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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 46
320. Dios es familia.
Monseñor Romero felicita a las familias que tienen sus raíces en Dios: “una verdadera comunidad religiosa que ora, da gracias a Dios, se santifica en la veneración del Señor”. Solo hay que recordar que para Monseñor la oración no está desvinculada de la realidad histórica y que la santificación no se hace con ritos sino en el seguimiento a Jesús, en el compromiso y el servicio, especialmente a familias más pobres que nosotros. Ahí se adora al Señor.
“Dios en el cielo es familia” – refiriéndose a la Santísima Trinidad- “Dios en la tierra es familia”. Que las familias creyentes sean de verdad la cara visible y palpable de la presencia de Dios en su familia y en la historia.
321. Dios va con nosotros.
En medio de las grandes dificultades de nuestro pueblo (represión, explotación económica, pobreza, hambre, refugiados, desplazamientos, destrucción de hogares,…) Monseñor Romero quiere darnos ánima y fuerza. Nos recuerda que Dios no nos abandonará, que está con nosotros en esta historia,..
A pesar de nuestras infidelidades, nos dice Monseñor, Dios sigue amándonos y no nos abandona. A veces es tan difícil confiar en esto. En teoría muchos pueden estar de acuerdo o contestan sí, al ser preguntado si creen en la fidelidad de Dios. Pero no se trata de una doctrina o una creencia, sino de una manera de vivir y de actuar.
En nuestra manera de actuar – en medio de las cruces y tremendas dificultades históricas y hasta las infidelidades del pueblo – mostraremos nuestra confianza en la presencia liberadora y animadora y consoladora de Dios en la historia.
322. ¿Para qué me quiere Dios?
Todos nacemos con una vocación. “Todos tenemos un puesto en la historia”. Es un puesto que Dios nos ha dado, una misión que Dios nos da constantemente. Monseñor invita a descubrir qué misión Dios nos está dando, a preguntarnos: “¿para qué me quiere Dios? en esta historia de nuestro pueblo.
Monseñor hace esta invitación a niños/as y jóvenes, quienes aún deben tomar decisiones sobre qué hacer con su vida., qué carrera estudiar, cómo servir a nuestro pueblo….
La construcción del Reino… ¿de qué manera pondré mis capacidades y talentos al servicio de la construcción de ese Reino de justicia, verdad, libertad, fraternidad, solidaridad, misericordia,..? La sociedad de consumo, capitalista neoliberal, nos hace una cantidad de ofertas y nos bombardea con planteamientos de aprovechamiento, de consumismo, de cada uno para si mismo,…. Sus dioses, los ídolos, tan denunciados por Monseñor Romero, tratan de seducirnos….. No seamos ingenuos, descubrir “nuestra estrella”, nuestra vocación según el Dios de Jesús, es cosa seria y exige honestidad y disposición para servir.
323. Seamos fieles a nuestro bautismo.
Monseñor habla en palabras proféticas muy duras. Con sus homilías quiere “sacudir”, despertarnos, darnos una cachetada para que reflexionemos en serio y tomemos conciencia. Quiere “sacudir una rutina que se cierne sobre nuestros bautizados que los hace prácticamente paganos bautizados, paganos idólatras de su dinero, de su poder.” Todo esto lo dijo en la catedral el 13 de enero de 1980, a casi dos meses de su asesinato.
Denuncia a los bautizados que viven como “paganos”, servidores de los ídolos del poder, de la riqueza y podemos añadir a los ídolos de la organización y del placer. Monseñor pregunta: ¿Qué bautizados son esos?
En América Latina los libros de bautismos aún están llenos. Contamos con tantos miles de católicos en este continente, porque la referencia es la cantidad de miembros bautizados inscritos en los libros de bautizados/as. Pero si miramos la realidad económica, social, política, cultural, religiosa de nuestro continente, no vemos los efectos de los bautismos. Más bien lo contrario. En El Salvador una de las trampas para la beatificación de Monseñor Romero es el hecho que son católicos bautizados que han mandado asesinar y que han asesinado a Monseñor. Son bautizados los que ordenaron y que realizaron los masacres de nuestros pueblos!!!!
Poco entendemos sobre el significado del bautismo. Al mismo tiempo las iglesias tendrían que ser mucho más estrictos en la aceptación para el compromiso del bautismo.
324. El bautismo nos identifica con Cristo.
Monseñor nos recuerda que con el bautismo estamos identificados con la muerte y la resurrección de Cristo. Pero es importante en esta cita que hace referencia a “el más humilde campesino que tal vez está en reflexión allá junto a su aparato de radio”. Creo que aquí esté el corazón del mensaje de Monseñor Romero: Cristo está presente, llama, convoca, grita, envía,… desde la vida concreta del más humilde campesino (de las y los pobres de nuestro pueblo).
Por supuesto que el bautismo identifica a uno con Cristo. Pero habrá que ir más allá: todos los pobres (crucificados), - bautizados o no – son Cristo que tiene hambre y sed, que está perseguido, que está enfermo o en la cárcel,….
La Iglesia, las comunidades cambiaríamos radicalmente si estuviéramos convencidos (en la práctica) que en cada hermano/a más pobre que nosotros, Cristo mismo nos está llamando a transformar esta sociedad, a vivir los valores del Reino. Es la misión del bautismo.
325. Busquemos únicamente el Reino de Dios y su justicia. –a
Monseñor habla de “la marca del Espíritu y del fuego con que Cristo bautiza”. En el bautizo somos “marcados” con el sello del Espíritu de Dios y con el fuego de Jesús. Así tendríamos que vivir diariamente. Cristianos/as somos – debemos ser – diferentes de las y los demás. El bautismo nos exige “exponerse a renunciar a todo y a buscar únicamente el Reino de Dios y su justicia”.
En realidad es tan triste ver con qué facilidad y comodidad se realiza los bautismos en las iglesias. Unas charlitas (que muchas veces solo se aguanta, sin entender, porque tampoco se está interesado) y ya… un poco de agua, importante son los padrinos, porque garantizarán unos regalitos cada año,…. Y ya está anotado como bautizado/a. Nada que ver con la marca, ni con el fuego!!!! No cambia nada, ni en los papás, ni en las mamás, ni padrinos, ni en madrinas, en nadie….
Una condición para poder bautizarse tendría que ser la experiencia, la práctica de “renunciar a todo y buscar el Reino de dios y su justicia”. Se tendría que bautizar solamente a aquellas personas que están dispuestas a asumir este compromiso y que en la práctica lo están haciendo, a aquellos niños/as de padre y madre comprometida con las causas del Reino y su justicia.
Me pregunto: ¿en cuántos papás, mamás, madrinas y padrinos se observa (en la práctica de su vida) la marca del Espíritu, el fuego de Jesús y la búsqueda del Reino y su Justicia?
325. Busquemos únicamente el Reino de Dios y su justicia. –b
Sigue Monseñor. Los bautizados que viven de verdad su bautismo deben ser personas de esperanza, de “esperanzas eternas” y “no se dejan vencer por el pesimismo”. Estamos iniciando otra campaña electoral. Los partidos de la derecha (especialmente ARENA) lanzarán con todo su poder mediático las lecturas pesimistas, negras: en este país nada está bien, nada,… y lo repetirán (como lo han hecho durante casi 10 años) que aquí todo va mal. Monseñor les diría que supieran discernir los espacios de luz y esperanza en nuestro pueblo a pesar de las dificultades.
Y Monseñor denunciaría también las falsas expectativas, falsas “esperanzas” que las derechas quieren lanzar sobre el pueblo en este tiempo de campaña. Por supuesto después de las elecciones nadie tendrá que volver a hablar de lo que prometieron, era solamente “campaña” para ganar los votos. Monseñor exigiría a los bautizados en los partidos que “renuncien a todo y que busquen el Reino de Dios y su justicia”. Renunciar a todo. ¿? Más bien el ser electo permite vivir una vida lujosa con salarios altos, bonificaciones, viáticos, carros de lujo, viajes pagados por los impuestos,…
La llamada democracia occidental representativa que vivimos aquí no garantiza “buscar el Reino de Dios y su justicia”, sino debe jugarse con las reglas impuestos, tanto por la mayoría “democrática”, como por los poderes externos.
Y a pesar de todo esto, Monseñor nos pide vivir el bautismo con esperanza, con ánimo y fortaleza, Debemos ser más fuertes que todas las desesperanzas.
326. Dios es Dios de fiesta.
“En el corazón de quien tiene fe, no cabe el pesimismo”, nos dice Monseñor Romero. Totalmente opuesto a lo que la tradicional pastoral de miedo ha promovido: a Dios hay que tenerle miedo, hay que cumplirle con los ritos y rezos, con los sacrificios,… para evitar que nos castigue. Para Monseñor se trata del Dios que “quiere que los hombres /mujeres gocen la felicidad de la tierra, la alegría de vivir, la felicidad de amar, de compartir, de hacer fiesta”. Observo aquí que no está diciendo la fiesta y la alegría para unos cuantos (ricos y poderosos), sino para todos y todas. Creer en ese Dios significa luchar para que todos/as puedan crecer y avanzar hacia la felicidad en la tierra. Esto nos exige una tremenda lucha por la justicia, por la verdad, la libertad, la misericordia, la fraternidad, solidaridad, …
“La felicidad de compartir”, es lo contrario de la llamada felicidad del sistema capitalista. Ahí la felicidad es el resultado del robo (de los trabajadores/as), de la acumulación de bienes y dinero…un sed de “tener” para poder ser feliz. Monseñor Romero nos revela la cara del Dios de Jesús y desenmascara los ídolos del poder y del tener, del placer, de la organización.
Si queremos ser verdaderamente felices, esa felicidad será el regalo divino por compartir, por amar, por servir, por ser solidario … con familias más pobres, más excluidas que las nuestras.
327. ¡Dios nos ama!
Monseñor Romero ha vivido la experiencia alegre y animadora de “el cariño con que nos saludamos, nos expresamos para ir cada uno a su casa” al salir de la misa, al salir del templo. Esos abrazos de la gente pobre era para Monseñor “una inspiración” para su ministerio.
Muchas veces las misas son tan rutinarias, con cantos de hace 40 o más años, con la letra de una teología, cristología o eclesiología de antes del Concilio Vaticano II, misas donde no se vive la fraternidad, donde no se observa la “alegría, el contacto con ese Dios que nos ama”.
En nuestra experiencia de CEBs muchas veces iniciamos la eucaristía con el abrazo de paz, ese abrazo fraterno para darnos la bienvenida, para expresar la alegría de estar presentes y de participar, para alegrarnos por poder celebrar nuestra fe en medio de la vida. La eucaristía es celebración festiva.
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