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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 34
223. La vida cristiana debe ser como la aurora.
Las y los cristianos debemos reflejar en nuestra vida real e histórica – como la aurora refleja el sol que está por aparecer – la plenitud de la vida y del Reino de Dios. Hoy nos toca caminar hacia ese horizonte de Dios. Es decir hoy debemos vivir – de manera personal, familiar, comunitaria, colonia,…- esos valores del Reino, a lo mejor de manera parcial y a medias, pero comprometidos a luchar por ellos. Si alguien nos observa debería poder ver y sentir como somos diferentes, no como el mundo (con la injusticia, la corrupción, la mentira, el engaño, la traición, la imposición de unos sobre otros, la frialdad ante el dolor de otros,…). Esa diferencia debe ser como la aurora que anuncia que pronto habrá un nuevo día, que ese Reino de Dios se está acercando.
224. Dios salva en la historia.
Monseñor Romero está consciente que hay que “buscar la salvación de Dios en nuestra historia”. “la salvación que Dios está haciendo de los salvadoreños, encarnada en su propia historia, la busquemos allí donde la debemos busca, en nuestros hechos históricos.” Luego lo concretiza: en la vida de la iglesia, en la parroquia, en cada comunidad y también en la historia civil.
Está bien claro que en la historia civil “no todo es bueno según el Reino de Dios” y la consecuencia es que nuestra fe y nuestra esperanza chocan con actitudes “ateas, materialistas, egoístas, atropelladoras”. Y aclara que esto no es “meterse en política” sino es “buscar la salvación de Dios en nuestra historia”.
Estas aclaraciones de Monseñor se enfrentan también con aquellas interpretaciones religiosas que no chocan con el pecado en la historia por mover la salvación al más allá (de la muerte), o cuestiones meramente cultuales y rituales.
Si Dios salva en la historia, entonces nos llama y nos convoca a ser gestores de su Reino en la realidad concreta de cada quien, en su familia, su comunidad, su trabajo, en la política, en la economía, en la cultura, en su Iglesia,….
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225. ¡Qué hermoso es ser cristiano! -1
Nuevamente un título que no está literalmente en la cita de la homilía. Para monseñor Romero ser cristiano es “abrazar la palabra de Dios encarnada, hacer suya la fuerza de salvación, tener esperanza aun cuando todo parece perdido.” Tres frases cortas que desvelan lo que debería hacer y ser un/a cristiano/a.
“Abrazar la Palabra de Dios encarnada”. Monseñor habla de “abrazar”, no es solamente oír, ni solamente escuchar, ni solamente leer, ni solamente reflexionar, sino “abrazar”. Se abraza a quien se ama y por quien uno quiere arriesgarse y con quien uno se compromete. No se trata de saber de memoria unos cuantos textos bíblicos. No es una cuestión emocional pasajera, sino es un acto de corazón. A la vez nos aclara que se trata de la Palabra de Dios “encarnada”, hecha carne, hecha realidad, hecha historia. No se trata de conceptos dogmáticos como están por ejemplo en los credos tradicionales de las iglesias. No se trata de interpretaciones fundamentalistas o literales de textos bíblicos. Para poder abrazar la Palabra de Dios encarnada, hay que hacer grandes esfuerzos por (1) leer la historia, la realidad humana desde las y los pobres (excluidos, hambrientos, perseguidos, las víctimas), por (2) comprender los textos Bíblicos con la ayuda de la ciencia en su contexto literario, histórico y teológico, y, (3) unir ambos esfuerzos en la vida comunitaria y personal.
No es tarea fácil. Los medios de comunicación tratan de imponer la lectura y comprensión de la realidad desde el poder dominante. Los políticos están interesados en volver a ganar su puesto ya que viven de la política, pagados por el esfuerzo del pueblo. Las iglesias no nos han ayudado para comprender en comunidad los textos bíblicos y caemos fácilmente en las trampas alienantes de las lecturas fundamentalistas. Y aún más difícil es descubrir esa Palabra de Dios en la misma realidad, escuchar el significado del texto bíblico desde la realidad (de las víctimas de hoy). Sin la oración en el silencio de la oscuridad de la noche o al amanecer sería difícil lograr “abrazar la palabra de Dios encarnada.”
225. ¡Qué hermoso es ser cristiano! -2
Nuevamente un título que no está literalmente en la cita de la homilía. Para monseñor Romero ser cristiano es “abrazar la palabra de Dios encarnada, hacer suya la fuerza de salvación, tener esperanza aun cuando todo parece perdido.” Tres frases cortas que desvelan lo que debería hacer y ser un/a cristiano/a. Veamos la segunda frase.
“Hacer suya la fuerza de salvación”. Ser cristiano/a significa dejarse penetrar por la fuerza de salvación, asumirla y realizarla en la vida, en la historia. La misma palabra salvación, salvar nos hace referencia a las víctimas. En la realidad vemos muchos ejemplos. El salvavidas se prepara adecuadamente para poder sacar a otras personas del agua, en momentos de graves peligros (de ahogarse). Los equipos de rescate se capacitan constantemente para poder rescatar (en primer lugar con vida) a personas víctimas de desastres. Un bueno/a médico, se actualiza para poder salvar la vida de personas cuya vida está en peligro (accidentes, enfermedades,..). El buen/a abogado/a, impregnado por la mística de los derechos humanos y manejando las leyes, se compromete a salvar la vida de las víctimas. Lo mismo sucede con la salvación, la Salvación (con mayúscula) haciendo referencia a la salvación que Dios mismo nos ofrece.
Ser cristiano/a es hacer suya esa fuerza de salvación que el Dios de Jesús ofrece a las víctimas de la historia, de la vida. Al cristiano/a no se le reconoce por los rezos, por las procesiones o peregrinajes, ni por las candelitas que enciende o por la camiseta con el dibujo de Monseñor Romero. Hay que ver en qué medida estamos haciendo nuestra la fuerza de salvación de Dios: ¿dónde y cómo estamos salvando a víctimas? En el fondo se trata de lo que Jesús dijo: tengo hambre, tengo sed, estoy enfermo, estoy en la cárcel, estoy explotado y excluido,…. Y ¿qué haces?
225. ¡Qué hermoso es ser cristiano! -3
Nuevamente un título que no está literalmente en la cita de la homilía. Para monseñor Romero ser cristiano es “abrazar la palabra de Dios encarnada, hacer suya la fuerza de salvación, tener esperanza aun cuando todo parece perdido.” Tres frases cortas que desvelan lo que debería hacer y ser un/a cristiano/a. Veamos la tercera frase.
“Tener esperanza aun cuando todo parece perdido” En los años 70 – 80 nuestro pueblo se levantó en protesta política, en armas, porque se tenía la esperanza que se podría cambiar el rumbo de esta historia. Nos acordamos de los textos sobre el Éxodo: he escuchado el grito de mi pueblo…. Miles de asesinados, caídos, desaparecidos blanquearon sus ropas en la “sangre del Cordero”. Los Acuerdos de Paz han sido un momento de mucha esperanza…. La paz llegaría. Sí terminó el conflicto militar, pero la paz (fruto de la justicia) aún no. Las promesas políticas sobre el cambio solo se concretizaron parcialmente. Mucha gente en el pueblo se “desmovilizó” y se hizo víctima del sistema de dominación ideológica. La violencia social empezó a incrementarse y – a pesar de las más crueles medidas represivas contra “los criminales” – sigue creciendo y las cárceles siguen repletas. La esperanza activa se convirtió en un esperar pasivo, dependiente. Hoy Monseñor Romero nos convoca a vivir esa “esperanza aun cuando todo parece perdido”. Recordando a Vaclav Havel (1936-2011) “Esperanza es trabajar por algo porque es algo bueno, no solamente porque hay muchas posibilidades de tener resultados. Esperanza no es lo mismo que optimismo, tampoco la convicción que algo termine bien. Esperanza es la seguridad que algo tiene sentido, sin importar el resultado”. Luchar en El Salvador, luchar con ganas, por la justicia, la verdad, la libertad, la solidaridad fraterna, por la vida de las y los em-pobre-cidos/as, solo es posible desde la Esperanza.
226. La Biblia es palabra de Dios.
La Biblia guarda en sus páginas la palabra de Dios. Pero la Biblia sola no basta; es necesario que, de la Biblia, la Iglesia la retorne y vuelva a ser la palabra viva no para repetir al pie de la letra salmos y parábolas, sino para aplicarlas a la vida concreta de la hora en que se predica esa palabra de Dios. La Biblia es como la fuente donde esa revelación, esa palabra de Dios está guardada; pero de qué sirve la fuente, por más límpida que sea sino la vamos a tomar en nuestros cántaros y llevada a las necesidades de nuestros hogares. Una Biblia que solamente se usa para leerla y vivir materialmente apegado a tradiciones y costumbres de los tiempos en que se escribieron esas páginas es una Biblia muerta. Eso se llama biblismo, no se llama revelación de Dios.” (Hom. 16 Julio 1978)
He copiado toda la cita de Monseñor. La iglesia tiene la misión y la responsabilidad de volverla palabra de Dios, palabra viva y para escucharla en la realidad histórica de hoy. Tengamos mucho cuidado con interpretaciones literales como que fueran textos de periodistas o de historiadores. En comunidad hay que ir descubriendo el mensaje de Dios, la intencionalidad de los escritores y luego leerla Biblia para dar esperanza a las y los pobres de hoy.
227. Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Monseñor Romero nos recuerda que “es la providencia de Dios que quiere gobernar los pueblos y que los gobernantes son (yo diría: deben ser) sus ministros, servidores de Dios”. Por eso, cuando los pueblos sepan discernir la Palabra de Dios y sufren las consecuencias de las decisiones arbitrarias (léanse: corruptas, enriquecedoras, engañosas,..) de los gobernantes, entonces, Monseñor nos llama a DESOBEDECER. ¡Cuánto nos hace falta a los cristianos/as la valentía de la desobediencia y la protesta civil! Para dar solo un ejemplo: durante los gobiernos de ARENA se ha hechos robos de miles de millones al pueblo; está comprobado y documentado, pero la fiscalía no se mueve, la justicia solo muerde a los descalzos! ¿Y qué nos dice la Palabra de Dios? Tristemente nos callamos.
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