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El hombre en el mundo, un desafío de conciencia
Comunicado
El hambre es hoy el principal problema del mundo. La Cumbre de Roma
convocada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO), trató de hacer frente a este problema, pero
según los resultados, fue un fracaso. No abordó en profundidad el
sistema alimentario mundial que favorece la especulación y beneficia
sólo a las grandes corporaciones. Los intereses de los países ricos no
permitieron dar pasos hacia soluciones reales para acabar con el
hambre en el mundo.
La declaración final quedó sólo en buenas intenciones con compromisos
mínimos: "luchar por todos los medios para erradicar el hambre",
"invertir en el sector agrícola", "buscar un comercio más justo", pero
sin ofrecer los medios para lograrlo.
1. La realidad del hambre
La realidad es cruda e hiriente. Es necesario conocerla para
cambiarla. Los datos son cada vez más desafiantes. Cada día mueren
70.000 personas por hambre en el mundo. Cada cinco segundos muere de
hambre o por sus secuelas inmediatas un niño menor de diez años. Más
de 6 millones de niños murieron en 2007. Hay 854 millones de seres
humanos viviendo en situación de hambruna (1). En el tiempo que se
tarda en leer esta declaración habrán muerto alrededor de 300 personas
de hambre, la mayoría niños.
A todo esto hay que añadir los millones de personas que se encuentran
en una situación de desnutrición crónica. La ONU señala que 2.200
millones de seres humanos, es decir uno de cada tres habitantes del
planeta viven en estado de desnutrición crónica. Según Ziegler, el
número de víctimas de la desnutrición crónica aumentó en la última
década en 28 millones, mientras que, paradójicamente, al mismo tiempo
aumentó la renta mundial en un 2,5% anual (2).
El mayor número de personas hambrientas, 515 millones, viven en Asia,
donde representan el 24% de la población total. Pero si hablamos de la
proporción de las víctimas, el precio más alto lo paga el África
negra, donde hay 186 millones de seres humanos en situación de
hambruna permanente y severa, es decir, el 34% de la población total
de la región. La mayoría de estas personas son niños.
Un niño privado de la alimentación adecuada desde que nace hasta los 5
años, padecerá las secuelas durante toda su vida. Privados de
alimento, sus células cerebrales habrán sufrido daños irreparables. El
hambre y la desnutrición crónicas constituyen una maldición
hereditaria. Todos los años, cientos de miles de mujeres africanas
severamente infraalimentadas ponen en el mundo a cientos de miles de
niños afectados por la desnutrición y el hambre.
La situación de hambruna permanente explica el fenómeno migratorio del
sur hacia el norte. Los latinoamericanos, magrebíes y subsaharianos no
emigran hacia Estados Unidos, Canadá o Unión Europea por gusto. El
hambre los empuja a abandonar su tierra en busca de mejores
oportunidades de vida. Sólo en Estados Unidos hay un promedio de 36
millones de emigrantes. A nivel mundial sobrepasan los 100 millones.
Las estadísticas son frías. Pero el drama humano está ahí. Es el
sufrimiento y la angustia lacerante que tortura a cualquier ser humano
ver morir de hambre a un miembro de la familia. Hombres, mujeres,
niños y ancianos que al despertar por la mañana no encuentran qué
comer. Vivir en esa angustia es, seguramente, todavía más terrible que
soportar cualquier otro dolor.
La muerte por hambre ocurre en una especie de normalidad estática,
todos los días, en un planeta desbordante de riquezas. Jacques Diouf,
dirigente de la FAO, constata que en el estado actual de desarrollo de
las fuerzas agrícolas de producción, el planeta podría alimentar sin
problemas a 12.000 millones de seres humanos, es decir, el doble de la
población mundial actual (3).
Esta masacre cotidiana por el hambre no obedece a ninguna fatalidad.
Detrás de cada víctima hay un asesino.
2. Causas del hambre
El orden mundial actual, (que más que orden podríamos llamar
?desorden?), expresado en el capitalismo neoliberal, es injusto,
inhumano y salvajemente criminal. La ecuación es simple: quien tiene
dinero come y vive, quién no lo tiene sufre, pasa hambre y muere.
Cualquier muerte por hambre es un asesinato, del cual el primer mundo
y los poderosos de los países del sur son responsables.
No se puede luchar contra el hambre y la pobreza sin cuestionar las
causas que los provocan. Partimos con este interrogante: ¿Cómo es
posible que con la ayuda extranjera, además de los préstamos
internacionales, haya aumentado de forma espectacular la pobreza y el
hambre en los países del sur? Las causas son múltiples.
* En primer lugar señalamos la injusta distribución de la riqueza
debido a las relaciones de explotación Norte-Sur, que con la
imposición de la globalización neoliberal, se agudiza aún más la
brecha entre el mundo rico y el mundo pobre.
* En este sentido sobresale el papel de las grandes corporaciones
o compañías trasnacionales de los países ricos que, como aves de
rapiña, caen sobre los países del sur para explotar y saquear su
materia prima. Muchos países del Sur son ricos en minerales y
productos agrícolas, pero esta riqueza es explotada por las
multinacionales del Norte. Por ejemplo, en Guatemala, la multinacional
canadiense Montana se lleva el 99% de la producción de oro, dejando
para el país el 1%. Las trasnacionales son atraídas por los ricos
recursos naturales, el alto rendimiento debido a los bajos salarios y
la casi ausencia de impuestos, regulaciones medioambientales, derechos
laborales y costos de seguridad laboral. Entre el débil y el fuerte la
libertad económica oprime.
*Desplazamiento de las poblaciones locales de sus tierras y el
saqueo de sus fuentes de autosuficiencia por las empresas que crean
mercados de trabajo saturados de gente desesperada y forzada a vivir
en villas miseria y a trabajar duro por salarios de hambre, violando a
menudo las leyes de estos países sobre el salario mínimo.
* El comercio injusto y especulación financiera de los alimentos
y de la producción agrícola. Por ejemplo, el 55% de la producción de
trigo está controlada por la especulación (4).
* La deuda externa que actúa como un instrumento de sumisión de
los países del norte sobre el sur. Estos países se ven obligados a
recortar los servicios públicos para ir pagando la deuda. Por ejemplo,
un país pobre solicita un préstamo al Banco Mundial (BM) para el
fortalecimiento de algunos aspectos de su economía. Si no puede
devolver los altos intereses, se verá forzado a pedir un nuevo
préstamo, pero esta vez al Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero
el FMI impone un programa de ?ajuste estructural?, que asigna a los
países la concesión de exenciones fiscales a las transnacionales, la
reducción de los salarios, la no protección de las empresas locales de
las importaciones extranjeras. Se presiona para que privatice su
economía y venda a precios escandalosamente bajos sus minas y
servicios públicos a las empresas privadas. Estos países son forzados
a abrir sus bosques y sus tierras en beneficio de explotaciones
mineras a cielo abierto, sin el menor miramiento del daño ecológico
que pueda causarse. Las naciones deudoras también deben recortar los
subsidios para salud, educación, seguridad alimentaria, protección
medioambiental, con el objetivo de gastar menos en su gente y para
disponer de más dinero para satisfacer los pagos de la deuda (5).
* Los monocultivos en los países del sur (por ejemplo café, caña
de azúcar, cardamomo?), lo que requiere grandes cantidades de
pesticidas, reduciendo cada vez más las áreas cultivadas de cientos de
variedades de cosechas que tradicionalmente servían de alimento a la
población local.
* La utilización de agrocombustibles para la producción del
etanol que so pretexto de contaminar menos el ambiente, reduce la
producción agrícola con fines alimentarios. Amplias zonas que antes se
dedicaban al cultivo de cereales para el consumo, ahora se destinan
para la producción de biocombustibles.
* La carrera armamentista. Los gobiernos del mundo en el año 2007
gastaron 1,3 billones de dólares en armas , un 6% más que el año
anterior (6). El gasto militar a nivel mundial aumentó el 49,2% en la
última década. Sólo Estados Unidos representó el 46% del gasto militar
en todo el mundo, seguido por el Reino Unido, China y Francia. España
ocupa el decimoquinto lugar en la lista de los países con más gasto
militar. En el mundo se gasta 190 veces más en armas que en combatir
el hambre.
* El excesivo gasto consumista del primer mundo (el 20 por ciento
la humanidad consume el 73 por ciento de los recursos del planeta,
mientras que el 80 por ciento del sur sólo tiene acceso al 17 por
ciento). La sociedad de bienestar del primer mundo tiene más de lo que
necesita. La socióloga noruega Harlem Bruntland ha investigado y
demostrado que si los siete mil millones de habitantes del planeta
consumieran lo mismo que los países desarrollados, harían falta diez
planeta como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades (7). En
realidad lo que a unos les sobra a otros les falta.
* El cambio climático que en algunas regiones del planeta provoca
grandes inundaciones y en otras persistentes sequías. El sistema
neoliberal se desarrolla destruyendo la naturaleza. Pues su criterio
es producir y consumir cada vez más sin medir las consecuencias
medioambientales.
* La explosión demográfica es otro de los elementos a tener en
cuenta. Sin embargo, dijimos que el planeta, con la producción
existente, tiene capacidad para alimentar a 12.000 millones de
personas. En la actualidad no llega a los 7.000 millones. La tierra
tiene suficiente riqueza para alimentar a todos sus habitantes. "La
tierra da lo suficiente para satisfacer las necesidades de los
hombres, pero no su ambición", señalaba Gandhi.
3. Alternativas
No basta conocer la realidad y las causas de la pobreza y del hambre.
Es necesario, sobre todo, proponer alternativas que conduzca a un
cambio eficiente. Entre otras, señalamos:
* En primer lugar, el desarrollo de la conciencia ética y de la
sensibilidad frente al dolor de millones de hombre y mujeres,
particularmente niños que sufren y mueren de hambre, a través de los
medios de comunicación, la educación formal y no formal. Generar,
asimismo, una conciencia nueva de solidaridad a todos los niveles y de
ciudadanía universal.
*Desarrollo de la cultura de la austeridad. Se trata de consumir
menos, no derrochar sobre todo en la alimentación, para que otros
puedan vivir con dignidad. Esto está exigiendo una revolución ética y
espiritual que las iglesias, movimientos sociales, organizaciones
populares, ong,s, medios de comunicación? deberían priorizar en su
práctica y discurso.
* La solución al problema del hambre en el mundo no va a llegar
por la simple ayuda humanitaria, que en casos concretos y puntuales
será muy necesaria, sino por cambios estructurales en los países del
sur, pues son naciones ricas llenas de empobrecidos a causa de la
injusticia.
* Exigir a las instituciones del Estado que aporten el 0,7 del
PIB. La cooperación es necesaria, pero debe ser siempre complementaria
a la lucha contra la deuda externa, a las exigencias de un comercio
mundial justo y de unos mercados financieros regulados
internacionalmente. El gobierno de España, en este sentido, se
comprometió en la Cumbre de Roma a destinar 500 millones de euros en
cuatro años para paliar la crisis. Pero esto sería insuficiente si no
se afronta seriamente las causas estructurales del hambre y el
subdesarrollo.
* Implementar políticas de ayuda, de manera que éstas fortalezcan
las economías locales en lugar de debilitar las iniciativas
comunitarias autóctonas. La ayuda humanitaria en general puede
desalentar a los productores locales y crear dependencia e incluso
puede favorecer a los intermediarios y generar corrupción.
* Mayor control de la especulación de los productos alimentarios
por parte de los Estados y de las empresas que operan en el sur, para
que dejen de lucrar descaradamente con sus materias primas y de
explotar la mano de obra barata de sus gentes, y prioricen el
desarrollo sostenible de los pueblos del sur (8). Supresión del IVA a
los productos de la canasta básica.
* Insistir en la creación de un tribunal internacional que haga
justicia a los hambrientos, defienda su derecho a la alimentación,
reconozca el derecho a producir sus alimentos y obtenerlos a un bajo
costo y proteja el derecho a la vida. Es evidente que una política
económica, social y financiera que cumpliera al pie de la letra todos
los derechos humanos, políticos y civiles, económicos, sociales y
culturales, individuales y colectivos, rompería tajantemente el orden
absurdo y mortífero del mundo actual y necesariamente originaría una
distribución más justa de los bienes, satisfacería las necesidades
vitales de las personas y las protegería del hambre.
* Apoyo a las organizaciones y movimientos que luchan por un
cambio socio-económico profundo en las leyes y en la estructura
nacional, en orden a la búsqueda de mayor justicia y equidad.
* Apoyar las iniciativas del Comercio Justo que ya se está
desarrollando en algunos países entre el sur y el norte.
* Sumarse a la red internacional de resistencia y alternativas a
la globalización del mercado, sobre todo ofreciendo resistencia a la
implementación de los agrocombustibles a expensas de la producción
agrícola para la alimentación. Y Apoyo a la resistencia al pago de la
deuda externa de los países subdesarrollados.
* Oponerse organizada y enérgicamente a toda carrera armamentista
y a toda intervención militar, incidiendo en los respectivos gobiernos
para que abandonen esta absurda e inhumana política. Es por eso que
condenamos enérgicamente la guerra de Estados Unidos y sus aliados en
Irak, las guerras en diferentes regiones de África auspiciadas por
intereses económicos y estratégicos de las grandes potencias, las
agresiones de Israel contra el pueblo palestino. Nos oponemos a la
OTAN porque ésta es una iniciativa de los países poderosos para
justificar el armamentismo y el control geopolítico y económico del
mundo por medio de la fuerza militar. Al mismo tiempo, generar un
movimiento de desarme y desmilitarización de las conciencias en la
sociedad civil. Este es el desafío que tenemos de cara al futuro para
recrear un mundo nuevo de vida digna, paz y bienestar para todos.
Comité Óscar Romero de Murcia
Asociación Amigos de Guatemala
Comunidades Cristianas Populares. Murcia
Murcia, junio 2008
Las organizaciones que lo deseen pueden adherirse comunicándolo a:
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