HACIA LA MORATORIA DEL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA, UNA APUESTA DE LA ALIANZA CONVIDA20 los aprendizajes del caso Argentino

Enviado por Secretaría SICSAL el Mar, 04/08/2020 - 23:58
La única deuda es con el pueblo
Autoría
Juan Aníbal Albaytero

HACIA LA MORATORIA DEL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA, UNA APUESTA DE LA ALIANZA CONVIDA20 los aprendizajes del caso Argentino

Juan Aníbal Albaytero

Para situarnos históricamente

No voy a hacer un desarrollo histórico de todo el proceso de endeudamiento argentino. Si haré algunas puntualizaciones que nos permitan entender mejor la realidad hoy de la Deuda Pública Externa.

El proceso de endeudamiento se desarrolla a partir del gobierno de la Dictadura Militar -1976/1983-. La deuda fue contraída de manera ilegal. Por la acción de un argentino singular, Alejandro Olmos, quedó demostrada la estafa que significó este proceso. A pesar de la sentencia firme que estableció que se comprobaron 477 delitos en ese proceso, nadie fue condenado –se lo conoce como caso Olmos, la sentencia es del Juez Federal Ballesteros, sentencia que se encuentra firme-.

En ese proceso inicial del endeudamiento, durante la Dictadura Militar, los acreedores se aseguraron que los fondos prestados tuvieren habilitados los canales de retorno al sistema financiero internacional, mientras la Argentina quedó endeudada en monedas fuertes sin las reservas suficientes ni las inversiones que justificaren dicho endeudamiento.

Desde esta introducción, haré un análisis más pormenorizado del período 2000/2020, donde se puede advertir como el sistema financiero internacional repite las operaciones que permite el saqueo a que se ha sometido y se somete a nuestro país.

Hacia fines del año 2000 ya era un hecho que el período conocido como “la convertibilidad, donde un peso equivalía a un dólar y que se sostuvo con endeudamiento externo se había agotado. Por el modelo productivo impuesto, basado en una sobrevalorización del peso, se estaba en situación de cesación de pagos.

Para evitar la declaración de cesación de pagos, el “default”, el sistema, FMI incluido, trató la situación como un tema de iliquidez con lo que se conoció como “el blindaje”. La realidad es que esta operación lo que estaba dando era tiempo para poder concretar “el megacanje”.

Este se comenzó a concretar hacia fines del año 2000 y se concretó en el primer semestre del 2001. Esta refinanciación tuvo la particularidad de que quien la planteó fue la parte acreedora con David Mulford por Credit Suisse First Boston como cabeza visible.

Este megacanje representó un aumento de los intereses a devengar, lo que surge de la “letra chica” de los nuevos bonos. El selecto núcleo de bancos que intervinieron accedieron a rebajar sus comisiones. Este gesto no fue de ninguna manera gratuito para la Argentina.

Esos grandes bancos internacionales, con los nuevos títulos en su poder salieron a colocarlos en un universo atomizado de ahorristas. Fue lo que luego se conoció como los plomeros y carpinteros estadounidenses o europeos, en particular italianos. La ganancia estuvo en que se colocaron a su valor nominal, ya que se vendió a esos pequeños ahorristas que la renta que devengarían, por las tasas de intereses, representarían un ingreso equivalente a sus jubilaciones.

Mientras esto sucedía, en la Argentina los Bancos y las grandes Compañías fugaban cuanto dólar billete existía. Esto condujo a lo que se conoció como “el corralito” congelando los depósitos bancarios, culminando este proceso en la crisis de diciembre de 2001.

En ese contexto se da la crisis política con la renuncia del Presidente de la Rúa y la sucesión de sucesores. Uno de ellos, Adolfo Rodriguez Saa termina declarando la cesación de pagos de la Deuda Externa en moneda extranjera. Ese “default” a mi entender no fue una decisión política propia, sino que fue a consecuencia de que en el Banco Central de la República Argentina prácticamente no había quedado divisas en Caja.

Ante ese hecho, los grandes bancos, con la excusa real del default, salieron a recomprar los títulos que le habían colocado a los pequeños ahorristas, haciéndolo a precio vil, entre el 15 al 20% de su valor nominal. Se estaba cerrando una colosal maniobra donde esos grandes bancos ganaron fortunas.

La cesación de pagos, el default, se cierra con el nuevo megacanje del 2005. Ese proceso, en nombre de todo el Pueblo Argentino lo llevaron adelante solo tres personas, el Presidente Kirchner, el Ministro Lavagna y su segundo Nielssen. Se lo vendió al Pueblo como que se logró la mayor quita de la Deuda Externa. Lo que se ocultó es que le otorgó a los acreedores un bono que se denominó como Cupón atado al crecimiento del PBI, cuyo valor fue mayor a la quita anteriormente citada.

Este breve relato, nos muestra el cómo los grandes bancos, los verdaderos grandes buitres ganaron en cada una de las etapas. Ganaron en el megacange del 2001. Con bonos a valor nominal y tasas de interés; ganaron con las comisiones de la refinanciación; volvieron a ganar recomprando los bonos a precio vil, aumentaron su ganancia con las comisiones del megacanje del 2005; ganaron con los nuevos bonos, ya que aún con la quita, habiéndolos recomprados al 15/20% de su valor nominal, la ganancia fue sideral y por último, por si todo lo anterior fuere poco, obtuvieron ese bono que cita, que fue mayor que la quita declamada.

Desarrollé todo este relato para entender cómo operan los grandes buitres del sistema financiero internacional. Hoy la Argentina está repitiendo el proceso, a pesar de lo declamado por el Presidente. Para entender un poco más esta cruda realidad, tres argentinos, Alejandro Olmos Gaona, Héctor Giuliano y Javier Llorens se dirigieron al Sr. Presidente planteándole las diferencias entre lo planteado originalmente y la posición claudicante argentina de hoy. Lo detallo:

De no pagar deuda hasta noviembre del 2023, se pasó a pagar en el 2021.

De una quita de intereses del usd 37.000 millones a una quita de intereses de usd 22.000 millones.

De una quita de capital del 5% a no haber quita alguna de capital.

De reconocer los títulos a un valor nominal del 22/37% promedio a reconocer un valor nominal del 53%.

A pesar de estas claudicaciones, con un contexto fiscal caótico consecuencia de la parálisis económica derivada de la pandemia; con una aumento previsible de la población en situación de pobreza y de destrucción masiva de puestos de trabajo y de pequeñas y medianas empresas, los grandes buitres, representados por los Fondos de Inversión Internacionales como BlackRock, Templeton, Fidelity, Pimco y demás no están conformes y piden más.

De concretarse la oferta actual de la República Argentina, sin investigar y auditar deuda alguna, llevaría a que el gasto público por servicios de la Deuda representará alrededor del 20% del total del gasto Público nacional y esto sin contar el déficit cuasi fiscal del Banco Central y el de las Provincias.

En mi opinión personal, tengo más esperanzas en que la codicia de los grandes buitres frustre la refinanciación y conduzca a una situación de quiebre. No desconozco lo que significará para la Argentina, pero quizás sea una oportunidad para enfrentar esta realidad claudicante.

Hay que tener presente que el tratamiento que se está dando a la Argentina puede llegar a ser el modelo que se aplique a los países periféricos.

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