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declaracion de Catolicos Chilenos sobre demanda de Bolivia de acceso al mar
Declaración de un grupo de católicos, cristianos y ciudadanos de la Patria Latinoamericana, ante un nuevo aniversario (190) de la independencia de Bolivia y las recientes declaraciones del Papa Francisco, respecto de la demanda marítima de Bolivia.
El Papa Francisco en su reciente visita pastoral a Bolivia, entre diversos temas afirmó ante los periodistas que lo acompañaban que la demanda marítima boliviana se enmarca dentro de la justicia y que los límites de los países pueden modificarse especialmente cuando estos han sido resultado de la guerra. Son estas afirmaciones dignas de ser consideradas por el Estado y por el pueblo de Chile. Ello ha movido a un grupo de católicos, cristianos y ciudadanos de la Patria Latinoamericana abajo firmantes, a manifestar lo siguiente:
1º En la Catedral de La Paz, el Papa Francisco ha señalado que “el desarrollo de la diplomacia con los países del entorno, que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto de los problemas, hoy es indispensable. Estoy pensando acá en el mar. Diálogo es indispensable. Construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, tienen soluciones razonables, equitativas y duraderas. Y, en todo caso, nunca han de ser motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución”.
2º En este contexto, pareciera pertinente considerar que la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, al que Chile adhirió el 25 de agosto de 1997, establece que el mar, en general, es un bien común de toda la humanidad y que ningún país puede ser privado del libre acceso a este bien común y que no es susceptible su apropiación particular por ningún Estado. Frente a este hecho y a la argumentación recurrente sobre la defensa de la soberanía nacional, nos preguntamos por el significado de la privatización de 57 puertos a lo largo de los cuatro mil kilómetros de la costa de Chile, además de la entrega de la explotación de los recursos marítimos a empresas particulares.
3º En un contexto cultural e históricamente complejo, las Iglesias, todos los discípulos de Jesucristo y las personas de buena voluntad debemos tener presente que un nacionalismo exacerbado constituye una actitud nociva. Por tanto, la “tranquilidad en el orden” según la definición agustiniana de la paz, “no es pasividad ni conformismo, sino el resultado de un continuo esfuerzo de adaptación a las nuevas circunstancias, a las exigencias y desafíos de una historia cambiante. Una paz estática y aparente puede obtenerse con el empleo de la fuerza; una paz auténtica implica lucha, capacidad inventiva, conquista permanente”. (IIª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Medellín, 1968, Nº 14).
4º En nuestra condición de discípulos misioneros de Jesús y personas de buena voluntad, consideramos que la demanda boliviana es éticamente válida y el Estado y el pueblo de Chile deben acceder al diálogo para dar solución a este conflicto. Las problemáticas que afectan a los pueblos deben ser consultadas a los mismos para que las decisiones sean efectivas y perdurables. Ello lo ratifica el Concilio Vaticano II al afirmar que una “forma excelente de la actividad internacional de los cristianos es la colaboración que individual o colectivamente prestan en las instituciones fundadas o por fundar para fomentar la cooperación entre las naciones. A la creación pacífica y fraterna de los pueblos pueden servir también de múltiples maneras las varias asociaciones católicas internacionales”. (“Gaudium et spes”, Nº 90). Esta fue una preocupación del Papa Juan XXIII, quien en 1963 nos llamaba en la Encíclica “Pacem in terris” a sostener la fraternidad entre las naciones sobre la base de que “las relaciones internacionales deben regirse por el principio de la solidaridad activa”. (Nº 98 a 100).
5º La presente declaración comparte los propósitos ya expresados por la Carta que el 20 de agosto de 2014 expresaran a la Presidenta Michelle Bachelet las Agrupaciones de Organizaciones Sociales y Políticas representadas por el Comité de Reencuentro Chileno Boliviano, la Unión Bicentenaria de los Pueblos y la Casa Bolívar y las Declaraciones que en 2013 y 2014 emitiera el Comité Oscar Romero (COR) de Chile.
6º Finalmente, instamos al pueblo de Chile y a los católicos y cristianos en particular, a la reflexión y al diálogo, pues estamos convencidos que es Dios quien “gobernará las naciones y dictará sus leyes a pueblos numerosos; que trocarán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No alzará ya la espada pueblo contra pueblo y no más se entrenarán para la guerra”. (Isaías 2, 4).
Santiago de Chile, julio de 2015.
FIRMANTES:
Comité Oscar Romero-Sicsal Chile, Amerindia Chile, Centro ecuménico Diego de Medellin, Cefoso
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