Miguel Montenegro Director de la Comisión salvadoreña de Derechos Humanos revela qué hay detrás de la guerra del presidente Bukele contra las pandillas.
Todos los días, Nayib Bukele, tuitea: “0 homicidios”. Ese es el comienzo de cualquier mensaje del presidente de El Salvador, de quien se dice que gobierna –en parte– a través de Twitter. “0 homicidios” significa, para él y para los muchos salvadoreños que le apoyan, que su guerra contra las pandillas criminales –las maras– está teniendo éxito. Al coste de ocho meses de estado de excepción en el país –instaurado desde que en marzo se registraran 86 asesinatos en pocos días– y de 56.714 detenidos, según el último dato conocido. Pero, ¿se trata en todos los casos de pandilleros? No, ni mucho menos, explica Miguel Montenegro, director de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador. En realidad, “cero homicidios” es la parte visible –y por supuesto celebrada por la población salvadoreña– de una política represiva más amplia que alcanza a las organizaciones civiles, incluso a la prensa, y que ha enfrentado a Bukele con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la que acusa de defender a los criminales...
Miguel Montenegro visitó Barcelona, invitado por los Comités Óscar Romero y ofreció una sesión informativa en el Institut Català Internacional per la Pau.
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