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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 43
297. ¿Qué es la gracia?
“Estar en gracia de Dios es estar en vida de Dios”, “es vivir en amistad con Dios”. Me da tristeza escuchar como no poca gente al orar está pidiendo bendiciones y favores. Como que Dios es un negociante que espera que ofrezcamos cosas (ritos sobre todo) para darnos sus bendiciones y favores. ¿Sería que las personas, familias y pueblos que viven en desgracia (hambre, miseria, guerra, persecución, violencia, traición, abandono, maltrato,….) han sido excluidos de la bendición y los favores de Dios? No. No se trata de esto. Monseñor nos dice que estar en gracia de Dios es vivir la vida de Dios, es vivir en amistad con Dios. Esto nos exigirá siempre “dejar el pecado”. Más bien la miseria de muchas personas, familias y pueblos es la consecuencia del pecado de otros, de los poderes políticos y económicos. Si el mayor pecado es el asesinato del hermano/a (ya expresado en el asesinato de Abel por su hermano Caín, narrado en el libro de Génesis), el segundo pecado es de “omisión”: no hacer el bien que podemos hacer! Recordemos la tentación de una vida cómoda entorno a nosotros mismos, la tentación de una vida superficial alimentada por las ofertas de la sociedad de consumo.
“La gracia es la conversión del hombre y de la mujer que dejan el pecado por vivir en amistad con Dios”. Se trata de una manera de vivir, de actuar, de hablar, de relacionarse con las y los demás, es una cuestión de opción fundamental y prioridad en la vida. Dios mismo nos ha enseñado en la vida de Jesús lo que significa “vivir en amistad con Dios”. Jesús, Monseñor Romero y tantos otros mártires latinoamericanos han vivido esa amistad, han andado por el camino de Jesús, han recibido al gracia divina. ¡No busquemos por otros rumbos!
298. Cristo está presente entre nosotros.
“Jesucristo personalmente aquí presente”, “presente en persona” en la asamblea que celebra la eucaristía. Monseñor hace referencia a la cita evangélica “el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Muchas veces los cristianos/as nos limitamos a la primera parte de esta cita “yo daré mi carne” y nos olvidamos de la segunda parte “para la vida del mundo”.
El encuentro personal con Cristo en la eucaristía no es para mi salvación, no para mi alma, sino es para que haya vida en el mundo, vida en la historia humana. El encuentro personal al comer de este pan y al beber de este vino, su cuerpo y sangre, asumimos la responsabilidad de luchar por la vida en la historia humana, por la vida en esta tierra. Y realmente, después de 20 siglos de cristianismo constatamos que desde el colonialismo europeo y estadounidense hemos sembrado terror y muerte en casi todo el mundo. Los miles y miles de migrantes, de hambrientos, de sin hogar, de explotados esperan que seamos luchadores “por la vida del mundo”. Además recordemos que Jesús ha dejado muy claro encontraremos a El en esos miles de miles de hambrientos, sedientos, desnudos, encarcelados,….. El encuentro con Cristo en la eucaristía nos alimenta para ser defensores de la vida humana y de la vida de la naturaleza.
299. Dar gloria a Dios
Monseñor Romero es un profeta que ha denunciado todas las formas de idolatría: divinizar la estatura humana, divinizar las pretensiones del poder, de la riqueza y de la organización (política, militar, religiosa). Nos ha avisado de no absolutizar lo propio nuestro. Hoy nos recuerda diciendo “al hombre que no se cierre al Absoluto”. Quién pretende eliminar al Dios de la vida ofreciendo y sirviendo a los ídolos (dioses engañosos), se equivoca y se engaña.
El ateísmo práctico es más grave que el ateísmo teórico. No pocas veces en la historia los opresores y explotadores siguieron profesando su religión, pero en la práctica negaron a Dios destruyendo la vida humana. Pero también la pasividad, la comodidad, el encierre en las ofertas de la moda y del consumismo (se ve con claridad en tiempos de navidad!!!), la falta de solidaridad,… son negación del Dios de la vida, son formas de ateísmo práctico. Monseñor Romero nos invita a “dar gloria a Dios” y no se puede servir a Dios y al dinero-poder.
300. Solo Tú tienes palabras de vida eterna.
Monseñor está convencido que ningún ser humano logra ser de verdad feliz “si no logra su diálogo con Dios, su intimidad con el Señor”. Recuerda el testimonio de Pedro en el evangelio cuando contestó a Jesús “sólo tú tienes palabras de vida eterna”.
Los quehaceres diarios, las preocupaciones concretas por la vida y la sobrevivencia, los problemas del país, … pero también el adormecimiento gracias a la atracción de la TV, las películas, las novelas, los juegos electrónicos, las redes sociales, …. nos impiden muchas veces entrar a la casa en el silencio para tratar de escuchar lo que Dios mismo quiere decirnos en nuestra conciencia, esa celdita del corazón, como Monseñor la ha llamado. Jesús nos ha dado el ejemplo: cuantas veces no lo encontramos en los evangelios en oración (de noche y de madrugada, en un cerro, en la soledad, en el desierto,..). Nos ha enseñado la oración del padre nuestro…. No es mi papacito…. Que me da bendiciones…. El Padre de Jesús y nuestro Padre nos llama a ser hermanos/as de verdad y con todas las consecuencias de esto. La palabra de Jesús es vida verdadera y llega hasta la profundidad.
Ser cristiano/a no es en primer lugar ser adepto de una religión o de una u otra iglesia, sino es tomar en serio la palaba de vida eterna de Jesús, su vida, su ejemplo, su testimonio, su opción fundamental, su oración, su camino.
301. Cristo el Espíritu que da vida.
Jesús es vida porque “él nos ha traído la vida de Dios”. En realidad, creo, muchos cristianos no lo creen, o lo creen solo de palabras o lo máximo solo en los ritos. Si creyéramos de verdad que en Jesús Dios se hizo presente (estamos celebrando su humanización en las y los pobres: Navidad), no nos costaría arriesgarnos al camino de Jesús.
No es así nomás que los ángeles dicen a los pastores que no tengan miedo. En las iglesias debemos de vivir y anunciar ese mensaje, unos/as a otros/as: no tengamos miedo. Si Dios se ha hecho pobre para darse a conocer y para darnos a conocer el camino de la vida, no hay tenerle miedo al seguimiento a Jesús, aunque nos cueste críticas, rechazos y puede ser la cruz. “Es vida porque él nos ha traído la vida de Dios”.
Monseñor nos recuerda “El que come de este pan vivirá, porque yo traigo gérmenes de vida eterna”. Pero recordemos: “el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. El que come de este pan de la eucaristía y se entrega para que el mundo tenga vida, vivirá. Esos gérmenes de vida eterna de Cristo en la asamblea eucarística, solo germinan en el sacrificio, en el servicio, en el testimonio de una vida sirviendo en la construcción del Reino de Dios.
302. Llénense de interioridad.
Con frecuencia Monseñor Romero repite elementos de su más profunda convicción y vivencia: Dios conoce por el corazón, ahí donde Dios mira, ahí donde Dios nos habla… en nuestro interior. Nos hace falta descubrir que Dios está llamándonos en el interior de nuestro corazón, en nuestra conciencia.
Estamos tan ocupados y tan preocupados que no tenemos tiempo ni espacio para entrar en esa celdita del corazón, en nuestra interioridad, para escuchar a Dios. San Agustín decía, cita Monseñor Romero, que estaba buscando a Dios fuera de sí y no encontraba la paz; tuvo que descubrir adentro de sí.
En ese interior – en sincera escucha a lo que Dios quiere decirnos – encontramos los grandes valores del Reino de Dios y nos fortalecemos para vivirlos y para destruir los antivalores que hoy en capitalismo neoliberal nos ofrece. Sin llenarnos de interioridad podemos participar de ritos y religiosos, pero no encontraremos al Dios de Jesús.
303. No hagamos una religión vacía de los pensamientos de Dios
Existe el peligro de leer los textos de los evangelios como que nos están informando, dando información, sobre lo que sucedió en aquel tiempo. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. “Vino nuevo en odres nuevos”,…. Jesús se enfrentó con las tradiciones religiosas de su tiempo e invitó a la gente a dejarse llevar por el “llamamiento de espiritualidad y de actualidad que Cristo les trajo”. Estamos de acuerdo que todas esas reglas y ritos religiosos de los judíos de Galilea y Judea ya no tenían nada que ver el Reino de Dios. Jesús tenía razón de criticarlos.
Pero habrá que leer el mensaje de Jesús en nuestra realidad, también religiosa y eclesial. No es así nomás que el Papa Francisco encuentra tanta resistencia – también de altos jerarcas de la iglesia romana – ante su decisión de trabajar en serio la transformación de la Iglesia: vino nuevo (el evangelio de Jesús) en odres nuevos (en acciones y estructuras nuevas). Para no pocos católicos romanos muchas tradiciones marianas y alrededor de los santos de su preferencia, han opacado el camino del Evangelio de Jesús, la vida de Jesús, sus opciones radicales. Por supuesto que María y los verdaderos santos en primer lugar nos orientan a Jesús. Las tradiciones religió-culturales-populares nacieron precisamente desde los pueblos sencillos porque las autoridades de la iglesia escondieron el camino de Jesús y el acceso a Jesús (hasta prohibiendo la lectura y el estudio de la Biblia).
Monseñor Romero nos pide que nuestra religión esté en primer lugar enraizada en los pensamientos de Dios, en el camino de Jesús, en la luz del Espíritu, y no tanto pegado a “tradiciones de los hombres”. Nos urge retornar a Jesús.
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