En Venezuela, durante 40 años funcionó el llamado Pacto de Punto Fijo: la alternancia en el poder entre Acción Democrática (AD) y COPEI (Democracia Cristiana). La rentabilidad económica se debía a la explotación y venta del petróleo a USA. La oligarquía aumentaba sus ingresos y el pueblo aumentaba su pobreza. Esta creciente desigualdad condujo a que en 1989 se produjera el levantamiento popular conocido como CARACAZO. El ejército salió a reprimir al pueblo y asesinó a más de 3.000 personas. Allí estuvo el comandante Hugo Chávez, quien se negó a disparar en contra del pueblo al que se había comprometido a servir y no a reprimir. En 1998, Chávez asumió la Presidencia de la República y su primera medida fue llamar a una ASAMBLEA CONSTITUYENTE para así dar paso a una democracia participativa. En 2002, Chávez fue víctima de un golpe de Estado propiciado por el gran empresariado. Pero la presión popular permitió la liberación de Chávez, quien había sido hecho prisionero. El gobierno golpista tuvo duración de dos días, siendo reconocido de inmediato por el gobierno de Chile, entonces presidido por el “socialista” Ricardo Lagos.
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