El pasado 12 de diciembre fallecía en la ciudad de Guatemala el jesuita Jon Cortina a consecuencia de un derrame cerebral sufrido varias semanas antes. Con este documento rendimos homenaje a la memoria de este hombre valiente, profesor universitario y defensor de los derechos humanos. Su figura, que sin duda se agrandará con el tiempo, reúne de forma extraordinaria el rigor académico tanto en la docencia y la investigación con el talante ético y la pasión por la justicia.
Otros de sus compañeros jesuitas en el Salvador, posiblemente más conocidos, han tenido el carisma de poner por escrito la Teología de la Liberación; Jon Cortina tuvo el mérito de vivirla de forma práctica y eficaz en su vida.
Llegó a el Salvador en los años 50 y, como para tantos otros, este pequeño país supuso su conversión a la causa de los pobres. Para él la UCA fue el lugar donde se aunaba pensamiento y acción, donde pudo poner su extraordinaria inteligencia y preparación en el campo de la física y la ingeniería al servicio de su pueblo, especialmente con sus investigaciones para encontrar estructuras seguras en un país tan afectado por los problemas sísmicos. Pero, sobre todo, fue el punto de partida desde el que acabó entretejiendo su vida con las comunidades campesinas de El Salvador. Muchas son las facetas de su vida por las que será recordado, pero de entre todas destaca la de su papel de acompañante de estas comunidades.