CURSO BÍBLICO DESDE LA CATEQUESIS DE MONS. ROMERO (tema 19)


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Tema 19. El Libro del Génesis: la humanidad caída

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Tema 19. El Libro del Génesis: la humanidad caída

Después de haber visto el Antiguo Testamento y el Libro de la Ley o Pentateuco vamos a considerar los primeros 12 capítulos del libro del Génesis en donde se nos narra “la humanidad caída”.

Mons. Romero nos va a explicar cuál es el contenido de los primeros capítulos del Génesis y, sobre todo, su significado teológico.

En esa primera parte del libro del Génesis, Mons. Romero, hace énfasis en la humanidad caída, en el rechazo que hace de Dios, para ello utiliza la expresión, en latín, “aversio a Deo”: el pecado, el apartarnos de Dios.

Después se detiene a explicarnos el pecado original, distinguiéndolo del pecado personal y que no supone una culpa personal, supone una herencia. Es decir que, a través de nuestros padres biológicos recibimos la vida natural y, por el bautismo recibimos la vida divina.

TEMA 19 EL GÉNESIS La humanidad caída.pdf

  • A partir de allí, lanzamos algunas preguntas para la comprensión y reflexión de esta catequesis bíblica romeriana:
    1. ¿A qué se refiere, Mons. Romero, cuando dice que los primeros capítulos del Génesis contienen la “aversio a Deo”?
    2. ¿Qué sucede cuando cometemos un pecado personal?
    3. ¿Cuál fue el pecado personal de Adán y Eva?
    4. ¿Cómo explica Mons. Romero, el pecado original?
  • También algunas preguntas para PUESTA EN PRÁCTICA DE LAS ENSEÑANZAS BÍBLICAS DE MONS. ROMERO
    1. ¿Conocemos nosotros el libro del Génesis? ¿Qué podemos hacer para conocerlo mejor?
    2. ¿En algún momento de nuestra vida hemos vivido también esa “aversio a Deo?
    3. ¿Qué podemos hacer para continuar la reflexión personal o comunitaria a fin de comprender mejor el pecado original y el pecado personal?
    4. Ciertamente, este es un tema difícil, para entenderlo, Mons. Romero, nos propone la siguiente comparación?
Supongamos una comparación: un señor, dueño de hacienda, le dice al administrador: por premio y confianza que te tengo, vas a ser el dueño de mis fincas, pero mientras me obedezcas; todos los hijos que nazcan de tu familia, considérense de esta hacienda, pero con tal que me obedezcan. Y un día, este administrador, creyéndose ya el dueño de todo, comienza a malbaratar la hacienda, a desobedecer a su jefe, a su patrón. El patrón le dice: te lo daba con la condición de obedecerme, no me has obedecido, lo siento mucho, vete de mi hacienda, quedas desheredado. Y naturalmente desde entonces, aquellos hijos que hubieran nacido, también participantes de la felicidad de aquella hacienda, nacen ya fuera de la hacienda, desheredados, desechados de su patrón. Este es el caso del pecado original; Adán y Eva cometieron un pecado personal y Dios los arroja del Paraíso, les quita la amistad divina y tienen que nacer sus hijos, nosotros, privados de la Gracia. No es una culpa, el pecado original, es la falta de una herencia, Dios no está obligado a darnos su amistad divina cuando los que la perdieron, ya la perdieron para toda la familia, es una herencia que se ha perdido.
[Imaculada Concepción de María. 08/Dic/1977. III, 36]