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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 21
330. La pobreza es un compromiso
Estamos acercándonos a otra Navidad. Da lástima que los cantos (villancicos) de las posadas se oigan mucho más fuerte que las voces proféticas de los personajes del Adviento. Al otro lado está el consumismo del comercio que con símbolos religiosos o semi religiosos tratan de atraer y atrapar al máximo de compradores para obtener así el máximo de ganancia, mientras las y los trabajadores en esas tiendas deben trabajar muchas horas más y con salarios de hambre.
“Seguir a Jesús” es la dinámica de la fe cristiana. De esto nadie duda en teoría, pero la práctica es diferente. Navidad es la memoria subversiva de la encarnación del Dios de la Vida, de la Liberación, de la Misericordia en la historia humana: se hizo humano y para hacerse humano se hizo “pobre, perseguido, refugiado, amenazado, excluido”. Su madre le abrió el horizonte del Reino que mina los tronos de los poderosos, y como adulto joven asumió todas las consecuencias de esa pobreza, hasta la muerte de esclavos rebeldes.
Dice Monseñor Romero: “El cristiano que no quiere vivir ese compromiso de solidaridad con el pobre, no es digno de llamarse cristiano”. Creo que se puede ir más allá, diciendo, que no vive esa solidaridad concreta y exigente, no es cristiano/a aunque vaya a misa y haya recibido todos los sacramentos. La solidaridad activa y concienciadora con familias más pobres que la nuestra es el medidor de nuestra fe en Jesús y el Dios de la Vida.
331. Correr el mismo destino de los pobres.
En la realidad de su tiempo, Monseñor Romero – a menos de un mes y medio de su asesinato – estaba consciente que asumir la causa de las y los pobres tenía como consecuencia “correr el mismo destino de los pobres”. En El Salvador, mencionó, el destino de los pobres es “ser desaparecidos, ser torturados, ser capturados, aparecer cadáveres”. Estos días estamos haciendo memoria de la masacra del Mozote, en el departamento de Morazán: casi mil personas fueron brutalmente asesinados, la mayoría eran niños/as. Era gente pobre.
Poco después Monseñor pagó con su propia vida el precio y asumió de lleno ese destino de los pobres. Después de él muchos catequistas, animadores de comunidades, pastores, sacerdotes, religiosas corrieron el mismo destino de las y los pobres.
Siempre me pregunto: hoy vivimos siempre las mismas condiciones económicas de explotación del sistema capitalista neoliberal, hoy vivimos siempre con la partido-cracia (no es el pueblo que tiene el poder), hoy siempre somos bombardeados por los nefastos medios de comunicación social con su desinformación, por lo que callan y por lo que quieren que el pueblo sepa o se entretenga con “novelas y otros shows, películas”… sin embargo las Iglesias hoy no están corriendo el mismo destino de los pobres!!!! El otro día un pastor decía: “nos oyen, pero no hacen caso”, es decir nos ignoran!!! ¿Sería que nuevamente necesitamos profetas que transforman las iglesias en espacios de esperanza, de solidaridad, de fuerza y compromiso para “derribar a los poderosos de sus tronos”?
332. Mientras huyen los cobardes.
Es un texto que me recuerda mi salida de El Salvador en diciembre 1980. Estábamos ya un buen tiempo “refugiados” en el seminario. Los equipos en San Ramón me aconsejaron salir del país, porque adentro me iban a matar. Visitar y aparecer en San Ramón para reuniones era también poner en peligro a otras familias. Ha sido una decisión difícil. “vayan mejor ahora y regresen después”… En esos días P. Pedro y yo salimos del país y P. Rogelio se fue para Morazán. Inició nuestro exilio… Solamente años después descubrí cuan profunda ha sido esta herida de “mi salida”. Monseñor Romero dice en la cita de hoy que se alegra tanto por los religiosas/os, sacerdotes que sufren con las comunidades, con los catequistas, mientras “los cobardes huyen”. No he abandonado la causa de nuestro pueblo, pero el hecho de haber salido en ese momento se convirtió en una herida que solamente poco a poco puede ir curándose. Necesita tiempo y sobre todo nuevos compromisos con las comunidades eclesiales de base. Estoy profundamente agradecido por Santiago y otros/as hermanos/as de las CEBs de aquel tiempo que volvieron a convocarme, volvieron a llamarme a asumir mi vocación sacerdotal de servir a las CEBs, en un entorno ecuménico y abierto, dejándonos inspirar por los signos de los tiempos. Gracias, nuevamente, a estos hermanos/as que han sido la voz de Dios mismo para volver a ponerme en el camino de las CEBs, aportando y aprendiendo juntos/as a ser Iglesia como la comunidad de las y los seguidores/as de Jesús. Gracias a este caminar eclesial en medio de las luchas del pueblo, pueden curarse las heridas.
333. Bienaventuranza
“Dichosos los que trabajan las liberaciones políticas de la tierra, teniendo en cuenta la redención de aquel que salva del pecado y salva de la muerte.”
No pocos políticos de la derecha y de la izquierda y del centro utilizan un lenguaje religioso (sobre todo cristiano) y símbolos religiosos en sus discursos políticos. Por supuesto que no se trata del mensaje auténtico de Jesús de Nazaret, sino de conceptos religiosos muy amplios y muy ambiguos.
Monseñor Romero pide a los que trabajan por la liberación política que tomen en cuenta el camino de Jesús por esta tierra, el significado profundo del acontecimiento salvífico de Jesús. Quizás los políticos no tienen la culpa, sino las Iglesias, las y los pastores, porque enseñamos un cristianismo light, dogmático y poco relevante para la vida y la política. Así no es difícil manipular el lenguaje religioso y el sentir religioso del pueblo, para hacer lo contrario de la verdadera liberación.
334. Iglesia de los pobres
“En el afán de hacer una Iglesia así, como la que nos ha presentado Cristo hoy: una Iglesia de los pobres; pero no por clase social, sino porque salva desde los pobres a todo el quiere salvarse. Tratemos de hacerla, hermanos, así, nuestra Arquidiócesis.”
Monseñor Romero está convencido que solamente la Iglesia de los pobres (una Iglesia donde los empobrecidos pueden sentirse en casa) podrá ser llamada e invitación para la salvación, también de las y los ricos. Mientras la Iglesia está amarrada a las relaciones sociales, económicas y políticas de las y los ricos (enriquecidos gracias al empobrecimiento de las mayorías) nunca será la voz de Dios que llama a la conversión. Los evangelios hablan clarito acerca de la riqueza y de los ricos. Las iglesias fácilmente hemos caída en las trampas del poder y de la riqueza y de esa manera los poderosos y los ricos nos han domesticado hasta ser sus servidores y sus justificadores. Seamos de verdad Iglesia de las y los pobres. No tengamos miedo para ser comunidad de fe de y con familias pobres. Desde ahí el Espíritu dará vida y esperanza.
335. Lo que interesa al pueblo pobre
Frases históricas con significado permanente. “Lo que marca para nuestra Iglesia los límites de esta dimensión política de la fe, es precisamente el mundo de los pobres”. La Iglesia se fija en “el pueblo pobre”. La Iglesia apoyará – desde su ámbito propio – aquello proyecto político que beneficie al pobre, denunciará cada proyecto político que sea un mal para el pobre. El criterio no es cómo le va a los ricos y a los grandes empresarios. El criterio de la Iglesia para juzgar decisiones y acciones políticas es “como le va al pobre”. Lo que interesa es el pueblo pobre.
Realmente es curioso. Las empresas no se preocupan, no se extrañan por los grandes salarios de los altos funcionarios, de los mismos dueños y sus millonarias ganancias, pero sí gritan cuando se habla de ajustar un tanto el salario mínimo que se debe pagar (por ley). Realmente se burlan constantemente de los más empobrecidos de sus empleados/as. Amenazan con cerrar negocios y con despedir a su personal.
A pesar de las limitaciones financieras del gobierno (sobre todo por la evasión de los impuestos de parte de los empresarios, por el robo de los montos del IVA cobrados,..), los programas sociales son un verdadero beneficio para el pueblo pobre. Estos días he estado escuchando algunos informes de los ministerios de salud, de educación, de obras públicas, …. ¿Dónde estaría “el pueblo pobre” sin esos programas que – hasta ahora – son colchones frente a la crueldad del sistema económico neoliberal? Me parece que las Iglesias tendrán que hablar con más claridad sobre lo que está pasando con “el pueblo pobre” y debería de denunciar con mucha más claridad las maniobras de los poderosos y ricos del país para volver al poder (ejecutivo). Lastimosamente la mayoría de ese “pueblo pobre” vota por partidos de la derecha!!! ¿Falta de claridad? ¿Falta de concienciación política? ¿Falta de resistencia frente a la desinformación constante de parte de los medios de comunicación social?
336. Carta al Presidente de los Estados Unidos
Monseñor Romero consultó al pueblo en catedral acerca de una carta que pensaba enviar al presidente Carter de los EEUU. Creo que al final nunca logró enviarla. Sin embargo la carta deja ver con claridad la nefasta política intervencionista de los EEUU. Esto no ha cambiado nada. Los más de dos millones de salvadoreños migrantes en los EEUU son un arma en las manos de los gobiernos de ese país, para tener quietos a los gobernantes de aquí: cuidado, hagan tal y tal cosa, tal y tal cosa no,…sino empezamos a deportar masivamente!!!! Sobre todo se trata del sistema económico neoliberal que debe mantenerse.
Monseñor Romero también hace referencia al proceso de concienciación y de organización del pueblo, de su capacitación creciente para ser “el gestor y responsable del futuro de El Salvador y el único capaz de superar la crisis”. Así fue en el tiempo de Romero, sin embargo después de los Acuerdos de paz (enero 1992) se cayó la organización popular, se desintegraron las organizaciones socio políticas, se multiplicaron los sindicatos (por leyes que facilitan hacerlo hasta tener una enorme cantidad de sindicatos “patronales”) y gremios (un pueblo dividido es fácil de maniobrar). No se ha trabajado la concienciación del pueblo. No se ha trabajado la formación política constante. No se ha fortalecido la organización propia del pueblo. Sí se ha desarrollado la partido-cracia, el poder del partido y de su dirigencia. Ante la corrupción en las instancias estatales (sobre todo desde los gobiernos de ARENA), ante la corrupción total del sistema judicial, ante los lujos en la Asamblea, el pueblo no está preparado para enfrentarse y exigir “justicia, verdad, libertad”.
El mismo pueblo, dice Monseñor Romero, debe “decidir con autonomía sobre la trayectoria económica y política que debe seguir nuestra patria”. Hoy estamos tan lejos de todo esto.
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