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Homilía de la Eucaristía de conmemoración de los XXXIV aniversario del martirio del obispo Oscar Romero.
Homilía de la Eucaristía de conmemoración de los XXXIV aniversario del martirio del obispo Oscar Romero.
24 de marzo de 2014.
Universidad Alberto Hurtado.
P. Hernán Leemrijse.
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Celebramos 34 años del Martirio de Mons. Romero.
Celebramos 34 años de presencia en su pueblo.
Celebramos 34 años de recuerdo de su vida y muerte en Chile.
Celebramos 34 años de solidaridad con América Latina.
Celebramos 34 años esperando su reconocimiento oficial.
Celebramos 34 años en medio de nosotros.
Hermanos, Hermanas: Parece casi un ritual el 24 de marzo la memoria del Arzobispo Oscar Arnulfo Romero. Año tras año nos reunimos para recordar a este hombre que dio su vida por su pueblo. Pero ¿porqué?. Hay varios obispos, incluso obispos-mártires, que merecieran este honor. Buscando respuestas me encontré con una homilía del padre Esteban Gumucio en el XIII aniversario del martirio Romero, creo fue en la iglesia del Colegio de los Sagrados Corazones, donde él hizo la misma pregunta. Consta que Mons. Romero fue un verdadero mártir, viviendo previamente su martirio en su corazón de hombre honesto, hombre de fe, que asume y comparte el martirio de su pueblo.
La segunda razón para el p. Esteban fue que Mons. Romero fue un gran obispo, un pastor para nuestros días, que asumió un punto muy destacado en el Concilio Vaticano II: la convicción que la Iglesia no es para sí misma, sino para el mundo. Recordamos que en19 93 estábamos en el pontificado de Juan Pablo II.
Mons. Romero fue y es una figura latinoamericana. En sus apenas tres años de pastoreo logró sobresalir desde el pequeño pueblo centroamericano hacia una transformación en figura continental. Entiéndeme bien: no quiero menospreciar al pueblo Salvadoreño. Monseñor fue y sigue siendo el pastor de este pueblo y gracias a este pueblo Salvadoreño tenemos ahora un pastor continental y universal.
Cuando escuchábamos las palabras de Mons. Romero en su última homilía, que muchos de Uds. han escuchado ya varias veces, escuchábamos sus palabras como un testimonio de fe y de entrega y de fe a un Dios de vida. Igual que Jesús, que fue rechazado por su propio pueblo.
Hermanos, Hermanas: leyendo y escuchando sus homilías, vemos que Mons. Romero creció en su fe y en su seguimiento de Jesús. El entendió que compartiendo su fe con su pueblo, él mismo creció en la fe frente a su creador. Creo que éste es el mensaje de este hombre sencillo y cercano. Su cercanía con Jesús y su profunda fe en El y en su pueblo. ”La vida de Jesús y que Romero imitó, no estuvo centrada en sí mismo, sino en sus ámbitos, comenzando por lo elemental que es la comida, la salud, la vivienda, la educación, el trabajo y una vida digna para todos” , como el mensaje del Comité Romero de Chile nos indica.
Los próximos días, en la Semana Santa, vamos a recordar este sacrificio de Jesús, no como un hecho histórico del pasado, no como un homenaje a nuestro fundador, sino que Cristo sigue sufriendo en nuestro pueblo, Cristo sigue muriendo en nuestras poblaciones. Pero también tenemos la seguridad que va resucitar. Nuestro papel es apoyar este proceso para que Cristo siga viviendo en medio de nosotros, para que hagamos un mundo más humano, más cristiano.
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