EL PAPA FRANCISCO Y EL SÍNODO

Enviado por admin el Sáb, 30/10/2021 - 06:54
Sínodo universal
Autoría
Fernando Bermúdez

El domingo 17 de octubre, en todas las catedrales del mundo católico, ha tenido lugar la inauguración de la fase diocesana del Sínodo universal. Es una iniciativa del Papa Francisco para renovar la Iglesia, para que ésta responda al espíritu y práctica de Jesús de Nazaret. El Sínodo es una gran consulta a todos los católicos del mundo, laicos y laicas, religiosas, sacerdotes y obispos, en base al mensaje y práctica de Jesús. Es como un concilio universal. Unos 1.400 millones de católicos están llamados a expresarse sobre el futuro de la Iglesia en un proceso que durará dos años. Es la consulta más grande que se ha celebrado en la historia de la Iglesia. Las reuniones y asambleas se realizarán en parroquias y grupos de comunidades cristianas en base a unos cuestionarios.

La Iglesia necesita vivir en permanente reforma, siempre con la mirada puesta en Jesús, lo cual requiere de una permanente conversión personal y comunitaria de todos los cristianos, laicos y laicas, religiosas, sacerdotes y obispos.

El Sínodo ya ha empezado en todas las parroquias del mundo y concluirá en octubre de 2023 en una gran asamblea en Roma. La iglesia diocesana de Cartagena-Murcia retoma las directrices de Francisco sobre el Sínodo en el Plan Pastoral para los años 2021- 2023.

El Papa Francisco es considerado como uno de los hombres más influyentes del mundo por su coherencia, sencillez y defensa de la vida de todos los seres humanos y del planeta. Su pensamiento está reflejado en las encíclicas Laudato Sí y Fratelli Tutti. La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, recientemente, ha aseverado que Francisco es el líder moral más destacado de la humanidad.

Francisco es un profeta de Dios, enviado para renovar la Iglesia y para iluminar el camino que debe seguir la humanidad.

Hay personas que critican al Papa Francisco. Todo empezó con el millonario financiero Steve Bannon, asesor de la campaña electoral Donald Trump (USA) y después de Bolsonaro (Brasil). Este señor Bannon se reunió en Europa con Víktor Orbán de Hungría, Duda de Polonia, Salvini de Italia, Santiago Abascal de España, Marine Le Pen de Francia, para fortalecer la extrema derecha en Europa. La opción del Papa Francisco promoviendo la fraternidad y la paz que surge de la justicia, al lado de los pobres de la Tierra, ha puesto a todos estos líderes ultraconservadores en contra del Papa, levantando toda clase de calumnias. Lamentablemente, hay gente ignorante o engañada que se deja llevar por estas ideologías de odio. También hay algunos políticos y políticas en España que hablan mal del Papa Francisco por ignorancia o tal vez por maldad, porque no les interesa su mensaje profético de justicia y fraternidad universal. Aún más, hay un grupo de cardenales y obispos, que no quieren cambios en la Iglesia sino que todo siga igual. “Están centrados en rituales y preceptos en lugar de abrazar al Dios del amor”  (Francisco). Están muy instalados en el poder y en la riqueza y por eso están en contra del Papa Francisco.

Esto ya le pasó a Jesucristo. Los sumos sacerdotes se opusieron a él, lo difamaron y persiguieron llamándole endemoniado y subversivo. Su proclamación del Reino de Dios, que es fe sincera, justicia, fraternidad, acogida y solidaridad con la humanidad sufriente (pobres, ciegos, paralíticos, leprosos, hambrientos, migrantes…), le acarreó toda clase de calumnias por parte de los poderosos de Israel (Consejo de la nación “Sanedrín”, rey Herodes, fariseos…). A tal grado llegó el odio a Jesús que se lo entregaron al gobernador militar Poncio Pilato para que lo matara.

En una sociedad llena de injusticias, los profetas son incomprendidos, rechazados y perseguidos. Pero la resurrección de Jesús es el Sí de Dios a la vida de todo profeta. Jesús vive. Y aquellos hombres y mujeres que son perseguidos por su causa son los destinatarios de las bienaventuranzas de la Vida.

El Sínodo es una llamada a vivir y hacer presente, bajo la acción del Espíritu, el Reino de Dios en la historia, desafiando obstáculos y persecuciones. La Iglesia, Pueblo de Dios (laicos y laicas, obispos y sacerdotes), debe ser ser profética, para anunciar el proyecto de vida de Dios y denunciar todo aquello que se opone a este proyecto, en una palabra, a ser agente de una nueva humanidad de paz y de amor fraterno.