Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza

Enviado por admin el Sáb, 19/12/2020 - 21:24
DerechosHumanosNaturaleza
Autoría
Fernando Bermúdez López

La defensa de los Derechos Humanos, tal como están formulados en la Declaración Universal de Naciones Unidas y en diversos tratados y convenios, es el eje transversal de Amnistía Internacional y columna vertebral de la sociedad humana. Esta Declaración es el punto de partida que marca la marcha de toda la humanidad. La dignidad de toda persona, sin discriminación, es su base. Sin embargo, en esta Declaración, que fue elaborada en 1948, todavía no se concebía los derechos ambientales y los derechos de la Naturaleza como parte intrínseca de los Derechos Humanos. En aquella época, hace 72 años, la problemática ambiental no se veía todavía como una urgencia.

Los Derechos Humanos han ido evolucionando, pasando por distintas generaciones. Desde los derechos civiles y políticos, pasaron a los derechos Económicos, Sociales y Culturales, (los DESC). Amnistía Internacional defiende el derecho a un medio ambiente sano. Y desde ahí se ha dado el paso para la defensa de los Derechos de la Naturaleza. De este modo, percibe los Derechos Humanos indisociablemente unidos a la defensa del Medio ambiente y de la Naturaleza. Lo voy a ir desarrollando.

En las tres décadas que yo trabajé en Guatemala y Chiapas en tareas de Derechos Humanos y Educación popular, aprendí de los mayas que no hay que centrarse solo en los DESC, sino también en los Derechos Económicos, Sociales y Ambientales (DESCA), y todavía más: en los Derechos de la Naturaleza. La cosmovisión de los pueblos originarios de Amerindia revela que el ser humano no es dueño y señor de la Naturaleza, sino que forma parte de ella. De ahí el respeto sagrado que los indígenas sienten por las montañas, ríos, lagos, mares y los animales. El tránsito de la “Naturaleza objeto” a la “Naturaleza sujeto”, ha estado presente en los pueblos originarios de Amerindia desde tiempos remotos. Aceptar a la Naturaleza como sujeto de derechos no ha sido fácil para los occidentales.

A lo largo de la historia se ha venido ampliando los derechos humanos. Hubo un tiempo en que se consideraba absurdo el reconocimiento del derecho a la emancipación de los esclavos o los derechos de los afroamericanos, de las mujeres y de los niños y niñas. El reconocimiento  del “derecho a tener derechos” se ha conseguido siempre con luchas políticas y sociales para cambiar aquellas visiones, costumbres y leyes que negaban esos derechos. Lamentablemente, todavía hay personas a las que, en la práctica, se les niega el derecho a tener derechos, entre quienes están los inmigrantes y refugiados que llegan a Europa huyendo del hambre y la violencia.

Hoy surge el desafío transformador de reconocer los Derechos de la Naturaleza, pasando de un mero enfoque antropocéntrico a uno más socio-biocéntrico que reconozca la indivisibilidad de todas las formas de vida.

El disfrute de los Derechos Humanos no puede separarse de un medio ambiente sano. La degradación ambiental genera graves violaciones de los Derechos Humanos: derecho a la salud, a la comida, al agua, vivienda, trabajo… O el derecho a la resistencia al extractivismo, que explota y saquea los recursos naturales de los pueblos del sur y atropella a las comunidades que defienden la tierra y el medio ambiente, afectando la salud de las personas a causa de la destrucción de bosques y contaminación de ríos. Los más afectados son los pueblos indígenas que viven en una interdependencia indisoluble con la Naturaleza y reconocen en su vida el valor intrínseco de la Madre Tierra.

Se trata, pues, de proteger la naturaleza y el medio ambiente no solo por su conexión con una utilidad para el ser humano o por los atropellos sobre los derechos a la salud y la vida de las personas, sino también por su importancia para todos los organismos vivos con quienes se comparte el planeta, que merecen protección en sí mismos.

Hoy vamos tomando conciencia de que todo lo que existe se encuentra interrelacionado y unido a través de una maravillosa trama de relaciones. Cada ser compone un eslabón de la inmensa corriente cósmica. Todos los seres de la Naturaleza tienen dignidad y derecho a vivir. Antes, los seres humanos nos situábamos fuera de la Naturaleza, como dueños de ella y la explotábamos sin control para nuestro beneficio. Hoy hay más conciencia de que somos parte de ella y que cuidarla es cuidar la vida.

La Naturaleza puede existir sin los seres humanos, pero nosotros no podemos vivir sin la Madre Tierra. En este sentido, es clara la Encíclica “Laudato Si” del papa Francisco cuando dice: “Nosotros mismos somos tierra. Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta” Y va más allá Francisco, cuando afirma que “Estamos incluidos en la Naturaleza, somos parte de ella y estamos interpenetrados.”.

Decía yo anteriormente que existen derechos ambientales, los DESCA, que emergen desde los Derechos Humanos. Sin embargo, no podemos quedarnos solo ahí. La justicia ecológica busca asegurar la sobrevivencia de las especies y sus ecosistemas, como redes de vida, y restaurar lo que se ha degradado. Por eso considero que se deben aplicar simultáneamente la defensa de los derechos ambientales para las personas y los derechos ecológicos para la Naturaleza

En síntesis, los Derechos de la Naturaleza se complementan e interrelacionan con los Derechos Humanos individuales, económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales. Y se potencian mutuamente, señala Amnistía.

Vemos la necesidad de la elaboración de una Declaración conjunta de derechos para la Humanidad y la Naturaleza, porque ambos son derechos para la vida. Así lo manifestó Esteban Beltrán, director en España de Amnistía Internacional, el pasado 4 de febrero cuando estuvo en Murcia.

Ha llegado el momento de un cambio de rumbo, que requiere un cambio de modelo socioeconómico, para que, en vez de la competición propugnada por el sistema capitalista neoliberal, se refuerce el principio ético del Cuidado y de Solidaridad. Las nuevas generaciones y la Tierra se merecen una nueva luz de esperanza.

Ponencia en la Cátedra de Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza de la Universidad de Murcia
en representación de Amnistía Internacional, 17/12/2020