de desenmascararlos siempre que podía.
- Autosuficiencia
Por eso, frente a este gesto auténtico de pobreza, compra la autosuficiencia, el orgullo de los poderosos, aunque sean ministros de la Iglesia y, sobre todo, cuando se glorían de sus riquezas, cuando están adorando al ídolo dinero.
- La viuda lo da todo
¿Qué se destaca en ese pasaje de la viuda entregando todo lo que tenía? "Lo da todo". La pobreza no es desprenderse de lo que sobra. La pobreza es dar; y no sólo dar, es darse uno a sí mismo. La pobreza es darse, no tener nada, querer sólo a Dios como absoluto y no poner la confianza en las cosas de la tierra. En esto está el pecado de la riqueza. No es que las riquezas sean malas, si Dios las ha creado, pero como dice San Pablo: "deben de usarse como medio para el Reino de Dios. Haceos amigos de vuestras riquezas para que cuando muráis, os reciban en las eternas moradas".
Es la riqueza bien administrada aquella que da no con orgullo, no quien da lo que sobra, sino quien da con lo que da, su propio corazón, su propia vida, como a un hermano; no con paternalismo o como dice el Concilio: "No hay que dar de caridad lo que ya se debe por justicia". Se hacen fiestecitas muchas veces de Navidad, de cumpleaños, piñatas, y se cree que son grandes bienhechores aquellos que dan una fiestecita de esas cuando no pagan lo justo a sus trabajadores. Quieren dar de caridad lo que ya se debe de justicia.
No bastaría dar de justicia nada más, sino dar con amor, sentir que es hermano el trabajador. Todo aquel que comparte conmigo la vida debe compartir también los bienes que Dios da para la felicidad de la vida. Esta es la gran transformación que necesitamos en nuestro tiempo y esto significa una fe profunda en el único absoluto. La pobre viuda con su pobreza enriquece el culto de Dios. Estas son las limosnas que llegan hasta el trono de Dios. Dios no necesita nuestro dinero, pero cuando el dinero que se le da lleva todo el corazón, todo el amor, entonces Dios también es alabado. El dinero también puede convertirse en alabanza del Señor y esto significa una gran confianza: no me faltará; si le doy al Señor, dueño de todas las cosas, ¿cómo me va a negar lo que yo puedo comprar con dos reales?
Y era feliz porque confiaba en el Único Absoluto. En cambio, dice Cristo: "Los otros, los fariseos y escribas, autosuficientes, se pavonean con sus grandes ornamentos por las plazas, y, más aún, aprovechan el culto para la rapiña. Engañan a las viudas con largas oraciones para extorsionarlas".
Qué fuerte es Cristo, aún para nosotros los ministros de la Iglesia, porque también nosotros con estos ornamentos sacerdotales podemos dejar de ser intercesores ante Dios para convertirnos en pecado de soberbia, de orgullo, de vanidad. Y a nosotros, también, nos dice el Señor: cuidado, que esos ornamentos y toda esa dignidad de vuestro sacerdocio, y toda esa superioridad de vuestra diligencia, como dirigentes políticos, económicos o sociales, el pertenecer a esas categorías, no debe de ser un privilegio sino un servicio.
Hay que convertirse, queridos hermanos, yo el primero, todos; tenemos que sentir que la vida y los bienes que el Señor nos ha dado, nuestra capacidad de haber estudiado, nuestras capacidades económicas, políticas, sociales, religiosas, todo debe ser para el servicio del Señor.
b) Elías y la viuda
Comparando con este ejemplo del evangelio, viene una pintoresca lectura del profeta Elías con otra viuda, la viuda de Sarepta.
- Dos ejemplos de fe y confianza en Dios, de entrega total a los demás
A Elías se le llama: el hombre de Dios. Y la pobre viuda cree al hombre de Dios porque le habla en nombre del Señor. "Dame de comer". Ella le dice: "No tengo más que un poquito de harina y un poquito de aceite, allá estoy atizando la hornilla, voy a hacer un panecillo para mí y para mí hijo, lo vamos a comer y no nos queda más, vamos a morir de hambre". Y el hombre de Dios le dice: "De ninguna manera, ten confianza en Dios, haz el pan que estás haciendo, pero dame también a mí una parte".
Y aquella mujer, como la viuda del evangelio, se desprende del único panecito que es el sustento de toda su vida, ya no hay más. Pero Dios bendice la fe del profeta y la confianza de la viuda. "Lo ha dicho el Señor", le dice el profeta. Y la viuda cree al Señor. Esta es la pobreza verdadera. No se tiene nada pero se tiene lo mejor: la confianza en Dios. Y comenzó a haber pan, no faltó más pan, ni aceite, durante toda aquella famosa sequía que tuvo la tierra de Palestina sin lluvia, sin cosechas, donde muchos se murieron de hambre. Estos pobres que confiaron en Dios tuvieron lo necesario.
c) ¿Qué es la pobreza?
Queridos hermanos, a la luz de estos ejemplos tan bellos que nos ha contado hoy la escritura, hagan como lo define Puebla: "Para el cristiano, el término "pobreza'' no es solamente expresión de privación y marginación de las que debemos liberarnos. Designa también un modelo de vida que ya aflora en el Antiguo Testamento en el tipo de los "pobres de Yahvé" -así los llama la Biblia, los pobres de Dios-. Este modelo de vida pobre se exige en el evangelio a todos los creyentes en Cristo y por eso podemos llamarlo "pobreza evangélica". San Pablo concretó esta enseñanza diciendo que la actitud del cristiano debe de ser la del que usa de los bienes de este mundo (cuyas estructuras son transitorias) sin absolutizarlas, pues son sólo medio para llegar al Reino" (1148). La pobreza es sencillamente no absolutizar la riqueza sino darle su sentido relativo y tener como Único Absoluto a Dios, dueño de todas las cosas.
"El compromiso con los pobres y los oprimidos y surgimiento de las comunidades de base han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial evangelizador de los pobres, en cuanto la interpelan constantemente, llamándola a la conversión y por cuanto muchos de ellos realizan en su vida los valores evangélicos de solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios" (1 147).
Los pobres nos misionan. Por eso, la Iglesia evangeliza a los pobres, como decía Cristo, porque los pobres también revierten hacia ella una evangelización. Los pobres son los forjadores de nuestra historia.
"La pobreza evangélica une la actitud de la apertura confiada en Dios con una vida sencilla, sobria y austera que aparta la tentación de la codicia y el orgullo" (1149). Aquí está el mal de nuestras esclavitudes: la codicia, el orgullo. No lo tienen sólo los que tienen dinero, lo tienen también los pobres que no son pobres: lo tienen también aquellos que creen liberar al pobre y son más avaros y codiciosos y orgullosos. "La pobreza evangélica se lleva a la práctica... no por imposición, sino por el amor, para que la abundancia de unos remedie la necesidad de los otros" (1150).
d) Bienes de la pobreza
Yo creo que bastan estas consideraciones. Solamente quisiera decir por qué el espíritu de pobreza nos es tan necesario en esta hora. Voy a tomar el pensamiento del Papa Pablo VI que decía que para este momento histórico, lo principal es la caridad y la pobreza. Y cuando analiza la pobreza, dice: "Pensemos en la liberación interior que produce el espíritu de pobreza evangélica". ¡Liberación interior! Nadie es tan libre de verdad como el que es pobre de espíritu, el que no está apegado ni está endiosando la riqueza. "Pobreza evangélica que da libertad de espíritu y nos hace comprender los fenómenos humanos vinculados a los factores económicos". El pobre no niega que para el progreso se necesita dinero, pero sabe comprender el valor de ese progreso; que no sea humillante, que no sea solamente para unos cuantos privilegiados sino que sea de verdad para todos los hijos de Dios.
También esa libertad de espíritu da a la riqueza y al progreso el justo y severo aprecio que le conviene. No hay que endiosar el progreso como si sin él no se pudiera vivir. Hay que tener en cuenta que lo primero es Dios y, junto a Dios, el hombre. Si un progreso aparta de Dios, o aparta, o mutila, o atropella al hombre, no es verdadero progreso. Solamente el que tiene espíritu de pobreza sabrá poner por encima de todo a Dios y al hombre que es la clave de toda civilización. No el tener grandes edificios, el tener grandes campos de aviación, grandes carreteras, si por ellas no ha de pasar más que una minoría privilegiada y no el pueblo con cuya sangre se hacen todas esas cosas...
"También la pobreza nos hace idóneos para dar a la indigencia el interés más solícito y generoso. Nadie comprende al pobre tan bien como otro pobre. Aún cuando sólo se sea pobre de veras con el amor con que se da, se comprende y se es solícito y generoso con aquellos que sufren la indigencia. Y, finalmente, nos capacita para desear que los bienes económicos no sean fuente de luchas, de egoísmos, de orgullo entre los hombres sino que estén orientados por vías de justicia y de equidad al bien común, y por lo mismo, más abundantemente distribuidos".
Esta es la palabra del espíritu de pobreza. Por eso, hermanos, al terminar esta reflexión, yo hago un llamamiento en esta hora en que se ha iniciado un proceso nuevo en la patria: que lo alentemos entre todos. Mucho se oye decir de un contragolpe fomentado por la derecha. Naturalmente que cuando la derecha siente que le tocan sus privilegios económicos, moverá cielo y tierra para mantener su ídolo dinero. Primero Dios que no sea así, primero Dios que este llamamiento de la palabra de Dios de que está por encima de todos los ídolos el valor absoluto de Dios, y que no hay libertad más grande que tener el corazón despegado de las cosas de la tierra, y no hay pequeñez ni subdesarrollo más vergonzoso que la codicia, el hacer consistir la vida en tener y tener, y no ver que el verdadero ideal es ser, ser cristiano, ser de Dios y darle a las cosas su valor relativo.
Yo les repito a los que todavía no se apartan de estar de rodillas ante su dinero: que se sepan desprender a tiempo por amor antes que los arranquen por la violencia... Este es el peligro de la extrema derecha. Y no sólo la extrema derecha, de todos. Mi visión es pastoral, palabra de evangelio que estoy predicando y desde Cristo digo que el gran peligro de la verdadera civilización es el amor desmesurado de los bienes de la tierra, y que el ejemplo de estas dos viudas y del profeta Elías son llamadas elocuentes de Dios en una hora bien oportuna para El Salvador: desprendimiento para tener la libertad, y sólo desde la libertad del corazón trabajar la verdadera liberación de nuestro pueblo.
a) Contraste entre verdadera y falsa religiosidad
Voy a meditar en el segundo pensamiento de hoy, que las palabras de hoy nos dan también un sentido de Dios. Ya casi lo he insinuado cuando he dicho que imitando a Jesucristo: no se puede servir a dos señores, no se puede ser esclavo de Dios y esclavo del dinero. O se sirve uno y se desprecia al otro, o se sirve al otro y se desprecia al primero. ¿Cuándo vamos a comprender?
El otro día, a uno de estos hombres que proclaman la liberación en el sentido político, le preguntábamos: "¿Qué significa para ustedes, la Iglesia?" Y dice esta palabra escandalosa: "Es que hay dos iglesias, la iglesia de los ricos y la iglesia de los pobres. Creemos en la iglesia de los pobres pero no creemos en la iglesia de los ricos..."
Naturalmente es una frase demagógica y yo no admitiré nunca una división de la Iglesia. No hay más que una Iglesia, ésta que Cristo predica, la Iglesia que debe de darse con todo el corazón, porque aquel que se llama católico y está adorando sus riquezas y no quiere desprenderse de ellas no es ni cristiano; no ha comprendido el llamamiento del Señor, no es Iglesia. El rico que está de rodillas ante su dinero aunque vaya a misa y aunque haga actos piadosos si no se ha desprendido en el corazón del ídolo dinero, es un idólatra, no es un cristiano. No hay más que una Iglesia, la que adora al verdadero Dios y la que le sabe dar a las cosas su valor relativo.
- La viuda: actitud de devoción
El sentido de Dios está cabalmente en esto. Esta viuda demuestra una actitud de devoción, fomenta el culto del templo con su pequeña limosna pero sabe que no está en dar dinero sino en el sacrificio espiritual: ¡Darse a Dios! Esto es lo que llamó la atención de Cristo. Esta mujer ha dado todo lo que tiene, porque confía en Dios y Dios no le fallará.
- Los escribas: primeros puestos, rapiña so pretexto de oración
La actitud de los otros hombres que también están en el templo pero ambicionando los primeros puestos y luego explotando también su sentido de oración para la rapiña. ¡Qué vergüenza cuando se convierte el servicio religioso en una manera de ganar dinero! No hay escándalo más horroroso. Y yo diría a mis queridos hermanos sacerdotes, y a las instituciones católicas, a las congregaciones y colegios, y a todo aquello que se llama y quiere ser Iglesia: mucho cuidado con caer en esta maldición de Jesucristo que fustigó severamente, ante el ejemplo de la devoción auténtica de la viuda, la actitud de los falsos religiosos que hacen consistir en ampulosidades y en exterioridades, sus malas intenciones que llevan por dentro.
b) Dos ejemplos de fe y confianza en Dios
Los dos ejemplos del Viejo Testamento, Elías y la viuda de Sarepta, también son ejemplos de una obediencia a Dios. ¡Que hermoso título para un profeta!: "El hombre de Dios". Así le llamaban a Elías. Y porque era el hombre de Dios, la pobre viuda siente también el sentido de Dios a través de sus palabras y confía en el Señor.
c) Hace también de su pobreza un culto al profeta que habla en nombre de Dios
Esta es nuestra grandeza también como ministros de Dios. Yo les agradezco a ustedes, queridos fieles, el respeto y el cariño que tienen a sus ministros de Dios, a sus sacerdotes y ojalá que supiéramos responder siempre como Elías, con una sencillez de entrega a Dios y de identificarnos con los problemas de todos ustedes y vivir así una realidad que solamente tiene luz cuando se orienta hacia Dios. Ustedes, pueblo de Dios; y nosotros, ministros de Dios, sepamos orientar nuestra actividad, nuestra vida hacia Dios, de donde derivarán todas las fuerzas para los arreglos políticos, sociales, económicos. Es un tiempo propicio en El Salvador para que todos orientemos hacia el Dios Todopoderoso, nuestros afanes, nuestras preocupaciones; y en medio de nuestros trabajos de liberación en este proceso de liberar al pueblo de sus esclavitudes de su crisis, de sus violencias, sepamos que sólo Dios tiene la clave y como Cristo, esperamos su voluntad y miramos a su mano que señale la hora. ¡Y queremos ser fieles a Él!
d) Mensaje del Concilio a los gobernantes
Yo pido para nuestro pueblo ese descubrimiento de Dios que el Concilio decía a los gobernantes. El mensaje después del Concilio a todas las categorías sociales. Una de esas categorías son los gobernantes de los pueblos. Si me están escuchando, reciban, transmitido por mi humilde medio, estas palabras del magisterio universal de la Iglesia. Les dice que respeta sus leyes y su autoridad: "Pero tenemos una palabra sacrosanta que deciros, hela aquí: Sólo Dios es grande. Sólo Dios es el principio y el fin. Sólo Dios es la fuente de vuestra autoridad y el fundamento de vuestras leyes.
Es a vosotros a quienes toca ser sobre la tierra los promotores del orden y la paz entre los hombres. Pero no lo olvidéis: es Dios, el Dios vivo y verdadero, el que es el Padre de los hombres..."
Yo auguro para las autoridades del país, que sean verdaderamente un reflejo de la paternidad de Dios. Ya sufrimos bastante, ya el pueblo está muy fatigado y muy sangriento. Ya necesita unas autoridades que de verdad sean reflejo del Dios que es Padre y que no puede aguantar que le castiguen tanto a sus hijos. Un pueblo que encuentra en sus autoridades un sentido de justicia, de paz, de orden, de amor, es un pueblo feliz porque de su autoridad se puede elevar al Dios verdadero. Cuando nos echaban en cara nuestras denuncias y se nos recordaba que toda autoridad viene de Dios, supimos responder lo que ahora también decimos con la misma entereza: Sí, viene de Dios y por eso los que la tienen, tienen que manejarla como Dios quiere; pero cuando una autoridad ya no se maneja como Dios quiere, ya no viene de Dios, es un ultraje a Dios y es la hora de decir con los apóstoles: "No podemos obedecer a los hombres antes que a Dios. Y a Dios hay que obedecer..."
e) Descubrir a Dios en la historia
Descubramos, pues, a Dios en nuestra historia. Esto es lo hermoso de los cristianos que saben descubrir a Dios. Oigan lo que Puebla dice: "Los ciudadanos de este pueblo -pueblo de Dios- deben caminar por la tierra, pero como ciudadano del cielo, con su corazón enraizado en Dios, mediante la contemplación y la oración. Actitud que no significa fuga frente a lo terreno, sino condición para una entrega fecunda a los hombres. Porque quien no haya aprendido a adorar la voluntad del Padre en el silencio de la oración, difícilmente logrará hacerlo cuando su condición de hermano le exija renuncia, dolor, humillación". (251)
¡Qué hermosa sintonía entre el cielo y la tierra se da en el corazón del cristiano! Y cuánto más humilde esté en el cielo de su Dios, se unirá también más en la historia de su tierra. Por eso insisto yo: "mucha oración". Oremos, pero no con una oración que nos aliene, no con una oración que nos haga fugarnos de la realidad. Jamás vayamos a la Iglesia huyendo de nuestros deberes en la tierra. Vayamos a la Iglesia a tomar fuerzas y claridad para retornar a cumplir mejor los deberes del hogar, los deberes de la política, los deberes de la organización, la orientación sana de estas cosas de la tierra. Estos son los verdaderos liberadores.
Pasemos al último pensamiento que nos da la luz suficiente para que culminemos esta reflexión en aquel que se hizo medianero entre Dios y los hombres.
a) El templo y el hombre sacerdote signos del templo definitivo y del definitivo sacerdocio y sacrificio de Cristo
Me inspira esta palabra la lectura de la carta a los Hebreos, donde se nos presenta a Jesucristo como el sacerdote que ha entrado a tomar posesión del altar definitivo de la gloria. Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres sino en el mismo cielo para ponerse ante Dios intercediendo por nosotros.
Y haciendo alusión al culto del Antiguo Testamento donde el sumo sacerdote entraba cada año a ofrecer sacrificios; y todos los días se ofrecían sacrificios en el altar, dice San Pablo: "Cristo no fue así. Cristo se ha manifestado una sola vez en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo". El destino es este. Por eso Cristo no ha ofrecido más que un sacrificio, pero de ese sacrificio que culminó con su muerte en el Calvario y fue aceptado por Dios, rubricado por la resurrección.
"...Una sola vez en el momento culminante de la historia..."
Eso es, la muerte y la resurrección son el momento culminante de toda la historia. Si los pueblos y los hombres se salvan, es porque deriva la salvación de esa muerte y de esa resurrección. Por eso los cristianos sabemos que la transformación de nuestro país ya está decretada en Cristo el Redentor. Y los cristianos sabemos que el mundo, por más horrorosas tinieblas que se ciernan sobre él, ya está amaneciendo a la claridad de la verdadera redención desde el día en que Cristo murió y resucitó, eso que se llama el misterio pascual: la muerte y la resurrección de Cristo. Se llama el misterio pascual, el misterio de la pascua.
La Pascua de los judíos anunciaba esa pascua, paso de la muerte a la vida que se da en Cristo. Liberación que ya fue significada al arrancar al pueblo de la esclavitud de Egipto para trasladarlo a la libertad de los hijos de Dios, a la tierra prometida y que no es más que un símbolo del peregrinar de los cristianos, pueblo, en el desierto de la vida hacia la tierra de promisión eterna. No es una liberación más allá de la historia solamente, sino que ya se refleja aquí porque aquí está la semilla, el fermento, aquí está el sepulcro, aquí está la cruz, aquí está el lugar y la hora donde Cristo murió en nuestra historia. Desde ese momento culminante, desde ese sacrificio que es vida y resurrección, se le está dando sentido a todos los movimientos liberadores.
Por eso, si una liberación, si una organización política proclama una liberación sin Cristo, sin Pascua, sin cruz, no es verdadera liberación y solamente serán verdaderos liberadores, esto que estoy diciendo ahora con la palabra de Puebla: "La Iglesia forjadora de los liberadores de la historia". Sólo el hombre que lleva en su corazón la fe, la esperanza en la muerte de Cristo que salvó al mundo por que pagó todos los pecados de los hombres y resucitó para no morir más, para ofrecer la verdadera libertad, la dignidad de los hijos de Dios, la que ha renunciado al pecado, la que profesa la verdadera dignidad humana, estos serán los únicos y verdaderos liberadores.
- El dolor redime
Yo quisiera recalcar este pensamiento de Puebla, queridos hermanos, cuando nos dice: "El continente necesita hombres conscientes de que Dios los llama a actuar en alianza con Él. Hombres de corazón dócil, capaces de hacer suyos los caminos y el ritmo que la Providencia indique. Especialmente capaces -esto es lo que quisiera subrayar mucho- porque, tal vez, es una palabra que escandaliza, como decía San Pablo de la cruz: escándalo de los griegos y de los judíos, el dolor, la cruz escandalizan, humillan y, sin embargo, dice que lo que espera nuestro continente son hombres especialmente capaces- de asumir su propio dolor y el dolor de nuestros pueblos y convertirlos con espíritu pascual, en exigencia de conversión personal, en fuente de solidaridad con todos los que comparten este sufrimiento y en desafío para la iniciativa y la imaginación creadoras" (279).
Nuestra esperanza pascual le da el sentido al marginado, al analfabeto, al que está muriendo de desnutrición; y no sólo grita que esto no puede ser así, sino que le dice al que sufre: "Pero tú tal vez vas a morir así, ofrécelo en redención". Pero eso les decía yo, cuando en mí llamamiento pastoral en esta nueva coyuntura del país: que todos aquellos que han ofrendado su vida, su heroísmo, su sacrificio, si de veras lo han ofrecido con sincero deseo de dar la verdadera libertad y dignidad a nuestro pueblo, se están incorporando al gran sacrificio de Cristo. Pero tiene que ser así, asumiendo el dolor como moneda que compra libertad. No es cuestión solo de sacudir el yugo, sino como Cristo, que se somete al yugo romano bajo la opresión de Poncio Pilato, bajo la maquinaria tremenda del Imperio, muere en la cruz con un grito de amor porque ha redimido al mundo aceptando ese dolor, esa humillación y de allí comenzó a brillar la gran libertad que se lleva por todos los pueblos. Ese mismo Cristo es el que llevamos todos los que queremos la liberación, debemos de procurar vivirlo así intensamente, hermanos.
Aquí hago un llamamiento, a través de la radio, a todos aquellos que sufren en sus lechos de enfermo, a los hospitales, a los pobres que no pueden dejar sus humildes chozas porque no tienen ni siquiera para la camioneta que los traiga; ofrézcanle al Señor, no con sentido pasivista, sino con la actividad omnipotente del dolor, únanlo a Cristo que desde la cruz, desde su muerte, Él redime. Y verán, queridos pobres, queridos oprimidos, queridos marginados, queridos hambrientos, queridos enfermos, que ya está fulgurando la aurora de la resurrección. Para nuestro propio pueblo también ha de llegar esa hora, hermanos, y hemos como cristianos, no sólo esperarla en dimensiones políticas coyunturales, sino en dimensiones de fe y esperanza. Esta es la misión que yo estoy cumpliendo y por eso mi palabra quiere ser una palabra de esperanza y de fe en Jesucristo.
- Nuestra muerte... nuestro juicio, un signo de lo perenne
Por eso San Pablo recuerda también junto a esa muerte redentora a Cristo, las muertes de todos nosotros. Qué terrible palabra la de San Pablo hoy: "El destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio". Dichosas las muertes que se incrustaron en la muerte redentora de Cristo. Porque quiero decir con dolor y con tristeza que no todas las muertes son redentoras. Hay muertes suicidas, hay muertes que imprudentemente se exponen a que los maten, hay muertes de odio con armas en las manos, hay muertes de venganza, y esas no son muertes de redención. Muertes de redención son las que han aprendido a decir con Cristo en el momento del rictus final: '"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen..."
Por eso San Pablo nos llama, pues, a incorporar nuestra vida y nuestra muerte en la muerte y en la vida eterna de nuestro Señor Jesucristo. Y no vayamos pensando que esto nos aliena. Lo repito mil veces, porque mil veces se da esta calumnia: de que los cristianos, por estar pensando en la vida eterna, olvidamos los problemas de la tierra. Al contrario, por pensar en la vida eterna, le damos la verdadera dimensión a las proyecciones limitadas de la tierra, los que tenemos las dimensiones ilimitadas de la eternidad.
Tenemos, hermanos, los elementos suficientes para analizar desde aquí el por qué de nuestra historia. Y yo me alegro de estar haciendo esta reflexión en el seno de mi Iglesia, de nuestra Iglesia, llamándolos a todos a que de veras seamos dignos de este pueblo de Dios, y que cada día nuestra Arquidiócesis se vaya identificando más con este sentir pastoral desde el cual podemos realizar cada uno según su propia vocación, su misión política también. Pero en un pueblo tan politizado como es El Salvador, corremos el peligro de creer que la única dimensión humana es la política, es un gran engaño. La política es una de las dimensiones humanas pero no es toda la dimensión humana. Lo principal humano es esto que estamos reflexionando, lo que viene de Dios y hace al hombre verdaderamente un receptáculo de Dios y desde ese receptáculo de Dios, tenemos luz para iluminar los otros quehaceres familiares, políticos, sociales, económicos. Uno de esos tantos es el político, no es el único. Por eso, mi afán en la predicación es, cabalmente, dar la palabra de Dios para que ilumine el sector de cada uno de nosotros.
Como pueblo de Dios, pues, nosotros queremos vivir estas experiencias.
Este día celebrando San Martín a su patrono el obispo San Martín. Hoy después de esta misa tendré el gusto de ir a celebrar con aquellos cristianos la fiesta de aquel patrono que sabe comprender, sin duda, nuestra hora porque la supo vivir muy de cerca. Hijo de militares, él también sirvió en la milicia del Imperio Romano pero no perdió su corazón de cristiano. Buscando a Cristo, todavía militar, un pobrecito le pidió una limosna; se moría de frío. Este capitán del Imperio Romano, partió en dos su capa y le dio la mitad al mendigo, la otra la necesitaba él. Y por la noche tuvo un sueño: Cristo mismo venía vestido con la mitad de la clámide y decía: "¡Martín me la regaló!" Que hermoso cuando se mira a Cristo en el pobre. Este es el hombre que siendo militar es cristiano y ama al pueblo, al pobre, al que sufre...
La vicaria de La Libertad tiene una reunión de estudio de la cuarta carta pastoral, el sábado de esta semana, en El Calvario de Santa Tecla.
Los sacerdotes de la vicaría de Mejicanos hicieron sus ejercicios espirituales esta semana. Me alegro por estos esfuerzos espirituales de nuestro clero. Y ojalá la oración de los fieles complete la obra para que seamos de verdad lo que tenemos que ser: los sacerdotes de esta hora.
Recibí -ya que no pude ir personalmente- por teléfono, un saludo del Consejo Nacional de las Iglesias Cristianas de Estados Unidos con encargo de transmitirlo a toda la querida comunidad y con el ofrecimiento de que posiblemente el domingo próximo estará con nosotros un mensajero de aquel Congreso. Se trata del Pastor Dr. Jorge Lara-Braud. El próximo domingo, si Dios quiere, compartiremos con él esta celebración.
Quisiera aclarar un punto. Se ha hecho bastante eco a una noticia de amenaza de muerte a mi persona. (Quiero agradecer la solidaridad de varias personas que me han manifestado esta solidaridad y en cuanto a los comentarios también quiero transmitirlos para que ustedes juzguen. Me dicen: "¿Por qué la publicidad acentúa que ese peligro contra su vida se le atribuye a la extrema izquierda? ¿No será una maniobra de la extrema derecha? ¿No será un deseo de que usted se ausente de este campo?" Yo lo dejo en interrogante. Si he dicho que el peligro para mí, si existe, puede ser de los dos extremos, a los dos les estorbo... Pero quiero asegurarles a ustedes, y les pido oraciones para ser fiel a esta promesa, que no abandonaré a mi pueblo sino que correré con él todos los riesgos que mi ministerio me exige...
Saludamos al nuevo rector de la Universidad José Simeón Cañas, Padre Ignacio Ellacuría, que ha tomado el lugar del Ingeniero Román Mayorga. Quiero recordar a este propósito el ideal de la Iglesia en sus universidades: es institucionalizar un diálogo entre la Iglesia y la cultura de los pueblos. Ojalá la UCA sea siempre ese diálogo de la fe de la Iglesia y de la cultura de nuestro pueblo salvadoreño.
El próximo viernes, 16 de noviembre, en esta Basílica, vamos a tener una jornada de oración por la paz. Desde la mañana estará expuesto el Santísimo, y a las 12 del día invito a todas las comunidades para que asistamos a celebrar la misa por la paz de nuestra patria; el viernes de esta semana, a las 12 del medio día.
Recibí un donativo de la Escuela Madre Marie Paul para la YSAX. Con este motivo quiero agradecer también a todas las instituciones y personas que nos están ayudando a sostener esta emisora que quiere ser cultural ya que se le privó del apoyo comercial. Y aunque ahora pudiéramos encontrarlo, queremos mantener nuestra independencia si los católicos saben ayudarnos a mantenerla como una emisora cultural...
Quiero hacerles un llamamiento a que nos ayuden al sostenimiento de nuestro periódico Orientación. Gracias a Dios tenemos este vocero también escrito. Las circunstancias obligan a modificar los precios, va a costar 20 centavos ya que también se sostiene únicamente por el apoyo de quienes lo compran.
Quiero agradecer al correo porque ya está llegando a todas partes Orientación, y perdonar todos los estorbos que nos hicieron a la circulación. También a todos aquellos que por miedo no llevaban Orientación porque efectivamente encontrarles Orientación era encontrar material subversivo, que ya no teman mientras haya un poco de libertad. Aprovechen para que este pensamiento de la Iglesia pueda circular.
Dentro de esta reflexión de Iglesia como pueblo de Dios, levantemos nuestra mirada al Papa. Envió un mensajero a Irán en pro de los rehenes que están en la embajada de Estados Unidos, pero esta mañana oía la noticia de que se había rechazado la intervención del Papa. Da dolor que no sólo en Irán sino también aquí en los ministerios se rechaza la intervención de la Iglesia cuando ella no quiere llevar más que un mensaje de racionalidad y de paz.
El Papa presidió esta semana una reunión muy original, que hacía muchos siglos que no se tenía, los cardenales. Los cardenales son el senado del Papa. Son hombres de diversas partes del mundo que asesoran en cosas del gobierno de la Iglesia universal. Parece que los temas, aunque fueron tratados con mucho secreto, se referían a la curia romana, a las relaciones de la Iglesia con las culturas modernas y al problema de las finanzas. Parece que hay déficit muy grande en la Iglesia. Y tengámoslo en cuenta cuando somos tan propensos a murmurar de las riquezas de la Iglesia, que más bien es una pobre que tiene que mantener obras muy costosas: misioneras, culturales, etc., y que el dinero lo usa porque el espíritu de pobreza de que hemos hablado hoy, no quiere decir no usar el dinero para las finalidades buenas de la vida. La Iglesia tiene dinero y lo debe de usar para los fines de su evangelización.
El Papa habló del amor y del auto control. Yo quiero hacerme eco de estas palabras del Santo Padre porque dijo que estas dos virtudes: amor y auto-control, es decir, paternidad responsable del hombre y de la mujer que saben que tienen esa fecundidad como don de Dios, tienen el deber de manejarlos como una virtud, no como un instinto, una pasión. Estas dos cosas, pues, el amor y el auto-control, exigen una decisión conjunta por parte de los esposos, así como su determinación de someterse a la doctrina de la fe, la enseñanza de la Iglesia. Y dijo el Papa textualmente: "La doctrina de la Iglesia no debe interpretarse con rodeos" es clara y muchas veces los anti-conceptivos y otros métodos se quieren justificar con muchos rodeos morales. Dice el Papa: "La Iglesia, la doctrina de la Iglesia no debe interpretarse con rodeos". Es claro lo que el Papa Pablo VI dijo en la encíclica Humanae Vite. El Papa expresó todo su agradecimiento y aprecio a los expertos de la Federación Internacional de la Planificación de la Vida Familiar que lo visitaban por sus esfuerzos en descubrir científicamente aquellos períodos que son permitidos en la relación matrimonial, aunque son infecundos. Es lo único lícito en la relación matrimonial pero no los artificiales.
También me viene bien recordar la actitud de la Iglesia Católica en Bolivia donde han hecho un llamamiento a las dos partes en contienda para que dialoguen. La comisión de la Iglesia, formada por dos obispos y un sacerdote, expreso que hace lo posible por buscar un diálogo entre las partes en discordia. Si por desgracia no se llega a una solución, será porque hay intereses creados y dirige a todos los miembros de las fuerzas armadas de la nación, a todos los miembros del parlamento nacional, a todos los miembros y dirigentes de los partidos políticos y a todos los que puedan contribuir a la solución de la crisis que vivimos, que interpongan sus valores a la solución de estas crisis. Creo que es lo mismo que hemos dicho aquí: No es la Iglesia la que tiene que dar las opciones concretas, sino el llamamiento a todo el pueblo para que se organice, para que opine; y tiene que ser el pueblo, ustedes, los artífices de su propia sociedad.
La Santa Sede ha reconocido a la Junta de Gobierno de El Salvador. Este gesto de amistad de la Santa Sede sepamos interpretarlo como siempre se interpretan esos pasos diplomáticos del Papa: de querer mantener una amistad y poder salvar lo cristiano y bueno; porque con eso el Papa no se somete a ideologías extrañas sino que mantiene un canal por donde pueda llevar su propio pensamiento expresado con toda libertad. Allí recuerdo cuando el embajador ante la Santa Sede escuchó del Papa que la Iglesia reclamaba su libertad y que pedía también el respeto a la seguridad cristiana.
Me quiero alegrar con Monseñor Obando, Arzobispo de Managua, que al regresar de recibir su premio en Austria, celebró una misa donde hizo declaraciones que me parecen bien oportunas también para nosotros aquí en El Salvador. "Es necesario -dijo- que vivamos la vida no a manera de lagos, sino a la manera de ríos". Tengamos en cuenta la pintoresca geografía de Nicaragua, la tierra de los lagos y el obispo dice: "No hay que ser lago, el lago es egoísta, le gusta recibir del cielo la lluvia, de los ríos el agua, pero le gusta muy poco dar. Los ríos donde pasan, dejan algo de lo suyo y allí hay pan. Es necesario que en estos momentos estemos unidos en el trabajo de la reconstrucción; que nadie permanezca solo. Los árboles sólo se secan por el calor del sol. El viento los desnuda de sus hojas y sus ramas; en lugar de elevarse a las alturas se van inclinando paulatinamente hacia la tierra. No seamos árboles y plantas solitarias sino que estemos unidos, aunque seamos pequeños. Los gorriones y las golondrinas se unen para ponerse a salvo de las aves de rapiña..."
EN LA VIDA CIVIL
En la vida civil aquí en nuestro país, ya todos saben como se llegó a un acuerdo entre la Junta y el Bloque Popular Revolucionario, cómo se desalojaron los ministerios. Yo me alegro porque haya vuelto la tranquilidad a muchos hogares y volviera a repetir también que reconsideraran estas acciones que atropellan derechos humanos muy sagrados. Cuentan cosas que sucedieron allá adentro, yo no quiero juzgar. Solamente quisiera decir que si hay una comisión de hombres a toda prueba en la honestidad de la justicia, no solamente se dedicaran a estudiar los casos de los desaparecidos sino que también se llevara esa justicia al estudio de todas estas ocupaciones, secuestros, asesinatos, que ha habido tanto. Todo eso también tiene el mismo derecho que tienen los desaparecidos. Que se haga claridad... porque también nosotros, responsables de los templos, tendríamos mucho que reclamar y lamentar de las ocupaciones. Nos hacen mucho mal. Y vuelvo a repetir que mientras ya pueden gritar por las plazas, caminar por las calles, ya no es oportuno. Parece extemporáneo estarse refugiando en las iglesias. Se parecen a aquellos que ellos mismos critican cuando dicen que los curas solo están en las sacristías; ellos, también, están en las iglesias y no quieren salir de ellas...
Me alegro que por caminos de racionalidad y de diálogo se han solucionado conflictos laborales como los de los beneficios de café. ¡Qué hermoso fuera que de veras entráramos en fase de razón y de diálogo! Hablando se entienden los hombres, aunque tengamos posiciones muy distintas.
Quiero alegrarme con las actividades que dan síntomas de respiración. Algo nuevo hay en el país cuando sale un decreto disolviendo a ORDEN...; y cuando se tiene la valentía de decir en el periódico que su mantenimiento costaba ¢22.000 mensuales y que había también ciertas gangas de loterías, quién sabe cuántas cosas más. Yo quiero felicitar por esta medida que corta un tumor muy peligroso en nuestra patria. Ya era tiempo....
Yo quiero recordar a un año de distancia lo que escribí en mi tercera carta pastoral cuando hablaba del atropello al derecho de organizarse, sobre todo, entre los campesinos, y decía: "no podemos ignorar, aún sin entrar en mayores detalles, el trágico espectáculo que se está ofreciendo en el país entre organizaciones fundamentalmente integradas por campesinos y campesinas que luchan entre sí y que últimamente están en pugna violenta, lo más grave es que no son única o fundamentalmente ideologías las que han logrado desunirlas y enfrentarlas. No es que los miembros de estas organizaciones piensen en su mayoría de forma distinta sobre la paz, sobre el trabajo, sobre la familia, lo más grave es que a nuestra gente del campo la está desuniendo, precisamente, aquello que la une más profundamente: la misma pobreza, la misma necesidad de sobrevivir, de poder dar algo a sus hijos, de poder llevar pan, educación, salud a sus hogares. Lo que pasa es que para salir de esa misma miseria unos se dejan seducir por ventajas que les ofrecen organizaciones pro-gubernamentales, en las que a cambio se les utiliza para distintas actividades de represión que incluyen con frecuencia delatar, atemorizar, capturar, torturar y, en algunos casos y situaciones, asesinar a sus mismos hermanos campesinos. Otros militan en organizaciones independientes del gobierno u opuestas a él en busca de cambios más eficaces de su precaria situación".
Yo aquí aprovechaba para decir: que no se confundiera ni con una ni con otra la organización cristiana, la de las comunidades eclesiales de base. Estos grupos se reúnen para reflexionar la palabra de Dios y si es una palabra encarnada en la realidad, siempre despierta la conciencia cristiana del deber de trabajar por un país mas justo, según las opciones concretas políticas que le inspiren su misma fe y su conciencia.
Quiero decirles, hermanos, que lo de ORDEN era una tragedia, era una división trágica de nuestro campesino. Ojalá al alegrarme por esta medida del gobierno, no vaya a traer consecuencias crueles. Yo ya hice un llamamiento en el diálogo del miércoles, para que estuviera lejos el sentido de venganza. Hago un llamamiento a los miembros de ORDEN para que aprovechen este momento en convertirse, en reintegrarse a la sociedad y a todos, también, que los sepamos recibir. Como recibió el padre y el hermano al hijo pródigo, sepamos recibir a todos los que han tenido que ser causa del sufrimiento pero jamás la venganza, siempre el amor. Esto es lo que hace al cristianismo...
Por eso quiero alegrarme y felicitar al Señor Ministro de Agricultura y Ganadería porque promete garantizar la organización campesina. Si no es más que el cumplimiento de la Constitución, que defiende el derecho de organizarse... pero que ojalá esa pesadilla que nos ha hecho vivir ORDEN y sus privilegios oficiales, no se vuelva a repetir en nuestra historia.
Oímos los precios de los productos básicos del consumo popular. Yo pido a Dios que el cumplimiento de estas medidas tan sencillas, pero que tocan tan a fondo el corazón del pueblo, sepan encontrar eco en todos los salvadoreños. La orden de poner los títulos de los precios en las tiendas, hay que cumplirlo porque tristemente aquel dicho es una verdad: "hecha la ley, hecha la trampa", pero que el Señor no permita vivir extorsionando la miseria de nuestros pobres.
También oímos del salario mínimo para las cosechas y espero que pronto tengamos unas leyes salariales muy justas y equitativas. Yo también aquí hago un llamamiento a los productores que se han beneficiado durante todo tiempo de sus cultivos. Si vienen tiempos duros, confrontémoslos entre todos, pero ya no es tiempo de que existan unos privilegiados y otros que dan los privilegios a los demás, sino que todos sepamos comprender que el Dios que hace producir nuestros cafetales, algodoneras, cañales, etc., es el Padre de todos los salvadoreños. Tenemos que reflejar su providencia en la medida en que esté a nuestro alcance. El gobierno verá cómo organiza esto, pero por subsidios o por impuestos, quién sabe, allí no es papel de la Iglesia, pero la Iglesia, como voz pastoral si pide esa equidad, esa justicia para toda nuestra gente.
También se ha prometido la descentralización del poder municipal con respecto al gobierno central. Lo mismo la reorganización de los organismos estatales de promoción humana. Esperamos que estas promesas también se vayan cristalizando.
La comisión investigadora sobre los presos y desaparecidos políticos, ya está integrada, y ayer fue su primer día de trabajo. Ojalá, pues, las informaciones y todo lo que se necesita vaya siendo fruto de la colaboración de todos.
Sería bueno tener en cuenta que lo que hay que descubrir, ante todo, son los responsables principales de esas capturas... Los que mandaron, los que permitieron, incluso los que se solazaban, como un circo romano, en capturas, desaparecimientos, torturas, asesinatos; tienen que oír la voz de la justicia. Y me alegró mucho oír al Coronel Majano anunciar que estaban dispuestos hasta la misma extradición de los culpables...
A los Cuerpos de Seguridad les llamaría yo con el sentido de justicia y de fraternidad para todos sus compaisanos, los salvadoreños, que descubramos la verdad de este episodio tan triste de nuestra historia. Que se estimule la información, lo hemos venido repitiendo, de tal manera que si alguien culpable denuncia un hecho, encuentre en esa nobleza de su propia acusación también un estimulo. Esto es de justicia. También los que fueron capturados y torturados que no sólo se presten a levantar "show" o hacer manifestaciones demagógicas, sino que vayan al propio tribunal donde pueden hacer declaraciones a conciencia y con base jurídica para que también puedan hacer luz estas circunstancias.
Hablando siempre del saneamiento del ejército yo seguiría exigiendo, puesta mi confianza en la honestidad de la juventud militar que ha abierto este nuevo horizonte a la patria, que sepa mantener esa tónica.
Yo entiendo por purificación del ejército no el castigo a las bases sino, repito, el descubrimiento de los responsables de los actos de las bases, los cambios de ciertos mandos, si es que no están a tono con los ideales de una transformación del país. A este propósito quisiera rogar a la comisión, confiando siempre en su trabajo honesto, que hagan lo posible de ir informando de aquellos casos más urgentes como el que vengo denunciando ya tres semanas, el sacristán de Soyapango que no se ha sabido más de él y creo que ya está en este periodo nuevo en que la justicia tiene que brillar mejor que antes.
El Comité de Madres ha iniciado una huelga de hambre en el despacho del Sub-Secretario de Justicia, lo mismo que el Comité Pro-libertad de Presos Políticos en las gradas del Palacio Nacional. Estas peticiones son justas, pero sería también de cuestionarse sí son oportunas cuando ya existe un cauce como es el tribunal que se ha creado y donde se pueden ventilar estas cosas sin demagogias. Sería muy triste que se estuviera utilizando el dolor de las madres y de los desaparecidos para finalidades políticas, sería un atropello al dolor si se trata de manipular una cosa tan santa como ésta. Digo, pues, que si hay cauces legales está buena la presión pero una presión que sea racional y que no sea un manipuleo de carácter indigno...
Por su parte, la Iglesia a través de su dependencia del Socorro Jurídico, está prestando todo su servicio. Hemos recibido una carta de la Comisión Especial Investigadora en la cual le piden al Socorro Jurídico toda su colaboración y le ofrecen asimismo también todo el apoyo de la comisión a las labores del Socorro Jurídico. Lo cual me agrada mucho, que al fin el gobierno haga honor a un servicio que nuestra Iglesia ha prestado precisamente a los pobres más necesitados.
Socorro Jurídico está tramitando una serie de cartas que me han llegado en que se denuncian en este nuevo respiro en que ya se puede hablar un poco más, la situación de muchos que habían desaparecido y que por miedo no se habían denunciado. En Socorro Jurídico, que tiene una página en Orientación, están todos estos casos y yo suplico que si hay asuntos de esta clase, se entiendan con nuestro Socorro Jurídico, como es el caso del jovencito Humberto Antonio Lemus Molina, capturado el 4 de noviembre en Mejicanos y el conflicto laboral de APEX, que ya lleva dos meses sin una solución razonable.
Ha habido varios pronunciamientos, los cuales indican un despertar de conciencia en el sector profesional y otros sectores del pueblo. Los ingenieros mecánico eléctricos e industriales, los odontólogos, los juristas de Oriente, etc. Me quiero referir de manera especial al de los médicos aunque ya hice alusión a él, pero para apoyar nuevamente sus consideraciones en que quieren una mejor salud del pueblo. Yo también les invito a que revisen todo el cumplimiento de su ética profesional, que cuiden la vida antes que quitarla en el servicio; sobre todo, me alegró mucho cuando el Señor Ministro de Salud ha declarado que no se impondrá un sistema de anticonceptivos sino que simplemente se dará información y se respetará la libertad de la mujer y de la familia. Me parece que es un gesto muy cristiano y muy patriótico ya que basta lo que dijimos en alguna ocasión usando las palabras de un estudiante de medicina de la universidad: "Se está castrando a nuestro pueblo". Ojalá que los médicos y el Ministerio de Salud aseguren también este aspecto de la salud de nuestro pueblo. Por mi parte, como pastor, quiero decir a los responsables de la procreación, hombres y mujeres, que tengamos en cuenta lo que el Papa ha dicho: "el autocontrol como virtud"; que ya es suficiente el espectáculo de tantos hijos sin padre y también el tremendo problema de nuestra densidad demográfica.
Refiriéndome a la proclama de la comisión de Derechos Humanos, yo creo que salen muchas proclamas de derechos humanos, pero hay una palabra que yo quisiera precisar. Dice que estos planteamientos configuran un marco legítimo para el desarrollo de un proceso insurreccional en el cual irrumpe la fuerza armada justificando la constitucionalidad de su acción, lo cual no agota el derecho que sigue vigente para el pueblo, dado que las condiciones que fundamentan el derecho de insurrección no han desaparecido. Me parece que es muy peligrosa esta apreciación y yo no estoy de acuerdo con esto. El derecho de insurrección existe en el pueblo siempre que se han agotado todos los medios pacíficos de negociación y cuando el mal que se prevé no va a ser más grande que el mal que se trata de evitar. Existía, lo he dicho yo también, un derecho de insurrección y la fuerza armada lo usó legítimamente cuando ha abierto un nuevo compás en que cabe una negociación racional y pacífica. Creo que el derecho de insurrección no existe hasta que se agote esta capacidad de dialogar... En esto, como mensajero de la paz y temeroso ante una tragedia sangrienta, me parece que es muy peligroso estar fomentando un derecho de insurrección cuando no existe prácticamente porque ahora se abre al diálogo, se ofrecen las perspectivas que el pueblo necesita. Lo que yo llamaría es a una presión política, social, para que estas promesas se hagan realidad pero de ninguna manera creo que sería legítima en este momento una insurrección sangrienta.
Por último quiero alegrarme con la liberación de los secuestrados don Luis Escalante Arce y los dos norteamericanos McDonald y Buchelli y al mismo tiempo lamentar que sigan en el cautiverio el Señor Jaime Battle y el Señor Jaime Hill. En nombre de estos derechos humanos que hemos estado defendiendo, yo hago un llamamiento nuevo a los captores de estos dos hermanos nuestros para que les den pronto la libertad que tanto necesitan ellos y sus familiares.
Voy a terminar, queridos hermanos, haciendo una síntesis de todas mis perspectivas. Un obispo no es un político, ni un politicólogo sino un pastor. He recibido ciertas críticas y he recibido también juicios hasta irrespetuosos de algunas manifestaciones como si yo tuviera una participación política en la coyuntura actual del país. Quiero decir que la perspectiva mía es pastoral y evangélica. Anunciar el Reino de Dios y aprobar todo lo que está en sintonía con Él y denunciar el pecado y lo que se opone al Reino de Dios. En esta nueva coyuntura, el juicio mío sigue siendo pastoral, animar una esperanza que yo sinceramente entreveo. Ha sido mi trabajo siempre mantener la esperanza de mi pueblo. Si hay una chispita de esperanza, alimentarla es mi deber y creo que todo hombre de buena voluntad tiene que alimentarla...
Mi juicio no es político ni mucho menos oportunista, la Iglesia no vive de coyuntura sino de la gran utopía, más allá; por más perfecto que sea un sistema político, la Iglesia no se identifica con él. Siempre lo critica para que sea mejor y por eso la coyuntura actual no absorbe a la Iglesia. Cuando algunos han dicho que ya la Iglesia no tiene nada que decir, que ya traiciono al pueblo, la están calumniando los que no son capaces de poner nuevas perspectivas a nuevas coyunturas y quieren encajonar... las opciones concretas en política; el pueblo debe ser el artífice de su propia sociedad. Ustedes tienen que darse la sociedad que ustedes quieren: democrática, socialista, comunista; son ustedes el pueblo. Por eso, lo que yo hago aquí es un reto a la creatividad política del pueblo. A las organizaciones que sepan hablar lenguajes políticos, que sepan hacer presiones racionales, inteligentes; un lenguaje de la violencia provoca la represión, lo mismo que... no es esta una hora de guerrilleros. Hoy la guerrilla y todo aquello que siembra violencia, clandestinidad, está fuera de puesto cuando se le está llamando al diálogo abierto. La Iglesia ha tenido un papel supletorio, ha sido voz de los que no tienen voz pero cuando ya pueden hablar, son ustedes los que tienen que hablar, la Iglesia calla...
Yo hago un llamamiento fervoroso a todos los que pueden colaborar en la educación política del pueblo, a la organización, no sólo a las que existen. Sean creativos, que haya otras cosas, otras voces, enriquezcamos entre todos el proceso liberador de nuestro pueblo. No interesan las personas sino el proceso de una liberación a nuestro pueblo. La Iglesia comprende los esfuerzos de la liberación inmanente de todos estos movimientos pero está mucho más amplia. Ella, desde su perspectiva de trascendencia, sabe dar al pueblo la medida justa de todos los esfuerzos.
Por eso, termino por donde iba nuestra homilía, lo que verdaderamente hará libre a nuestro pueblo serán esas tres fuerzas cristianas: el espíritu de pobreza, cuanto más desprendidos seamos y menos idólatras de la tierra, seremos más libres para capacitarnos a las luchas de la libertad por nuestro pueblo; segundo, el sentido de Dios, nuestro pueblo es muy religioso y quienes le quieren dar una política atea, unas estrategias sin Dios y sin su ley, no están a tono con nuestro pueblo. Nuestro pueblo cree en Dios y cuanto más nos abramos al absoluto divino, seremos más capaces también de dar una respuesta a la tierra como Cristo que supo ser el gran libertador porque su corazón estaba muy hundido en su Dios. Y, tercero, una gran esperanza en la muerte y en la resurrección de Cristo en la cual recobran valor liberador todos nuestros dolores, enfermedades, sufrimientos, la misma muerte. Morir en Cristo, vivir en Cristo, es el secreto del verdadero liberador. Así sea...
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