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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 19
Escuchemos a Monseñor Romero :
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318. La pobreza es una denuncia
El 17 de febrero de 1980 Monseñor Romero, al comentar las bienaventuranzas del Evangelio de Lucas, se pregunta: “¿Por qué existen (los pobres)?” Una pregunta muy peligroso. Ya Helder Camara en Brasil había dicho que al dar de comer de un pobre me llaman santo, pero si pregunto porqué tiene hambre me acusan de ser comunista. Por eso Monseñor Romero hace una pregunta tremendamente peligrosa, evangélicamente peligrosa. Y encuentra respuestas en el mismo Evangelio de Lucas: los ricos, los que están “saciados”, los que se ríen, o a los profetas que responde a la pregunta peligrosa: los que juntan terrenos y se adueñan del país. Podemos añadir: los que roban los bienes del estado, sea via la privatización corrupta de las empresas estatales, vía las leyes injustas, via la impunidad institucionalizada,…
“Los que han hecho el gran malestar en el país son los que han hecho posible tan horrorosa injusticia social en que vive nuestro pueblo”. Más claro no se puede decir las cosas. La pobreza es una denuncia de la riqueza. Un empleado con salario mínimo escandalosa (o aún menos) es una denuncia de la riqueza de los empleadores que defienden a capa y espada (para no decir otras cosas) sus sagrados derechos de obtener enormes ganancias.
La pobreza es una denuncia. Pero esa denuncia no llega a los medios de comunicación o si llegan no los toman en serio. Esa denuncia exige micrófonos, exige denunciadores/as con valor, energía para hacer proféticamente esas preguntas peligrosas y para contestar a cabalidad. Monseñor lo dijo en varios momento: hay que arrancar de raíz esas estructuras injustas. Esas denuncias exigen profetas y pastoras valientes (como fue Monseñor Romero) para darle voz al grito de nuestro pueblo.
Vamos para la navidad: la TV, los mercados, centros comerciales,…. presentan la bondad de las compras navideñas, iniciando con “black friday” (black weekend..), los bienes del dios consumo, las luces que deben esconder la pobreza, la ciudad embellecida (¿?) con adornos y mensajes navideños como la estrella de Texaco sobre el árbol de Navidad. Tantas manipulaciones conscientes de los símbolos tradicionales de una cultura católica, en función de los ricos. Un país va bien si los grandes negocios logran vender y vender lo que ellos quieren, no lo que el pueblo “necesita”. La pobreza es denuncia.
En nuestras CEBs se tomó la decisión de vivir este año una Navidad desde la pobreza liberadora. Revisar lo que vamos a gastar, para apartar conscientemente una parte y así poder compartir con familias más pobres que nosotros. En nuestra eucaristía de diciembre aportaremos solidariamente: Navidad compartiendo con otros pobres, como signo de la mesa común del Reino de Dios.
319. Los pobres y la Iglesia
“Los pobres han marcado … el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia que no es une a los pobres para denunciar, desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es verdadera iglesia de Jesucristo.”
No es demás recordar las palabras de Jesús: felices los pobres, llevar buena nueva a los pobres, está en quien tiene hambre y sed,… y tantos textos de los Evangelios. Monseñor lo dice de una manera clara para nosotros hoy: Una iglesia que no se une a los pobres, una iglesia que no denuncia desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es verdadera Iglesia de Jesús. Pregunta es ¿qué quiere decir Monseñor Romero con “unirse a los pobres”?
En primer lugar menciona Monseñor es unirse a ellos “para denunciar” las injusticias que sufren. Y añade que debe denunciar desde los pobres. Me parece que las Iglesias nos quedamos muy cortitas frente a estas exigencias. A veces se oye una voz (débil) del arzobispo o un delegado. A veces se oye una palabra desde las Iglesia en FCLAI. A veces una voz desde las CEBs. Pero todo sigue siendo muy débil, demasiado débil frente a las tremendas injusticias que sufren las mayorías pobres en nuestro(s) pueblo(s). La explotación (a todo nivel) es un crimen. Pensemos en las maquilas, en las fábricas, en todas las empresas subcontratadas para prestar servicios, en el trabajo doméstico de “la muchacha”, en los/as cortadores/as de café y caña, …. Padre Ernesto Barrera (acabamos de recordar su martirio) era un ejemplo de pastoral obrera. Monseñor lo había enviado a trabajar pastoralmente con obreros/as. ¿Y hoy? ¿De qué manera las iglesias estamos presentes en el espacio del trabajo (tan explotador)? No es así nomás que Monseñor pide que denunciemos desde los pobres. Es decir, no tanto desde el púlpito, sino desde el lugar de las y los pobres. ¿Pero estamos las Iglesias en “el lugar de las y los pobres”? Y aún más: ¿las y pobres tienen voz y voto en las asambleas de las Iglesias? ¿Son de verdad el centro de las Iglesias para poder denunciar desde ellos/as las injusticias?
320. Una Iglesia codo a codo con el pobre
Jesús se hace “humano” y se hace “pobre”.. Pronto volveremos a celebrar el misterio de la encarnación, la Navidad. A dos meses de su martirio, Monseñor Romero nos exige ser una iglesia “codo a codo con las y los pobres” y serlo “de veras”, es decir, no a medias, ni solo en palabras, sino en los hechos. Una Iglesia así, solo puede ser una Iglesia pobre entre los pobres, así como el mismo Jesús era pobre entre los pobres de su tiempo. Solamente compartiendo la vida de las y los pobres, se podrá descubrir el verdadero rostro de Jesús, de Dios hecho humano y hecho pobre. El misterio de la encarnación solo se podrá vivir en el encuentro “codo a codo” con las y los pobres de nuestro pueblo.
Navidad no tiene que ver nada con las luces camperos y otros, ni con los árboles de la San Martín, ni con la estrella de Texaco, ni con pesebres “bonitos”. Recuerdo que con Navidad 1977 en un pueblo en Guatemala, para iniciar la eucaristía de media noche del 24 entré a la Iglesia junto con una pareja joven indígena con su niño recién nacido. A la par del altar estaba como “pesebre” una chozita que reflejaba la “vivienda” de una familia chortí pobre en el campo. Ahí estaba la pareja con su niño… No se podía expresar mejor lo que la encarnación significa, donde hay que buscar al Jesús recién nacido, donde estará la verdadera estrella…… (por supuesto hubo mucha reacción de rechazo por figuras de la población ladina). Una Iglesia “codo a codo con las y los pobres” debe asumir la vida y la causa de las y los pobres, debe compartir solidariamente sus luchas, sus denuncias, fortalecer sus esperanzas y ser parte activa de su camino a andar.
321. Anunciar la buena nueva.
La buena nueva anunciado a las y los pobres debe ser la buena nueva a los ricos: conviértanse al pobre para compartir con él los bienes del Reino de Dios, que son “de los pobres”.
Me pregunto. ¿Qué mensaje navideño se dará dentro de unos días en las Iglesias de clase media y clase alta? Para Monseñor Romero la buena nueva de liberación, de vida, de alimentación, de salud, de educación, de trabajo con salario digno, de seguridad,… debe ser la única buena noticia para las y los ricos: compartan. En otra oportunidad dijo de manera fuerte y simbólica: Quitense los anillos!! ¡Qué escándalos estamos viendo estos días con las casas de lujos de los ex funcionarios, de los lujos en la vida en la asamblea y la corte suprema de justicia ,… Y apenas se ha develado una esquinita de los resultados espantosos de las más grandes injusticias que sufren las y los pobres en nuestro pueblo.
Ojalá que en las Iglesias con esta navidad ya no solo estemos “celebrando”, que no sea un “cumpleaños del niño Jesús”, sino que se viva la Navidad en la vida de las y los pobres. En nuestras CEBs (de familias y miembros pobres) surgió la idea de vivir una experiencia navideña de “pobreza liberadora”: compartir realmente algo en serio de lo que podríamos “consumir” con Navidad, con familias más pobres que las nuestras. Retomar algo de nuestros ayunos solidarios en la cuaresma y concentrarlo en una vivencia de una verdadera “navidad”. Solamente en el encuentro con las y los (más) pobres, encontraremos a Dios hecho “humano”, “pobre”: Jesús de Nazaret. Que nuestros hechos sean “buena nueva” para aquellos que solo deben escuchar malas noticias y vivir las peores realidades.
322. Las denuncias de los profetas
Monseñor retoma en esta cita las voces de los profetas del Antiguo Testamento y denuncia la clase dominante en nuestro pueblo:
- los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias
- los que amontonan violencia y despojo en sus palacios
- los que hacen que se acerque un reino de violencia acostados en camas de marfil
- los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo para ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país.
Con palabras antiguas pero muy claras, Monseñor denuncia los abusos graves en contra del pueblo. Son palabras muy actuales. ¿Ojalá que en las Iglesias habláramos de esta manera y con esta fuerza? ¿Por qué los grandes pastores tienen miedo para desenmascarar los lujos espantosos como robo al pueblo, como escándalo, como pecado mortal? Ser buena noticia para las y los pobres y denunciar desde y con ellos/as las injusticias (ver la cita anterior) exige enfrentarse con el poder y la riqueza de la clase dominante en el país y el mundo. Monseñor dice que lo que expresan los profetas es una realidad cuya crueldad e intensidad ve vive a diario. ¿Dónde se oye hoy la voz profética en defensa de las y los pobres y sus legítimos derechos fundamentales? ¿Sería que las y los pastores de las grandes iglesias (ahí donde llegan los ricos y poderosos) tienen miedo para llamar a la conversión como lo hizo Monseñor? ¡Quítense los anillos!
323. La Iglesia sufre el destino de los pobres
Siempre en la misma homilía del 17 de febrero de 1980, Monseñor Romero también hace referencia a las consecuencias de ser Iglesia “codo a codo con las y los pobres” y de ser una Iglesia profética valiente: la persecución. La iglesia que asume la causa de los pobres, asume también el destino de los pobres. No pocos sacerdotes, religiosas, catequistas, animadores/as de comunidades, comunidades enteras, han mezclado su sangre con las masacres del pueblo. La Iglesia de Monseñor Romero llevaba “la marca de la persecución”, porque estorba. “No se quiere escuchar la voz que reclama contra la injusticia”.
Podemos preguntarnos: ¿Por qué no se persigue hoy a la Iglesia, a las Iglesias? ¿Sería que no estorbamos a la clase dominante? ¿Sería porque no somos luz y esperanza para nuestro pueblo empobrecido, para los sectores excluidos? No es que estemos viviendo en un “paraíso” de justicia, verdad, libertad, fraternidad solidaria y vida. ¿Qué está sucediendo con las Iglesias, con las comunidades eclesiales de base y las congregaciones? ¿Por qué hoy no “sufrimos el destino de las y los pobres”? Monseñor pone el dedo en la llaga de la vida de las Iglesias. No podemos escapar!!!
324. El pecado
Partiendo de la seguridad que “pecado es aquello que dio muerte al Hijo de Dios”, Monseñor Romero lo amplía diciendo: “pecado sigue siendo aquello que da muerte a los hijos de Dios”. Es una verdad fundamental de la fe cristiana. Luego Monseñor hace referencia a la estructura de pecado que provoca la muerte de tantos hijos/as del pueblo, esa muerte lenta de la opresión y la explotación estructural, pero también la muerte rápida de los asesinatos.
Es evidente que las pandillas de hoy son estructuras violentas y creadoras de violencia que arranca a no pocos niños, jóvenes y adultos jóvenes en la crueldad de la espiral de la violencia. Sin embargo Monseñor Romero les diría hoy que también ellos son “hijos de Dios”, que necesitan nuestro respeto por su vida. Me da cada vez más cólera leer en los periódicos o escuchar radio y TV que tantos criminales o terroristas fallecieron en enfrentamientos con la policía. La PNC (muchos de ellos también amenazados) empezó a actuar como fuerza represiva con derecho a matar. “No matar” “Dejen de matar”. … son hermanos de nuestro mismo pueblo!!!!!
La denuncia del pecado estructural (las injusticias hechas estructuras corruptas a nivel económico, político, judicial,..) y del pecado de los asesinatos sigue siendo tan actual en nuestro pueblo. Monseñor nos habló muy claro con su voz profética. Hablemos claro, también nosotros.
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