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EL MEDITERRÁNEO: DE MAR ABIERTO A FOSA COMÚN DE MUERTOS DEL SUR
1. Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”. Universidad Carlos III de Madrid
No se pueden poner puertas al mar. Eso afirma el viejo adagio popular. Y, sin embargo, la realidad de los náufragos del Mediterráneo lo desmiente a diario. No solo se ponen puertas al mar, sino fronteras controladas por personal militar o policial armado hasta los dientes para evitar el acceso a “nuestras” costas de personas -el mar y las cosas ya son propiedad privada”. Cada mañana me despierto con un sobresalto: el que me produce la información de la cadena SER sobre las personas refugiadas y migrantes que han naufragado en su intento de llegar a “nuestros” países europeos.
A las puertas que se ponen al mar hay que sumar la criminalización de las personas que se dedican a impedir los naufragios y a evitar la pérdida de vidas humanas de personas indefensas y solas ante el peligro. Es el caso de la periodista española Helena Maleno, presidenta de “Caminando fronteras”, activista de derechos humanos y defensora del derecho a la vida de las personas migrantes en la frontera Sur española. “Estamos a la deriva en una barcaza que hace agua, el patrón ha huido en una lancha que milagrosamente ha aparecido en alta mar. La situación es de extrema gravedad”. Es el mensaje que Helena recibe a todas las horas del día y de la noche. En respuesta al mismo, se pone inmediatamente en contacto con la Guardia Civil y Salvamento Marítimo, quienes se disponen al rescate.
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