La ola autocrática que recorre en los últimos años América Latina y El Caribe, con una clase política cuyo descrédito corre en paralelo al auge populista de todo signo, se está topando, en la mayoría de los casos, con un único dique: la voz de la Iglesia católica. Sucede en Venezuela, en Nicaragua, en Argentina. Y también en Guatemala. El último ejemplo: los rumores sobre una presunta orden de detención contra el cardenal Álvaro Ramazzini.