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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 15
93. No hay más que un Cristo
Monseñor hace una llamada hacia la unidad del “único rebaño que salvará al mundo”. Las divisiones históricas entre las iglesias y dentro de las mismas iglesias (también en la católica romana) nos alejan cada vez de nuestra misión común: dar testimonio de Jesús, del Reino de Dios, de la vida, del amor. Por supuesto hay mucho más que nos une (en lo fundamental) que lo que nos divide (en doctrina, rituales, obligaciones y prohibiciones internas, tradiciones,…): el Reino de Dios. No hay más que un Cristo, aquel Jesús de Nazaret que rompió los esquemas religiosos y políticos poniéndose a la par de los pobres (los que tienen hambre, sed, sin vivienda, enfermos, encarcelados, migrantes,….).
Lastimosamente en los países donde la iglesia romana es (aún) mayoritaria, no hay mucha perspectiva ecuménica. Se olvida fácilmente que juntos y juntas podremos dar un mejor testimonio de Cristo, podremos apoyarnos hacia la conversión constante.
94. Cristianos de verdad
“seamos cristianos de verdad”. Esta expresión hace suponer que existen también “cristianos de mentira”. La diferencia entre ambos tiene que ver con lo que Monseñor Romero llama en esta cita “instalarse o no, apegarse o no, perder o no los valores del Reino de Dios por los bienes del poder de esta historia”. Seamos cristianos de verdad. Preguntémonos: ¿reflejamos a Jesús en nuestra manera de hablar y de actuar? No es cuestión de repetir conceptos teológicos de hace siglos o cumplir con ritos forjados en el pasado, sino se trata de una vida que es transparente ante Jesús, porque en él Dios se hizo presente en la historia.
El hecho de tanta injusticia económica, política, social,… tanta pobreza de muchos y enormes riquezas de pocos, en nuestro continente “cristiano” Latinoamericano, nos deja ver con claridad que la mayoría somos tristemente, y tendría que darnos vergüenza, “cristianos de mentira”.
95. La Palabra de Dios ilumina nuestras realidades
La Biblia ”se hace Palabra de Dios porque anima, ilumina, contrasta, repudia, alaba, lo que se está haciendo hoy en esta sociedad.” Monseñor Romero hace una llamada a no separar, no divorciar la Palabra de Dios (Biblia) de la realidad histórica en que se pronuncia. Entendemos que se trata de la historia concreta cuando fue escrita (para poder entender bien lo que en aquel momento se quiso decir) y de la historia concreta de hoy. La Biblia no es un libro de historia, ni un libro piadoso, ni un libro más para la biblioteca.
En el entorno cristiano todo el mundo puede estar de acuerdo con lo que dice Monseñor al respecto. Sin embargo hace falta un aspecto: hay que “escuchar el grito de los pobres”, hay que tocar las heridas del Cristo hoy en el pueblo. Solamente desde ahí, desde la cruz de hoy, se podrá facilitar que la Biblia se haga “Palabra de Dios”. Se trata del Dios de la liberación de los explotados y oprimidos, del Dios fiel en el exilio, sobre todo del Dios Padre de Jesús y en Jesús se hizo tan humano.
96. Seamos micrófonos de Dios
No se puede callar la “conciencia de un pueblo que lleva como micrófono de Dios, la obligación de proclamar la libertad del mensaje de Cristo para promover a los hombres (y las mujeres), para que sean “verdaderamente hijos (e hijas) de Dios”.
Sí, ser micrófono de Dios!!!! Tan fácil decirlo. El billete del dólar dice: confiamos en dios!!! Monseñor nos llama a ser micrófonos del Dios de Jesús, aquel asesinado (por traidor a la religión y por razones políticas) resucitado. Los medios de comunicación actuales, en las manos de los idólatras del poder y del dinero, claro que son micrófonos de sus dioses, sus ídolos. Muchas veces las jerarquías de las iglesias han callado ante esos mensajes y hasta han colaborado y reforzado los mensajes de los idólatras.
Para poder ser micrófono del Dios de Jesús habrá que estar muy cerca de “las y los pobres de nuestro pueblo”, cerca de las heridas en la vida de la gente sencilla. Y por supuesto exige una tremenda creatividad e innovación para poder transformarnos en micrófonos sin tener acceso a radios, TV, periódicos….. ¿Cómo anunciaremos el Reino de Dios? ¿Cómo denunciaremos los poderes del anti-Reino?
97. Cristo es el camino
“Revístase de Cristo. Cristo es el camino”. Por el bautismo uno está inscrito en el libro de la membresía de alguna iglesia cristiana y está dentro del gran Cuerpo de Cristo. Sin embargo no basta ser bautizado/a. Recordemos que las cárceles en nuestro país están llenas de gente “bautizada”. La oligarquía tradicional siempre bautizaba (solemnemente) a sus hijos/as y así sigue haciendo la burguesía y la gran mayoría de nuestro pueblo. No basta ser bautizado/a.
Monseñor nos dice que hay que revestirse de Cristo. No es cuestión de ponerse una túnica como nos imaginamos que Jesús andaba por las veredas de Galilea. Ni se trata del alba que se ponen los sacerdotes para presidir la eucaristía. Se trata de una manera de vivir: nuestra vida tiene que ser la vida de Jesús. Si alguien se encuentra con nosotros, tendrá que “extrañarse”… por haberse encontrado con Jesús hoy!!! ¡Cuán lejos estamos de esto!
Jesús es el camino. Hoy se oye por muchos lados el grito “volver a Jesús”, retornar a la vida de Jesús. Es curioso que en nuestros Credos (tan rezados y repetidos en las liturgias) no se menciona la vida de Jesús. Sin embargo es en esa vida que se hizo presente a su Padre. Es con esa vida que nos enseñó el camino para vivir según nuestra verdadera vocación, según la voluntad de Dios – Amor. En pequeños grupos tenemos que volver a leer el Evangelio, escuchando, reflexionando, dejándonos guiar por el testimonio de las primeras comunidades sobre su caminar con Jesús.
98. Cristo debe ser la inspiración de todas las leyes.
Lastimosamente, aquellos (siempre poderosos) que hacen las leyes, siempre prevén las puertitas de salida, o sea, desde la ley abren la posibilidad de evitar castigos cuando no se cumple. Las leyes son hechas por una minoría política que se hace dueña de los pueblos por el simple hecho de haber sido electo (muchas veces con fraudes, con engaños, con promesas falsas, financiados con dineros oscuros,…). Hasta se atreven a poner el nombre de Dios en la constitución. Las leyes son hechas para favorecer a los poderosos, a los ricos de los países. Los mismos políticos gozan de los grandes beneficios del poder y de la riqueza. No es difícil dar ejemplos de esto en nuestra patria salvadoreña.
Sin embargo Monseñor Romero expresa la esperanza que algún día las leyes del país sean inspiradas en Cristo. ¿Una utopía? No es que los políticos no utilizan el lenguaje cristiano, al contrario. Pero para elaborar las leyes jamás me ha dado cuenta que consultan en la sincera oración, que consultan con gente pobre, que consultan con Cristo. Al otro lado las y los cristianos de a pie, tampoco somos tan activos ni convencidos para hacer propuestas de leyes que sí podría responder a la inspiración auténtica de Cristo.
99. Conviértanse
Monseñor Romero ha sido acusado de llamar a la violencia, a ser un cura revolucionario comunista, que tenía armas en la catedral, … Nos dice que está muy tranquilo, porque “jamás he incitado a la violencia”. Son calumnias que aún hoy se oye y se lee!!!!
Pero Monseñor si ha “gritado” contra injusticia, exigiendo a los “injustos” que se convirtieran, exigiendo a los criminales que se convirtieran. En esos gritos Monseñor ha estado muy solo. Los poderosos del país pronto dejaron de aportar para la reconstrucción de la catedral y otras obras de la arquidiócesis. Más bien financiaron la destrucción de los aparatos de difusión (radio, imprenta) de la Iglesia. Pero aun así, se mantuvo fiel llamando a todos y todas a la conversión, a una vida diferente, a la fraternidad y solidaridad, a la justicia y la verdad.
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