DECLARACIÓN PÚBLICA
Ante los acontecimientos de levantamiento popular gatillados por el alza del pasaje de la locomoción colectiva y del ferrocarril metropolitano, el Comité Oscar Romero-SICSAL-Chile declara lo siguiente:
1º Lamentamos que, frente a la injusta realidad que vive la mayor parte de la población del país y que las autoridades no han tenido la capacidad de atender, el pueblo se haya visto obligado a hacerse visible a través de su legítimo derecho a la desobediencia civil.
2º Apoyamos y nos hacemos partícipes de las manifestaciones de no-violencia activa, propias del espíritu del Evangelio, dada su eficacia en la toma de conciencia de derechos y deberes de las personas..
Desaprobamos los hechos violentos de sectores de manifestantes, porque dañan a personas inocentes, no se sabe dónde podrían terminar y, por la ausencia de racionalidad de los mismos, sus autores fácilmente pueden ser usados de forma indirecta en contra del pueblo.
3º Rechazamos de manera categórica la decisión del Presidente de la República de decretar estado de excepción a la Región Metropolitana, con la consecuente presencia de soldados en las calles. Ello representa una muestra más de la incapacidad política de la autoridad, además de significar un riesgo de enfrentamientos armados, y de ser una abierta provocación y una amenaza hacia la ciudadanía, en especial, hacia las víctimas de la dictadura militar.
4º Exigimos al gobierno que detenga la represión e instale una instancia de resoluciones con todos los sectores políticos y sociales del país. Las dictaduras no dan soluciones a los conflictos, sino que los incrementan. Sólo la impostergable superación de los pilares dejados por la dictadura militar (1973-1990) y que sostienen el modelo depredador de la oligarquía fundados en la Constitución de 1980, podrá abrir caminos de salida a la actual crisis. Ello implica dar inicio a una Asamblea Constituyente y efectuar las gestiones para terminar con el Plan Laboral; con el sistema de salud; con el sistema tributario; hacer una nueva nacionalización del cobre y demás riquezas naturales; reforestar con bosques nativos que han sido reemplazados por plantaciones exógenas; no más AFP; restablecer la educación pública; terminar con las ganancias inmorales del sistema bancario, así como con la subcontratación y la privatización del agua, entre otros.
5º Lo anteriormente señalado constituye una violencia cotidiana, sobre todo hacia la juventud que se rebela ante su futuro incierto y oscuro.
Somos seguidores de Jesús Liberador y de su insigne discípulo San Oscar Romero, asesinado por buscar la justicia y la paz en su país. Sus últimas palabras las dirigió a los cuerpos represores y, nosotros, haciéndolas nuestras, las dirigimos al gobierno, a la policía y al ejército: “Les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios, cesen la represión”.