Muy queridos hermanos y hermanas:
Les saludamos con las palabras de Jesús durante la Última Cena: “Mi paz les dejo, mi paz
les doy. No la doy como la da el mundo. No se turben ni tengan miedo ” (Jn 14, 27).
En su nombre les deseamos un año lleno de fraternidad, justicia y paz.
1. Algunas preocupaciones
Somos conscientes de que nuestro deseo contrasta con la realidad que estamos
viviendo, tanto por la cruel experiencia de la pandemia del coronavirus como por la
situación de confrontación, falta de diálogo y de tolerancia que está causando tanto daño
a la convivencia nacional.
A lo anterior se suman la tragedia de la migración forzada y los graves atentados contra la
casa común, es decir, contra el medio ambiente.
¿Por qué tantos compatriotas se van del país? Los medios de comunicación y la
experiencia cotidiana nos muestran el cuadro conmovedor de hermanos y hermanas que
abandonan su casa y su patria para buscar un futuro mejor fuera de nuestras fronteras:
son los migrantes, que viajan en grandes caravanas, en pequeños grupos o incluso solos,
afrontando en su camino atropellos, peligros, humillaciones y, en ocasiones, la muerte. En
este Año dedicado a San José recordamos que también la Sagrada Familia fue migrante,
cuando José recibió en sueños este aviso: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye
a Egipto; quédate allí hasta que te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”
(Mt 2, 13).
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