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¿Porqué mi Amor por Cuba?
¿Porqué mi Amor por Cuba?
Testimonio de un mortal salvadoreño del común y corriente.
Antonio Barrera – Miembro de CEIPES
Siempre me lo dijeron: en Cuba no existe la democracia porque no existen los partidos políticos más que uno, pero no me dijeron que allí la gente elige a sus representantes a la Asamblea del Poder Popular (creo que así se llama el Parlamento cubano) desde los barrios y las comunidades; allí donde hay un CDR que le mientan, es decir donde la gente está organizada en los Comités de Defensa de la Revolución y otras expresiones de organización y participación ciudadana.
También me dijeron que en la isla las profesoras se meten a sexo-servidoras, los médicos a balseros y los graduados universitarios no aspiran más que atender la recepción en los hoteles. Pero, sospechosa omisión: nunca me recordaron que Cuba, la digna Cuba, tiene a 2ª tasa de alfabetización más elevada de Latinoamérica y el Caribe; hace unos años la 1ª era Jamaica, pero ¿cuenta una colonia británica?
Y sigo – a propósito de los médicos balseros –: no me dicen que los avances en la medicina cubana son tan notables que hasta los diputados de la ultraderecha salvadoreña van a curarse de cáncer a la isla (y allí no les preguntan si están a favor o en contra de Fidel, simplemente: ¡les atienden!).
Tampoco me hablan de la solidaridad y prestigio de la medicina y de las y los médicos cubanos. A este respecto comparto la siguiente pasada (que es como llamamos en mi cantón a las anécdotas):
Hace menos de unos dos años, una amiga tenía súper enferma a su hija de 15 años de una extraña parasitosis cerebral, o algo así de raro se llamaba su gravísima dolencia. La vieron cualquier cantidad de médicos especialistas salvadoreños y no curaban a la cipota. Luego de manera yo digo que providencial (¿un médico cubano en El Salvador?) aparece un eminente neurocirujano (que quede claro: cu-ba-no) cuyo nombre prefiero decirlo solo en el confesionario, y tuvo una intervención exitosa: allí se va curando la bicha, buena amiga de m’hija...
La recuperación de ella por supuesto que me alegró muchísimo, pero lo que igual me alegró, fue que cuando la madre de la joven, mi chera, quería hacerle un reconocimiento económico al especialista, su respuesta fue: “oye tú, que no me debes nada ¡que es mi responsabilidad!... En Cuba el derecho a la salud, es una responsabilidad del Estado y es con todos” (le faltó lenguaje inclusivo al hombre, no dijo todos y todas, pero bien: nadie es perfecto) y siguió el viejito: “eso es derecho de la niña, no una mercancía”. Pero eso por supuesto no lo sabe, hasta ahora, más que un grupo chiquito de gente y por supuesto que no saldrá publicado en CNN, FOX o cualesquiera voceros del ejército gringo o de los ricos de mi país.
Entonces por eso mi Amor por Cuba, y lo escribo con mayúscula: Amor, como se escribe las cosas que de verdad son de respeto. Por eso: por que pese a toda la mentira, la injusticia con nombre “bloqueo” y demás atropellos a un país soberano, allí hay un Pueblo y un Gobierno, que no pierden la dignidad ni el talento para construir un pedacito de mundo menos peligroso para la vida, por cierto muchísimo menos peligroso que este en el que me ha tocado vivir y no me voy.
Ah! y estoy seguro: “Esta noche, en varias partes del mundo, miles de niñas y niños dormirán en la calle: ¡ni uno solo es cubano!”… Eso es lo que recuerdo que leí en un rótulo cubano, cuando yo mismo sacaba mi especialidad; rótulo que nada tiene que ver con la publicidad engañosa de cualquier otro rincón del planeta.
San Salvador, 04 de Octubre de 2012
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