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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 13
75. Dios en el centro de mi vida
Si el Dios de Abrahán, Moisés, los profetas, de María, de Jesús, está realmente en el centro de nuestra vida, es evidente que andaremos con “las manos limpias” para orar, para abrazar, para luchar por la vida. Monseñor Romero menciona en esta cita la honestidad en oposición a la mentira (la distorsión de las noticias) y a la calumnia. Si Dios (me refiero al Dios de Jesús, al Dios que se hizo humano en Jesús) está realmente en el centro de nuestra vida, esto es visible y palpable en la manera de hablar, de relacionarnos, de actuar, en nuestras opciones y preferencias, en las prioridades concretas. ¿De quién soy yo el prójimo? En la respuesta a esta pregunta se puede averiguar si Dios está en el centro de mi vida.
76. ¡Ay de aquellos corazones donde ya Cristo es mudo!
Ante ciertas personas, ciertas circunstancias Cristo ya no habla, se queda mudo. Monseñor Romero hace referencia a la figura de Herodes (“el lujoso, el sensual, el lujurioso, el adúltero”) y a Jesús no le contesta nada, no dice nada. Dice Monseñor “ay de aquellos corazones donde ya Cristo es mudo”. Habla de hogares, también de “los criminales que ya no sienten el remordimiento de su conciencia”. Pienso aquí en la oligarquía salvadoreña, en los dueños de las empresas (grandes y pequeñas) quienes no les importan pagar salarios de hambre y de exigirles el máximo rendimiento (por lo que sea), en los propietarios de los buses (más bien chatarra), en los dueños de los medios de comunicación que solo engañan a la población desde los intereses del poder económico, en los políticos para quienes el partido y el poder es más importante que el pueblo que los ha elegido,…. Ante ellos/as Cristo ya no habla.
Para escuchar a Jesús hoy, hay que ir donde los pequeños, las y los empobrecidos, las/los heridos, ….. Tuve hambre, sed, estaba desnudo, enfermo, en la cárcel,….. nos dijo Jesús… Solo ahí lo encontraremos, solo ahí nos hablará y con claridad.
77. Palabra de Dios
“cómo quisiera yo que mi humilde palabra en vez de ser tergiversadas por los intereses egoístas, por los que adulan para quedar bien, tomaran en serio que es Palabra de Dios.”
Creo que con esta frase Monseñor Romero sabía que su “humilde palabra” de pastor, era realmente “palabra de Dios”. Muchos eclesiásticos se lo han negado y aún hoy, a pesar de la beatificación. Por supuesto es más cómodo andar detrás de las reliquias y hasta estar en las celebraciones memoriales. Si su palabra es de verdad Palabra de Dios, nuestra vida tendrá que ser diferente. Si Dios mismo nos ha hablado tan claro, tan cercano, no podemos vivir como que no haya sucedido nada. En el actuar de las y los salvadoreños tendría que ser visible y palpable que Dios mismo no ha hablado (en Monseñor Romero). ¡como que nos hicimos sordos!
78. El combate de la fe
La fe es otra cosa que religión, tradiciones religiosas, normas litúrgicas y otros cánones. Monseñor Romero nos habla del “combate de la fe”. Por supuesto no tiene nada que ver con armas. Pero la fe en el camino de Jesús, la fe en Jesús (el crucificado que ha resucitado) es un compromiso, una entrega, un verdadero “combate”. La fe cristiana exige tocar las heridas de las y los demás, las heridas del pueblo, las heridas del “prójimo”, hacerse prójimo del/la herido/a en el camino. Es de aclarar que Monseñor Romero no llama a levantarse en armas, más bien dice “ni de violencias”. La fe es un combate de ideas (como lo dice en la cita que comentamos), un combate de acciones, de actitudes, de procesos de liberación (personal, social,..). Y este combate habrá que llevarlo “sin mancha ni reproche”.
Acabamos de terminar la semana santa….. Hemos hecho memoria del crucificado (por sus opciones concretas por la vida del pueblo “pobre”) que ha sido resucitado y que hoy está presente en las heridas del pueblo: yo tengo hambre, tengo sed, estoy desnudo, estoy enfermo, estoy en la cárcel, soy migrante, soy perseguido, tengo que huir, no tengo trabajo, el salario es injusto,……. Hoy es la hora del combate.
79. No nos cansamos de predicar el amor.
Solo el amor va a vencer. No nos cansemos de predicar el amor. Aunque la violencia nos invade (la violencia de la injusticia económica, la violencia de las leyes injustas, la violencia de las pandillas, la violencia de las medidas extraordinarias (hasta los métodos medievales de los encierros aislados en sótanos oscuros!!!), … Monseñor Romero nos pide que no nos cansemos de predicar el amor. “Tiene que vencer el amor”. Puede parecer un tanto ingenuo lo que el pastor nos pide. ¿De qué sirve predicar el amor como camino ante los poderes políticos, económicos y jurídicos? ¿De qué sirve predicar el amor ante el bombardeo constante con películas y novelas de violencia (de toda clase)? Sin embargo, así nos lo dice Monseñor Romero – recordemos: Palabra de Dios – que solo el amor (solidario, samaritano, libertario, servicial, fiel, concreto,..) vencerá, también vencerá la violencia. ¿De qué nos sirve llamarnos o sentirnos cristianos/as si no somos ejemplos vivos, testigos de amor verdadero?
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