Bukele, desde el inicio de su mandato en 2019 ha gobernado a golpe de tuiter, siguiendo la estela de Trump, despreciando los mecanismos institucionales y convirtiéndose en una especie de “mesías populista”.
En 2020 , Bukele ocupó el Congreso de El Salvador, escoltado por fuerzas militares, en una maniobra mediática para conseguir 109 millones de dólares para armas, y todo ello mientras “hablaba con Dios” (no creemos que con el Dios de monseñor Romero).
En 2021 Bukele convirtió al bitcoin en moneda oficial de El Salvador (junto con el dólar), gastando grandes cantidades de dinero público en esta moneda virtual, que ha ocasionado perdidas millonarias al pueblo salvadoreño.
En marzo de 2022, Bukele, decretó el estado de excepción, que sigue hasta la actualidad, lo que le ha permitido encarcelar a más de 60 000 personas sin ninguna garantía.
En 2023, Bukele inaugura la cárcel más grande de América y difunde imágenes de la misma, como si fuera una película de ciencia ficción, donde él se erige como salvador.
Este es el presente de este pequeño y gran país que arrastra una historia de violencia y sufrimiento.
Deseamos que El Salvador apueste por la vía democrática que supere el caos en el que está sumido, implementando medidas que combatan la extorsión y la delincuencia de las pandillas, respetando los derechos humanos y el debido proceso.
Aplicando políticas basadas en la justicia, la solidaridad interna, la educación, la sanidad, los servicios públicos; así como un ejercicio de transparencia en los gastos de las diferentes instituciones públicas para evitar corrupción y malversación del dinero público.
Diseñando medidas económicas al servicio de su pueblo, generando empleo de calidad, apostando por mecanismos que generen esperanzas en su población, que les permita proyectos vitales esperanzadores, alejados de la violencia como forma de subsistencia.
Todo esto y mucho más, no se puede hacer a través de la manipulación de las redes sociales y con las actitudes autoritarias que actualmente sufre este querido país.
Por ello, desde los Comités de Solidaridad con Latinoamérica “Monseñor Oscar Romero” del estado español, apoyamos la labor de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), dirigida por Miguel Montenegro.
Dado que entendemos que la Solidaridad es la ternura de los pueblos, y que solo el pueblo salva al pueblo, mandamos un abrazo desde España a todas las organizaciones, que junto a la CDHES, trabajan por otro Salvador, posible y necesario.