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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 47
328. Sentirnos todos, hijos de Dios.
A menos de dos meses de su asesinato Monseñor Romero expresa con claridad de qué se trata en la fe en el Dios de Jesús: construir “una sociedad nueva, en vez de almacenar y guardar egoístamente, se reparte y se comparte, se divide”. Denuncia la lógica de la empresa capitalista, del sistema capitalista, para abrir el horizonte hacia el Reino de Dios: repartir, compartir, dividir!!!! Esto nos exige a todos y todas una conversión permanente y constante. El sistema en que vivimos (y las iglesias muchas veces son parte de la justificación ideológica del sistema) nos orienta, nos motiva exactamente hacia lo contrario: acaparar, robar (se hace leyes para poder robar legalmente), almacenar, guardar, tener más, comprar más,….
¿Qué tendremos que hacer para que “nos sintamos hermanos/as”?, nos pregunta Monseñor, para que vivamos y “nos sintamos hijos/as del mismo Dios”.
En El Salvador ya empezó la campaña electoral. Un meme me llamó la atención: una diputada del partido derechistas ARENA se acerca a una señora del mercado y pregunta: ¿Se acuerda de mi? Sí contesta: Ud viene cada tres años y no me compra nada. Eso no es el acercamiento de la fraternidad solidaria, o de los hijos/as de Dios, es engaño que humilla al otro/a.
329. Vivamos intensamente la fe.
Esta vez Monseñor relaciona el “vivir intensamente la fe” con asumir la misión de ser “verdadero micrófono de Dios, nuestro Señor.” Vivir la fe no es en primer lugar un asunto de participar en actividades religiosas, sino de una práctica de vida. Hoy Monseñor nos llama a activar siempre nuestra misión profética (con raíces en el bautismo): que nuestra palabra sea Palabra de Dios, denunciando los antivalores del anti-Reino, denunciando todo los poderes que destruyen la vida (especialmente de las y los más pobres), anunciando una esperanzar inquebrantable que el Reino de todos modos se está dando.
Vivir intensamente la fe exige que cada uno/a en su ambiente familiar, vecinal, laboral, … asuma la responsabilidad de ser voz de Dios, pero del Dios de Jesús. Por supuesto nos exige coherencia entre lo que decimos (denunciando y anunciando) y lo que hacemos.
Nos estamos acercando a la semana anual de oración por la unidad de las y los cristianos/as (18 – 25 de enero). Vivir intensamente la fe nos exige una tremenda humildad por nuestra propia experiencia (siempre necesitamos convertirnos y avanzar, y corregir) y nos exige una tremenda apertura hacia otras experiencias cristianas que también tratan de vivir intensamente la fe.
330. Conocer a Cristo es conocer a Dios.
“El evangelio no es una biografía de Cristo”. Monseñor Romero nos lo recuerda nuevamente. Los evangelios no quieren hacer una descripción histórica científica de ese Jesús que vivió hace unos 2000 años en Palestina. “El evangelio es la fuerza viviente de Dios”. No se lee el evangelio como se lee una novela. “Hay que llenarse de fe” y querer ir al encuentro de Jesús que es anunciado como Mesías, como Hijo de Dios, que vive.
Monseñor hace una nueva llamada a entrar en silencia, sin que nadie hable, en la fe profunda del corazón. Quien no cultiva el desarrollo de esa celdita de la conciencia donde Dios quiere hablarnos, no podrá encontrar a Cristo ni en la lectura de los evangelios, no encontrará El Evangelio, la buena nueva de Dios.
Aunque el título que se ha puesto para este párrafo no está literalmente en la cita de Monseñor, sí expresa con claridad lo que quiere decirnos. La misión de Jesús era exactamente darnos a conocer a Dios, ya que las religiones y las tradiciones y legalismos habían (han) tergiversado el verdadero rostro de Dios. Por eso los evangelios son tan actuales, porque Jesús constantemente quiere invitarnos a conocer a su Padre, al Dios de la vida, el Dios del Reino, el Dios de los pobres. Ese Dios solo se deja conocer y encontrar en la medida que vayamos viviendo como Jesús lo hizo. El también nos ha vivido el camino para responder al Dios de la vida.
331. Dios nos invita a ser hermanos.
Monseñor expresa en esta cita dos modelos económicos opuestos: el modelo donde el motor de todo es “almacenar y guardar egoístamente” – en El Salvador políticamente defendido y representado por el partido ARENA, sus sindicatos, sus ong’s, sus tanques de pensamiento – y el modelo donde el motor de todo es “repartir, compartir, dividir, para que todos se alegren”. Este modelo económico aún está lejos de vislumbrarse. Los programas sociales del gobierno del fmln pretenden ser un canal de distribución de la riqueza producida en el país, pero mientras no se cobre los impuestos que las empresas y las familias ricas deben (y no pagan), esos programas no será sostenibles. Mientras no se tiene en la asamblea una mayoría que defienda y da su vida por el modelo de “repartir, compartir, dividir” no se podrá cambiar el modelo económico como tal. Estamos ante elecciones de la asamblea…. Veremos si la mayoría (pobres) es capaz de vislumbrar un nuevo horizonte.
332. Me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres.
Monseñor describe la dura realidad de las y los pobres: “los que solo reciben malas noticias, los que no sienten más que el atropello de los poderosos, los que ven pasar por encima de ellos las riquezas que hacen felices a otros.” Realmente es así. Los ingresos de los oligarcas, de las empresas, pero también de los magistrados de la corte suprema de justicia, también de los miembros de la asamblea legislativa, también de algunos funcionarios de autónomas y de algunas alcaldías, son bofetadas sangrientas en la cara del pueblo.
Dice Monseñor Romero, a menos de dos meses de su asesinato, que su misión como arzobispo es ser buena noticia para los pobres, así como ha sido la misión de Cristo. El camino de Jesús (aunque en primera instancia lleva hacia la cruz) hace de verdad feliz. Solamente quienes se arriesgan a este camino de Jesús serán capaces de comprenderlo, de sentirlo, de proclamarlo.
En El Salvador la mayoría de las y los pobres reciben beneficios, subsidios (en educación, salud, energía eléctrica, agua, gas, paquetes agrícolas, …), que son buenas noticias, que les dan más oportunidades, sin embargo veremos cómo votarán el próximo 4 de marzo. Ha sido tradición que las y los pobres votan por partidos de la derecha, partidos que son la expresión política de un sistema económico que produce necesariamente más pobreza para que haya más riqueza para pocos.
En las comunidades eclesiales de base somos minoría (abrahamítica quizá, ojalá), pero con una tremenda responsabilidad de ser testimonio de ese camino de Jesús, esa buena noticia para las y los pobres.
333. Nuestra fuerza viene de la oración.
Monseñor Romero siempre habla de su propia experiencia. “nuestra fuerza viene de la oración y de nuestra conversión hacia Dios”. Eso ha sido su experiencia diaria y constante. No hubiera aguantado la presión de sus “hermanos de báculo y mitra”, de no pocos sacerdotes, de las familias ricas y de los gobernantes, sin esa vida de oración y de constante conversión. No predica al pueblo de Dios lo que no vive. Al contrario, siendo hombre de oración (escuchando a Dios en esa celdita de nuestra conciencia) se preocupaba con sinceridad por su constante conversión, para serle fiel al Dios de los pobres.
Vale la pena repetir que orar no es en primer lugar rezar, repetir oraciones tradicionales, leer oraciones antiguas de los libros de oración, recitar (a la carrera) credos o salmos,….. Orar es entrar en el silencio del corazón para escuchar a Dios que nos habla en la conciencia. Las Iglesias hemos perdido – gracias a Dios – mucho poder político y económico (aunque todavía falta en no pocos casos), pero no hemos ganado fuerza desde la oración y la conversión.
Las comunidades eclesiales de base no podemos limitarnos a organizar actividades (culturales) en los aniversarios de las comunidades, de las y los mártires, de las masacres,… Por muy necesarios y animadores que sean, no bastan. Nuestra fuerza es la oración y la conversión. Si no lo vivimos de verdad, seremos sal sin saber o luz escondida.
334. Dichosos ustedes cuando les odien por causa del Hijo del Hombre.
Monseñor felicita con inmensa alegría a los sacerdotes, laicos/as, religiosos/as que están “comprometidos con la miseria de nuestro pueblo”, comprometidos con este pueblo hasta el heroísmo de sufrir con él. Todo esto tendría que ser lo más normal en la Iglesia, lo más común, lo evidente. Sin embargo la realidad es muy diferente. Muchas veces son excepciones esos sacerdotes, laicos/as y religiosos de verdad comprometidos con la miseria de nuestro pueblo”. En su tiempo como arzobispo Monseñor solo contó con el apoyo solidario de Mgr Rivera. Los demás obispos salvadoreños estaban tan lejos de la miseria del pueblo.
Monseñor va aún más lejos y denuncia “ay de ustedes cuando todo el mundo hable bien de ustedes”. En las iglesias conocemos figuras eclesiásticas que tienen “fama”, que son amigas de los idólatras del poder y de la riqueza, que reciben de parte de la prensa derechista alabanzas por sus grandes “obras”. Hoy aparentemente las iglesias ya no somos perseguidos por vivir el evangelio, no porque aquí reina la justicia y la paz, sino porque nos hemos acostumbrados a vivir “religión”, culto, dar y recibir “bendiciones”, mientras estamos lejos de la miseria de nuestro pueblo.
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