Reflexiones desde una mirada contemplativa de la propuesta de una Nueva Constitución para Chile
Corría el año 1531, 10 años después de la conquista de Hernán Cortés de Mexica-Tenochtitlan, ciudad de México y un indígena de etnia chichimeca llamado Juan Diego, es interceptado en el cerro Tepeyac por la Virgen María, con un mensaje para el obispo del lugar, don Juan de Zumárraga: construir un lugar de oración en el Tepeyac bajo la advocación de Virgen de Guadalupe. La Virgen al interceptar a Juan Diego lo llama “hijo mío, pequeño mío”, a través de esta aparición la Madre de Jesús da una señal potente de aceptación como hijos a todos los pueblos originarios.