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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 10
56. La paz que Cristo nos da
“Mientras haya quienes, tercos a su modo de pensar caprichoso, quiere construir la paz sobre bases de injusticia, sobre egoísmos, sobre represiones, sobre atropellos de los derechos, sí habrá división” en la sociedad. Es evidente que los Acuerdos paz no han sido el inicio de la paz, sino el fin de la guerra, porque los que tienen el poder económico en sus manos siguen pensando y actuando a su modo egoísta para construir la idea de la paz construida sobre las bases de la injusticia (explotación económica), sobre atropellos constantes de los derechos humanos de las grandes mayorías.
Monseñor está muy consciente que la paz que Cristo nos da no es “como la da el mundo”. Vivir en esa paz de Cristo nos pondrá siempre en conflicto, hasta en la propia familia, en nuestro entorno, en el espacio político. El reto es vivir internamente esa Paz de Cristo que seamos capaces de resistir el conflicto, de seguir dando testimonio de un mundo diferente en el horizonte del Reino de Dios.
57. ¿En qué consiste, pues, la paz?
Monseñor supo decirnos las cosas con claridad, pero no hemos escuchado. Recordemos Dan 9,6. Es una problemática constante que hasta quienes dicen ser creyentes no hacemos (suficiente) caso a la voz de Dios a través de los profetas. “la paz consiste en la sintonía con el plan de Dios”, “cuando la historia de los hombres refleja fielmente la historia de salvación”.
Estos días no faltan aquellos que acusan al arzobispo de la Iglesia romana de violentar el sistema político laico y le exigen limitarse a la religión. Recordemos: si yo tengo hambre es un problema material, pero si otros/as tienen hambre es un problema espiritual, un asunto de fe. Si la vida de otros/as está en peligro (como con la minería metálica), es fundamentalmente un tema de fe. Cada Iglesia, cada comunidad cristiana tiene la tremenda obligación de trabajar por la sintonía con el plan de Dios, para que la historia concreta y real sea la historia de salvación de Dios con nuestro pueblo. Cuando ya no haya pobres entre ustedes!!!!!!! Cuando ya no haya explotación económica (tiene que ver con salarios, horarios de trabajo, condiciones de trabajo,..)…..
58. María ha sido asumido por Dios.
En la fiesta de la Asunción de María, Monseñor Romero nos recuerda que si “Maria ha sido asumida por Dios”, todos los humanos tenemos futuro. María es mujer de esperanza. Nacida desde “los pobres de Yavé” en su tiempo, María supo vivir esa esperanza del Reino de Dios, supo decir sí ante los retos y desafíos, aceptando la misión de darle vida a Jesús, a educarlo y ayudarle a preparar para su misión como Hijo de Dios. De María no tenemos muchos testimonios en las Escrituras. El principal es el magnificat, ese canto con que traduce su fe en Dios y el impacto de ese Dios en la historia humana. Porque María asumió de lleno su fe (y las consecuencias) en el Dios de la vida, ese Dios la ha asumido. Nos ha confirmado que la esperanza de los “pobres de Yavé” no es en vano. Que tenemos toda la razón de vivir activamente de esa esperanza de un mundo diferente.
59. ¿ Qué quiere Dios de mi vida?
Es una pregunta clave para cada creyente. No es fácil de contestar, porque tenemos la tendencia de adueñarnos de Dios (convertirlo en un dios de bolsillo, como dice un canto popular), de considerar esas cosas que nos confirman lo que estamos haciendo o viviendo. En El Salvador la oración a la bandera dice que en este país tenemos una religión que nos consuela. La voz de Dios es consolación, consuela al afligido, al que sufre, al pobre, al humillado,…. Ese dios quiere que aceptemos, que seamos humildes y tolerantes, que no nos rebelemos en contra de los que nos humillan, explotan o oprimen. ¿No se ha predicado tanto tiempo que la esposa debe cargar la cruz del matrimonio? Eso era, se nos dijo, lo que Dios quiere de las esposas.
No es fácil, acercarse humildemente ante Dios y estar dispuesto a escuchar, no lo que a mí se me viene a la cabeza, sino lo que Dios, el Dios de Jesús, quiere decirme sobre mi vida, mi compromiso, mi entrega, mi servicio. En mi experiencia hay cuatro fuentes fundamentales para poder discernir lo que Dios quiere de mí en mi vida: la biblia, las y los pobres, el silencio de la oración, la comunidad de fe. La Biblia es el resultado de esfuerzos de siglos de personas que han tratado de discernir la presencia y la palabra de Dios en su vida y en la vida de su pueblo. La Biblia puede ser un espejo para poder discernir hoy. Las y los (más) pobres de hoy en la historia, cercanos y lejanos, son realmente un grito de Dios hacia la humanidad, el grito de liberación, el grito de esperanza que la vida puede ser diferente. Habrá que escuchar ese grito de las y los pobres, las y los “crucificados” para poder entender lo que Dios quiere. Por supuesto el activismo y el correr día y noche tampoco ayuda. Necesitamos tiempos de silencio. Y por último la comunidad de fe también es otro espacio de discernimiento de la voluntad de Dios.
60. Ser antorcha de fe en el mundo
Monseñor cuestiona nuestra manera de vivir la fe, tanto en El Salvador, en el continente (cristianos) y en el mundo. En realidad Monseñor observa que las y los cristianos no somos “antorcha de fe en el mundo”, no somos luz para nuestro entorno (familiar, comunitario, de trabajo, organizativo, como pueblo). Llamándonos oficialmente cristianos, en la práctica, siendo “peregrinos por el desierto hacia la tierra prometida como aquellos israelitas se han vuelto al Egipto de la esclavitud, a seguir comiendo las cebollas de Egipto, a seguir adorando a los ídolos del dinero, a seguir promoviendo las groserías del abuso de autoridad”.
Observamos entre nosotros/as la gran preocupación por obtener fe de bautismo (constancia de haber sido bautizado/a), por cumplir con algunas tradiciones rituales religiosas, por mantenernos en las interpretaciones tradicionales de la Biblia (sin dejarnos cuestionar). Sin embargo en la realidad la mayoría de las y los cristianos en nuestro continente no quiere asumir los compromisos de ir aportando en la construcción un pueblo nuevo (la tierra prometida en el AT, el Reino de Dios en el NT). No queremos adorar al Dios de la vida, porque adorar a los dioses del poder y del dinero, del placer, de la organización,… es más cómodo, no cuestiona nuestros caprichos, no desafía nuestras prioridades.
Así no podemos ser “antorcha de fe en el mundo” ¿Esto cómo va a ser luz que luce en el mundo”, nos pregunta Monseñor Romero.
61. Renunciemos a todo lo que se opone al Reino de Dios
A cumplir bien “la ley de Dios en esta tierra”, sabiendo “renunciar a todo aquello que es pecado y se opone al Reino de Dios”. Todo esto tiene que ver con justicia, libertad, igualdad, fraternidad, solidaridad, vida, misericordia, paz y bien,….. Habrá que renunciar a todo lo que se opone a esos valores del Reino de Dios. Los evangelios ponen a Jesús en el desierto frente a tres grandes tentaciones humanas que “se oponen al Reino de Dios”: tratar de resolver yo mi problema, aislado de los problemas de las y los demás - el poder y la riqueza (las grandes idolatrías denunciadas por Monseñor Romero) – el abuso de la religión en provecho propio. Realmente nuestro país está inundado de personas, instituciones, poderes, riquezas,… que no son otra cosa que esas realizaciones diabólicas, ese pecado que se opone al Reino de Dios.
Monseñor pide renunciar a todo esto. Revisemos: ¿a qué tengo que renunciar yo? Después podemos ver hacia otros/as que están más en puestos de poder, que viven en la riqueza, que utilizar la religión para justificarse…. Monseñor pidió: quiétense los anillos, antes de que se les corte las manos!!!
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