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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 36
234. Un Reino que tiene en Dios su fundamento.
El Reino de Dios “no ha sido inventado por los hombres”, es decir, no responde a los caprichos de unos, ni a los intereses particulares de ricos y poderosos. Es el Reino “de Dios”. Monseñor recuerda que la creación fue el primer gesto de Dios: la luz vence la oscuridad, la tierra firme vence las olas destructivas, la tierra fértil vence el desierto. Eso también se hizo – por orden divino – la dinámica
Divina de la historia humana, de las historias humanas. En esta historia los humanos “tenemos mucha participación”: una tremenda responsabilidad para acercarla al Reino de Dios o para llevarla a la muerte y la destrucción. Muchas veces generaciones enteras han vivido y viven bajo la amenaza constante del anti-Reino. Por eso la tradición judeo – cristiana hace siempre re-nacer la esperanza: la corrupción, la violencia, la exclusión, el empobrecimiento, el odio, … no tendrán la última palabra. Los humanos somos capaces de responder a la dinámica del Dios del Reino.
235. Dios no es un Dios que no lo podamos encontrar.
“Este es el corazón de Cristo: corazón de Dios que palpita en un corazón humano; amor infinito del Señor que por todos los caminos de la vida de cada uno de ustedes y mía nos anda siguiendo, nos anda buscando.” Estos días leí en el evangelio “busquen y hallarán”. Hoy Monseñor nos dice que Dios mismo nos “anda buscando”. Desde su tremendo amor para con la humanidad Dios mismo “se hizo hombre y salió por los caminos de los hombres para encontrarse con ellos”.
Para muchos el Dios de la vida está escondido y no logramos encontrarlo. Unos andan buscando en tradiciones religiosas (que en algún tiempo han sido la resonancia de la presencia divina), en prácticas religiosas. Otros se han puesto los lentes del mundo llamado “moderno”: la velocidad de las cosas, la comunicación electrónica, los pasatiempos electrónicos, las exigencias del trabajo y el cansancio, el consumismo, los bombardeos ideológicos por los medios de comunicación en las manos de los poderosos,… Así no se puede encontrar a Dios.
Sin embargo, con Monseñor Romero, queremos expresar nuestra fe que Dios mismo nos ha hecho de tal manera que El puede salir por los caminos a encontrarnos. Tarde o temprano, en situaciones de escasez o de abundancia, en el “desierto” y en el “mar”, en la tranquilidad o en la bulla, en la vida o en el duelo, en la soledad o en la comunidad, en el egoísmo o en la fraternidad,…. tarde o temprano Dios mismo nos encontrará y nos ofrecerá la Vida.
Busquemos y hallaremos…. Arriesguémonos a encontrar a ese Dios que nos está buscando para que seamos sus hijos/as, su imagen, su creación, su salvación, piezas clave del Reino que se está acercando.
236. Recuerda los mandamientos.
“Recuerda la alianza”, dice Monseñor Romero haciendo referencia al Antiguo Testamento. “Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo”. ¡Cuántas veces lo habrán repetido los profetas antiguos cuando vieron como sectores del pueblo actuaban en contra de la alianza, cuando empezaron a arrodillarse ante los ídolos (del poder y del dinero – Monseñor nos menciona también la organización), cuando empezaron a dividirse entre ricos y pobres, entre opresores y oprimidos, entre explotadores y explotados, …. ¡
Quisiera aplicarlo también a las iglesias. El Dios de Jesús nos pide “recordar la alianza”. No es que tal iglesia sea más pueblo de Dios que otro. No es que tal iglesia esté más cerca de Dios que otro. Habrá que ver los hechos, los testimonios, el mensaje…. El problema de recordar la alianza no es asunto de doctrina o de los credos de los apóstoles que tenemos en común, sino es un asunto de práctica liberadora, profética, solidaria, misericordiosa…. Sin embargo no pocas veces aun encontramos actitudes de rechazo o desconocimiento de otras tradiciones eclesiásticas, a pesar de lo que decimos sobre ecumenismo. Recordar la alianza con Dios, recordar que Dios mismo se hizo “humano” en Jesús, nos exige con humildad y sinceridad “la promesa de amar”, de amar sobre todo, también entre las diferentes iglesias. Nos hace falta mucho que andar…
237. Busquen a Dios mientras se pueda encontrar.
“Bendito sea Dios que no se identifique con el pensamiento de los hombres. Muchos, sí quisieran, como dice aquella canción, “un dios de bolsillo”, un Dios que se acomode a mis ídolos, un Dios que se contente como yo pago a mis jornaleros, un Dios que apruebe mis atropellos.” Texto muy fuerte de Monseñor Romero, porque en realidad muchísimas personas (especialmente aquellas que andan buscando y defendiendo poder y riqueza) contradicen con sus hechos lo que en palabras o en ritos expresan. ¿Qué significa la oración de la dueña de una maquila, cada lunes antes de iniciar la jornada de trabajo? Se dirige a su diosito, a su ídolo que justifica el salario de hambre de sus trabajadores/as para enriquecerse más y más. ¿Qué significa la oración de aquellos políticos con salarios altos, con seguros privados, con vehículos de lujo? Oran a su dios de bolsillo para justificar su sentada en el trono del poder. ¿Qué significa la oración de aquellos que quieren aumentar el IVA, pero no quieren que se retome el impuesto sobre la propiedad privada? Son adoradores de dioses que solo sirven para aprobar sus propios atropellos.
Monseñor vuelve a hablar sobre la búsqueda del Dios de la vida: el Dios que ofrece piedad y perdón, el Dios que nos llama a la conversión y el arrepentimiento de nuestros “pecados”. Pecado es todo lo que hace daño a seres humanos (y a la naturaleza, fuente de vida), matar, destruir, chantajear, extorsionar, golpear, explotar su trabajo, … y sobre todo nuestro pecado de omisión: no hacer el bien que podemos hacer. Busquemos a ese Dios… y lo hallaremos.
238. Dios nos anda buscando.
Nuevamente Monseñor quiere invitarnos a ir al encuentro del Dios de la vida que “sale a buscarnos y a todos los anda buscando, Y qué hermoso saber que, a todas horas de la vida, el Señor anda buscando.” Dios nos ha dado la libertad para responder a su amor, a su búsqueda. En nuestra conciencia, en el corazón de nuestra libertad, Dios mismo se hace presente y motiva, invita, estimula para que vayamos en búsqueda de El.
¿Por qué soy miembro de una comunidad eclesial de base, de una congregación,..? ¿No sería porque Dios (el Dios de Jesús) nos ha estado invitando, convocando, motivando a través de la presencia fraterna de otros/as hermanos/as? Claro es nuestra decisión ser parte de la Iglesia de las y los pobres (expresión de Monseñor Romero), pero es a la vez nuestra respuesta a la invitación, al reto que Dios mismo nos hace a través de la misión fraterna, profética, evangelizadora de otras personas. Ellas quieren compartir su experiencia de búsqueda de Dios, de encuentro con el Dios de la vida. Sus palabras son mensaje de Dios. Sus brazos abiertos son los brazos de Dios. Sus abrazos son el abrazo de Dios.
239. Así es nuestro Dios.
De varios de nuestros mártires tenemos testimonios que sus últimas palabras han sido palabras de perdón para sus asesinos. Monseñor Romero ya había ofrecido ese perdón de ante mano y podemos estar seguros que sus últimos pensamientos y sentimientos, cuando las hermanos lo recogieron, hayan sido palabras de perdón.
Creo que podemos decir que esos mártires han sido expresión viva de Dios para con los seres humanos. Monseñor Romero menciona la cita evangélica sobre aquel que fue asesinado junto con Jesús. “acuérdate de mí cuando estés en tu Reino” y las respuesta de Jesús ofreciendo todo perdón y misericordia. “Así es el Dios de Jesús”.
Hay personas que, aunque se llaman cristianos/as y lloran haciendo oración pidiendo perdón, en realidad no creen que Dios es así, que el Dios de Jesús de verdad perdona, cerrando la puerta del pasado y abriendo la puerta del futuro con nuevas invitaciones para amar y servir. Consideran que tienen que seguir llorando, seguir humillándose, seguir recordando su “vida de pecado” (la anti – vida), para poder estar en gracia. En realidad no creen en la misericordia del Dios, Padre de Jesús y de nosotros/as.
Si Dios es perdón y misericordia, nosotros también podemos ser así. No es fácil, porque la tentación es seguir acusando al otro, seguir cuidando nuestras heridas provocadas por otros. Sin embargo “Dios es así: perdón y misericordia”.
240. El festín de Dios vendrá.
“Esperen la hora del Señor. Tengamos fe. Todo esto pasará como una pesadilla de la patria y despertaremos al gran festín del Señor. Llenémonos de esta esperanza”. Esta vez un cita muy corta de su homilía del 15 de octubre de 1978.
Monseñor habla de la “pesadilla de la patria”. Un buen resumen, una buena palabra para caracterizar también la realidad de hoy, para muchas familias. Familias explotadas económicamente por la fábrica neoliberal capitalista. Familias sin vivienda digna. Familias huyendo de la violencia. Familias llorando sus muertos (asesinados o desaparecidos, también hoy),…. Gran pesadilla que en realidad seguimos viviendo.
Al otro lado nos habla de la esperanza que todo eso vaya a terminar, y que vayamos a “despertar al gran festín del Señor”. Creo que hoy podemos – como pueblo – contar con muchos signos de esperanza, signos de vida, a pesar de los muchos signos de muerte. Y Monseñor nos invita a “llenarnos de esta esperanza”, es decir, no dejarnos destruir por los promotores de la desesperación.
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