La Pascua es grito de victoria, que nadie puede apagar aquella vida que Cristo resucitó y que ya la muerte ni todos los signos de muerte ni de odio contra él ni contra su Iglesia podrán vencer. ¡Él es el victorioso! Pero que, así como florecerá en una Pascua de resurrección inacabable, es necesario acompañarlo también en una Cuaresma, en una Semana Santa que es cruz, sacrificio, martirio; y como él decía: “¡Dichosos los que no se escandalizan de su cruz!” – Oscar Romero, 23 de marzo de 1980
El coronavirus nos ha unido -y nos ha dividido- como una familia humana como ningún otro acontecimiento en los últimos tiempos. Una vez más, nos enfrentamos a un futuro en el que todo el planeta se ve afectado por esta pandemia, y los pobres y poblaciones desplazados, los sintecho y sin tierra, los reclusos en prisión y las personas mayores, así como los pueblos viviendo en condiciones pésimas son los más vulnerables.
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