
Se nos fue Paco Xammar. Nos ha dejado tristes, pero también agradecidos a Dios por el testimonio de su larga vida al servicio del Reino. No hay palabras para describir la talla humana de este gran amigo y compañero nuestro. Un hombre de trato cordial y directo y siempre muy respetuoso con todos y todas. Un jesuita profundamente creyente en el proyecto de Jesús de Nazaret. Hombre de Dios, de fe sólida, sentida, hecha experiencia. Desde su fe ha tenido la extraordinaria tarea de abrir e insertar la misión de la Compañía de Jesús y de la Iglesia entre diversos sectores de la sociedad, particularmente entre el mundo obrero y entre los refugiados y migrantes.
Paco Xammar fue un hombre austero, desprendido de seguridades y animado por una gran libertad de espíritu para proclamar los valores evangélicos. Se mostró siempre crítico frente a las instituciones públicas y eclesiales, sin ningún resentimiento. Íntegro y coherente en su estilo de vida. Vivía lo que decía y decía lo que vivía. Reconocemos y admiramos su capacidad para vivir inserto en el mundo de los pobres, defendiendo sus derechos. No hacía alarde de su compromiso. Actuaba siempre con una sencillez espontánea. Fue un ejemplo de diálogo respetuoso con otras culturas y con los no creyentes.
Paco Xammar ha sido siempre un gran admirador de monseñor Óscar Romero. La espiritualidad profética de este gran santo y mártir salvadoreño dejó huella en él. De ahí su compromiso y valentía para proclamar la justicia y para denunciar todo aquello que se opone a la vida digna de los más desfavorecidos. Sufrió acusaciones de alguna gente acomodada, pero su fidelidad al Evangelio fue su fortaleza y seguridad. Es por eso que a Paco Xammar lo consideramos también un profeta de nuestro tiempo.
A comienzos de la década de los ochentas, participó en la fundación de los Comités Óscar Romero, los cuales se extendieron por Cataluña y por otras ciudades del Estado Español. Cuando el SICSAL se encontraba en crisis, Paco Xammar se movió por toda Centroamérica tratando de reanimar y reorganizar esta instancia de solidaridad inspirada en la espiritualidad de Óscar Romero. Hacia el año 2005 se entrevistó con el entonces obispo de San Marcos (Guatemala), Álvaro Ramazzini, hoy cardenal, proponiéndole ser candidato para la presidencia del SICSAL. En la asamblea celebrada en San Salvador de ese mismo año fue elegido presidente, juntamente con la Hermana Raquel Sarabia como copresidenta, una mujer profeta.
Paco Xammar vivió muchos años en el popular barrio La Floresta, en Tarragona, un barrio conformado por inmigrantes de otras provincias españolas y de América Latina. Era considerado el alma del Comité Óscar Romero de Tarragona. Desde ahí invitó a diversas personas y grupos para establecer puentes entre Centroamérica y España, particularmente con Cataluña.
Paco Xammar vivía solo en su pequeño piso. Sin embargo, casi nunca estaba solo. Por su humilde vivienda pasaban muchas personas del barrio y de América Latina. Todo mundo lo saludaba en la calle, todos lo conocían. No lo saludaban como a un extraño sino como a uno más del barrio y de la ciudad. Él estaba informado de la vida de toda la población. Sabía quiénes habían llegado recientemente en la ola migratoria tanto de África como de Centroamérica, quiénes están en el paro y quienes han conseguido trabajo.
Paco fue un hombre profundamente solidario con América Latina y con un espíritu de ser ciudadano del mundo, apasionado por la justicia y la libertad de los pueblos. Vivió varios años en Nicaragua. Visitó, asimismo El Salvador, Honduras y Guatemala, solidarizándose con sus luchas y esperanzas. En Guatemala elaboró, junto con algunos miembros del comité Óscar Romero de este país, el tríptico del SICSAL.
Siempre hemos reconocido y valorado su gran aporte a la solidaridad no solo en Cataluña sino también en todo el Estado Español con América Latina. En la diócesis de Huehuetenango, Guatemala, impulsó el desarrollo de proyectos al servicio de la población indígena.
El Comité Óscar Romero de Murcia agradece las visitas que, en varias ocasiones nos hizo, dejando un recuerdo inolvidable. Tenemos la certeza que él vive en el corazón de Dios y vivirá siempre en las luchas por la paz de las comunidades cristianas de Centroamérica. En el SICSAL sigue presente.
Agradecemos a Dios la presencia viva de Paco Xammar como un don para la construcción de una nueva humanidad de justicia y fraernidad, signo del Reino.